domingo, 6 de octubre de 2019

No es sorpresa, ni es asombro








Empiezas a extraviar la gran paciencia,
y aquel control normal, que dominabas.
Pierdes el cuajo de cuando mandabas,
sin embargo, responde tu experiencia.

Disimulando con toda tu ciencia,
fingida tan a cuestas, explicabas,
tus líos; los de faldas, y encantabas,
al declararlos, en la residencia.

Los años galoparon, sin notarlo.
¡ Eso dicen, los qué todo lo saben !
Huella; que se fundió sin aclararlo.

Un día; dejas que ¡ Adoren, y alaben !
Oyes la voz, no alcanzas a explicarlo.
Es un rugido feo, otros no caben. 











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