miércoles, 30 de abril de 2014

Néctar sumiso





Me has hecho despertar
de un sueño imposible,
será tu forma de hablar
o, es un agrado sensible

No sé dónde mirar
siempre te ve, mi retina
no sé donde apuntar
para quitarte de encima.

Viniste para alegrarme
con tu perfume de pasas
no olvides que soy de carne
y tengo excesivas ganas.

Triste estoy cuando te veo
por tu forma de apenada,
no hay más alegre deseo
que notarte entusiasmada.

Infelicidad alada.
Trasladas dentro el sostén
no puedes gozar de nada
tus arrojos indican ven.

Se que tienes temple de ser,
una mujer destacada
con esa aptitud de perder,
pareces muy lastimada.

No mantienes la mirada
cuando te dicen en cara.
Prefieres mirar sobrada
siempre que no pierdas nada.

Supiste proporcionarle
con tu fragancia de fresas,
a ese deseo tangible
te acariciara de cerca.

Aquí dejo el pensamiento.
Sin que saque agua clara,
de tu poco sentimiento
al notarte de mí,  ¡Esclava!

De tu amistad con el viento
creeré que de mi hurtabas,
la fragancia que yo siento
cuando tu me encandilabas.

Lírica de tanta altura
ven a cruzarte en mi sino
y abrace la hermosura
con la mujer del destino.

Me has hecho despertar
a pesar de estar dormido
con ese perfume néctar
que me tiene sometido.











lunes, 28 de abril de 2014

Puro Sexo



Lourdes tomó asiento y recriminó a Ernesto, después de un pensamiento no demasiado prolongado. Se había enfurecido por algo que éste dijo y le había molestado momentos antes de llegar al recinto de la institución.

_ Estas solo o hay alguien que te interesa_. Preguntó sin más Lourdes_ No sé de ti desde que rompimos.
_ Vivo ahora con Corinne, desde hace unos años. Una mujer mayor que yo. Que me comprende, no pregunta, me ayuda y sabe arroparme_ le respondió sin rubor Ernesto, a Lourdes tras su directa pesquisa.

_ Que te impulsó a vivir con ella. Notabas que te faltaba una mujer, necesitabas a alguien para calentarte la cama, o buscas las mismas indecencias a las que me sometías a mí_. Recriminó aquella mujer, con bastante repugnancia

_ Por puro sexo_, contestó gozoso Ernesto y apostilló_, compañía y seducción y algo de empatía, cosas de las cuales en ti, siempre encontré a faltar. Tú; quitado el arreglo de las uñas, el cuidado de tu cabello y el que dirán tus amigas, si te notan patas de gallo, no sientes ni padeces por nadie. A mí me llegaste a aburrir tanto, que fuiste una carga en el último tiempo.

_  Entonces es_ preguntó Lourdes, algo contrariada y estupefacta_ ¿Es la mujer que estabas esperando?

_ Crees tú, que alguna vez esperas algo de esa índole. ¡No lo sé! _, se respondió el tipo sin ruborizarse y sin interrumpir su perorata_ ¡Está conmigo! Lo agradezco, siento por ella una ilusión que contigo jamás noté.
Sencilla, normal y despistada en ocasiones, o sea una tía de lo más corriente. Pretende sorprenderme con detalles gratos, se desnuda y me cita sin tener que pedírselo, comprende que el contacto humano es necesario y en mi caso ineludible, como imagino será en el de ella, para ser preciso cuando tiene necesidad de una caricia lo hace saber y a mí eso me gusta_ remató Ernesto, con exceso.

_  Dime que hace que un hombre se rinda más, la cama o el buen trato_. Preguntó Lourdes, algo excitada por cómo se desarrollaban aquellos desordenes, que no esperaba en un principio
_ La mujer_, matizó Ernesto muy sincero y convencido_, por lo menos las mujeres que a mí me ponen y que conozco, cuando deciden que un hombre es para ellas, disputan hasta con su destino si es necesario.
Luchan por sus huesos y no paran hasta que consiguen lo que necesitan. Embaucan al elegido, lo seducen, le hacen lo impensable, lo que ella imagina y sabe que necesita. Siempre le deja algo despojado; para que él  vuelva a por su cuerpo y como ella, la mujer lo sabe, conduce y dispone.
Un hombre se rinde más ante una mujer por su olor, su encanto, por las caricias que sabéis proporcionar y por esa caída de ojos que usáis.
La cama y el sexo, desquicia. Por ahí ganan las mujeres. Bien es verdad_ continuó diciendo_, si además de esas virtudes, belleza, maestría y seducción tiene conversación, agrado, poder de persuasión, entelequia. Aún la hace más ejemplar.

_ Esta muy bueno todo lo que expresas tan claro_. Comentó Lourdes, un tanto nerviosa y perdiendo casi el control_. Sin embargo tú no lo practicas.
Tú eres de los que_: me puedes dar todo pero yo no haré lo mismo_. Prosiguió argumentando con más detalle, después de apostillar con un ejemplo_  ¿Así me comporté, es lo que hice mientras estuve contigo? ¡Es tu modo de pagar todos los desencantos que sufrí en el tiempo que estuvimos juntos!
Me estás diciendo que no supe amarte, que no intenté seducirte, que no quise conquistarte, ni tuve ingenio ni capacidad para llevar conversaciones agradables, ¿De todo eso me acusas?_. Inquieta y atropellada balbucía Lourdes, aquellas palabras, queriendo hacerse entender por Ernesto, con aquellas preguntas, añadiendo más ebullición al comentario_. ¿No supe llevarte a la cama?, ¿no gozaste conmigo?, ¿no alcanzaste la cumbre del placer con mis balanceos?, con todos los efectos cósmicos a los que te sometí. ¡Entonces es que jamás me quisiste!
  
_ Mira Lourdes, el juego del amor es complicado, y tú no lo conoces, o lo mismo no se lo brindas a todos por igual, eres distante y frígida, no confías en nadie y te muestras en muchas ocasiones engreída y desequilibrada.
Del juego del sexo, se participa en conjunto, y sin tener en cuenta todo aquello que tú, no dejas de controlar, creyendo vas a perder tu imagen de sacerdotisa.
Es imposible que puedas brindar placer, eres demasiado anómala para poder conseguirlo. Creo que lo sabes, aunque me mires cabreada, estás escuchando la verdad, y te duele. Has de saber que cuando una hembra te gusta, tratas de conseguirla, usar el mismo feeling, el mismo encanto la misma seducción y contigo no pudo ser, porque eres una piedra, un trozo de hielo que quedas rígida y abstinente tirada en el lecho, severa con la luz apagada, o casi en penumbra, reservando con tus manos aquello que sin querer dar, debes conceder para que tu amante, ese prójimo participe del acto y del sexo.  Quedas recibiendo y esperando te hagan las maravillas que deseas, sin despeinarte.  Sin el menor gesto, el menor consuelo, la mínima mueca de placer. ¡Eres un mármol!_, acabó riendo al pronunciar el nombre del mineral usado en su expresión.

_ Claro, ¡Ahora lo entiendo!  Me estas acusando de no tener implicación, de no ser una piadosa amante, de no hacerte feliz por no perder el volumen del peinado, por no ser vulgar, por no ser una simple puta a tu servicio, aunque yo tratara por todos los medios de implicarme en todos tus dicterios.
Ahora me vienes con esas, ¡¿No supe conseguirlo?!  No sé si te gustaría si te dijese claramente y sin pelos en la lengua de que adoleces y como lo haces tú, ese montón de carencias que tienes. Aunque presumas, eres un tipo detestable y vulgar.

_ El tener una mujer al lado, que te ansíe, es como una adicción_ afirmó Ernesto.

_ Claro que ¡sí!, en eso concuerdo_ apostilló Lourdes.

_ Sois clave de la vida_, siguió argumentando Ernesto, sin dejar que prosiguiera hablando Lourdes_, para llenar al mundo se necesita una mujer ¿Quien no ha nacido de una mujer?
  
_ ¡Qué bellas palabras! ¡Y qué idiota eres! Es espectacular,  me recomiendas que ¿luche más por amor? ¿En mi nueva etapa, y no deje escapar ni perder todo lo que contigo no supe? ¿Pretendes darme clases de todo aquello que rechazaste? Te portas como lo que has sido siempre un cínico, engreído y discapacitado, un don nadie, un poca pena.

_ Si amas, serás dichosa_ recomendó Ernesto, mirando al cielo, sin precisar el movimiento ágil que hacía con sus manos_. No pongas barreras, y sáltate siempre las normas. A los hombres nos gusta que una mujer tome las riendas en el amor, ahora no existe la vergüenza, solo vale el placer.  

_ Desvarías, eres un aquejado,  ¡ya no recuerdas! _  le recriminó Lourdes enfadada y desencantada_, cuando venías bebido a casa ¿verdad? Pretendes darme una clase magistral de vida. ¿Es que te has transformado para bien, desde que mal vives con tu nueva pareja? ¿Tanto te soporta, o te ha cambiado?_ finalizó Lourdes, con media sonrisa en sus labios, no creyendo lo que estaba escuchando, ni viendo.

_ ¡Es su mérito! Tú fuiste incapaz Lourdes, eres violenta y déspota, también hay que apostar por alguien que valga la pena, a ti tuve que desterrarte, eres frígida y calculadora. No me hacías feliz, y sobre lo que dices de mi pareja, aunque tal vez no sienta un gran amor por ella, con el tiempo el cariño siempre aparece.
Nunca es tarde para aprender y para dejarse querer de forma ordenada. No te necesito Lourdes, vivo bien en mi estado, con mi compañera y no necesitamos de nadie y menos de tías estiradas como tú, que solo sabéis recriminar a los demás.

En aquel momento, se escuchó un timbre atronador que alertó a todo el gabinete de la institución. El celador del psiquiátrico, por la megafonía les avisó a los no residentes, que el tiempo de visitas había terminado, que fueran despidiéndose de los internos y saliendo de las instalaciones del Manicomio.







sábado, 26 de abril de 2014

Samaritana del Afecto



Yo me iré tan lejos de ti
como la distancia exija.
Al tupir los ojos vi
lo que más nos convenía
                                                            

Como no sabes  de mí
no existe tanta perfidia,
puedes extraer de ti
lo que te sobra ¡Malicia!


Que voy a decir ahora
en ausencia de castigo.
Bien veo llegar la aurora
y,  por ello mi suspiro.


La ilusión es silenciosa
puedo vivir sin tenerte,
es una dicha preciosa
no discutir  ¡Vaya suerte!


¡Me acostumbré a no verte!
Ni te extraño ni te busco,
fue un invento pedestre
que solo nos trajo susto


Ni soy bueno ni tú mala.
La culpa es torticera,
aquella exaltación rala
no supimos lo que era


La suerte es que podemos
deshacer lo que unimos
en este tiempo entendemos
Así, no comprometimos



lunes, 21 de abril de 2014

Viernes Doloroso


¡Si amigos!, todo comienza hace de paso mas de dos mil años. Tantas lluvias, tantos temporales, demasiados asuntos sin resolver y muchos disgustos que no se han narrado en todo lo que refiere la Semana Santa.
Por ello, es mejor buscar las historias en lugares creíbles, en recintos próximos. Desde que aquel Gobernador de Judea se lavó las manos en presencia del pueblo y preguntó a quien querían salvar. ¿Recuerdan aquella anécdota? ¡Sí! por Dios, ha superado todos los tiempos y todos los avatares y además ha salvado las mil y una maneras de explicarla, jamás nadie ha tratado de ocultarla. Por si acaso ahora no les viene a la memoria ahí va:
Tiberio Poncio Pilatos el prefecto Romano, preguntó al pueblo, a la multitud. _ ¿A quien suelto? _, de los dos uno dicen que es el que viene en nombre del cielo a salvaros, llamado Jesús y el otro es un ladrón conocido de todos vosotros, ¡Barrabás!.
El pueblo clamaba como desesperados, salidos de sí, en su creencia de estar en lo claro, despreciando al tal Jesús, aquel que decían había protagonizado aquel reparto de panes y de peces, aquel que a su amigo resucitó, tras llevar mas de dos días sepultado. En contra de aquel que vivía fuera de las leyes y entre peleas y broncas, sin olvidar todos los desmanes que protagonizaba. El gentío clamó dejándolo muy claro_. ¡ A Barrabás! ...¡Salva a Barrabás!
Del Quinto Prefecto de Judea, volvió a salir aquella interrogante_. ¿Al ladrón? ¿Queréis salvar al ladrón? y el pueblo volvió a vocear con rabia y con saña_. ¡Sí! a ese queremos librar de la cruz.
Tras más de dos mil años, el pueblo sigue eligiendo a los que como Barrabás actúan, los sigue salvando de la cruz y de dar la cara, siempre hay excepciones gloriosas que se salvan, sin embargo las menos. Condenaron a muerte al Jesús de Nazaret.
Que gozada cuando se ve en imágenes reales toda esa representación. Comenzando por el romper del silencio.
La llamada Rompida, a las doce del mediodía del viernes santo, cuando en la villa se unen de todos lados para ver esa estampa, tan real como que el sol luce cada día, que las imágenes muestren ese sonido, ese color esa fuerza que imprimen los mozos de Valderrobres, aporreando sus bombos y tambores, para hacer esa llamada de la crucifixión, para delatar a esos cobardes que hicieron que un hombre fuera a la cruz, viniera de donde viniera y fuera quien fuese.

Link de la "rompida". Marcarlo y con el botón derecho pulsa a ir  a:

http://youtu.be/ExjZjxNe32A



El viernes Santo a partir de la nueve y media de la noche, los nazarenos se preparan para sacar su procesión por las callejuelas de Valderrobres y con el peso salir al casco nuevo donde se aglutinan los turistas y los lugareños para ver discurrir su peregrinación. Todos rezan como en cualquier parte de España, que por lo menos en ese tramo horario no llueva, en caso contrario se suspenden todas las salidas y queda absolutamente todo anulado. 
Después de tanto ensayo de trompetas, de bombos y de tambores, que les lleva desde la mitad del año hacia estas fechas el ensayar, para que ahora por el capricho de la naturaleza en dejar caer su precipitación. Llegó la hora de la salida. Los cornetas a punto para dar el toque de atención y firmes y desde la plaza de la Iglesia, comenzó la comitiva a desfilar, cada feligrés se iba colocando detrás de donde ellos son creyentes, o tenían su promesa hecha.
Los Bombos comenzaron a dar su estruendo serio y seco, dejando el ímpetu bajo mínimos, los nazarenos serios, todos con su capirote encasquetado sin dejar traslucir quienes eran. En los márgenes de la derecha y de la izquierda de la procesión iban los acompañantes, con sus cirios y velas, justo al lado, delante o al pairo de su imagen señalada. Con paso serpenteante y cansino, muy lento iba transcurriendo la presencia de algo que en el ambiente levitaba
¡Boom, Boom! El susurro desesperante del bombo. ¡Requetequeté! el escandaloso rumor del tambor, sin tregua, sin pausa, sin prisa, sin gracia, sin garbo, sin más.

Silencio, pasa la Virgen por la puerta, y todos miran extasiados hacia arriba, nadie habla, casi ni respiran_ excepto aquellos que están de vuelta de todo_ La asociación entre la gente y el paso es ferviente y nadie lo expresa, todos en algún momento miramos al cielo, y decimos algo que nos de referencia a lo que solicitamos.
El bar de la plaza, esta medio en penumbra, todos recogidos, las mesas que disfrutan de los caldos de la tierra o de la cena que consumen, hasta disimulan en el mascar para que el rigor de la imagen que pasa, se dignifique con su postura tranquila y sosegada, degustando lo antedicho, sin precisar que la procesión andante cruza la plaza.
En otro tiempo, no muy lejano imposible hacer esta degustación sin más, y en esas tesitura. El mascar se unifica con el talento de los bombos y parece que se masca más la tragedia que la comida. Un traguito de vino amargo para pasar con lubricante ese degustar, que ya no gusta, que encima criticados por los penitentes que acompañan al trono denuncian con sus ojos. La gente se arremolina desde la plaza de España, puente de piedra, hasta la carretera, cruce a la izquierda, curva del horno de Guarch, hacia el puente de hierro para enfilar la calle de don Santiago Hernandez Ruiz, pasando por los porches del Casino, hasta nuevamente franquear la plaza España.
Volver a ver a los que mascan, y beben en penumbra, sin dejarse ver, sin ser vistos, sin ser destacados, decir ni ""muuuú,"" hasta enfilar la calle del Carmen hacia arriba, doblar por la calle del Codo a la izquierda, pasar frente al Hotel El Castell y llegar a la Iglesia principal de Santa Maria la Mayor, para guardar devotamente las imágenes para ser utilizadas en la Semana Santa del año próximo



Link de la "procesión del Silencio". Marcarlo y con el botón derecho pulsa a ir  a:

http://youtu.be/lnGvZzz8JtA


Dejamos unas imágenes de los detalles de la procesión de la Virgen, no es una diferente, es simplemente tomas que han sido detalladas desde otros ángulos o posiciones.


Link de los "detalles ". Marcarlo y con el botón derecho pulsa a ir  a:
http://youtu.be/rfxkG6vWxb4











domingo, 20 de abril de 2014

Santa 2014_ La Pasión por la Vida.

No podemos por menos que reflejar el recorrido de la procesión en el Vía Crucis para la noche del Jueves Santo.
El gentío se arremolina alrededor de la comitiva y a partir de las once de la noche sale a las calles. Esas callejas estrechas y difíciles, con esos desniveles pronunciados y sus piedras resbalosas que hacen que te aferres a la verdad del pueblo, a la claridad de sus costumbres y a la necesidad de sentirte feliz contigo mismo.
Ahora hace veinte y dos años, que las disfruté por vez primera, era el año de 1992, el de la Olimpiada en Barcelona, intentando desaparecer de tanta abundancia de tanto trasiego de tanta marca por batir y de cuantos deportistas se preparaban para dar el cante en Montjuich.

Pulsar este link para ver el vídeo:
marcarlo y pulsar botón derecho
dice ir a y marca la dirección del vídeo

http://youtu.be/_JwYrrq8YsM


No podría precisar con pelos y señales lo que pasó por mis ojos incrédulos, acostumbrados a tanta exageración y tanto boato. Se daba la ocasión de encontrarte cara a cara con la sencillez de Valderrobres, de sus gentes y tradiciones, sus festejos más ancestrales y sus benefactoras procesiones.

Desde un rincón de la calle del Codo, junto a lo que ahora es el Hotel El Castillo, junto a mis amigos que en paz descansen Manuel y Arturo, vi pasar a la comitiva que llevaba a sus figuras religiosas, con las diferentes Cofradías que ya por entonces existían, con sus bombos y tambores que retumbaban por el casco viejo de la villa, sin iluminación para poder filmarlo, sin farolas adecuadas que dieran chorro de luz para hacer aquellas fotos que todos querían llevarse para el baúl de sus recuerdos, sin aquella onda ampliada de prestigio y el bombo insonoro que se dan en otras ciudades, que ni siquiera se pueden comparar a estas por no tener alma.
Valderrobres sencillo, real, penitente y austero, hacía lo de tantos y tantos años, sacar y pasear por sus calles su devoción religiosa para que los creyentes y no acostumbrados, vivieran aquel estruendo de cornetas y tambores. 

La fe se notaba en la cara de hombres y mujeres, tanto que disimulando miraban al suelo para no demostrar todo lo que su alma relataba a gritos inaudibles, sus plegarias, sus miedos o tristezas, sus ausencias entre lo real y ficticio. Aquellos que trataban de encontrar aquello que les faltaba, los que buscaban otra cosa. Una realidad diferente que estaba por llegar.

En aquel tiempo un personaje nacido en estas tierras, y que por mor del destino tuvo que ausentarse de ellas. Venía por estas fechas de Francia, con aquel disfraz que no era tal, con aquella presencia que nos recordaba tantos y tantos sucesos. Diciéndonos sin palabras_: ¡Eh tú!  ¡Soc el Pajaritos!
No te des golpes de pecho, que nos conocemos. Se hospedada en la Fonda Angeleta, durante estos días para dar color a estos actos que si bien se vendían como tristes. Muchos de nosotros debido a nuestra juventud, lo canjeábamos por dicharacheros. Al ver su coche rebozado de cromos, todos ellos pegados con cola arábiga, para que se mantuvieran durante unas horas y después, fuera fácil de quitarlos de la plancha de su auto.

El amigo "Pajaritos", con sus trajes de colores y su alegría paseaba por las calles casi siempre regalando fraternidad.

Asimismo, Pablo el fotógrafo, el buen amigo, el coleccionista de ilusiones, el fenomenal artista de la imagen, que siempre acarreando su Hasselblad o Bronica, de formato grande robaba al instante su velocidad, que grabada en aquel negativo que disfrutamos aún todos los amantes de las ilusiones, cuando se positiva en un papel emulsionado. Cuantos recuerdos de nuestro amigo.

La procesión del Vía Crucis salia de la Iglesia y recorría la calle del Codo abajo, pasando por la calle del Carmen, arribando a la plaza de España. Cruzaba por Santiago Hernandez Ruiz y subía por Sant Águeda, para pasar por el Arco de Bergós y de nuevo recorría la calle del Buen aire para llegar a la plaza de la Iglesia. 

De noche, lloviera o nevara, hiciera el tiempo que hiciera, era de razón perseguir aquella comitiva de personas que tras un criterio fundado en sus creencias les llevaba por las calles a mal traer, usando de su fe y de su constancia y pasión. Tras una imagen de Cristo en la Cruz y acarreado por aquellos capirotes vestidos de azul, sudaban por lo angosto del recorrido.

Hoy me he sentado a ver el Vía Crucis, desde la ventana de la casa a verlos pasar, con una cámara digital, de esas que todo lo descubren y que si les faltan píxeles los ponen, agregan aquello que antes debías imaginar, debías creer y tenias la obligación de suponer. Hoy con veinte y dos años más, las cosas no son tan iguales como antes, por lo que nos han robado los años, por lo que hemos perdido en el camino, por lo que hemos dejado de disfrutar por nuestras necesidades y obligaciones.

La comitiva es la misma, el paso procesionario es el de entonces. Aunque son otros los jóvenes que empujan a esas figuras religiosas, son otros los hombres y mujeres que tocan esos tambores tan ruidosos, son otros los que miran de la misma manera que lo hacíamos nosotros, entre creyendo y dejando esos pensamientos para dentro de otros veinte años. 

Creer en lo divino, en lo fantástico, en lo inmediato, con la de cosas que han pasado y están ahora por suceder.

Fenomenal y fantástico lo que nos han proporcionado estas imágenes a lo largo de una vida ¡Ya!  

No os perdáis el Vía Crucis, ni el recorrido, ni la esencia de lo que hemos hablado, que dentro de veinte y dos años, seguramente yo no estaré para recalcarlo, pero tú, amigo que me lees, que me sigues en las narraciones, igual si recuerdas que leíste algo referente a lo mencionado.


Recorrido por la bajada de la Iglesia, Codo y Calle del Carmen.


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martes, 15 de abril de 2014

Lenguaje corpóreo



Habla sin tener palabras,
ofrece razón al alma             
Deja tocar con mis manos,
tu vía de mujer en calma.

Las manos las tengo atadas
no las puedo desenlazar.
Si me ayudas a soltarlas,
bien te podría esperanzar.

No me atrevo a explicar
aquello que me conmueve,
la culpa puede expirar
y si no haces caso, ¡muere! 

Atrévete a evidenciar        
lo que inventa tu deseo. 
El lenguaje es expresar,
si suspiras, te poseo.  

Con el secreto no llegas
a señalar lo que quieres.
Deja el mutismo que albergas
para exigir lo que hiere

La vergüenza es un pecado
usado por los cobardes.
Si suspira embelesado
¡Favorécelo!  ¡No tardes!

Las manos para lavarlas
ambicionando demudar.
Si me ayudas a enjuagarlas,
¡Bien! Te podría desnudar.

Habla sin vocabulario,
lenguaje corporal pleno
que sea el abecedario
quien me deje muy sereno.






lunes, 14 de abril de 2014

El wáter cósmico _Te conozco_

Esta historia conecta con la última entrega
Para recordatorio de otras. ver el links de la última publicada
http://emiliomorenod.blogspot.com.es/2014/04/el-water-cosmico-quitatelas.html




Manolo conocía a Metchild tan solo por foto, nunca había estado a su vera, jamás había apreciado de su olor corporal, no tenía ni idea de cómo se movía en distancias cortas, ni siquiera en grandes trechos. No conocía su resonancia ni contraste, a pesar de haber hablado vía teléfono y notar su tono por teléfono o por video conferencia, no es igual timbrar y modular la voz al lado de la persona, que a miles de kilómetros de distancia. Ni la percepción es la misma, ni los detalles de cercanía se ven en estas condiciones.

No sabía lo que era decirle un piropo al oído, ni compartir sonrisas. Notar su silueta, ver la sombra de su figura al rondar junto al paseo marítimo, sentarse en la cafetería a compartir un aperitivo, apretarle las manos debajo de la mesa, o tocarle las rodillas de forma furtiva mientras veían una película de estreno en el cine de la barriada.
De los cinco sentidos que usan los humanos, Manolo y Metchild, solo habían ejercido el de la vista al mirarse y nunca en directo, con unas horas de diferencia, siendo una imaginación lo que había de transmitir el trámite real, al no haber estado juntos jamás en la misma estancia, se conocían muy bien por imagen derivada del video o de alguna foto.
El oído también podía ser contrastado con algún matiz, pero el olfato y el tacto, ¡jamás! El gusto, lo tenían simultáneo y comprobado de forma virtual, a lo lejos por lo que sí se podía predisponer de alguno de los sentidos en positivo, aunque fuesen diferidos.

Manolo quería dar una impresión concreta. La de buen hombre en principio, la de persona honrada, educado y servicial y sobre todo quería demostrarle todo aquel apego, que le había dispensado en este tiempo que habían compartido, cartas, llamadas y conceptos ilusorios.
No era un tipo “diez” en aspecto, ya que no tenía una planta de modelo de pasarela, tampoco era un adefesio, pero dejaba mucho que desear si se comparaba con ese tipo de hombres.
Alto y muy flaco algo desgarbado, siempre vestido con traje, muy pulido y limpio, agradable, bastante calvo, y con una educación fuera de lo normal, trato preferencial a los semejantes y exquisito con las mujeres. Dado que era profesional del comercio y estaba preparado para ello, sabía comportarse y como preparar las palabras para que gustasen, siempre que él así lo dispusiese.

Tampoco era lerdo y contaba con un carácter genuino que no podía desplazar ni aparcar en momentos de rabia y furor, ya que iba implícito con sus genes.

Había balbucido entre él y su pensamiento, como iba a ser la primera impresión al encontrarse con Metchild, cuando apareciera, donde debía mirar, donde llevar sus pupilas, y donde le gustaría a él, que ella fuese a fijarse. Pocas prebendas tenía en su mano para poder ofrecer, ya que no estaba en su casa, y en un hotel no disponía de todos los recursos, aunque pensó en que cuando entrara la mujer, se quedara buscándole con la mirada.
Aunque lo hiciera disimulado y no lo ubicara en principio, que le fuese difícil localizarle, hasta que él mismo se le acercara y le susurrara al oído.

Por lo que decidió esperarla fuera de la sala del comedor, y hacer la entrada compartida con ella, sin que pudiese imaginar que la persona que ella buscaba, no estaba en el interior del recinto donde habían quedado en un principio.
Procuró situarse en una mesa fuera del recibidor principal del Hotel Los Robles y en uno de los accesos externos de la recepción de los clientes, se acomodó en una de las mesas y solicitó un café cortado mientras veía pasar no a demasiada distancia desde donde estaba acomodado, todas las personas que entraban y salían de aquel complejo hotelero.

Metchild, hacía unos minutos le había mandado un mensaje por whatsApp con la apostilla de que ya salía de la oficina y que en poco estaba para conocerle, que estaba muy nerviosa, y que tenía unas ganas enormes de abrazarle.
Le abordaron a Manolo, todos los recuerdos inmediatos por su cabeza, su modo de conocerla, la casualidad de la vida, los momentos que parecen sean fabricados para que las personas se encuentren en los lugares más insospechados, y con las distancias más anormales.

Individuos que sin conocerse de nada, llegan a intimar y a formalizar esas ilusiones que no siempre quedan en un tintero, esperando que alguien las describa. Al vendedor de la empresa Schissen Lecker, le importaba muchísimo poder vender  cuantos más equipos del afamado Kosmische Wasser, por aquel sentido de la responsabilidad que siempre tenía, y por las suculentas ganancias en comisiones y desplazamientos que le suponían, pero lo que realmente le había movido a hacer ese largo viaje a las Américas era el poder conocer a Metchild, de una forma agradable y sin tener que preparar viaje expreso para tal motivo.

Con lo que pensaba con agrado que el destino le había favorecido y le ponía los detalles y situaciones en franquicia para conocer por casuística ideal y propiciatoria a su amiga.
 Dejándose de remordimientos, de pesares y de gastos innecesarios en el caso de no llegar a buen puerto en ese encuentro y no tener un desvelo si no fuese lo que esperaba.

Metchild tampoco quería dejarse sorprender por nadie, era una mujer resoluta y estaba en la página actual de la vida, activa y decidía, jamás dando por perdido ni un resquicio de posibilidad en su devenir, ni en su felicidad. Atractiva y desenvuelta, sin querer dejar al azar esa primera entrevista, con aquel hombre que ella creía podía ser su media creencia y comenzar una historia tan bonita como arriesgada.

Extranjero, español para más señas, con solo referencias fortuitas de nada que fuera oficial, buen vocabulario, mejores deseos, primorosos requiebros y sensaciones impensables, tampoco hacían que Metchild se dejara perder por tan poca reserva y tan poco brillo. Toda precaución es poca, cuando se trata de la intimidad y a pesar de que el corazón le decía algo diferente, su cabeza le abocaba a llevar el más absoluto de los cuidados y la más exigente de las cauciones.

Descendió del piso sexto de las oficinas del Banco de Fianzas de Managua y justo en la puerta, la esperaba su amiga Carlota, una mujer de su misma edad, con la que había compartido lo mejor de su juventud y de sus regocijos. Cuantas Toñas, se habían bebido mientras disfrutaban de la noche de Managua, de las diversiones y placeres  que les regalaba la vida, de los pretendientes y de los amores que habían pasado por sus vidas, sin dejar ninguno, esa huella auténtica que les atara a ellos.

La de secretos que compartían las dos mujeres amigas, que igual de tanto roce se les podía relacionar de hermanas.
Carlota una mujer, tan o más guapa que Metchild, ya que ésta era totalmente autóctona de la misma Nicaragua. Tica auténtica, galana y sensual, morena, espigada y bien proveída, muy lista y agradable que pasaba muy bien por las medidas de cuerpo y altura que tenia Metchild.

Al encontrarse en la recepción del negociado, para ir a desarrollar aquella acción, las dos se miraron prudentes y no pudieron por más que sonreír y pensar entre ellas ¡Que vamos a hacer!
_ ¿Estás segura del paso que das?_ Le dijo a Metchild su amiga Carlota, riendo y con una picardía atroz, disfrutando de lo que su amiga le había propuesto representara.

_ Carlota, ¡Él! ¡Me gusta! pero no le conozco de nada, es muy chic, y educado a distancia, pero y si es mentira, y si la foto que me mostró no es la suya, y si no corresponde la imagen que llevo de él, con la que me mostró, y si el tal Manolo es un fraude, no es de mi agrado, ¡Qué pasa!, como le digo ¡adiós muy buenas!

Así si vienes tú, entre que hacemos este interludio yo le veo, me da tiempo de pensar y de sentir y si ya de entrada no me llega, te llamo por teléfono y me lo pasas y yo misma le digo que no es mi tipo. Salimos de ahí de forma elegante y educada, sin tener que dar disgusto ni montar un escándalo a Manolo ni a nadie.

_ Sobre todo Metchild, no seas cruel, no dejes tampoco que te gane la pena o el remordimiento, ni concretes nada, es muy pronto para que te comprometas, si es que llega ese punto. No entiendo cómo te  has enredado con una persona de tan lejos, cuando aquí tienes los partidos que quieras. ¡Lo sabes! _, opinó Carlota, mientras tomaban un taxi y se disponían a llegar a las puertas del Hotel Los Robles.

_ ¡Pues!   …Como te lo diría yo Carlota_ dijo Metchild con ese agrado que ella compartía con los demás, con esa franqueza y alegría_ No es un tipo gracioso, ni guapo, ni extraordinario, pero tiene algo, que no sé…  pero me encanta, me ha ganado al cabo de este tiempo.
Por no presumir de nada, por no ser capaz, según él, de conseguir la meta, por no entretenerle lo que a los demás les divierte. Está para divorciarse, si no lo ha conseguido ya. No tiene hijos ni además vea que le gusten, no es chulo ni apasionado, es de lo más gris del mundo, sin embargo tiene alguna gracia oculta que me pone.

_ Bien amiga Metchild, ya veremos en qué queda todo, ya hemos llegado y déjame volver a ver la foto suya, para que la memorice.

El taxi llegó a la misma puerta del Hotel, y Carlota recogió la foto de Manuel García de la Serrana, mientras Metchild abonaba lo marcado por el taxímetro y las dos se dispusieron a entrar de forma disimulada, por si el señor Manolo, había dispuesto a su vez alguna treta, que las desorientara.

Las dos mujeres, habían ocultado su cara con unos anteojos de sol, de los que son superlativos y vestían muy a la moda, llamando la atención por sus  piernas extremadamente bonitas y por su talle, que no dejaba a nadie sin retorcer el cuello al pasar, para mirarlas.

Carlota se separó algo de su amiga y comenzó a representar su papel, caminando con su contorneo femenil hacia el acceso del complejo hotelero y accediendo al mismo, mientras Metchild, se retrasaba según lo acordado y entrando por otro lugar



Continuará

To be Continued


miércoles, 9 de abril de 2014

El Water Cósmico_ Quítatelas_


Esta historia conecta con la última entrega
Para recordatorio de otras entregas. ver el links de la última entrega
 http://emiliomorenod.blogspot.com.es/2014/02/el-water-cosmico-combinaciones.html




Ángel levantó su teléfono marcando el numero de su chica, Demetria, que en España está esperando solución a todos los frentes que tiene abiertos y que espera que su novio le informe, a la vez que ella le pueda poner al corriente antes de que su padre Natalio, llegue a la plaza donde están los tres vendedores y sepa por donde han derivado las situaciones personales entre ella y su prometido.

Aquel teléfono parecía se hacía de esperar cuando al sexto tono, se levantó el auricular en la otra punta del mundo.

_ ¡Dime que eres tú Ángel! Corazón
_ ¡Claro que soy yo!, ¿Quién podría llamarte desde mi teléfono celular? Como estás guapa, que te cuentas de bueno.
_ Estamos muy bien, el tiempo fabuloso, llevas pocos días fuera de casa y te hecho tanto a faltar, que ni te lo puedes llegar a imaginar. Mi embarazo continúa su curso y espero tu llegada en cuanto puedas, porque los preparativos de nuestro enlace los tenemos aquí_. Expresó Demetria, sin parar.

_ Por aquí, aun resistiendo, los rigores del cambio de horas, pero poco a poco se va admitiendo y el cuerpo, lo va aceptando. También tengo ganas de volver a casa, y encontrarme contigo que es lo que me importa.

_ Bueno Ángel_ le interrumpió Demetria_, sabrás que mi padre ha levantado todo el veto que había puesto en la cuenta del Santander. Se entrevistó con Don Justo Pecezuelo, director de la sucursal del Banco en Zaragoza y sorprendentemente cambió de forma de ver las cosas. Quedando sin prescripciones en la cuenta que tenemos a nombre de los dos, ya que no podía ser de otra manera. Hable con él, con papá y le conté todo aquello por lo que necesitabas dinero efectivo y la ¡verdad!, se quedó muy parado pero, no le pareció nada descabellado, y accedió a la petición que le hice. Sin perder demasiado tiempo fue a hablar con el director del banco, quedando desbloqueadas las operaciones que se den en el futuro y es más, te diré, creo que le ha ingresado una muy buena inyección de efectivo.
¡Ahora bien!, te verá pero te interrogará por lo que debes tener bien estudiada y preparada tu respuesta. ¡Sabes que mentiras no! ¡Cuéntale la pura realidad! Sin miedo.
_ ¿Demetria, tu confías en mí? _ Le preguntó con simpatía Ángel de la Rosa, esperando la respuesta consabida que iba a recibir.
_ Si quieres te repito los motivos y la tesis de lo que tengo pensado en el negocio, y no es otro que como te comenté, creo no hace tantos días. En poco tiempo el norte de Chile se convertirá en el primordial fabricante de fuerza combinada, ya que en esa latitud, es donde se produce la radiación solar más alta a nivel mundial.

En el cielo existe un manto de aire con una multiplicidad magnánima de naturalezas. Estos atenúan la radiación solar. En el desierto de Chile se dan condiciones muy específicas y respaldadas, tales como la no existencia de nubosidad, ni relente estimable_. Siguió argumentando, a su novia, como si estuviese frente a su suegro_. Los cielos más nítidos del mundo y ello hace que llegue mucha radiación a la superficie. Mi proyecto radica en plantear un mapa del territorio completo con el fin de establecer datos fiables, para entregarlos a los inversionistas y se dispongan a utilizar sus millones de dólares en acciones para desarrollar por completo el gigante proyecto. Empresas tecnológicas del mundo, apostaran por los nuevos métodos, que en corto espacio de tiempo, además de reservar el medio ambiente, evitaría subidas excesivas en las facturas de la luz, de todos sus derivados que no son moco de pavo.

Demetria interrumpió a Ángel, excusando y haciéndole saber que ya se lo había explicado con pelos y señales que no era a ella, a quien debía convencer, era a su padre, a Natalio Rupérez, el que debía escucharle sus alegatos, con esa fuerza y vigor con que Ángel los manifestaba y con la pujanza de su positividad que no era más que el convencimiento, tras una serie de estudios y de prospecciones a las que ya estaba acostumbrado a escudriñar desde hacia tiempo, con los mejores colaboradores de su promoción universitaria.

En otro punto de la geografía, Costa Rica, las monjas estaban entusiasmadas con las reformas que iban a desarrollarse en el Convento. La madre Marianela  de las Vírgenes Puras, le había llamado por teléfono no hacia demasiadas fechas y sería la primera cita demostración con el wáter cósmico de la zona.

Lo tenían todo preparado para que Javier recién recalado en el país y ya con sus elementos y accesorios sanitarios les hiciera la demostración.
Los componentes ya habían llegado desde el aeropuerto hasta la Congregación del Convento de las Hermanas Trinitarias en el centro de la capital, San José.
Motivos claros por los que debían adquirir las nuevas tecnologías, en cuanto a la higiene y pulcritud. Las monjas les daban instrucción de toda índole a las aborígenes, educación sobre higiene íntima, para previsión de enfermedades venéreas, cuidado alterno de la mujer, aseo diario y atención de sus cuerpos.

Aquella mañana Javier Martos Díaz, representante del wáter cósmico tenía previsto su exposición, una vez sabía de antemano que los artilugios ya estaban instalados por los operarios fontaneros, en las dependencias del Convento. Sin preámbulo partir hacia esa dirección y comenzar  con los primeros empalmes para pasar definitivamente a la práctica. Antes se había asegurado de que todo estuviese en su lugar. Había informado a Natalio, su jefe que viajaba entonces hacia Tacna y a sus acompañantes los alemanes Jürgen Otto y su esposa  Angüela Kronen Muller Ruiz, por teléfono, para comenzar a llenar esa hoja de trabajo tan requerida por las empresas alemanas.
Recordó a sus colegas que uno de ellos en Nicaragua estaría haciendo lo propio para comenzar su labor su gran amigo Manolo García de la Serrana y en Tacna, ciudad de Chile a su inseparable Ángel de la Rosa, que a modo de inicio les había enviado mensaje para participarles su comienzo.



No se olvido tampoco de avisar para que asistiera al joven que viajó con él desde España para ocupar aquella plaza de agregado cultural de Arte y de Historia en San José, Ariel Petrowsky, un estudioso nacido en Alcañiz, que procedía de la Universidad de Teruel que le habían encargado la gestión del conocimiento y la distribución de los intereses de los Castillos de Aragón y publicitar la vida en la Edad media entre Europa y América. Aquel hombre nada vivido, sin experiencias de faldas, que se había quedado extasiado entre las piernas de la monja y de la modelo en su viaje hacia Costa Rica.
Había recalado en la ciudad para sustituir al Agregado Cultural y comenzar su trabajo como profesor de las nuevas generaciones de maestros especialistas en temas hispanos. Ariel, ya hacía días había fondeado en uno de los apartamentos de un colegio mayor, y se relacionaba de momento poco con sus colegas, por lo cual, vio una salida de distracción en la llamada que le hizo Javier, para que fuera también a la demostración, del wáter cósmico y así saludar de nuevo a la monjita, que aún estaba de buen ver y posiblemente conociera mas detalles para ir integrándose paulatinamente en aquella sociedad, que le tendría que soportar por más de año y medio, como poco.

Todo estaba preparado y Javier se dirigía a la Calle Cruz Roja detrás del Ministerio de Salud, de la capital del país de los Ticos, que es donde se encontraba el lugar exacto de la demostración. A su llegada en uno de los taxis de la compañía Escazu, nadie le esperaba en la puerta, sin embargo al descender y abonar su tarifa, le fueron a recoger unos enviados de Sor Marianela.  Una religiosa que aun estaba por tomar los hábitos, de estatura alta y de tez extremadamente morena, la que con su sonrisa abierta demostraba una dentadura de lo más cuidada e uniforme, la que se le acercó a Javier y le recogió el poco equipaje que portaba.

_ Usted debe ser el señor Javier Martos Díaz, español de pro y destacado vendedor de la empresa Schissen Lecker, la conocida firma de nombre llamativo y desenvuelto, ¡Defecar Gustoso!, en el idioma de Cervantes_. Alargándole la mano derecha pronunció con brío_.  ¡Encantada!

_ ¡Sí! Soy Javier y en realidad no esperaba un recibimiento mas franco, que el que estoy disfrutando. ¿Tú eres? ¡Permíteme que te tutee! ¡Por Dios!, eres tan joven que no sabría tratarte de otro modo_ remató de golpe su charla Javier mirándose a la monjita desde la cogulla de su cabeza hasta el borceguí azulado que tenia sobrepuesto entre el canto de la acera y el bordillo de uno de los árboles públicos.

_ Soy la aspirante a monja, la futura madre Remedios. Espero haya tenido buen viaje y nos haga una extensa demostración, para el bien de nuestra Congregación. La madre Marianela, la española, nos ha hablado mucho de ti, que fuiste una persona maravillosa y muy tratable en el viaje desde España. ¡Sí! puedes llamarme como quieras, nosotras normalmente ahora, tuteamos a todo el mundo, y más a los viejecitos que cuidamos, los que con esa forma de transmitir, creo que les llegamos más y nos hacemos más cariñosas y menos distantes_ Pero, no te entretengo más, pasa al recinto, que saludarás a todas las personas que han venido a esta presentación.

Dirigiéndole delante de él, le proponía el camino para que entrase dentro del recinto del convento. A la vez que le mostraba su perímetro, el contorno de la monja aspirante, que dentro de ese hábito azul claro, se veía el cuerpo de una mujer de metro setenta, con un tipazo de excepción y que caminaba, más o menos como la Claudia Shifer en uno de los desfiles de bañadores en la pasarela del Hilton.

Al entrar la madre Marianela, vestida de calle, le recibió con un par de besos infantiles, que lanzó tocando brevemente su mejilla y lanzándolos al aire, a pesar de que con su mano izquierda que quedaba fuera del foco de los presentes, le hizo una especie de apretadilla, que la sintió cerca de su cintura, más bien tirando abajo y entre quiero y no te escucho nada. Le participó un mensaje corto. Luego al final nos vemos y charlamos.
Ella con mucho tacto y más escrupulosidad presentó a Javier al señor cura Don Timoteo Massana, confesor de las religiosas y párroco de aquella barriada, que ocupaba aquel lugar con interés, sin perderse detalle ante tan franca explicación de lo que es un después de salir del excusado,  ávido por ver como se hacía la demostración de un exclusivo wáter, en el culo de quien sea el conejito de indias, con la certidumbre que no necesitaba ni papel higiénico para limpiarse el culito, ni entrar en el bidet, caso de las señoras para lavarse el velloso tras orinar. Además de la desinfección que proporciona tras ese cometido que no es otro que el de ir a excretar.

_ Hola padre, que tal está usted_ le replicó sin más Javier, estrechándole la mano y notando que no era un cura de fiar, por la poca contusión que le presentó en su extremidad izquierda, al blandirle la mano con menos fuerza que el pedo de un gato y por no mirarle directo a los ojos, el mosén prefirió observar que es lo que rodeaba al vendedor y hacerse un cálculo más suelto del comercial.

_ Ave María Purísima_ contestó el cura Timoteo_, bienvenido a la casa del Señor, espero nos haga una demostración cándida, y no nos traiga al demonio lascivo a nuestros retretes, que hasta ahora han sido confesores de ruidos y de latidos muchos, y que han quedado discreto como en confesionario habitual

_ No se preocupe usted padre, esto solo sirve para limpiarse el culo después de hacer sus necesidades. ¡Sin más! El querer ver al demonio entre estos equipos higiénicos es negarse a la realidad. No creo que sea tan pulcro ese demonio, cuando a cada instante el jabón y las colonias entran a refrescarte el ano, y a dejarte mas ancho que una pradera, después de haber sacado todo aquello que le sobra al cuerpo. Además tengo entendido que los demonios no van al lavabo jamás. Todo se le quema en el cuerpo_ riendo acabó la frase Javier, yendo a abrazar a Ariel, que estaba al otro lado de la sala esperando ser reconocido por aquel gracioso mercader.

Ariel Petrowsky, el licenciado en historia, estaba sonriente y más al ver que se le acercaba Javier, aquel simpático fresco que le había proporcionado en el viaje hacia América, tan buenos ratos y tantas apreturas sensuales, cuando se dirigía con palabra o gesto a los beneficios de la escultura de la monja malagueña, la madre Marianela y a los finos cueros y los pechos prietos de la guapísima Elvira.

_ Hola Ariel, que gusto verte_ Sinceramente habló Javier

_ Lo mismo te digo. Te he echado tanto en falta, en estos pocos días que llevo aquí. He estado tentado en llamarte, pero no me atreví. Sabía que estabas con Elvira y me imaginé, que no tendríais tiempo para tomar un café.

_ ¡Venga! ¡Di solo la verdad profesor! Querías saber de Elvira y nada más. De mí ni agua_ respondió Javier riendo con gracia.

_ ¿Dónde está Elvira? ¿¡Va camino de Cartago!? Al festival de ¿Womens Signos Incites?_ Preguntó con insistencia Ariel, relamiéndose disimuladamente los labios, como si la estuviera besando en una butaca de un cine barato.

_ ¡Sí! Pasó la primera noche conmigo, en mi apartamento de Coronado. Ya sabes, el que alquilé mientras estuviera en Costa Rica, y llamó a Cartago a los diseñadores y promotores, que llegaba un día tarde, por aquello del viaje, no había forma de llegar a tiempo, dado el horario del aterrizaje y a la mañana siguiente después de hablar con su familia en Badalona, partió camino de la ciudad del evento.


En el hall del convento, había otras personas, las cuales estaban invitadas por los organizadores religiosos, tal y como María Cinta, una señora altiva y guapetona que sería la que se prestara a hacer de conejita de Indias en la demostración. Bajarse las bragas y acomodarse en las porcelanas y quedarse entre las bambalinas del wáter cósmico.
Un caballero, algo mayor Severiano, que había previsto el mismo cometido. Este, en lugar de hacer su ensayo desde un wáter mural de pared, por el volumen de su estómago, necesitaba sentarse cada vez que iba al escusado y haría el ejercicio completo. Bajándose los pantalones, quitándose los calzoncillos, y realizando todo el ensayo, como si estuviera solo, en la despoblado de los apretados caladores.

Además del Vicario general del Obispo, un representante de la Comunidad de las Vírgenes Puras, el presidente de los alumnos del colegio del barrio y un par de industriales, los que en definitiva serían los instaladores de toda la parafernalia que se necesita para la ubicación de los equipos en las habitaciones de los hoteles, salas de fiesta, cines, aparcaderos, comercios y grandes superficies, y en cualquier lugar donde quisiese poseer un wáter cósmico.
El administrador de la orden, Don Prudencio, un caballero regordete, que de tan vergonzoso, no sabías si hablaba o gemía, dicharachero y ramplón, expectante y necesariamente escrupuloso a la hora del ahorro, encargado además de los jardines y de las reparaciones de mantenimiento del convento.

La hermana Superiora de la Orden, Doña Paloma Pérez de Borrachero, una monja con un labio velloso de días, no demasiado mayor, en la cincuentena, oronda pero flamenca, muy sería escondiendo toda la pena de haberse perdido lo mejor de la sus noches tras aquellos votos a los que fue sometida por su padre, al negarle se casara con un pastor de su ciudad. Una mujer comprensiva y falta de todo el cariño mundano, a la espera de cualquier gesto de candor. La aspirante a monja, la futura madre Remedios, la que había recibido al vendedor Javier y las cuatro novicias del centro, las que en poco menos de un año, si no desertaban por motivos mundanos, serían ordenadas monjas de las Vírgenes Puras.
Montserrat, Purificación, Manuela, y Domitila. Cuatro jóvenes guapas entradas en los treinta años y con cara de presentar batalla Eclesiástica, que se preparaban para ser destinadas a cualquier parte del mundo, donde se necesitaran sus auxilios. 

Una gran sala a modo de lavabos amplios estaba dispuesta, con sus espejos, sus anaqueles y sus toallas, cintas de secado y espejos amplios a modo de estar sobre un escenario, desde donde todo se pudiera divisar sin el menor de los conflictos de imagen, ningún impedimento que se viera en todo momento como se procedía al lavado de bajos una vez finalizaban el evacuar las aguas menores o sea cuando se meaba o cuando se trataba del embrujo de defecar en condiciones normales, sin apreturas, sin esfuerzos, sin menoscabos y para rematar un gusto extraordinario, al limpiarse los órganos de forma expedita, sin dolor, sin arañazos, sin fisuras y quedando los esfínteres de lo más nítidos y más desinfectes posible.


En el Hotel los Robles, Manolo esperaba a Metchild un embeleso nicaragüense, una mujer delicada, de piel blanquecina, con olor a jazmín seductor, una persona de lo más cálido y tierno y con una voz que destrozaba a los más urgentes y atrevidos vasallos de la guerra. Por ello, había preparado recibirla de forma que jamás lo pudiese olvidar y siempre le quedara en su mente. Quedaran como amigos, o no pudieran entenderse en el terreno sentimental.

To be continued.
Continuará