miércoles, 28 de septiembre de 2022

Bailen y rían, que hoy se fía.

 












La música comenzó atrayendo a los bailongos,

sonaba una melodía romántica atrayente

que hizo vibrar a más de una bella señora, guapa.

Esperando que algún caballero presente fuera

a solicitarle trenzara la danza preciosa,

de un bolero cadencioso, amable y muy rotundo.

 

El meneo comenzó en el quicio de la gran sala,

los pasos estaban estudiados, siendo precisos,

y los instructores de la línea les corregían

una y mil veces, para poner el rigor perfecto,

A la vez que hacían recordar todos los deseos,

inmersos de muchos de los amables danzarines.

 

Más féminas que varones en pista disfrutaban

del bolero amarradito, que sonaba feliz

Se acercó y; ella lo vio llegar muy apresurado

con ganas de encantar y respetar toda cadencia,

sin intimidar, solo con deseos de agradar.

No supo expresar con palabras, hablaron los gestos

 

Enséñame a marcar estos pasos del gran bolero,

manifestó de forma imperceptible, mirándole

a los ojos, sonriendo claramente emocionado.

Ella no podía negar aquella pieza al prendado

galán que la citaba para bailar en la pista.

Al entrelazarse, ¡Despertó ¡, y vio que soñaba.

 

Imaginó tener entre sus brazos a su amada,

aquella flor difusa, que sin notar se esfumó,

Dejándole muerto todas las tardes de domingo,

Todas las mañanas, días y noches de su vida,

Recordando entre bambalinas aquella canción

Tendido como un viejo, con la pena y su abandono.

 

Que será; que será … ¡Qué será!





martes, 27 de septiembre de 2022

El laberinto del jardinero.

 

Acabo de recibir un nuevo trabajo de mi buen amigo Pedro Locubiche, novelista auténtico, trabajo que debéis llevar a vuestras bibliotecas y leerlo con esmero. Es un relato maravilloso, que os transportará dentro de la trama y lo disfrutaréis como obedece al interés que sueltan las buenas letras. Pedro, amigo un abrazo y buen trabajo.


 

Pedro Locubiche Ridao, es un personaje singular, ya que tiene una larga actividad como escritor, fruto de su entelequia, la que ha ido cosechando a lo largo de sus vivencias que, por cierto, en gran medida han sido de provecho, siempre para el beneficio del prójimo.

Hasta la publicación de la novela, El laberinto del Jardinero, el autor ha publicado varias parábolas a cuál de ellas más reveladora. Además de ensayos, cuentos y relatos, regalándonos su pluma y su buen hacer. Con divulgaciones explícitas en fábulas de su autoría, que nos abocaban a lecturas plenas de un meollo específico, donde siempre ha volcado su fuerza y enardecimiento.

Así es como hay que leer su novísima alegoría, fruto originario de su progreso, que sin duda pertenece a un prosista tan apasionado como juicioso, que no es fácil clasificarlo sin previo análisis dentro de tantos y tantos, de los géneros conocidos al uso. Ya que en este su último trabajo, refleja todo el talento personal, en un relato, en el que su estilo y ritmo narrativo resultan primordiales y por supuesto desbordan gratamente los márgenes de lo previsible o imaginable.

El laberinto donde te lleva con su habilidad y sutileza hace que vibres ante los acontecimientos descritos, que han de sobrevenir, sin que después se desarrollen con la coherencia, que el lector espera y como la mente del leyente, creía o imaginaba. Porque su tratamiento y planteamiento difiere con nuestras propias convicciones.

Entre muchos detalles, que no pasan desapercibidos, lo que nos hace pensar y recapacitar de esta novela es, ese pulso tan peculiar, distintivo suyo inalienable, que hace discurrir el relato deslizándolo entre la conciencia y el propósito; provocando adrede en su argumento, un torrente nivelado, en el que las descripciones de los personajes, las reflexiones sociológicas, sobre los mismos y la actitud de los protagonistas actuantes, normalmente femeninos, sean creíbles, quedando sus tesis reafirmadas. Presentándolas aderezadas con un sinfín de adjetivos, adverbios y frases subordinadas que no hacen sino reflejar el entusiasmo de Pedro Locubiche, al escribir el texto, en un ejercicio de espontaneidad literaria realmente notable.

 

                                                                                                                                  Emilio Moreno Delgado  


domingo, 25 de septiembre de 2022

Emociones.

 

La canción popular dice:

“Cuando llegue septiembre,

todo será maravilloso”

la cuestión es: cuando acabe,

como entonaremos de contentos.




 

 








la creencia del poeta apunta:

Emociones.

 

 

El color blanco tiñe mi pelo.

Las hojas del árbol se caen sueltas,

y sin titubeo, van al suelo

como mi añoranza, con tus vueltas.

No pudo retener mi gran celo.

 

Ando por el gran mercado a tientas,

pretendiendo destapar tu velo.

Esperando que tu; por mi sientas,

esa especie de luz que encarcelo,

y en su hora, me quieras y consientas.

 

Los mimos y tactos que yo, acuartelo,

fruto de ese amor, que representas,

que, olvidado, añoro sin consuelo

y rememoro a oscuras, y a tientas

en tus dulces labios. Noto el cielo.








 


jueves, 22 de septiembre de 2022

liberación invariable.

 




Condeno demostrar mis incoherencias,

me encanta que me leas la mirada;

y excelsa, ver que estás enamorada.

Sin hacer caso a tantas divergencias.

 

Prefiero vivir con tus consecuencias,

temiendo que tu pienses desairada,

por mi conducta extraña inadecuada.

Producto del desliz y diferencias.

 

Podría dibujarte, en acuarelas,

conseguir que tus sueños, no acabaran

despojar tu vestido de entretelas.

 

Confesando en mi verso y se zanjaran,

libertades que sabes y recelas,

porque las tuve. Las tengo y me amparan.









martes, 20 de septiembre de 2022

Efervescencia.

 








 




No, me gustan los suaves compromisos,

me incomoda la falsa ligadura,

la muchedumbre con poca cordura.

Prefiero no tener que ser conciso.

 

El no cumplir, con tantos indecisos,

el confesarme abierto sin hondura.

Declararme valiente sin postura,

A pesar, de ser peor, poco preciso.

 

Rehúso la falsedad. ¡De cualquier signo!

No soporto a los fingidos malparidos.

Tanto es así; que a veces, ¡No soy digno!

 

¡Señor! Líbrame de falsos gemidos,

sabré llevar mi Cruz, siendo benigno.

Quitando ebullición a mis latidos.







sábado, 17 de septiembre de 2022

Destreza marcada.







 

 





Aquella noche, me vi en la tiniebla.

El miedo esparció su nimbo imperfecto,

que me obligó, rotundo sin afecto,

a confundirme dentro de su niebla.

 

Furioso, intenté, ¡ya todo me tiembla!,

perdiendo toda fe, por mi defecto.

Me habló con un idioma, que es dialecto,

fingiendo un personaje de novela.

 

La he visto disfrazada de gacela,

inconfundible hechura, indeseada,

marcando muy tangible mi parcela.

 

Sufrí con mi recelo, en la alborada.

Soportando la luz de mi candela,

sin perder el enfoque en madrugada.




lunes, 12 de septiembre de 2022

Redundamos

 





 

 




El mes que escapa; es septiembre,

mi calentura ya es baja.

Quedó mi holganza, en migaja

con retorno de costumbre.

Lo afronto, sin campanillas.

 

Fue el verano del desmiembre,

del desmenuce en rodaja,

con sofoco y ya sin faja,

y aguantando por costumbre.

En mi ambiente “entrecomillas”

 

Quejarse sin certidumbre,

es querer rizar, y ultraja;

y por si acaso desgaja,

escondo mi pesadumbre.

Sin esperar maravillas.

 

Vuelvo a mis vicios de siempre,

desayuno y zarandaja.

Con mi poesía que cuaja,

y en cuanto transmita y siembre.

Te ofreceré mis semillas.

 

 






domingo, 11 de septiembre de 2022

Realidad irreal

 


Aquel hombre no sabía cómo decir que tenía sueños reales. Si lo hubiese comentado, hubieran creído los que lo rodeaban, que se trataba de un iluso, de un perturbado que quería sobresalir para darse pisto y fama en su ciudad, entre amigos y familia.

Sus imaginaciones no eran nada fantasiosas y estaban teñidas de la pura realidad. Ya que aquello que entre duermevelas entendía, y vivía entre sus sábanas, se cumplía a pies juntilla, al cabo de las pocas jornadas, con la precisión que las soñaba y en el lugar exacto donde se establecía. Tampoco podía demostrarlo, con antelación y meramente imposible futurizar en asuntos tan delicados.

Por otra parte, no era frecuente, que aquellas elucubraciones se dieran muy a menudo, pero cuando surtían llegaban a término de forma irremediable y exacta.

Aquella madrugada, soportó los rigores de una tragedia y se desveló en cuanto se sucedieron los hechos, que llevaban a la desdicha. Desde una población tan alejada, del punto donde aquel vidente completó las consecuencias de la masacre que se le avecinaba al planeta.

Se trataba del deterioro sistemático en una central nuclear, que afectaba a media Europa. Provocando una catástrofe inimaginable para el desarrollo normal de la vida entre humanos y que afectaría tarde o temprano a todos los pueblos. Impidiendo el desarrollo de la vida tal y como la entendemos en la actualidad.

Degenerando y provocando consecuencias nefastas por los acontecimientos acaecidos, que llegarían a ser irresolubles para la normalidad, en este globo terráqueo.

Trató de alertar al mundo, con el apoyo de un amigo que le tendió su mano desde el periódico local, desde donde trabajaba. La noticia no tuvo eco y a pesar de que fue difundida, quedó entre el cúmulo de lo más imponderable, sin que nadie hiciera caso a cuantos detalles se manifestaron.

En aquel sueño del individuo vidente, no se estipulaba con exactitud la fecha del suceso, ni cuando se darían los efectos, igual ahora estamos en ese periodo, y nadie se da cuenta.




 


miércoles, 7 de septiembre de 2022

Débil como el merengue.

 


 

 







Buscando una sombra plena

topé con sonrisa tenue,

con tan dulce despechugue

bajo mi armadura llena.

 

Choqué con visual serena,

y al instante sin mi aplique

sonreí, con desembrague,

por la negrura que estrena.

 

No es para nada condena,

y que mi pliegue caduque.

Admito que despotrique,

al que todo lo envenena.

 

Esta noche se hizo buena,

y aunque yo me justifique,

puede ser, que alguien se arrugue.

Al ver pujante mi vena.

 

Me poseyó la sirena,

por admirar tan blandengue,

invitándome al merengue,

y expresarme, que da pena.



 

 

 

 



viernes, 2 de septiembre de 2022

Símbolo en el fuego.

 



El incendio se reprodujo a conciencia, obra de un pirómano conocido.

Las llamas no se detectaron por falta de humo, pero sí; las brasas que se expandieron con cierta lentitud, subsistiendo a lo largo del tormento de una vida triste.

Los servicios de extinción, asomaron nada más conocer que, el ardimiento se propagaba en lo extenso y amplio de su palpable físico. Violando el ardor por las resentidas y dolientes pasiones. Evitando el riesgo, se instalaron imaginarias franjas y cortafuegos para evadir el perímetro y la dificultad de propagación por el martirio soportado. Como medida de interrupción para sortear las posibles magulladuras o lesiones del alma.

Su corazón, cansado de latir sin tono, explotó al llegar aquella indeseable y cruel inflamación, estallando por un imprevisto y crudo ictus afectuoso. Tras un cerrado silencio de sus pasiones. Cuando analizaban los motivos del suceso, averiguaron que la falta de riego sanguíneo, provocó un absceso que existía desde hacia meses, quizás años. Al incendiario, no le pudieron castigar, ya que, concluida su quema, estimaron que un coágulo detuvo de inmediato su risa, finalizando así sus días y sus noches, agotado por su propio desconsuelo, sin usar medidas vehementes y sin decirle: Te quiero.