El
tiempo se detuvo tan de paso,
con
aquella experiencia de tristeza.
Fijando
una verdad muy a la fuerza
inigualable
imán, de ingrato acaso.
Se
frenó tu respirar, llegó el fracaso,
tu
vida se esfumó sin la tibieza,
y
partiste sin más, con la pobreza,
y
desilusión floja, inerte al raso.
La
vivencia, no me detuvo el tino.
Es
un estigma que doloso queda,
la
vida me llevó allí. Mi destino
Fui
responsable, de mi alma de seda.
Del
sumiso calor del mucho atino,
y
el que siempre, te ayuda. Aunque no pueda
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