Prefiero
callar y no decir nada.
Cuando
les necesitas no aparecen,
luego
hablan por detrás, y se estremecen.
No
pueden esconder su ruin fachada.
Alguno
dice ser buen camarada,
pero
con eso y menos reverdecen.
Se
creen que somos lelos, y enfurecen,
y
a la mínima les ves, la putada.
No
te enfades; que no hablo de vosotros.
¡Miras
como si fuera tu retrato!
Lo
comprendí ayer, que fue obra de otros,
que
hablaron en voz alta, sin recato,
y
a fin de cuentas son ruidos siniestros.
Les
conocemos bien, por su maltrato.
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