miércoles, 31 de diciembre de 2014

La voz del catorce




La alegría desbordada
por la calles de mi pueblo
dice que el año se acaba,
y arrastra a guapos y feos.

Con derroche disimulo
todo lo que ha sucedido,
tanto si es bueno o malo
en el ciclo que despido.

Si tuve sombras ocultas,
esta noche, he de fingir.
Las mantendré reservadas
y todos gocen sin fin.

Los faroles de las calles
me recuerdan, que sonría
todos esperan de mí,
mucha magia y alegría.

¡Como si yo, fuera el Dios!
El gestor del regocijo,
el repartidor de jaranas,
el que a todos doy cobijo.

Como amigo que lo soy
he de mostrarme sincero,
sonrisas y guiños, ¡todos!
Porque así yo, lo prefiero.

Entre luces las campanas,
nos arrimaran las doce.
Las doce uvas abiertas
tragándolas golpe a golpe.

Mientras mastico digiero,
no ha sido un año excelente
si vuelvo la vista atrás
debiera ser más prudente.

He repartido sorpresas,
alegrías dibujé,
en la cara de los niños
y en la de papá Noel.

Me despreciaron algunos
otros; en dolor hundí.
Por ello tanto maldicen
este año en su devenir.

Del dos mil, soy el catorce,
doce meses transporté.
Penas y desgracias hubo
para dar y mal vender.

Del destino ni palabra,
déjenlo quieto esta vez.
Cuando se acabe diciembre,
vendrá con cara de pez.

Doce estrofas, con sus versos
lleva el poema en su ente,
doce uvas, doce besos
llegaran a sorprenderte







lunes, 29 de diciembre de 2014

Tradicional puchero de Navidad



 Todo comenzó hace unos cuantos años, tantos como diez y nueve, si la memoria no me falla. ¡Todos éramos tan jóvenes! ¡Aún más, que ahora!
Teníamos tanto con que contar, no veíamos el fin a nada y la ilusión por lo no conseguido aún impedía ver el horizonte que se dibuja ahora.
Más calmado, más sencillo, sin aquellas prisas, … corre corre, que me rilo, sin tener que hacer balance de fin de mes, sin dar explicaciones a nuestros directores y sin obligación de conseguir los dichosos objetivos.

_ Recuerdas Aurelio_, cuando montaste la primera comida de Navidad, nadie pensó aquel mes de diciembre del año 1995, que aquello iba a ser lo que nos uniría en el futuro, dejándonos compartir las ilusiones y recuerdos en tan solo una comida de fin de año.

año 2008












Diciembre noventa y cinco,
los chicos de la movida.
Frente a una buena mesa,
celebran y no imaginan.

Justamente en aquel restaurante, el Capritx, de la Colonia Güell, nos acomodamos para tomar un menú estupendo. Parece que os veo a todos, sentados a la mesa, aquella que nos prepararon en uno de los rincones del local, donde nos reunimos, alrededor de un prodigioso calor y un excepcional ambiente.

año 2009












En el Capritx restaurante
que significa capricho
nos sentamos los de siempre
a celebrar lo antedicho.

Era un día de frío intenso y muy desangelado, tan gris como los cabellos que peino, con más hambre que llevábamos que el perro de un afilador indigente. Como dice la reseña este perro, se tragaba las chispas de los afilados, para comer algo caliente.

José Mari dijo a Teo
Nieves se siente con Sonia,
Tere que estaba bebiendo
Agarró  media cogorcia.

Consuelo que está en el cielo.
viendo las prisas de Aurelio
quiso sentarse en la orilla.
tropezó con el florero

Martí miraba a Consuelo
Y yo que pintaba poco
Viendo semejante plante
Casi me siento en el suelo

Algunas de las personas, todas amigas, que nos acompañaron en aquel festejo, en la actualidad no vienen a disfrutar de la comida de Navidad, y es una pena.
Unos porque ya el tiempo les hizo olvidar que lo mejor que tenemos en este mundo es la amistad y la sinceridad, otros porque viven en lugares lejanos y no pueden desplazarse hasta el distrito y otros por unos motivos que no se entienden.
Nieves, Teo, Sonia, Martí, dejaron de venir y todos gracias a Dios tienen buena salud, excepto Consuelo, que se nos la llevó una cruel enfermedad.

Aquellos que os alejasteis
podéis volver sin apuros.
Nosotros os esperamos
y no os costará un duro.


Como me agradaría hiciéramos un esfuerzo entre todos los que seguimos asistiendo a la comida, para que se repitiera la foto del primer evento celebrado, a pesar de ello, _ lo que se dice todos_, no podrían asistir porque como expresé en líneas anteriores, aunque quisieran no podrían.

Los becarios ya son jefes
los jefes ya jubilados,
los retirados prefieren
que todos allí volvamos.


A partir del segundo año, cambiamos de lugar de celebración y del primero, que contamos con fotos, fue el del año 2002.  Estuvimos en el restaurante Can Trabal. Cerca de la oficina.


Can Trabal
 
 Año 2002







Aurelio nos gobernaba
Preparando como siempre
La fecha tan señalada
Las fotos nos dan reseña
De lo que allí se trataba
En Can Trabal se comía
El menú que nos tentaba




 2003





Para definitivamente y con nuevos comensales amigos entrañables también, que se sumaron a la tradicional de Navidad, elegimos el restaurante del Hotel el Castell en Sant Boi, que desde entonces acudimos a celebrar la famosa comida de Nadal y de las cuales dejo unas imágenes para que sirvan de ilustración.




 2004





Aurelio se ha jubilado
el jefe es José María
la Nadala sigue en pie
a pesar de sus manías.




2005







Amigos todos del curro
os trato como familia,
mi orgullo sale a paseo
cuando noto simpatía.
La que provocáis en mí
El día de la comida.




 2006






Espero y le pido a Dios
Que nos permita esta dicha
De encontrarnos cada año
En comida susodicha.



 2007







Y para los que no saben
lo que estoy narrando aquí
pueden chuparse los dedos
igual les sabe a maní.
                          
    
año 2010
año 2011
año 2012
año 2013
año 2014

Fotos correspondientes a los diferentes años.
autor E.Moreno





  




viernes, 26 de diciembre de 2014

Llega el quince





De nuevo otro año más
se marchará como siempre,
a punto esta su final
acostumbrados nos tiene

Comenzó con esperanzas
en los brindis de diciembre,
cuando festejamos todos
y echamos el dos mil trece

Nos ha dejado de todo
incluso  inconvenientes,                        
momentos para guardar
escasos, insuficientes.

Las alegrías se cuentan
por los recuerdos vivientes,
las penas las olvidamos,
prefiero ser inconsciente

Si nos ponemos graciosos
podemos ser insolentes,
recordemos buenos tragos
del año que nos concierne.

Otros prefiero borrar,
desterrarlos de mi mente,
tampoco quiero asustar
¡Ojo que el quince ya viene!

Año catorce se escapa
disfrazado de valiente,
cansado de las mentiras
y de tantos delincuentes.

¿Alegrías invisibles?
Se dieron seguramente,
las decepciones se quedan,
Fijadas, seré prudente.

Alguna hurgó mi alma
todo quedó en mi perenne.
Mi padre se nos marchó
de enfermedad inclemente,

Dejando lágrimas negras,
en un febrero silente.
A todos nos sorprendió
su padecer penitente.

La vida no para aquí
se ha de seguir consecuente,
los años han de seguir
y cada cual diferente.

Por ello pido al destino
aquella expresión de siempre.
El año que viene, sea
un dos mil quince turgente