sábado, 27 de junio de 2015

Los poetas lloran tinta - episodio sexto.

Viene del Capítulo anterior : Los poetas lloran tinta

 

Episodio nº 6





Se atrevió con su nueva vida, y el resultado de sus ilusiones. 
En absoluto las había desdeñado. Confiando en que algún día sus letras, brillarían en los escaparates. Alguien vería que el esfuerzo y el trabajo se premian con un gran éxito literario. Teniendo la confianza de llegar a disfrutar con aquello que era su sueño. 
Eternamente esperando que sus ambiciones se cumplieran prontas y siempre optimistas con algún libro que de bueno, le consagrara donde él creía debía estar. Ni más ni menos que en la pomada de los autores firmantes.

En ningún tiempo quiso saber nada de un empleo en la industria, en las cadenas de montaje de Seat, ni admitió la posibilidad de llevar la contabilidad de las cuentas de alguna empresa de la zona, ni siquiera optó por el amparo que le ofrecía el amigo de su prima hermana Manuela, encargado de la empresa de transportes principal de la ciudad y jefe de estación de Metro en la plaza de Glorias.
Un estipendio fijo y sin complicaciones. Ocupando uno de los empleos en una vacante que había quedado desierta como taquillero en el Metropolitano, función que le permitiría escribir por su amplio horario y por la diversidad de alternativas de turnos posibles.
Únicamente vivía de la creencia y con los deseos puestos en su carrera de contadero y escribidor.


El momento de la boda, no era el más indicado para el novelista, que procuró sin conseguirlo alargar lo más posible el término del acto. Eso mismo venia aduciendo desde hacía bastantes meses, de los cuales ya llevaba viviendo en el piso de la Cooperativa a costa de la novia y de lo que ella ganaba en la cadena de montaje.

Se casaron en Sant Baudilio. Así denominada entonces la ciudad, nombre que ostentaba en el periodo franquista.
Admirable villa crisol y cuna de la sanación de las enfermedades mentales, municipio milenario de la ribera del Llobregat.
En una ceremonia castigada por las ausencias y con una pompa no demasiado visible, dadas las carencias y los tópicos.

La gran iglesia parroquial, de Sant Baldiri, donde se encuentran los restos mortales del “Coseller en Cap” de la guerra de Secesión Catalana,  Rafael de Casanovas.
Contrajeron nupcias como lo manda la iglesia católica, y como le apetecía a la guapa Reme, que era ciertamente la que deseaba ocurriera el enlace y poder acompañar a Lucas su amado, en su travesía tortuosa de la literatura mitológica, y los episodios nacionales de historia y de ficción fabulada.

La alianza tuvo lugar a primeras horas de la mañana de un domingo, de octubre donde se dieron cita los pocos invitados por parte de Reme, que aguantaron estoicamente una tormenta fabulosa de chispas y de estruendos, haciendo temblar la amplia nave central del templo. Como premonición de lo que se podía esperar del enlace.
Escasos fueron los familiares y amigos de Lucas, que pudieron contarse con los dedos de una mano. Acompañantes del tronco  del novio, que exiguos  y desorientados venidos de Andalucía, se sumaron a la triste y melancólica unión.


La vida les fue dando dos de hiel y una de miel.  
Reme rotando en su taller de motores, pensando en lo que podía haber sido y no fue, trabajando a turnos alternos. Él, escribiendo durante ocho horas diarias.

Compartiendo las labores de la casa, haciendo de comer, sacando la basura al portal, paseando al perro y poniendo la lavadora de turbina los lunes y hacer él mismo la colada. Restregar las sabanas y toallas y tenderlas en el balcón de su vivienda. Mientras Reme, consuma su horario de trabajo disipando su triste devenir.

La monotonía que le regala el historiador ausente, la del apesadumbrado creador, siempre en otro mundo, pensando en cuentos, matando protagonistas y descubriendo civilizaciones ignotas. Lleva a la dulce Reme al recogimiento obligado y a la vez, aguarda la llegada de la cigüeña.

En el silencio crítico y necesario del escritor. Inmerso en su profunda soledad,  descubre la desdicha de su compañera sin poder contrarrestar todas aquellas faltas ni siquiera dándole amor. Ya no transmite emociones físicas hacia ella, está obsesionado por llegar cuanto antes a su meta.

Se pierde las mejores reuniones familiares, con frecuencia ausente de todas las tertulias naturales después de las comidas y cenas, porque siempre está a punto de finalizar una frase del capítulo.

El decirle a Reme, lo guapa que está, palabras que administradas con dulzura hacen que una mujer siga creyendo en el amor, aunque ellos lo tuvieran muy disfrazado

Noche tras noche, espera deseosa que llegue a tiempo su Lucas, a la cama encendido de pasión y desbordado de voracidad sexual, para hacerle el amor sin prisas y con el rigor de un verdadero enamorado. No con el trámite nervioso y apresurado como suele hacerlo de vez en cuando. 

Con las prisas de un camarero tartamudo, que va perdiendo la leche de su cortado, derramándola desde la taza al platillo de soporte. Sin tener tensa la aptitud y las ganas de montarla

Dando más pena que gloria, emulando al lacónico druida de un poblado celtibérico, para evitar el polvo de la noche y seguir trabajando en su novela.
Confundiendo a Reme, como la dama prisionera de un baluarte púnico del tribuno romano Heradio, que sometía a sus dómines simplemente mostrando el tamaño de su pene y su belleza de efebo, dejándolas exhaustas de placer sin haberlas ni siquiera tocado.


Consecuente consigo impone su criterio, llevando su propia esencia de autor. No contrastando casi nunca ni en fechas ni en acaecidos. En desacuerdo con voces reconocidas, declara sus propias historias. A las que les pone su sello de exclusividad.
Nunca conviene con la misma tendencia que otros autores y prosistas estudiosos, aduciendo que lo que firma y escribe es la otra “historia”, la legítima. 


Disimulados volúmenes en bibliotecas reservados, ocultan autenticidades de sucesos acaecidos de distinto trasgo. Verdades que no han salido al abasto por motivos políticos inexplicables que siempre han estado celas como la noche.

Las que protege a corazón abierto, con tinta clara, y lleno de ilusión en llegar a darles luz impresa. Valiendo que sus investigaciones son las veraces y que le avalan estudios próvidos, hechos a pie de obra y por, eruditos olvidados que le confieren y dan autenticidad.


Nacieron tres hijos, dentro de la rutinaria felicidad de su matrimonio, les puso nombres mitológicos a cada uno de ellos, en contra de Reme, que prefería fuesen bautizados,


CONTINUARÁ

TO BE CONTINUED

 

jueves, 25 de junio de 2015

Vuelo EVE 1450




Ahora que pienso_ farfullaba Bruno_ ya hace más de una quincena que ocurrió este episodio ¡qué digo! Ha pasado casi un mes y no lo parece. ¡El reloj no se detiene y pronto será pasado lejano_ continuaba pensando mientras caminaba hacia su paseo diario.
!Dios mío!  Como pasa mi tiempo, no consigo controlarlo. Casi un mes de lo que os quiero contar_ cavilaba aquel hombre, sabiendo que dentro de un rato; mañana, habrá pasado un mundo. ¡Veinticuatro horas! Lo que os decía  ¡Ilusión pasada! 

Su memoria inmediata, perpetuaba cómo se desarrolló aquel retorno de los turistas a sus destinos de partida, en aquel aeropuerto donde volvieron a tocar con los pies en el suelo y que desde ahí volverían a sus casas, a la localidad donde estaban empadronados y en el distrito donde cada uno de ellos cobra sus pensiones, tiene sus amigos y familia y a lo mejor han pasado la mayor parte de su existencia. Volvían a sus casas. 
Cada cual con sus cruces _ Ni uno se salva de cerrar los ojos y no temer por aquello que le perturba_, apuntaba de nuevo desde su reflexión mientras centraba su atención en el recorrido final que estaba haciendo del habitual ejercicio por la "ruta del colesterol".
Itinerario famoso en la villa de Sant Boi_, recorrido llano que bordea la carretera entre el antiguo hospital y la zona de la ronda San Ramón_, bautizada así: ruta del colesterol, como suena, denominación de origen dada por los sufridos hipertensos y por los diabéticos que necesitan caminar para perder peso, ganar salud o por prescripción facultativa.

Habían pasado juntos siete días de los quince que el viaje contemplaba. ¿Es esto  destino?, es ¿otra casualidad y una coincidencia? Volvió a adentrarse Bruno, en la historia que había vivido en su último viaje de placer, recordando de nuevo a lo que se le denomina origen de procedencia de lo que está escrito, y que nos ha de suceder, sin esperarlo.
Es una suerte, coincidir con individuos tan coherentes, conocer a personas tan agradables y tan especiales, que se familiarizan sin mediar negocio, ni interés. Por pura fortuna de haber estado allí, en aquel lugar y en aquel preciso instante. Aunque sea como en este caso_ seguía imaginando Bruno_, después de una carambola de la propia existencia.
Nuevamente y por enésima vez, su recuerdo le llevó al archipiélago, una vez habían arribado a la terminal de los Rodeos, del aeropuerto denominado Norte, de la Isla de Tenerife, tras más de tres horas de vuelo sin percances, cuando comenzaban aquella quincena que prometía ser distinta a las que durante el año habían gustado en la península.
Tenían que retirar su equipaje. Aquel que debían bajar de las bodegas del avión para que cada cual acopiara sus pertenencias. Por indicación de los rótulos de dirección, los recién llegados fueron caminando a la sala de recogida de maletas. No había pérdida ninguna, en esas cercanías todo está controlado y el que va medio despistado, se deja llevar por el grueso de la manada que toda ella,  va hacia el mismo lugar.
Todos los viajeros se arremolinaron ante la cinta expendedora, debidamente marcada con el numero del vuelo y de la procedencia, lo que no dejaba lugar para las dudas. Escuchándose los comentarios de cuantos aguardaban para recoger sus valijas.
Allí mismo se conocieron aquellas personas y con la misma prontitud, volvieron a distanciarse temporalmente sus coincidencias y sus destinos, que se pospusieron a capricho del futuro inmediato, en otra isla del mismo archipiélago: Gran Canaria.


El autocar de Giuseppe y Susan,  no era el mismo que transportaría a Anie y Bruno, venían en el mismo vuelo, desde el mismo origen y ciudad, pero contratados por diferentes agencias de viaje, por lo cual_, pensaba Bruno haciendo un repaso a los hechos ocurridos_, nos volvieron a apartar, nosotros fuimos al hotel Concordia y ellos fueron al Plaza Swing. Con lo que la caprichosa casualidad, no nos mezcló ni una sola vez, durante la estancia en el Puerto de la Cruz.
No coincidimos ni en un solo encuentro, no tropezamos con ellos por la Avenida de Colón, ni en la plaza del Charco.
Somos del mismo barrio y jamás nos hemos tomado un café juntos_. Finalizaba sus tribulaciones Bruno, para despedirse de los acompañantes que le seguían por la ruta del colesterol y emplazarlos en otra salida; para después volver a iniciar aquella circunstancia que le magnetizaba, a la vez que tomaba camino de retiro y llegar a su domicilio.
Realmente es casualidad o brujería_ seguía defendiendo Bruno entre sus adentros, pensando sin dar tregua a nada más, queriendo llegar al final de sus elucubraciones que no dejaban de ser curiosas y como venidas de unas circunstancias agradables y predestinadas, como si estuviese escrito_ Nos conocimos en la cinta de servicio de equipajes del aeropuerto de Sant Cruz de la isla de Tenerife _ seguía matizando Bruno, evidenciando lo que son, las disposiciones de nuestra existencia y el capricho de los sucesos.

Las dos señoras rieron complacidas por algún detalle que había pronunciado Susan, que se dirigía a su compañero Giuseppe y le decía_ fíjate qué casualidad, somos del mismo territorio y nos vemos aquí_  que gracia_ confirmó Anie, mientras observaba a Bruno y con un gesto le participaba la casualidad. Ambas rubias y muy amables, desbordantes de alegría, quizás por los nervios del viaje o porque en realidad son de ese duende, afable, dúctil y sensible por el perfil que mostraban.
El amigo Giuseppe, más concentrado pero al loro de todo porque no veía llegar sus maletas por el servidor mecánico y sin dejar de pensar como cualquiera_ "No las habrán perdido"_ reflexión fugaz que pasó como una centella por su instinto dejándole muy ensimismado en lo que debía. Saludó a los encontradizos vecinos, sin dejar de pensar_ Ya hace un buen rato que el trasto está transportando equipajes y los suyos no aparecerían.
En un par de minutos las presentaciones estaban hechas, los dos viajeros que estaban pendientes del equipaje, también se conocían por lo menos de vista.
En ellos la fisonomía había jugado al despiste, ya que ahora ambos eran menos reconocibles, por aquello de la curva de la felicidad. Habían pasado alrededor de cincuenta años de las referencias de las que hablaban, de sus infancias, del barrio de Sant Pere, de la calle L'Alou, del bar Pirret, de la bodega Roc, del famoso Ateneo, la farmacia la Cruz, de la carbonería y del estanco de la esquina, de la Rambla, y de sus juegos, del pueblecito donde crecieron y del caprichoso destino que les mostró el camino diverso que habían tomado, para el reencuentro en otro mar, en otra luz, en otro horario, en otra latitud tan alejada y a la vez tan próxima, habiendo pasado más de medio siglo.
_ Hola Giuseppe, yo soy Bruno, mucho gusto, sí que es cierto, que tu fisonomía no me es desconocida_ comenzaron a charlar, a la vez que se saludaban y seguían ambos a la guay de ver llegar sendos equipajes.
Aquel martes de un mayo florido habían embarcado en un avión que les llevaría a tres horas de vuelo, aterrizando en unas islas de ensueño, Las Canarias, pertenecientes a la Macaronesia, nombre colectivo de cinco archipiélagos del Atlántico Norte más o menos cercanos a África.

El termino procede del griego "makaron nesoi", o islas afortunadas, el conjunto de islas perteneciente a la nombrada Macaronesia son: Azores, Canarias, Cabo Verde, Madeira, e Islas Salvajes.
Su clima especial denominado macaronésico, y a la vez dando nombre al gentilicio del grupo viene determinado por los vientos alisios que proceden desde la América Central y el sur de México.

El trayecto sobre aquel Boeing A430, fue de lo más regular, quitado el trafico de incontinentes en el pasillo de la nave, buscando los lavabos para aliviar y dejar floja su delicada próstata.
Una maravillosa travesía por alta mar, sobrevolando Casablanca en Marruecos y con un tiempo extraordinario. Además de contar con los buenos oficios del piloto, un audaz y experto comandante de la compañía afiliada a Iberia, que nos dejó a todos los turistas en el aeropuerto Norte de la Isla Tinerfeña. En la propia Santa Cruz de Tenerife ciudad que da capitalidad a la isla.

Muchedumbre gentío, barbaridad de peatones podríamos decir a tenor de lo que esperaba en aquella sala de desembarque de maletas y bultos, que nadie tenía prisa por desempolvar los equipajes y el tiempo pasaba sin más.

Como tardaban los equipajes, nadie se había dado cuenta que estábamos en las islas, carácter tranquilo, diferente al de donde nosotros arribábamos, y que prisa tenían todos por llegar al hotel.
En aquellos momentos la cinta de transporte de bultos y maletas del dispensador de la sala estaba sin movimiento, fija; como si por alguna causa estuviera clavada sin vida, inerte. 
Alguno de los turistas impacientes se arremolinaban a la vera de la cinta, inquietos, esperando ver primero: que comenzara a menearse el dispositivo transportador y luego más importante, ver aparecer su equipaje indemne y sin percance.
A lo lejos voces chirriantes sin conexión solo servían para aumentar los decibelios de aquella inmensa sala, con sus diversos canales de distribución de equipajes para la recogida de pertenencias.

En la proximidad y cálidamente una especie de susurro preguntaba_: ¿tú eres de Sant Boi? _ esperando una respuesta inmediata, hacía Susan, de Anie.
_ ¿Tú también eres de allí, ¿verdad?, porque te tengo vista, y me eres conocida
_ ¿Verdad que sí?, anda que casualidad, habéis venido en el vuelo con los viajeros de Mundo Sénior?
_ ¡Sí! ¡Claro y muy bien no? _ le respondía Anie, con una sonrisa amplia que le salía del alma.
Susan, girando su cuerpo hacia la derecha y dirigiéndose a su compañero, que estaba a pies de la cinta, diciéndole_: ¡Anda Giuseppe!, esta señora es de dónde venimos, ¿no es casualidad?
Giuseppe contestó agradable y miró llenándose los ojos esperando una señal de Bruno, que lo saludó y exactamente igual que Giuseppe esperaba ver arribar sus pertenencias, que ya comenzaba a ser sospechoso aquel retraso en la distribución habitual.
Aquellos residentes trasladados por motivos de vacaciones a 2438 km aproximadamente de su perímetro de residencia, se conocían en las islas del encanto, se hablaban por primera vez, cuando sus vidas se habían intercalado sin duda desde hacía más de diez lustros, vivencias sin una aparente certificación, sin una claridad meridiana, cuando con certeza habían compartido escuela, iglesia, noticias, amigos, ilusiones, paseos y plazas, cines y porque no, sin saberlo juegos callejeros. Todos ellos, estaban censados en la misma plaza, y vivían bajo los mandatos de los mismos censores políticos.
_ A que hotel vais vosotros ? _ preguntó Giuseppe a Bruno, con idea de verse ya desde esa incursión en el archipiélago_. Estamos inscritos en el Hotel Concordia del Puerto de la Cruz_, respondió con una sonrisa tenue Bruno y dejando que Giuseppe, dijera dónde iban a pernoctar_, yo no sé ni donde nos llevan, pero esto no debe ser demasiado liado y seguro que nos encontraremos por ahí paseando o en algún bareto.
El ruido de un motor se hizo patente y audible la iniciación del movimiento de aquella cremallera metálica plana y a lo lejos los enseres saliendo a la luz procedentes de las bodegas del Airbus, para que los viajeros pudieran recoger sus maletas.

Se volvieron a encontrar en el puerto, con destino a Gran Canaria, en el trayecto del catamarán Fred Oldsen. Todos ya con destino al Hotel Green Field en la playa del Inglés, para disfrutar del resto de sus vacaciones.

Su recorrido físico había terminado a la par que el repaso mental, cuando llegaba a su barrio, y enfilaba aquella calle tan empinada, la suya; cuando el teléfono sonó, con fiereza y sin mirar introdujo la mano dentro de su bolsa, sacó el aparato y sin más, sin ver el display para conocer quien llamaba, sin pensar preguntó_: ¡Dígame!
_ Hola amigo, soy Giuseppe, en media hora os espero en la plaza Cataluña, para tomarnos un cubata, ¿Qué te parece?
_ ¡Hola amigo! ¡Qué alegría! Dijo Bruno sorprendido, ¡Claro que sí!  ¡Allí nos encontramos!





domingo, 21 de junio de 2015

Felicitaciones en San Juan. Año 2015





El día 24 de junio de todos los años, me gusta por tradición felicitar a todos mis amigos, aquellos que los bautizaron con el nombre de Juan, o Juana. Es una costumbre que no quisiera olvidar ya que tengo la suerte de conocer a muchas personas con esa designación propia y que además son merecedoras de mi amistad y a las que quiero y respeto profundamente por ser todos ellos grandes personas.


Este año se suman a la gran relación del reconocimiento un trío de personas a las cuales quiero dar la bienvenida y ha llegado el instante de hacer saber al mundo entero, todo el cariño que les tengo.

El primero es un poeta, persona afable, cariñosa, engatusadora y hábil desvalijador de almas, gran amante de los descuidos cariñosos para robarte el bolso de la inclinación literaria, ágil mensajero de ociosas costumbres paganas, digno cantor de plazas y sótanos, claro conversador de embustes piadosos.

En definitiva como anunciaba un juglar y un bardo distinguido. El nombre ya lo dije el apellido se adivina, si tienes costumbre de leer mis paginas en las redes pías.


Llegas a no vincularlo
pero siempre queda encanto
es la persona adecuada
y  recordarlo en su santo.


Juan se llama el muy bandido
de todos es conocido
Alejo es su apellido
el nombre no te lo digo


Le conocí por casualidad, como todo lo que suele ocurrir que vale la pena, cuando no esperas, encuentras aquella persona que lleva una reserva destinada para hacerte feliz, aunque sea por un minuto.

En el caso de Juan José, es muy distinto, fue el responsable de aquella frase famosa, "Dios nos libre del arranque de un gandul" Él se la achaca a su padre_, la autoría del dicho famoso_,  sin embargo estoy seguro que fue su persona con esa gran humanidad que por tanto bueno que tiene, hasta ese mérito quiere endosar, a la persona que posible él más quiere.

Tuve la suerte de conocerle hace bastantes años y no hay un solo día que no deje de sorprenderme. Es un gran tipo.



Pérez López se refiere,
son apellidos de España
siendo los dos trasladados
más allá de las montañas.

Juan José siempre te digo
que de mayor quiero ser
la mitad de lo que indico
con ellos valdré por tres

Dichosos son los encuentros
Con los recuerdos latentes
 Personas que sí me importan
jamás quisiera perderles.




La persona que cierra esta trilogía es Juan sin miedo, Juan sin tierra, Juan  sin nada, por no tener no tiene ni gana de hablar.   Después de pasar una mala racha, de salud se echa las manos a la cara y piensa, me falta la fortaleza, me faltan las tristes mantas, me falta tranquilidad, para despedirme mañana. A que se debe la vida, si me voy sin disfrutarla, quizás vine para ayudar a mis padres. Con ello me espero otro rato y me voy sin espantarla.


Eres un tipo prudente
demasiado en ciertos tratos
cuando lo ves muy difícil
callas y miras de lado.


tu también te llamas Juan
el apellido es muy duro
si lo digo soy injusto
permiso tu no me has dado

la leña para el fogón
el fuego cuando hace frío
no tienes calefacción
por eso tanto me río.


ser prudente va con él
es como si no existiera
jamás te dará consejos
¡Dios no lo permitiera!


El pasado tanto importa
Sin recorrer el presente
olvidar algo que duele
es preciso y suficiente.



Aquel año la hoguera preparada para la verbena de San Juan, no tenía demasiada leña, lo habían dejado tanto para última hora que fue en el momento de prepararla, de establecer los márgenes de seguridad, instalar los armazones de enganche pirotécnico para evitar sustos e incendios en el vecindario,  cuando vieron que les faltaba material para que fuera prendido por ese fuego que todo lo destruye y lo calcina.


María quiso ser tan directa que se pasó tres estaciones al decirle a Juan Fernando que le había engañado, que lo venía haciendo desde hacía tiempo y que prefería que rompieran la relación en aquel mismo momento.
Lo dejó de amar el mismo día en que notó que se ausentaba de ella en la cama y quedaba profundamente dormido, sin hacerle el menor de los casos, que coincidía cuando a ella le presentaron a Luis David, diez años más joven y mucho más potente en los artes y oficios del sexo.


¿Y qué podemos hacer María, para que me vuelvas a amar profundamente como lo hiciste en su día? _ preguntó Juan Fernando intentando aspirar aquella pipa de tabaco mal oliente que fumaba. Sabes que siempre has sido mi lucero, mi chinita y mi antojo_. Concluyó mirándola con una pena profunda, sabiendo que ya no había solución.
 
Mi amor por ti se ha esfumado de forma decisiva_, le declaró María sin paliativos a su marido, sin el menor de los recatos_, y toda mi vida está alrededor de mi cielo_, siguió inquiriendo aquella mujer de forma cruel.

Ahora ya es tarde, ni leña para la verbena, ni trago que me ponga buena, ni pastas para saciar mi boca. Estoy harta de ti Juan Fernando_ reprochó María_ y no quiero continuar contigo.

_¡Buenas noches pasamos a la publicidad! _ Se interrumpió la emisión del capítulo cuatrocientos trece de la obra "Carolina se siente sola", por un corte publicitario de los patrocinadores  que favorecían aquel  programa radiofónico.
Dejando a los radioescuchas pendientes de la continuación del delirante desenlace entre María y Juan Fernando.

 
Al cabo de unos minutos se reanudó la emisión y tampoco dieron fin ala trama, dejándola para después de la festividad de la noche de San Juan, para después de la noche más larga del año.


La emisora EAJ4 del canal radio sur emitiendo desde San Juan de Puerto Rico, en el espectacular  programa de Carolina se siente sola, un espacio que la multinacional Telerisas, les ofrece para todo el país.

¡Buenas noches y hasta mañana!
¡Chao amigos!