jueves, 27 de abril de 2017

Recordando un Golpe.



El calendario marcaba el 23 de febrero del año 1981. Era un día mordido por el mal tiempo, fresco y lluvias, amaneció para perdurar durante toda la jornada. En casa del Licenciado Ortuño, un especialista programador de informática, las cosas no iban del todo bien.
Se habían complicado la última semana, con unas cosas y otras y hacían que la travesía de aquella quincena fuera de las pesadas. Habían operado a su padre, el día anterior y las esperas, las idas y venidas y demás ayudaban a que todo se desorbitara. Además del cargo de su padre, tenia el de la madre, que se había instalado unas fechas en la casa del hijo por no estar sola, y a todo lo demás se le sumaba la circunstancia que esa misma noche comenzaba con la rotación nocturna, a modo de establecer un tercer recurso en la empresa donde trabajaba y aprovechar la sinergia, de la maquinaria las veinticuatro horas.
Su padre, un hombre raro y desconfiado, ya mayor, que le detectaron de buenas a primeras un quiste en el pecho y los doctores decidieron extirparlo, ahora ya recuperándose esperaba en el hospital de Sant Gervasi, sin repercusiones. La madre, una mujer sosa, que nunca decía lo que sentía y siempre llevaba aquel estigma, de molestar a cada momento y por todo, con lo cual no eran personas demasiados abiertas ni tampoco generosas en el sentido de la ayuda, o del apoyo.
En aquella casa, además de la rutina familiar, del matrimonio de Ortuño, con su mujer y sus dos hijos, se le sumó un ente mas al que se le había de hacer absolutamente todo, desde ponerle el desayuno hasta quitar las migas de la mesa, antes de recoger la cena; porque la gran mamá, era de las que ni se meneaba.
Así que la esposa de Ortuño, llevaba más carga de la habitual, con la operación del suegro, atención a los dos niños en edades infantiles, que se les tenía que hacer absolutamente todo, además de lavarlos para ir a dormir. Procurar que cenaran con la tutela de la mamá y un poco de juego con la abuela, hasta que llegara en la programación de televisión, aquella marca característica del anuncio, que todos los chiquillos esperaban para despedirse de los mayores y quedar descansando en sus dormitorios.
Con melodía incluida y muy popular de: “Vamos a la cama, que hay que descansar” que aún deben estar en las memorias de muchos de los habitantes de esta zona.
El telediario de las nueve de la noche del 21 de febrero, no arrancaba, y parecía según las noticias, que se habían difundido durante la tarde, que el Ejército andaba revuelto, o alguna cosa rara poco propicia, se estaba dando en aquellos instantes, en los que aquella familia ya cenaba, con tranquilidad, y con la sorpresa de no tener las noticias al abasto, como era habitual todas las noches.
En aquella vivienda, todo estaba controlado y había llegado la hora de partir para el trabajo, así que Ortuño, fue a la habitación de sus nenes y les besó como cada noche. Se despidió de la madre, y de la esposa para salir en busca del auto, que le llevaría a las dependencias del trabajo, ya sin pensar más qué; en lo que se le venia encima, por tener que hacer a partir de entonces y por un periodo de quince laborables, su trabajo en las horas nocturnas.
Raramente no había tráfico rodado apenas, siendo un lunes de trasiego, normalizado del segundo mes del año ochenta y uno. En la radio del vehículo, pudo cerciorarse de lo que intuía desde hacia un par de horas. Un convoy de guardias había asaltado el Parlamento y todos lo políticos estaban retenidos sin poder salir de aquellas dependencias.
Cuando llegó a las instalaciones de su empresa, su compañero de tareas Manolo le esperaba medio muerto de miedo, un hombre con poca valentía natural, con muchos gramos de cobardía personal, recién casado y este; en vez de dejar a su mujer, en casa con la suegra, los niños, la tele y demás. Quedaba sola, sin nadie con quien hablar, defenderse, o cenar. Sin saber a donde iban a llegar aquellas muestras de fuerza que se daban en el país.
El transistor de radio, transmitiría toda la velada, fue el protagonista de la noche. En nuestro Departamento de Operaciones, el amplio Centro de Cálculo, sufría de los mismos rigores de siempre, un alto grado en decibelios, producidos por los equipos de aquellas altas y grandes bandas magnéticas, la lectora de tarjetas perforadas, la perforadora de datos, impresoras de velocidades altas y aquellos discos magnéticos, que no paraban de rotar en ningún momento. Mucho ruido en la sala del Ordenador IBM 360 de la serie alta, estaba ejecutando un proceso combinado de ventas y compras, con resultados de los porcentajes de cada vendedor de la empresa, el que en condiciones normales tenía una duración de unas cinco horas aproximadamente, teniendo que a posteriori, imprimir unos listados interminables en papel pautado, que sería la conclusión definitiva del trabajo de aquella noche, en lo profesional.
Pronto empezaron los tiros y los apretujones en el Parlamento, amenazas de tanques por las calles de Valencia, y muchos paisanos preparando las maletas para huir de la quema, estaban dispuestos. Nervios entre los partidos políticos y sus gentes, llamadas a todo trapo desde Madrid, a los cuarteles de la Legión, a los cuerpos de seguridad del Estado, a todo Quisque.
Se le denominó aquella confusión “la noche de los transistores”
Manolo, estaba cagado, no es que Ortuño no tuviera aquel resquemor por la incertidumbre, que a la postre era también un miedo generoso, pero su compañero, comenzó a temblar y lo primero que hizo cuando llegaron las diez y treinta y tres fue comerse su bocadillo, fuera de la sala de procesos y seguir la escucha de los acontecimientos, que les suministraba aquel transistor Philips modelo 611, que poseían.
Manolo Honijesa__, todos le conocían en la empresa__ no es que fuera un trabajador comprometido con sus obligaciones, un productor de los de quitate el sombrero y, a la primera excusa, salia de sala a descansar o a camuflarse, con los envites del periódico Sport o Marca, pero aquella noche se pasó tres pueblos. Cuando entró en la sala de Cálculos y le dijo a su compañero de turno, que se marchaba, que su mujer le esperaba con el hatillo hecho para huir al extranjero.
Le dejó patidifuso, no sabiendo si entender lo que quería aclarar o fuera otra de las muchas exageraciones inventadas y mentirosas de su cosecha.
El motivo de la deserción de aquella noche __ le dijo el señor Honijesa fue __, que en su población de residencia, ya iban casa por casa buscando valores inmobiliarios, escrituras y dinero, para las causas de un partido que se había erigido leader, de todo aquel chocho y que Manolo se había inventado para no trabajar y marcharse.
Han pasado treinta y seis años, de todo aquello, que por suerte y gracias a Dios, acabó bastante bien, sin apenas daños materiales y pocas victimas relativas al susto. Manolo Honijesa, como Ortuño, están jubilados los dos.
El primero sigue con sus miedos y mentiras. Aquella noche se libró de su responsabilidad dejando solo al compañero Ortuño defendiendo el trabajo, que debía ser de los dos. Su vida ha sido desnaturalizada y cuando en el bar salía la conversación de aquella noche del “23F” 23 Febrero. Era uno de los que salvó la situación, al compañero y las instalaciones de la empresa.
Ortuño, jamás quiso explicar el por qué de la ausencia de Manolo, ni de lo que aquella noche sufrió, sólo atendiendo todo un turno no fácil de trabajo y en cuanto a los sucesos, tampoco es que se haya desabrochado la boca, para explicar su punto de vista. Aquellos niños son adultos y va recordando cada 23 de febrero, aquellas connotaciones ya obsoletas.











lunes, 24 de abril de 2017

En el día de la rosa y del Libro



Amareció pronto, tanto que eran las seis del día cuando sonó el despertador. Iba a tener que desplazarme, a la localidad del oro lado de mi río.
No tuve indecisión, me tiré de la cama y de la mesilla de noche tomé mis lentes, para segundos después adentrarme en el servicio, y disfrutar al pasar por un lavado lento, caliente con un centrifugado a base de toalla de algodón. Un afeitado con loción y un despertar de lo más inusual para ser un domingo, de esos que no se debería llevar prisa, más que para disfrutar.
Me miro en el espejo indiferente y casi no quiero conocerme, el subconsciente, lo que yo llamo en plan de broma, el subsistente mi amigo, el jodido y recalcitrante mudo, que no me habla, solo me demuestra y exige.

Al que le cuento mis chistes y jamás le gustan, o cuando me hablo a mí mismo, para recriminarme solo, aquello que ni yo mismo entiendo de mi.
No sé si os pasa algo parecido, pero a mi desde muy joven, el tipo ese me ha estado criticando sin mediar palabra. Sin embargo cada mañana al despertarme al primero que me dirijo es a él.
¡Bien pues! ese “subsistente”, como os decía; al verme en el espejo, ha puesto una cara de guasa, que no me ha quedado más que volverme a remirar, para ver lo que él quería que viese.
Con pena me he refugiado en el ayer, en el antídoto personal para no perder los fuelles y seguir con el ritual del reciclado matinal. ¡Eso quería que viese! Mi aletargamiento, mi desplazado entre la juventud y la senectud.

Antes de salir de casa, tomé un zumo con esas grajeas de la tensión que sirven para deshacerte el hígado poco a poco y sin que te des cuenta, aun y sabiendo que lo hace, lo dejas como si no importara la cosa.
Llega el momento que imaginas, sin decirlo a nadie. De algo hay que morir y piensas en otra cosa, para no seguir dañándote a ti mismo.
El tráfico apenas, inexistente, los semáforos tan rojos como tomates.
Los verdes ni los hayas, puesto que a poco que puedas los cruzas como un alarido, es el permiso de paso, el boleto de marcha. Así que no aprecias el por qué de ese reflejo esperanzador, como el color que significa.
Pronto estoy en la vida, he llegado de nuevo, he despertado de verdad ¡ahora sí! Me doy cuenta de las cosas, de que es la hora de encontrarme en el parking. Ya respiro sin la ayuda auto asistida del “SubsistenteEl día del libro y de la rosa aparece frente a mi de lleno, con todo su esplendor y sus consecuencias.
Me gustaría ser un león para comérmelo todo_ frase que dice un amigo, que lo tengo en buena estima y mucho cariño. Y me viene a cuento esa reflexión, por el trabajo que debo desempeñar hoy, y no es otro que firmar mis libros a aquellos que pueda convencer.
Esos lectores arriesgados que buscan literatos nuevos, esos amigos que creen en lo que les cuentas y que agradeces tanto su deferencia para llevarse tu libro de poemas o tu novela.
La canción de Peret, dice_: la fiesta va a comenzar, y tengo órdenes severas, y el que venga como quiera...¡No dejarlo entrar!
Me concentro y pronto me encuentro con Alejandro. Amigo, que ofrece una posibilidad de tomar un cafecito y comentar algo dimanante de lo que nos conjuga hoy.
El resto ya es ¡VORÁGINE! Barahúnda entre la ficción y la poca realidad en la que creo.
El día ha ido pasando, las horas se desencadenan solas sin miedo, sin parapeto, sin excusas sin más. He disfrutado tanto que ni yo mismo me lo creo, han pasado las primeras seis horas que no me di cuenta.
Ha sido una canción agradable, he estado hablando de mi novela, del mundo de la trama de la narrativa, que he tenido que comenzarla tantas veces como personas se han puesto al abasto, a mi lado para que por lo menos y con muchísima educación, volviera a empezar. ¡Es curioso!
¡Volver a empezar! Como hago cada día y en ocasiones y días más de una vez. Voy a confesarte un secreto, me encanta hablar contigo. ¡Sí ... a ti te hablo!
No finjo. Eres tú. ¡Es a ti! A quien me interesa hablarle, por ello te doy las gracias, y si pudiera en este instante y te tuviera cerca, te estrecharía un buen abrazo, por comprenderme en silencio y por dejar que me queje tanto. Sin motivos.

En resumidas cuentas, ha sido un día glorioso, pero de esos que la Gloria, solo la disfrutas solo, en silencio. ¡¡Vale!! con el Subsistente, que no dice nada, pero se queda con todo, y hoy debe estar conforme porque me ha regalado un caluroso y bien recibido suspiro cada vez que te firmaba una novela, para llevártela contigo para siempre.






Otro recital con Alodia y Nunilón


Entre los poetas de Cornellá, los de la Asociación hay una especie de encantamiento que suele expandirse por y sobre el escenario. Nuestro Presidente ya hacía días que nos estaba mandando señales de que el sábado se acercaba y todo el mundo tenia los motores preparados para recitar frente a las personas que asistieran al teatro. El nuestro, el de la Parroquia.
En esta ocasión estrenábamos acompañamiento musical, por mediación de Manuel que nos arrolló con su buen hacer sobre el entarimado y sus piezas clásicas. Música con mayúsculas. La que nos encandiló desde un principio para no dejarnos desasistidos en todo el recital.


La calidad y la clase, señores no se administra sin sentido, en el devenir de la Asociación de los Poetas de Cornellá, se da sin tregua pero sin pausa, a pesar de los pequeños y diminutos desajustes que se dan hasta en las mejores familias. El lema nuestro es muy sencillo y pasando de metáforas bien sonantes, los responsables del entronque se las ven y desean para que cada una de las actividades, lleguen a buen puerto y puedan disfrutar de ellas todos los habitantes de Cornellá, si lo desean. No hace tantos días estuvimos apoyando a un escritor de la ciudad, en la presentación de su libro y nosotros fuimos los que llenamos el aforo, ademas de comprar su novela y haciendo que el autor se notara arropado por las dificultades que siempre entraña un espectáculo semejante.




Como aquel que dice, sin dejar botar la pelota en el suelo “usando un símil deportivo” el sábado pasado ya teníamos a las Santas Alodia y Nunilón con nosotros para disfrutar de un nuevo certamen de poesías libres. Con lo que si nos remontamos al calendario de ahora hace un año, recordemos que fue el homenaje que le hicimos a Bruno Portillo


La devoción a las Santas llegó a tierras andaluzas en la época de los Reyes Católicos que ofrecieron en 1495 estas tierras en señorío a Luis de Beaumont, Conde de Lerín y Condestable de Navarra, el cual trae navarros con sus costumbres. El 23 de octubre de 1513, tras conseguir Don Fadrique la ocupación del Reino de Navarra, se le da en señorío este territorio, hecho que no gustó a la población mudéjar, mayoritaria en Huéscar, centro del señorío. El malestar hizo que Don Fadrique se refugiara con un puñado de cristianos viejos, y que el 9 de noviembre le diera su nombre a la aldea que él mismo hizo prosperar y que repobló con gente de Navarra, Castilla y Murcia.
La población navarra trajo consigo numerosas tradiciones, como la devoción a las santas patronas Alodía y Nunilón, bailes típicos y apellidos del norte de la península, como Aguirre o Navarro.


y sin dejarlo enfriar el día de la rosa del 2016, que estuvimos todos firmando en las Ramblas de Cornellá, en el dia de Sant Jordi, el dia de la rosa y del libro. Muy celebrados en la zona.





Os dejo las fotos del encuentro del pasado sábado, con detalles que sin duda serán de vuestro interés y además los dos enlaces de lo que menciono, como efemérides de lo que ahora, hace un año pasó.










Abril de 2017

jueves, 20 de abril de 2017

Olga. Luce en Abacus de Cornellá



Tengo el gusto de hacer una crónica sobre la Presentación de Olga. Novela policíaca de mi amigo Vicente Corachan, que la exponía en Cornellá y qué mejores letras puedo dejar en este apartado de mi bloguer, qué las que preparé para su primicia en los salones de Abacus. A parte de todo el personal que hubo a lo largo de toda la ceremonia, y de las personas que se interesaron en un día de futbbol, en una fecha, que el equipo se jugaba el pase a otra fase.
Hubieron valientes que estuvieron presentes y lo disfrutaron. 




Esta tarde con motivo de Olga nos encontramos en esta Milla Literaria de Abacus, para presentar una novela redonda y amena. De las que se abren y en las primeras cinco hojas  …. ya han conseguido eclipsarte, seduciéndote para que le vayas dedicando proporciones de tu tiempo hasta que la consumes.

Devorándola y queriendo averiguar lo que su autor con maestría nos va dibujando con un trazo fácil y comprensible.

De eso se trata, hoy y aquí. Hablar de Olga, con disimulo y con descaro pero, con algunos trucos, al explicar su paseo por la novela, sin llegar a descubrir, que dentro de la trama juega un papel importante y es uno de los nexos de la influencia entre el protagonista y la incertidumbre.
Literatura precisa, la usada con influencia matemática lingüista y un desarrollo geométrico que normalmente le precede a Vicente, el autor, para el desarrollo de su obra.

Hablar de Vicente Corachan, es muy fácil. Primero porque todo el mundo le conocéis. No es la primera vez que se pone el delantal y los manguitos para escribir novelas de intriga. Ademas de ser un hombre que ha dedicado toda su vida a la ley y el orden.


Habiendo estado por motivos profesionales en el ojo del huracán de los marrones más amargos de nuestra transición política, de no hace tantos lustros.

Un sabueso que ha pasado por muchas de las secciones de nuestros cuerpos de seguridad estatales. Un entendido y muy versátil investigador privado.

Así es como ha obrado en su novela Olga, con una especial magia que ustedes irán disfrutando y digo disfrutando porque a la par gustaran, muy mucho por ir descubriendo a Gumersindo Hierro, es un detective que vive en la Ronda de San Ramón y suele dar paseos deportivos por el camino del río Llobregat.

"Gumer" presume de una edad fenomenal, así como de su forma y sus gustos.
Describe a un hombre normal de nuestro tiempo, con sus ilusiones y sus penas como cualquier vecino del barrio. Dibujo sencillo del tipo normal por antonomasia.


Ahora con una agencia de detectives, dedicado a desentrañar misterios y aclararlos para que otros con las leyes en la mano puedan distribuir primero justicia y después si hubiere caso penitencia.

Siendo él un tipo de persona que siempre está a la vuelta de todo y que los detalles pequeños o inapreciables él los valora, los detecta, analiza en el mismo instante que están penetrando por sus pupilas, para darles ese contenido literario que dosifica la novela desde el comienzo.


Un enamoradizo el amigo Gumer, que se va fijando en las mujeres que le van saliendo al paso, ya sean las pasantes de juzgado, como Raquel o las abogadas y leguleyas que están de buen ver y saben vivir la vida como mujeres de su tiempo.

Haciéndose el exagerado y el interesante y ademas; lo usa como argucia para encandilarlas. Afirmando que no le va mal del todo.

Un buen día recibe en su despacho la visita de un cliente, potentado que es el que le complica la vida, y casi acaba con sus huesos.

Muy bien transportada la acción desde Barcelona a Madrid, guardando todas las premisas habidas y por haber, y teniendo y desarrollando los detalles cuantiosos que los mima con esmero para dejarlos que los disfrutemos sus lectores.

Enseñándonos como es en parte esa profesión de investigador y las horas que se pasan persiguiendo, reconociendo y esperando detrás de una farola o desde el lugar de su automóvil.

El trasfondo de la novela lo urde con esa lentitud necesaria que aportan los detalles para comprenderlos, con su descriptiva magistral, abona el camino y desgrana aquello que los ignotos, los no impuestos en el mundo de la observación desconocemos.

Siempre con la pesadumbre de creerse engañado y usado por aquel rigor de enamoramiento que transluce por aquella mujer, que llega a dudar de sus caricias y de sus amables rituales. Siendo él un hombre que se cree, que esas cosas ya no le pueden sobrevenir porque él esta fuera de todo peligro en la diatriba del amor.

Una mujer que conoce gracias a sus dos amigos del alma, en el cumpleaños de uno de ellos, que irrumpe en su vida con una fuerza extraordinaria y que le bebe el oremos, casi desde que la invita a su primera copa de cava.

Gumer el investigador que a parte de todo tiene un gusto extraordinario por los menús en los baretos de la zona que el conoce. Haciendo mención de ellos, en una forma aseada y sin que sea postizo. Destacando su gusto por el vino de rioja, y las canciones del Camaron de la isla, que las hace lucir en momentos de la narración y que sobresalen mientras lees esas letras tan bien colocadas que te llevan con sugestión donde el autor pretende, para dejarte luego con un radical cambio que controla de forma expedita.

Su coche es el BMW Serie 2 Cabrio, y su musa en la música es India Martínez, que se aprovecha de sus canciones Gumer, para deleitarse en los momentos románticos, traspasando al lector el vibrator de la artista y la melodía sensorial.


Con mucha técnica, describe el final de lo narrado, haciendo uso de matices profesionales, con los investigadores de la Brigada en Madrid, entonando los quebraderos de cabeza, que sin duda deben enfrentarse cada día para desentrañar las más sofisticadas trampas, en el uso de los homicidios, asesinatos y demás barbaridades que se ven insertos de forma habitual en sus quehaceres profesionales.

Analizando la diferencia que existen entre cuerpos del Estado y Policías Comunitarios, que sin duda están en correlación y de acuerdo, pero no deja de entrañar ese punto discordante en la salsa común que suelen degustar.

La sorpresa final, ni siquiera la voy a mentar, porque es de recibo que mis amigos los aquí presentes, tomen buena nota y compren esta novela, para que la disfruten como todos los que sabemos que Olga, es un nombre de una mujer Marbelli y además preciosa.













sábado, 15 de abril de 2017

Imperativo natural



Creo que si todos muriéramos al cometer un delito
el mundo no tendría delincuentes.

Llevaríamos más cuidado en no dañar lo ajeno
evitaríamos incluso insultar al prójimo por capricho

No existiría el celo malévolo entre hermanos y colegas
y sin dudarlo, la felicidad estaría repartida entre todos
porque estaría desterrado aquello de:
quítate de ahí; que me pongo yo.
Desconoceríamos la maldad, al no entender de envidias.

__ Debes vivir en otro mundo, ¿Verdad?
__ ¿Serás de otra Galaxia?__ preguntaron

__¡Así debe ser!, porque no lo comprendo
visto lo que veo y oído lo que escucho.

__ ¿Eres humano como nosotros?

__¡¿Ah… vosotros sois humanos?!

¡Debí ser el último de mi especie!
Porque justo cometí mi primer delito y por imperativo natural
tuve que morir.








miércoles, 12 de abril de 2017

Muerte con sospechas



La policía autonómica, no se fiaba demasiado de lo que Nayim, el amigo Narciso Yates Imperial, vino a significar a parte de la denuncia en regla de la desaparición de Irene y comenzaron con las pesquisas, para ver donde llegaban ciertas noticias que los jueces poseían y que estaban en proceso de investigación referentes al amigo y de la poca importancia que la familia de Irene había demostrado por darle entierro a la mujer.

Con lo cual también los cuerpos de seguridad hicieron que se iniciara cierta investigación para descubrir aquella muerte tan rara, que no levantaba apenas duelo, ni pena por parte de hermanos y sobrinos, que a la postre eran los que le quedaban a la difunta y cierto nerviosismo por parte del quizás amante de Irene y que lo había dispuesto todo para que nadie tuviera sospechas.

Al cadáver lo encontraron los bomberos, al entrar por la parte trasera de la vivienda, en colaboración con los Mossos del Guinardó, que fueron los que intervinieron de oficio, dando a posteriori, aviso a la familia de la finada, con escaso resultado misericorde.

En la vivienda se hallaron documentos en los que negocios del amigo de Irene, el ínclito Nayim andaba metido, que además les daba la posibilidad de hacer aquellos viajes extraordinarios a muchos lugares del mundo. Bogotá, La Paz, Caracas, Miami, La Habana, Bruselas, Rio de Janeiro, ciudades extraordinarias y despampanantes donde ellos habían paseado su amor y sus negocios de tapadillo. Además de un completo diario con fotos y comentarios de la relación que Irene Delapeire mantenía con sus hermanas, desde la muerte de su madre Xarme, la que idolatraba a su hija la menor, aquella Irene frágil que nació cuando ya nadie lo esperaba y que fue un regalo de Dios para según que personas, despertando una fiebre loca de celos en el resto de los componentes de su familia.

Irene fue una mujer muy guapa, que por medio de su figura y de su embeleso vivió durante toda la vida.
A pesar de estar bien colocada en una empresa puntera de la ciudad, pronto se las ideó para dejar de madrugar, ser una empleada normal y llegar sin esfuerzo a ser propietaria de su piso en Ferrer de Blanes. Contar con ciertas cantidades que le chorreaban cada final de mes, y algunas otras cuando ella se lo proponía, por parte de quien estuviera a tono, o el poseedor de sus noches de encanto.

Había nacido en el seno de una familia humilde, y las penurias al comienzo de sus días fueron de tronío, sin embargo, ella con ese carácter que le envolvía y una sonrisa ni triste ni demasiado altanera, sabía domesticar al hombre que se proponía, ya fuera casado o soltero, mas bien con caudales y de buen ver, con futuro prometedor, para que ella de la manera mas directa saliera beneficiada.

Morena clara, guapa y natural con rasgos poco marcados, siempre pasando desapercibida, buen tipo esbelta y una voz entre cariñosa y agradable, sabía cuidarse desde que amanecía y los esfuerzos que ella hacia jamás eran para perjudicarse, ni la espalda ni la cartera, sabía donde arrimarse siempre para que esos detalles tan poco románticos estuvieran solucionados desde el comienzo.
Un tipo perfecto, ni muy larga ni bajita, en la estatura preciosa de una mujer muy bien proporcionada y llamativa, buenas piernas y mejor culo hacían de la señorita Delapeire, una candidata a la mejor de las felicidades.

Había comenzado de muy joven a destacar por publicitar productos domésticos, y ser azafata en las sedes de Barcelona de las Ferias de Muestras, y demás eventos comerciales de la Ciudad Condal, eso le dio pie a que en un principio un empresario muy juncal dedicado a construir casas y complejos de viviendas, se la llevara a Mallorca de vacaciones y desde ahí, se iniciaron todas las pesquisas que la llevaron a vivir como una reina entre los veinticinco años y los sesenta y tres, que fue cuando empezaron las demoras en todo lo concerniente al bienestar personal y a flaquear las cuentas corrientes de la dama.
Generando envidias en alguna de sus hermanas, también solteras como ella, pero peor paradas por la naturaleza.

El seno de aquella familia lo componían ademas de los padres, cinco hijos y, eran un varón y cuatro hembras, el muchacho era un pedazo de pan que se le llevaba con un hilo de lana por donde quisieras, había quedado tocado en uno de aquellos ataques de Meningitis y que no pudieron hacer nada los médicos ni los padres, ya que le sobrevino muy de niño, en el año de la guerra, con lo que siempre arrastró alguna deficiencia, que no le quitó ser un empleado decente en una empresa de los “Quince”, muy cerca del Paseo Maragall, la nombrada Sistemas de Control, dedicada a las artes gráficas para la empresa. Libretos oficiales, bloques de albaranes, facturas, diseños de formularios y libros de control y seguimiento.

Una de las hermanas, casada y desplazada de su hábitat, se veían de tanto en cuanto y no participaba en los grandes eventos de los que cocía la familia. En cuanto se emancipó Irene, le surgieron los problemas con las dos hermanas mayores, que pretendían frenarles la decisión, por motivos personales y rabias contenidas. Se marchó de la casa materna ya mayorcita, sin la aceptación normalizada de Xita y Pilarín














lunes, 10 de abril de 2017

Asesinó a Segismundo



Una vez la madre descansaba en su cámara, acompañada por el resto de sus hijas Marina y Xon, Xarme se enfrentó con su padre, exigiéndole le explicara en primer lugar de donde venían aquellos cortes que llevaba en los antebrazos, heridas graves que sin duda las había recibido en alguna reyerta, con algún desaprensivo.
Esperando recibir por parte de Saturio amplias explicaciones de su proceder, ya que desde un tiempo a esta su hija, por falta clara de comunicación del boticario, en no cumplir, ni tan siquiera disimular aquello que debía estar preestablecido con la normalidad familiar, tenían detalle.
Notando a su vez el desfallecer del buen tono que habían disfrutado siempre, y de la ausencia y falta de responsabilidades en su proceder, del desencanto y flaqueza del erario familiar, por el tanto juego, mujeres y vino que necesitaba, un padre que hasta entonces lo disimulaba con creces.

__ Tendrás que aclarar esta actuación tuya, que ya es una norma indeseable que hemos de aguantarte, madre y nosotras

__ Hija ha sido un percance desgraciado. Ya me conoces y suelo dejarlo todo bien agarrado, para sobre todo la gente no chismorree

__ Sin embargo ya me contarás como te has hecho las heridas, tan profundas de los brazos, que da hasta miedo mirarlas, por lo feas y sangrientas que son.

__ Has de ayudarme, a disfrazar ciertas cosas que están en mi despacho del Casino, que no puedo solventar yo solo.

__ Antes de eso__ dijo Xarme exigiendo__, has de explicarme para que lo pueda entender, cómo es que te portas tan mal con madre y con nosotras tus hijas. Estás ocioso y sin recursos, no eres tú, algo te está ocurriendo que nos ocultas y así lo destruirás todo, lo perderemos sin darnos cuentas, las deudas nos embargaran y los acreedores nos dejaran en la calle. Dejarás de poder tirar hacia adelante y en poco tiempo, serás una piltrafa, un embaucador y un delincuente barrio bajero, que no podremos arreglarlo en forma alguna.
Sin contar ese enorme despilfarro que llevas, sin darte cuenta que en nuestras arcas ya no entra dinero y solo hacemos que pagar deudas de juego, de vicios y de vergüenzas, cuando hasta hace poco solían entrar los dineros a borbotones.
Entiendo que los clientes de la barbería y los pacientes del señor boticario, no sean gentes que estén sobradas de caudales pero, todos ellos son honrados vecinos y pacientes agradecidos que poco a poco sufragan sus deudas, con su aportación algunos ingresos teníamos y suficientes pagos en especias recibíamos, cuando te dedicabas y estabas al frente de la botica, de nuestra farmacia y de la peluquería.
Ahora he de suponer e imagino se lo llevan los mancebos que tienes contratados y flaco favor nos hacen, puesto que desde semanas no entran ni divisas, ni comestibles ni dinero con el que ir a la panadería y al mercado de abastos. Ahora llegará la hora de abonarles sus nóminas y de donde sacaremos el montante para pagarles. Sin remisión el rincón que tenemos en la Banca de Navarra, va disminuyendo de seguir así valdría la pena no continuar erosionando el capital y, cerrar todos los negocios. Mandarlo todo al cuerno, porque puedo imaginar que los impuestos, las facturas de las medicinas a los laboratorios y del herbolario, tendremos que seguirlas pagando nosotros. ¡De donde!

__ Todo cambiará hija__ dijo Saturio, a Xarme, que estaba desquiciada. __ He tenido unas manos de cartas muy malas hace un tiempo. Desde que enfermó tu madre, no sé que tengo qué, no doy una de derechas.
En el Casino tampoco van mis apuestas como antes, toda aquella luz que tenía, aquella suerte en el juego con la que gozaba, se ha esfumado y eso ha hecho debilitar mi persona.
__ ¡Estás enfermo padre!__ contestó agraviada Xarme__, tú no debieras jugar. Eres el director del Casino, nos arruinaremos contigo y luego llorarás o harás lo fácil te quitarás la vida, con una de esas pistolas que cuelgan de la pared del salón. Decir que has tenido mala suerte, cuando tú eras el primero que mantenías aquella máxima de: “ la fortuna “ es un estado de emoción y solo eso. La suerte no existe.
En realidad, es lo que nosotros hacemos por forzar las cosas y nos aparece cuando creemos estar acertados en que todo nos viene a pedir de boca__ siguió argumentando__ Tu el hombre justo y cabal, aquel licenciado que veía la brizna en el ojo al vicioso jugador, del ludópata empedernido, el enfermo en ciernes y clamabas al cielo con tus maldiciones y para curarle y aconsejarle, si era preciso le recetabas un montón de brebajes para sacarlos de la degeneración y que ellos ya curados por tus pócimas volvieran al redil.
Ahora eres tú; el primero en sumarte al grupo de los descarriados. No te da vergüenza lo que va diciendo el pueblo de ti.
Sois el hazme reír de la población, con el lío de faldas que lleváis la peluquera y tú.
Dolores, a la que te tiras en su propia casa, sin importarte que tus hijas tengan que soportarlo y su marido lleve unos cuernos de ciervo de monte, que ya se los afila el herrero de la plaza.
Sin escandalizarte sobre lo que vierten sobre esa familia y la nuestra, por vuestros escándalos.

Saturio, no estaba sereno y ya le era imposible continuar perdiendo el tiempo que le quedaba, para poder mitigar la barbaridad que había protagonizado, el acto de salvajismo que encarnó aquella misma madrugada y haciéndole un gesto a su hija para que le diese la palabra enunció.

__ He cometido muchos errores Xarme y espinosos, muy graves pero; como el que voy a contarte ahora mismo, ninguno.
Trataré de enmendarlo, tengo muchos contactos de amigos que creo solventaran el asunto sin que intervenga la gendarmería y de otros que no lo son tanto, que por el mero hecho de que me deben grandes cantidades de dinero y favores, provenientes del juego atenderán sin demasiadas preguntas.
Todos ellos me ayudaran sin remedio precisamente para disimular y esconder los detalles y los líos de sus queridas, esas señoras de la sociedad que llegan invitadas por ellos.
Esos políticos de Madrid, que para disfrutar de un adulterio a la carta, traen disimuladamente al Balneario y al Casino, desde la estación de Logroño, a todo confort, para gozar de los baños de las termas. Con su jolgorio incluido y todo en secreto por estar ellos debidamente instalados en el partido y ellas por ser dignas esposas de gentes muy notables, también me echaran una mano para que todo quede oculto y nadie pueda enterarse.

__ Por mi parte, no quiero saber demasiado de tus fechorías, lo único que quisiera es que no des la nota en este pueblo, que todo se critica y ya vamos apañados con lo que tenemos encima. ¡Llamaré al servicio que traiga vendas y alcohol amercrominado para curarte esos brazos de homicida

__ ¡Escúchame!, y deja tus retahílas para otro idiota.

¡Acabo de matar al marido de Dolores, al amigo Segismundo, el bocazas de Arnedillo y lo tengo oculto en el despacho del Casino, esperando poder deshacerme del cadáver.

__ ¡ Que dices por Dios! Acabas de matar al marido de Dolores Zurita y te quedas tan tranquilo, esperando que yo te resuelva el entuerto ¡Estás loco!