martes, 29 de marzo de 2016

Había dormido con ella

Viene de un capítulo anterior 
titulado:   Cataputas



Capítulo actual:  Había dormido con ella

_ De mi amiga Carla, ¿Qué te puedo detallar?_ le decía abiertamente a Manolo, que esperaba respuesta_ ¡pues todo! Absolutamente, puedo contarlo todo. Somos amigas hace mil años y nos tratamos y conocemos desde niñas. Nos hemos visto muchas encrucijadas, y reído ¡Ni te cuento!, nos entendemos a la perfección y es una mujer en la que puedo confiar.

Disfrutamos preparando tu llegada y urdimos lo que debía ser nuestro primer trato. 
Lo dispusimos y analizamos para que fuese un hechizo. La cita que marcaría toda nuestra vida, la más importante, que debíamos mantener tú y yo, a solas; sin intermediarios para conocernos de forma impactante_. Se detuvo Mechthild para llenarse los pulmones de aire y ordenar sus recuerdos y continuó_: ¿Creo que lo conseguimos, no crees tú? _ mantuvo el silencio mirando a Manuel, hasta que le notó la sonrisa en los labios, para proseguir_. Ella, Carla, mi amiga, desde su privilegiada posición investigó sobre ti y averiguó que eras un tipo fenomenal y genuino.
Buen perfil el tuyo y de honradez intachable. Me encanta que estés aquí, y nos queramos tanto

 _.Volvió a aseverar dubitativa, temblándole el labio inferior. Sin recibir de inmediato, señal de conformidad, por parte del preocupado Manuel, que tras un segundo de duda, reaccionó de momento, sonriéndole nuevamente a su chica con una expresión amplia, que acompañó con la serenidad del buen caballero, y le acercó la cara para besarla en los labios de manera calmosa.

_Pero mijito Manolo_ quiso ampliar con gracia la acción_, ya sabes cómo somos las Nicas, de guasonas y atrevidas. En verdad lo comenzamos como una galanura de mujeres, para ver que ocurría. Nunca imaginé que nuestro amor cuajara desde tanta distancia, sin vernos, ni tratarnos de forma directa.

Al saber a ciencia cierta, que venías para mi tierra, todo se aceleró y ahora estoy como una diosa, como nunca había estado y creo que te quiero de verdad, que vas a ser el amor de mis próximos años_. Matizó la entregada Mechthild Sröeder_ Para dar más garantías a su chico y que dejara de padecer.  Aún quiso continuar diciéndole a Manolo, detalles que no había revelado de su secreto y asentó.

_ Si tienes alguna pregunta, me interrumpes amor y te cuento lo de mi papá cuando llegó furtivo desde quien sabe dónde.

No le dio oportunidad a su enamorado en contestar, ni decidir alguna opción que no fuera la que ella disponía, y Mechthild siguió hablando de sus cosas, como si le hubieran dado cuerda.  Necesitaba explicar a Manuel, como solicitando un permiso de buena conducta de sus vivencias anteriores. Necesitando convencer de algo imponderable al hombre que había dormido con ella la noche anterior.

_ Llegado de Alemania, a finales de los años cuarenta, huyendo de la turbación Nazi, recaló en Nicaragua, nadie sabe a ciencia cierta cómo alcanzó las costas de las playas. Además ha sido un capítulo que papá, jamás contó y si alguien osaba en preguntar alguna cosa sobre el tema, lo mejor que hacía es marcharse a otro lugar con malos modos.

No se le conoce más familia que la nuestra, jamás recibimos noticias de sus parientes, ni de nadie que le buscara. Nadie absolutamente allegado le escribió, ni sabemos nada de sus padres, desconocemos si tuvo hermanos. Lo que se dice nada, absolutamente ningún dato. Jamás quiso explicar detalles sobre el tema. Era muy suyo y además el orgullo, fue su defecto.

En su juventud debió ser muy aplicado y por esos estudios superiores, que decía tener y nadie puso en duda_ serán ciertos_, supo forjarse un futuro.

Una vida silenciosa y secreta, que estoy segura es difícil de sobrellevar_. Hizo un gesto, cambió las piernas de posición y le dio un pico en los labios a Manolo para seguir diciendo.
_Mamá, después de mucho preguntarle, jamás me complacía;  como respuesta, siempre derivaba la interpelación a otros lugares y aquella interrogación se quedaba por dilucidar_ entre pensamientos y gestos relataba aquella casi amargura_, lo recuerdo perfectamente, lo hacía cuando yo era chiquita.

Siempre eché de menos una infancia como tuvieron las demás niñas. El poder explicar con la alegría infantil la profesión de mi padre_ aclaró con gestos graciosos_ unas decían carpintero, otra ferretero. Detalles que no son de altura, pero que entre las niñas se hacen para engrandecer a ver quién puede más a los suyos. Pinceladas de sus abuelos, si son viejitos, si son graciosos, si les pasean, si les miman, cuando tienen fiebre o las lleva al lago de paseo.

En fin preguntas y dudas de chavales, interrogantes que cuando eres chiquita necesitas que te repitan una y otra vez. El ansia por querer saber y de dónde vienes; ya sabes_. Invitó a Manolo, como si él pudiera darle respuesta_. Madre, nunca abrió la boca para contar de mi papá. ¡Jamás!  _ (hablaba entre pensamientos) _ y prosiguió rumiando en lo que su madre le detalló, en un entretanto inesperado_: Me contó que papá llegó embarcado hasta Panamá, en un carguero Argelino que ascendía el Pacífico desde el Cabo de Hornos, subiendo hasta Valparaíso en Chile y rumbo norte navegando. Atracando en varios puertos de la ruta para descargar trigo y cargar frutas tropicales. A la altura de: Isla Ladrones,  que se encuentra frente a la bahía de Panamá, desembarcó papá, mezclado con algunas personas de etnias diferentes de forma inexplicable, sin tocar ni siquiera el puerto. Fueron desalojados en un pontón de auxilio y el mercante siguió rumbo norte, supuestamente hasta Acapulco en México.

Continuó Mechthild refiriendo la historia que le contó su madre y en un instante de reflexión_, recalcó, matizando la guapa mujer_. Lo raro, es que abandonara el trayecto en sitio tan inusual. Prácticamente en alta mar, sin ayuda Panameña, saltando con gomas de salvamento a cinco millas de la costa. Después, con el tiempo_, siguió argumentando Miche_ estos datos me los confirmó Carla, y dado que su trabajo;  es competencia en la Seguridad Nacional, a petición mía, y como un gran favor secreto, hizo una especial y ardua averiguación sobre los hechos, quedando confirmados, sin poder extenderse en las circunstancias ya que todo estaba bajo los clásicos secretos de estado.

De algo desertaba, con o sin razones, pero su vida fue siempre tras lo oculto, tras lo inexplicable. Huyendo de aquellas playas, viajó clandestinamente hasta el país. Teniendo que atravesar toda Costa Rica, hasta llegar a Nicaragua, con pasaportes falsificados desde Alemania, fechados en Múnich _, eso me dijo mi madre, pero ella que sabía_. Se estableció en Tipitapa, ya en Nicaragua y tuvo que curar unas fiebres de Malaria, que por poco se lo llevan.
Al poco se casó con mamá, que era hija de un responsable de la firma de Pacto del Espino Negro.


Nunca se abrió mi padre a la gente, siempre tuvo desconfianza, por lo que imaginábamos estaba buscado por los agentes del Mosad, aquellos que proliferaban por Bolivia y Argentina, buscando alemanes evadidos, que se escondieron y refugiaron en países de América del Sur. Huyendo del juicio de Núremberg. Todos ellos condenados a las penas más graves por las atrocidades que habían hecho en Europa, a tantos judíos y gitanos.


Continuará
To be Continued....







sábado, 26 de marzo de 2016

Tras la Semana Santa del año MMXVI







Podría comenzar este escrito, comentando y dando mi punto de vista en muchos de los sucesos que han acaecido estas últimas semanas en Europa.


Barbaridades y muerte, sufrimiento en definitiva para las buenas gentes, que ajenas a todo ello han recibido las graves consecuencias del brutal atentado. Personas  como tú y como yo que no esperan más de la vida, que seguir con la felicidad a cuentagotas que el destino ofrece. Disfrutando de los amigos, de los seres queridos que nos rodean y con la normalidad de un ser normal

Mencionando a las familias y a las personas que sufren por tantas y tantas barbaridades sucedidas en los días previos a la Semana Santa, pero no lo voy a hacer de ese modo. Aún y cuando desde mi tribuna, mando mi abrazo a los que sufren y se duelen por las secuelas de lo ocurrido, que jamás se debiera haber permitido. ¡Jamás!

 





En un rincón de Aragón, en la zona de la franja del Matarraña, gracias a Dios todo discurre de una forma tranquila y feliz. 
Las gentes se cuidan, se entienden y soportan entre ellas, intentan comprenderse, se sujetan para no ofender al prójimo y cada cual hace lo que le corresponde en la armonía que aprendieron de sus padres, abuelos y antepasados.  
Por lo que el tiempo pasa y pasa, un día tras otro, una fecha arrastra la siguiente y una Semana Santa nueva nos acoge de lleno.


















Poema

Te sigo sufriendo
dolor que no quiero
lamento profundo
aquello que veo

La sangre corriendo
menudo disgusto
enorme tragedia
nos llega del mundo

Por desgracia vuelve
por causas del hombre
desventuras ciertas
que no tienen nombre

Cuando será el fin
de la penitencia
Cuando será el fin
de tanta paciencia






En nuestra zona, una de las mejores de las que yo conozco, durante todo un año se preparan las buenas acciones, que junto con la ilusión de los que las llevan a cabo, derivan en un placer, en una sensación inexplicable, en un disfrutar definitivo.
Se prepara la Semana Santa, sin dejar al descuido ningún detalle, se prevén todos los imponderables y se ensayan dentro de las Cofradías, todos aquellos repiques de tambor y de bombo necesarios para después ponerlos al aire y que los disfruten nuestros visitantes, y los que por aquí, solemos pasear dejando trazas de arraigo.

La exaltación del Bombo y del tambor, recoge a buena parte de la villa, alrededor del estruendo de los tambores y de las notas claras de las cornetas. Todos en una comunión, durante la tarde del domingo de Ramos, siendo y logrando en esta ocasión con la XXVIII versión de un entusiasmo fabuloso.






Las diversas procesiones o viacrucis que se celebran durante la semana, y que pasean a lo largo de la villa, dándole a la Procesión del Santo Entierro, el mayor de los privilegios y de la cual todos los creyentes disfrutan, de la representación que año tras año, se viene disfrutando.





Recorren las calles
La fe de los hombres
Dejando en la acera
Posibles temblores

Certeza divina
Morados colores
Quién sabe si atina
Con fuertes olores

El bombo redobla
Me crispa el sentido
Previene muy justo
Mi ritmo y latido

La corneta alerta
Con claro sonido
Mi espíritu acierta
Parezco dormido




Texto : E.Moreno
Fotos:  E.Moreno, excepto
la foto de Tintin de la red






martes, 22 de marzo de 2016

El Cataputas

Viene del capítulo anterior: Prostitutas por gusto

Capítulo Actual: El Cataputas




Narciso fue el que le dio a Mathías amparo, en los años de su busca y  captura, a cambio de deshacerse de según qué asuntos de conveniencia.

Por lo que se dice; contacto entre el resto de su séquito, jamás hubo. Era gente muy oscura, personas sin corazón ni entrañas, los que a la postre perdieron el conflicto armado y echaron al corrupto político, al destierro hasta que se le dio por desaparecido
Julen entonces era el guardaespaldas de un familiar suyo, un político muy influyente. Tanto que le ha solucionado la vida, con dinero y con patrimonio. Para no preocuparse jamás por la cesta de la compra. Ni por detalles que a veces son irrelevantes:
Son gente muy relacionada y mafiosa que te sacan de cualquier atasco; sin pegas posteriores, o te matan; si les creas la más mínima dificultad. Te descuartizan y desapareces, si la cagas_ siguió explicando Mechthild a Manolo, muy seria y nerviosa; añadiendo más conclusiones de su cosecha.

_ Le agradecieron con creces sus desvelos, por la cantidad de socorros y de adeudos sucios que le ordenó y, todos fueron exitosos; que no son tampoco confesables. Ahora vive sin trabajar, aposentado en uno de los ranchos que le regaló el buen samaritano de su valedor; pero rebozado de miedos y de dudas. ¡Sin vida! Desconfiando de cualquier ruido y amargándole la existencia a quien tiene cerca_ Afirmaba la mujer, sin recelos, y con mucho cariño hacia Manuel.

_ Era mi marido, aunque no estuvimos jamás casados, ni por la Iglesia, ni por lo civil, un tipo fortachón y bastante simpático. Cuando le conocí, era muy bebedor y mujeriego, muy ligón y fiestero del cual costó poco enamorarme, por la cantidad de celebraciones a las que me llevaba, y por tanto vicio como llegábamos a compartir, que llegó a ser algo normal para ambos, que fornicábamos en el mismo colchón.

Ingerir de todo, además nada bueno, desenfreno y narcóticos. Esos vicios y otros detalles aún más delicados, que llegaron a ser delitos de sangre sin contar con los problemas en los que pronto se metió. Ya entonces; él solo, puesto que yo me negué a continuar en aquellas guisas.
Llevaba bastante tiempo de guarda espalda de Luis Costosa, el hermano del que fue Presidente del Gabinete del Interior de la República. Disponían y compartían de información muy valiosa, inapelables asuntos de interés de familias adineradas de nuestro país, con negocios suculentos de producto y ganancias amplias.

Personajes escondidos, con apellidos de linaje y gente de muchísimo dinero, que querían pasar desapercibidos; hasta que los arruinaban. Derivaban capital, poderes, patrimonio y venta precipitada de valores.

Julen se ocupaba de la seguridad personal de don Luis y le acompañaba a todas partes. Se encargó de hacer los trabajos más duros y más asquerosos que puedes llegar a imaginar y como compensación al cabo, se pudo retirar millonario en un rincón oculto de todo, no muy lejano de la ciudad de León.

Ahí fue donde yo le di el piro, pero ya estaba embarazada de nuestro hijo, de nuestro René y en casa, a mi padre sobre todo, no le parecía nada bien, que yo abandonara a un hombre tan influyente; me quedara al margen de una protección que él creía necesaria.
 Por parte de mi madre, la “inútil Pajarita”, la indígena preciosa, no opinó, ni le llevó la contraria por miedo. Siguió sin querer enfurecer a mi papá, sin ponerle freno a sus desmanes, ni siquiera llevarle la contraria. Denunciarle de sus engaños y malos tratos; ya que fue para él; y que Dios me perdone al decirlo_ añadió Mechthild_, una tapadera fenomenal para encubrir tantas y tantas fechorías incunables con autoría de Mathías Sröeder.

De mi vida personal, significar_: siguió convencida, conversando con Manolo, que no salía de su asombro, aunque fingía que lo entendía perfectamente_. Estuve años, “bastantes años” _ pensó para sus adentros_. Si no me equivoco, casi doce años, con Julen, aquel hombre que al principio me encantaba por su halo de súper dotado y me hacía ver las estrellas relucientes; que acabó siendo un vulgar cata putas y el esbirro de un fantasma.
Después de la revuelta Somocista, se deshizo su áurea de garantía como un azucarillo
Aunque tenemos muy buena relación; y nos respetamos, por aquello que hubo y que no deja de ser el padre de mi hijo. Nos entendemos, con mucha educación, sabiendo que lo pasado ya no vuelve.

Hasta hace poco, debo confesarlo. Hasta que te conocí. Me visitaba para cohabitar conmigo, después de follarme se perdía durante un tiempo y dejaba de saber de él, hasta que nos necesitábamos. Cuando llegaste tú, te juro que se acabó. Volvió con sus rameras y asunto zanjado.

Demasiadas secuelas indisolubles, las que ayudaron sin duda a olvidar a Gary definitivamente y dejar de pensar en el primer mundo, donde estaba mi hija.
Hizo un inciso en su relato, para mirar fijamente a Manuel, que le escuchaba muy atento, y que no quiso interrumpirla ni un segundo siquiera. Sin estorbar para que aquella mujer dolida pudiera extraer aquel daño que le aprisionaba y además intentar que ella, Mechthild, soltara toda aquella angustia que tenía en sus adentros, desterrando de una forma natural su zozobra.

 Viendo lo concentrado que seguía su Manuel, volvió a tomar sus manos y con su verbo lo introdujo de nuevo en aquella pajarota, tan diferente a la alegría y al morbo sensual, que acababan de presenciar en los salones del Gallo más Gallo.
El camarero del restaurante se acercó a la pareja, invitándoles a que de la bandeja portada, tomaran alguna de las atrayentes bebidas

Eso les hizo reposar y respirar, sobre todo a la mujer, que llevaba un buen trecho de tiempo detallando sus circunstancias, nada sutiles a su adorado nuevo novio.
Manolo había consumado tres copas de buen ron mientras, su novia le había explicado sus temores. No le brotaban palabras de su interior, permaneció  callado, aunque tenía una cantidad de dudas en él, que no sabía cómo abordar.

 Aquella delicada situación, sumada con la repercusión del resultado de la presentación del Schissen Lecker, lo tenía abrumado, sin poder reaccionar a ninguna señal de prevención; por lo que tan solo suspiró, dejando al margen con un manojo de gestos inconexos, todo aquel contenido extraordinario que le había revelado su amada, dando por zanjado el tema, hasta que en momento oportuno pudieran reanudarlo.

_ ¡Mira, mi amor! Ya tendremos tiempo de hablar de todo ello, ahora solo sé que te quiero a ti y que ni nazis, ni criminales, ni asuntos que no entiendo nos va a separar de nuestro idilio. Por lo que te pido confíes en mí, y te dejes llevar por la naturalidad que siempre aclara y desatasca las situaciones por muy complicadas que sean.

_ Eres un cielo Manolo_ confirmó Mechthild, sabiendo que toda aquella revelación traería unas aclaraciones añadidas. Bebió con sed de su copa, un sorbo corto y penetrante y sin ningún cuidado ni cortapisas, cambió de raíz la conversación tan subterránea que habían mantenido minutos antes, dirigiendo la atención a un punto menos agresivo y más agradable, permitiendo que Manuel abriera su boca con la primera duda

_ Y de tu amiga Carla, que me puedes contar, donde entra ella, en todo este entuerto. Como la complicaste y porqué, en nuestra primera cita _ Dejó la cuestión en el aire Manolo, intentando atar más cabos sueltos.



Continuará

To be continued





viernes, 18 de marzo de 2016

Prostitutas por gusto

Viene del capítulo anterior: Gruta vaginal

Capítulo Actual: Prostitutas por capricho


Mathías, “herr Sröeder”, fue oficial de las S.S, y nunca lo admitió pero tuvo que salir huyendo antes que se celebrara el famoso Juicio de Núremberg. Dándose a la fuga para siempre, vivir en la penumbra de los días y el crepúsculo de la verdad.

Siempre vivió sumido en su propio secreto, en el de su identidad, de sus miedos de la guerra, y de actos que cometió, aunque fuesen obedeciendo órdenes de sus superiores, detalles que jamás comprendí.
Todo ello, quieras que no, te deja una inseguridad muy grande, que a medida que vas cumpliendo años, reconoces que te hace ser una persona no exactamente igual que las demás, que aunque éstas no tengan un trozo de pan que llevarse a la boca, cuando explican, cuando narran, cuando critican incluso; lo hacen con la tranquilidad de que no les pasará nada inesperado.

Jamás me faltó nada, pero siempre supimos que aquello se podía terminar. Éramos diferentes, no nos podíamos comparar con nadie de nuestro alrededor, hasta mi madre, cambió de forma de ser para llegar a ser una sumisa esclava de mi padre, una callada y silenciosa persona. Otra víctima más de los nazis llegados a Centro América.
No podía compararme con mis amigas, mi gente no era igual. No reíamos por cualquier cosa, siempre estuve rodeada de fórmulas y de mandamientos que cumplir. Esta situación fue un nudo irresoluble, que nos hacía vivir de puertas hacia adentro y no poder llevar a nadie a casa, vigilar con quien me juntaba, elegir a mis amistades con demasiada escrupulosidad y encima, algunas personas que eran para olvidar, te las colocaran sin ser de tu gusto; tuvieran que intervenir por obligación. Un desastre para una niña abierta como era yo, en mi infancia.

Hasta que me enviaron a Boston, para estudiar y para evitar que sufriera los desgastes de la guerra Somocista y a la vez quitarse mi presencia de encima, para según que padres, es un compromiso tener que educar a sus hijos, como Dios manda.

Me adapté a la fuerza, me acoplé con unas niñas mejicanas y otras venidas de Colombia que coincidimos en el colegio mayor y nos hicimos muy amigas, yo la menor de ellas, adopté sus costumbres y me dejé llevar por sus aficiones. Aprendí todo lo que ellas me enseñaban y superé aquella falta de padres que me inundaba, crecí sola y amparada por amigas que hicieron el papel de benefactoras.

Con el tiempo conocía a Gary, en la Universidad, un tipo muy agradable con un sentido del humor muy  americanizado, de una familia muy significada en la ciudad. Aquella tarde que le eché el ojo, estaba jugando en la Bolera de la calle catorce, con un cubano llamado Williams, muy gracioso, y que además cantaba flamenco y salsa de Puerto Rico. Entablamos una amistad preciosa, sincera y calurosa. Tanto que un buen día nos encontramos desnudos follando encima de su piano. Entonces  comenzó nuestro idilio fantástico del que no me despegué hasta que no le vi los inconvenientes.

Felicidad, drogas y rock and roll con Gary,  con el cual tuve unos años de felicidad extraordinarios mientras estudiaba su propia tierra, del cual engendré y parí a una niña a la que pusimos por nombre: Mildred.

Mi hija ya ha cumplido los veinte años, sigue viviendo en Boston, que no tengo apenas contacto, aunque sí; nos vemos de vez en cuando y nos queremos a nuestra manera. Sin embargo mi hija hace su vida y yo hago la mía.
Los conflictos familiares y las malas acciones hacen que padres e hijos vivan apartados y no porque no sean buenos, los unos con los otros, porque la vida distancia. Haciendo que los provechos tan consumados y jodidos hagan el resto.

Vive Mildred,  con la familia de Gary. Que fue como decía, mi primer amor, del que bebía las aguas por él y aunque nos juramos amor eterno, jamás se pudo realizar aquel sueño.
Es imposible mantener a veces las palabras de tu propio juramento, a pesar de que cuando las pronuncias, estás completamente segura_. Matizó moviendo la cabeza y testificando_. Tampoco me casé con Gary, no porque no quisiera yo.

No lo permitieron sus padres, al saber que era hija de un comandante Nazi, escondido en América y buscado por los caza recompensas de medio mundo.
Gary era un tipazo, fornido, guapo, rico y además culto, la única falta que tenía que se dejaba gobernar por su madre y esta lo llevaba de culo.

Un portento en los estudios y cuando acabó la carrera, y ocupó su lugar en la industria; se transformó en un economista destacado de la delegación de la Warner Bross, en  Boston.
Gary Donahue, que tiene un nivel de vida grandioso, con ayudas por todas partes, no le costó casi nada criar a la nena. Ella, mi niña Mildred lleva el mismo ritmo que su papá, y es tan especial como él.

Tampoco le gusta Managua, ni quiere cambiarla por Boston. Encuentra diferencia y lo entiendo_ dijo Mechthild como queriendo justificarla_ siguió argumentando aquella larga explicación_. Dejamos nuestra relación Gary y yo; porque llevaba una doble vida_ paró para matizar y dijo_, ¡Es mentira! _Eso lo digo yo, porque me interesa, y que nadie me culpe directamente_. La dejamos porque no quise quedarme con mi hija y con él en Boston.

No quise responsabilidades ni crianzas de una hija. No supe ser madre, ni esposa. No tuve corazón. ¡Así fue! Toda la culpa de la Nica, esta que ves, frente a ti_ se reprochó frente a Manolo, que la miraba, sin saber que decir y aguardando el final de aquella historia.

_ Aun viviendo en los Estados Unidos_ recordó para relatárselo a Manolo_, y ya con el compromiso de Gary, la imposibilidad de la boda, mi embarazo; vinieron los miedos, los vicios y alcohol, el juego. Yo; demasiado joven sin rumbo, acababa mis días a la velocidad del relámpago, por ello mis padres enviaron a una cuidadora desde Managua para que fuera mi estimulante y tutora hasta concluir con los estudios y que la guerra en Managua, tocara fin.

Prácticamente vivía con mi tía, Malena, a la que jamás le llamé por el parentesco, como nos llevamos poca edad, podían fácilmente confundirnos con amigas de piso, o coleguitas de la Universidad.

Ella, Malena, tan guapa, con aquella planta, con el color de piel precioso, la que me enseñó todas las malicias que ahora se y la macana que adapto para conseguir lo que quiero.
Fue la despachada a cuidarme y quedarse conmigo, para guía de comportamiento y vigilancia en los trances habituales del embarazo.
Acabamos las dos siendo unos pendejos, y follando como conejas en aquella ciudad americana.

Nos veían curiosas, y muy guapas con este tono de piel que tenemos y les hacíamos creer que éramos presa fácil para los idiotas que se nos acercaban. Después les desplumábamos los dólares y los tragos, entre otras cosas, una vez nos daban caña puta y nos hacían disfrutar, nos gozaban y les gozábamos; sin las complicaciones que en nuestro país se usan como costumbre, al tirarte a un tío.

Nos vinimos a Managua_, aclaró convencida_, y comencé prácticamente de nuevo.
_  Como te comentaba, en cuanto volví de Boston, una vez dejé allí a Gary a mi hija, a sus abuelos y a los amigos_ pocos los que valían la pena_, en aquella ciudad imponente si la comparamos con mi tierrita; me presentaron a Julen.

Estaba recién retornada de Boston, con la carrera universitaria finalizada una hija oculta, más leyes que la tabla de los Mandamientos Hebreos y un bagaje de vivencias amplio como el Testamento de Nicea.

La contienda entre civiles de mi tierra, ya había acabado o eso parecía.
Fue mi segundo amor, lo quise desde el principio, me hacía salir de una vez por todas de todo aquel corsé de lo prohibido; bueno y lo malo; que me oprimía desde mi adolescencia.

Nos conocimos por mediación de una ocupación profesional que realicé en la capital de la República, y de una amistad colateral lejana, que nos presentó por convenir en labores técnicas, relacionadas con la seguridad doméstica.

Un especialista que estaba muy vinculado con la gran familia Costosa, otro sicario venido a técnico de humanidades y seguridad en aspectos anti rapto y anti todo lo que se considera como reglamentario.

Los  “pro somocistas”, anti rebeldes, los que estaban en el poder antes de la revuelta y a la vez tenían una relación muy estrecha con mi padre.

Narciso Costosa Diskatble, ex alto ejecutivo político y Mathías Sröeder, llegaron a ser amigos y se encontraban con asiduidad por temas poco declarables, que jamás intuimos en el seno de nuestra familia.
La de prebendas que llegó a retener mi padre y la de misterios que compartían en tapado, era notable. Aunque lo disimulaban y negaban.



to be continued
Continuará......




miércoles, 16 de marzo de 2016

Gruta vaginal


Viene del capítulo anterior: Proporción de sexo





Grutal vaginal


Ella siguió con su interpretación hasta que el vestido que llevaba de la firma: Carolina Herrera, estaba colgado en una pecha del Schissen, después de despojarse de él, en un baile desconcertante de sensualidad.

Luciendo un cuerpo femenino celestial y moreno, que no lo podía dejar aparcado sin que la gente pecara con los ojos al mirarla. Con parsimonia, se desquitó del body; y también lo depositó como primorosamente se guardan esas prendas íntimas que tocan la piel más delicada, la que tropieza con el mismísimo sexo de la mujer.
  
Tomó asiento en el cubil, y se descalzó de los zapatitos de charol, dejando al pairo unos pies, alegres y saltarines que tenían una extensión mínima, apenas apreciados por algunos de los que miraban el espectáculo, ya que los ojos de la mayor parte del público, estaban entre sus piernas, o dentro de sus entretelas. Continuó despojándose de las medias indesmayables, aquellas que le llegaban casi al gollete del muslamen, esquina con el triángulo de las bragaduras, justo encima de la ingle y, con escasa o ninguna prisa, ni nerviosismo, fue enrollando sensualmente, para depositarlas sin destrozo en una de las lejas del equipo, a la vez que hacía su parte de teatro, para arrancar el ánimo de los presentes. Primero la pierna derecha y dejó la zurda para acabar su actuación, con el mismo placer y encanto.

Los tonos de algún corazón sobresaltado, se escuchaban; a poco que pusieras oído. Nadie respiraba, solo veías el reflejo del rosario del Presbítero, que santiguaba su abrupta cojonera, mitigando y disuadiendo como podía  el grosor y la robustez de su pene. Con una alegría muda, callada; de forma torpe, entre los hábitos tradicionales, para evitar vieran los allí presentes, que estaba empalmado; que no era el tipo normal de cura, que de él se esperaba. Como cualquier otro humano se encontraba fuera de sí y que viendo aquella mujer se le engordaban y ensanchan según que músculos. Sobre todo cuando reciben una imagen apetitosa y sensual, que su cerebro procesa con alerta de pecado

Las señoras disfrutaban de lo lindo, queriendo quitarle importancia y miga a la actuación de la súper woman. Como queriendo significar: "eso también; lo sé hacer yo;".
Aunque admitían a la perfección el trabajo de la modelo, que se retorcía de forma originaria encima del escenario para demostrar y no dejar duda, de algo tan sencillo y a la vez tan bien escenificado, como es: el ir al lavabo de forma natural.
Otros asistentes más disimulados, o quizás más cobardes; tenían la sonrisa del espectador neutro, del que ni siente ni padece, y así difícilmente, trataban de reflejarlo en su cara. No tan fácil les era ocultar en su hendedura, la tirantez que les proporcionaba el tamaño adquirido por su glande.


Todos los asistentes, trataban de pasar desapercibidos, con la preocupación de no ser detectados en su disfrute oculto. Con toda la enjundia vivida y el placer que daba ver aquel striptease en la exposición de un clásico retrete, cósmico.
¡Daba lo mismo!, pero seguro que no existía un espectáculo jamás antes visto encima del entarimado, mostrando un artilugio que llegaría a ser conocido y popular en todo el mundo.

La vedette, proseguía sin prisa dando teatro, dejando que los allí presentes saborearan todo lo que hervía encima de aquel tablado, conducido por una preciosa mujer, que demostraba como usar de forma moderna, el desaguar de los cuerpos humanos, en un futuro ya no lejano.
Los mini sujetadores los dejó que lucieran, no necesitaba despojarse de ellos para la demostración, y justo en el instante que entró en el habitáculo, se despojó de las bragas, dejando al aire la zona pudenca y vaginal, ocupó el retrete  y pulso la opción tres.

Hizo popó y pipí, procesó ambas opciones exhaustivamente, y se levantó del utensilio limpia y aseada, aunque antes desarrolló milimétricamente los pasos para que todos los presentes vieran desde su tribuna preferente.

Las ayudas braquiales_ auxilios mecánicos_ rodillos higiénicos, pernios sanitarios, cepillos desinfectados, los soplos de calefacción inguinario y los jabones profilácticos etéreos del equipo, se introdujeron por los orificios de la vedette_ abertura del ojal, gruta vaginal_, y asearon al completo su zona, la esterilizaron de detritos de la propia suciedad, provocando un riego y un substanciado de restos, que ayudados por los mecanismos, se hicieron de forma sencilla y sin dolor,  provocando un placer afrodisíaco a la gentil señora, que lo dibujaba en su cara y en los temblores placenteros que mostraba, cada vez que aquellas manos casi humanas la tocaban por delante y por detrás, dándole placer.

Vinculando dócilmente aquellos brazos en los ojetes y comisuras anales, pliegues y recovecos, para enjuagar, frotando hasta quedar nítido en limpieza, higienizando y secando su piel bruñida y tersa. No pareciendo salir de un excusado.

Tampoco se pasó Cinta en el abuso de su actuación para dejar buen sabor de boca, aunque en otras partes de la sala, otros espectadores que lo vieron con otras vistas, les dejara bastante insatisfacción y lo calificaron como una parodia sexual.
Salió completamente vestida, seca y aseada, y saludando arrancó tímidos aplausos del público allí concentrado, que seguía sin levantarse de sus butacas y esperaba alguna actuación añadida.

Se iluminó la gran sala, con unos focos preciosos, que dejaban a las claras la verdad de lo que se había visto, ni una sombra en la cara de los presentes, la luz cenital evitaba dejar oscuridad en los perfiles del público, la música rebotó, a la vez que Manuel García de la Serrana, salía al escenario invitando a los presentes a unos canapés que había preparado un famoso restaurante del Gallo más Gallo y para dar las gracias a toda la concurrencia.
Invitando a aquellos que tuvieran preguntas y dudas de los equipos y de la infraestructura. Se dirigieran a las personas dispuestas en los apartados previstos que estaban en sus respectivos sets de trabajo para tales fines.

Los amigos de Manuel y de Mechthild, se arremolinaron junto a ellos para comenzar la fiesta. La madre Pajarita con su amigo, no tardaron demasiado en ir hacia la hacienda de la Tinaja, propiedad de los Sröeder.

René hacía minutos se había escapado con sus amigos, y Virtudes Malena, se enroló con un visitador que conocía. Riendo y charlando mientras degustaban los bocados exquisitos de la velada.

Los curas, no se quedaron al lunch y pronto salieron pitando, los interesados en el mercadeo del accesorio, fueron a los puestos de información y el resto de las personas se quedaron a disfrutar de las tapas y bebidas que se servían a destajo para los invitados.

Glenda desapareció junto a Rosalía, por unos asuntos comerciales que les obligaba  dejando nota a Fulgencio, para que lo supiera. Marcharon en taxi hacia el centro.
Elvira y Ariel, quedaron junto a Manolo y Miche, que esperaba a su vez a Carla y a Cándido para seguir la fiesta.

Natalio, fue el que propuso una cena para aquellos que pudieran aguantar el final de aquella velada y todos juntos, disfrutando de las bondades de lo vivido se unieron al festín.

Aquella misma noche, mientras cenaban revueltos en uno de los restaurantes de aquel complejo comercial tan amplio, llamado: El Mesón de los Crápulas, famoso por ser icono espectacular y el más chic en el Gallo más Gallo. Mechthild, quiso poner su corazón en manos de Manolo, que la besaba tras el arduo trabajo realizado aquella misma tarde.
Preparando el terreno, se distanciaron de Carla y Cándido y fueron a conversar en un reservado del establecimiento.

_ Que tanta prisa por contarme cosas, ya habrá tiempo para hacerlo no crees_ dijo Manuel a su amor Miche

_ No; quiero aprovechar el momento, y que sepas todo lo que llevan mis alforjas, nunca es tarde dicen; pero yo prefiero estar en lugar público para contarte detalles privados, porque me es más fácil expresarme en la multitud del instante, más acogedor y más práctico, por mil y muchos detalles que hay y que no quiero se me escapen; y tú los sepas_. Acabó la frase convencida que era el momento para revelar sus desvelos.

Tomaron sus copas de la barra del bar y fueron buscando un lugar hasta que se acomodaron en el vestíbulo, muy separados de los demás y ya con sus niveles de tensión estabilizados, ella comenzó a relatar algo que necesitaba decir, y cada vez parecía le costaba más, por tantas y tantas circunstancias se iban sucediendo en las pocas horas que llevaban juntos.

_ Como sabes Manuel; no estamos al corriente, el uno del otro_ dijo categórica_ No es que deba hacerte un tercer grado a ti, porque es bien verdad que me da lo mismo tu pasado.
Lo que sí quiero que sepas es el mío _ siguió argumentando Miche_ Como puedes imaginar he tenido una vida anterior;  que de hecho la saben pocos de mis amigos y de la familia contados con los dedos de una mano_ Se replegó el cabello para seguir diciendo, a la vez que tocaba con su mano derecha la pernera de Manolo, en señal de cariño_. Vengo por parte de padre; de una estirpe alemana muy cerrada.
Por parte de mi mamá, de indígenas nicaragüenses, ya podrás imaginar la cantidad de silencios que hemos hecho a los demás, para que no conozcan nada de nuestras vidas.
Siempre con medias verdades, a menudo no mintiendo; pero si omitiendo detalles, para que la gente no hablara más de lo debido_ ya sabes_ afirmó Mechthild para proseguir con los detalles.

Mi primera confesión y la única, quiero que sea la que escuches a continuación. La más vergonzosa quizás de todas, pero la vida no la eliges, te la plantifican y para que, seguir dando justificaciones sí;  no puedes elegir.

Estos son unos secretos que averigüe por casualidad en Boston, y que no pude airear porque mi padre Mathías Sröeder, no permitía que se extendiera, por su propia seguridad y para que la gente no conociera su pasado.




Continuará


To be continued