lunes, 21 de octubre de 2019

En aquel septiembre del cincuenta y tres



Rony era un integrante de la Federación Busines Investigation de Massachussets, muy silencioso y corrupto, que además pasaba por un tipo ejemplar. Un marido excepcional y un verdadero ciudadano, de los que merece la pena ensalzar. Un tipo de iglesia, los domingos y fiestas de guardar. De confesión semanal y de los que todo el mundo pondría las manos en el fuego, sin vacilar.
A la primera que humillaba, vejaba y maltrataba era a Margaret, su esposa. Una muchacha de Filadelfia, que temerosa de todo cuanto le rodeaba, desde hacía algún tiempo, por las repercusiones que podían sucederle, con el retorcido y avieso de Rony Espleton, callaba y dolía.
No tenían hijos, porque a ella no le apetecía, se criaran en un ambiente cargado de silenciosos gritos, de broncas disimuladas y de descalificaciones secretas, por lo que se había puesto en manos de un tocólogo especialista, para evitar embarazos no deseados.
Al bueno de Rony, ni se le había pasado por su fantasía, ser padre. No lo tenía simplemente dentro de sus planes, y aborrecía a los niños, por la de trabajo y obligaciones que comportan y por el poco amor y cariño que se permitía repartir.

En aquel septiembre del cincuenta y tres, Rony, había violentado con creces, a una corista de uno de los espectáculos de «striptease», en los que aterrizaban, aquellas noches de copas, una vez habían sofocado las largas jornadas de trasiego, tras lo que ellos consideraban, salvar a la Patria y «perseguir a los malos»
La bailarina, respondía con el nombre de Deborah, la que se ocupaba del magreo con felación y del polvo mustio con Rony, cuando a este sabueso agresor, le venía propicio, denostar con agresividad cruel, a la insensata cortesana, que le proveía de estos caprichos impagados.
Ademas, de esos lujos gratuitos cuerpo a cuerpo. Le mantenía las orejas frescas, en cuanto a lo que ella pudiera escuchar, desde la barra de aluminio, del escenario, cuando mostraba sus carnes maquilladas a tantos y tantos escasos del sexo fácil y expedito, de aquel tugurio llamado «Imagination for ever».
A la vez que se dejaba introducir, insertar, meter, cuantos billetes de veinte dolares para arriba, en el sostén y en las mini bragas con las que medio vestía y se tapaba, en sus actuaciones calientes.
Tanto iba el «cántaro a la fuente», o en este caso los golpes al cuerpo, que en aquella ocasión el desquiciado de Rony, se excedió en los golpes propinados a su «partenaire» dejando marca física y psíquica, por lo que “aquello” de aguantar al depravado tipejo, aquel abusivo pisaverde, que tan solo daba gajes magullados, quiso vengarlo, sin prisas, de forma tranquila y sin levantar sospechas. Por lo que de nuevo aguantó, aquel trato vulgar y afrentoso. Calló y tragó, todo lo que aquel miserable quiso. La paliza que Rony propinó a Deborah, en aquel instante fue de escándalo, tanto que tuvo que personarse en el hospital aduciendo que la habían asaltado en la calle antes de iniciar su trabajo. Disimulando todo lo que podía decir para no comprometerse por ello. Con lo que; previsora, y felina, recogió las pruebas de video y grabaciones que desde un tiempo le venía filmando al excedido de los detectives, y antes de marchar al centro de Salud, las puso a buen recaudo.
Deborah, llevaba más de un año archivando detalles de su violador, en toda clase de posturas, abusos y amenazas literales. Vejaciones físicas y de palabra, palizas y contusiones, incluyendo comentarios y delaciones, en contra de compañeros del cuerpo de su tan cacareada FBI.
Demostrando que él; era uno de los responsables y compadres de la corruptela, de los muy desviados, e indeseables representantes del mal orden, de la ley y del respeto.
El inventario que guardaba Deborah, le llevó incluso a analizar el comportamiento de Rony, con su esposa en su propio matrimonio, y averiguó, que tampoco era «trigo limpio» ni en su casa, por lo que de una forma agradable, y amigable, contactó con Margaret, su esposa, para informarle de su decisión y de todas las aventuras que Rony, había llevado y todavía mantenía, fuera de la familia, engañando a parientes, vecinos y colegas. Accediendo de buen grado la Margaret, aburrida y hastiada.


No podían ir como dos colegiales, a denunciarlo a su propia comisaría, ni le podían acusar de violación, sin pruebas tangibles o demostrables, y todo aquel material que había acopiado Deborah, no sabían en que modo tratarlo. Sin que después la venganza de Rony, se volviera en contra de ellas y no sufrieran en sus carnes, aquella vendetta, que con seguridad practicaría.
Escuchando las grabaciones de voz y película, escogieron aquellos cortes, que el propio Rony, denostaba a compañeros y delincuentes, con lo que urdieron un plan para darle un escarmiento. Informando tan solo al capo de los «gansters», con los que ellos, tenía trato, para su conveniencia. Recibiendo el «grande Padrino» imágenes de chivatazos, de sus adláteres, Delatados sin escrúpulos por el propio agente Rony al cuerpo de la Federation de Busines International.

Quedando aclaradas aquellas consecuencias que intentaba averiguar la familia Siciliana, sobre ciertas informaciones, a las autoridades. Las que llevaron a parte de la familia de los «Caponato de Sicília», a cumplir una larga condena.
Arrastrando con esa redada, al hermano del señor Don Eros de Sorrenti al «Hotel Rejas», que es la Prisión del Estado de Massachussets, por mas de veinte años.
No tardaron más de semana y media los Sicilianos, en hacer desaparecer a Rony Espleton, al que por policía ejemplar, le hicieron los honores en su sepelio y doblaron la bandera, entregándosela a su afectada viuda.












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