Con
lo vieja que está, no pierde tanto,
y
al verte tan mojada, y en tu cama,
sudando
tan desnuda, ella, te aclama,
haciendo
te despojes de tu manto.
Es
dañina, doliente y deja llanto,
confunde
la salud, y desparrama,
la
enfermedad viscosa, con soflama,
dejándote
su tópico y, su espanto.
Pocos
se libran, por ser insufrible,
y
la adviertes, por tanta calentura.
El
síntoma se anuncia, inconfundible.
La
llaman fiebre y no; tiene estructura.
Mata
sin rastros, al ser invisible,
y,
sin citación vas; de sepultura.
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