sábado, 30 de septiembre de 2023

No saques pecho.













Por propia compunción a mi sosiego,

necesito aquietar; mucho las prisas,

olvidarme de nubes y de brisas.

y maldecir defectos, que encenego.

 

Incluirme dentro de lo que reniego,

emular los errores, con sonrisas,

evitar se me vean las cornisas.

Simplificando el todo; en un trasiego

 

las bullas me perjudican,

no son buenas funcionarias.

Erguido; si te critican,

por la premura diaria.

 

Si no somos muy sinceros,

se nos fulgura el semblante.

Los bailes, no son boleros,

y nada ya; es semejante.

 

Paciencia; si tienes. ¡Cela!

y repártela tangible.

No es cuestión de tener flaca,

La integridad sostenible.

 

No saques “pecho” por todo,

quédate sobre la nada,

que no te afecte ese lodo,

y respeta al camarada.

 

Evita impartir lecciones

las escuchan de pasada.

Entona buenas canciones

y desoye cabronadas.

 

Cuídate de los secretos

y más del que narra y falta,

después te cambia bocetos

y eres tú, a quien asalta,


Si es preciso; y usando mi injusto ego,

evito el cacareo de las misas,

Vigilo al fervoroso, y leo sus risas,

Aun y así también, evito el fuego.

 

Queriendo ser normal, por tanto, ruego

a tantos; confundidos en pesquisas,

que suelten convicciones imprecisas

y dejen de dañar con desapego.





  










jueves, 28 de septiembre de 2023

Existe en realidad.

 










 






Existe tanta suerte ¡Se supone!

Aunque algunos señalan que precede.

Que es estrella fugaz, juega, antecede,

y muchas emociones presupone.

 

Que graciosa es la suerte

por caprichosa y valiente

cuando llega puedo olerte

con su perfume caliente

 

Tanto así; se muestra inerte

y aunque la noto latente,

por su gracia me convierte

con respeto consecuente.

 

Dicen los más entendidos,

los que chocaron de frente,

que por tan agradecidos

la sienten frecuentemente.

 

Que ella va, en la misma gente

y jamás se hace rogar,

siendo siempre suficiente.

Regalando sin parar.

 

Cuando me llame solemne

he de procurar estar,

al acecho muy indemne

y no me haga esperar.

 

Existe buena suerte ¡Sin dudar!

Nosotros disfrutamos con su albor

al oír cada día su tambor

que nos anuncia con su saludar.


 ¡Tenemos vida, y qué, quieres más!

 

 



martes, 26 de septiembre de 2023

Desorientado.

 







 





Pedir que tú comprendas es un lujo.

Si a ese fausto, llamamos compromiso.

Adeudo y lo procuro sin aviso,

y por no molestar, pierdo el embrujo.

 

Que fácil es engañar,

en la oscuridad sin más

cuando no me ves los ojos,

y no puedes parpadear.

 

Permíteme igualarme con tu influjo, 

y así corresponder con improviso.

Por causa de un carácter indeciso,

derrocho mi deslumbre y desdibujo.

 

Guardarás mi hondo secreto,

y no lo revelarás.

Confía que soy discreto

y conmigo morirá

 

De ahí que exigir. No es lo que acostumbro,

y menos; opiniones personales.

Al ser contraste en mí, no las encumbro,

rechazándolas, si son pasionales.

 

Esa lágrima que acecha

desde tu pestaña bruna.

Debe saber a cosecha

hija de la propia luna.

 

Intuir y prever, son dones finales.

Llevados en los genes con relumbro,

propio de humanos serios y tratables,

aquellos que no abundan por deslumbro.






 


sábado, 23 de septiembre de 2023

Sonido de ausencia.

 




 

 








En tu ausencia, persigo tu sonido

que unido a la distancia de tu estampa

se enerva mi pasión y así se escampa

mi placer y deseo tan sufrido.

 

Tu rumor llega y de pronto se ha ido,

huyendo de verdad, haciendo trampa,

y en desnivel contigo, uso tu rampa,

confundiendo el murmullo, con mi ruido.

 

Diría dos mil cosas, consonantes,

afines a la huida del susurro,

de tu figura y cuerpo tan distantes.

 

Quedándome apenado, y si recurro.

Es fácil evitar; sin que me achantes

con mis ideas, propias de un cazurro.




 

 

 


jueves, 21 de septiembre de 2023

El aroma de la música.

 









 

Dejo y oigo la música, que embargue,

llene mi espacio de felicidad,

de comprensión, y de solemnidad.

Esa que necesito. ¡Sin que amargue!

 

Que pueda resarcirme, y no aletargue,

consiguiendo de mí; la saciedad

con melodía, que arde en propiedad.        

Armonioso y real, mi canción recargue.

 

Abarrotando de un sueño visible,

sin deseos secretos, nada ocultos.

Dando un ritmo y cadencia muy tangible

 

Bailando en el azar, de mis tumultos,

sin perder el compás, ni el swing sensible,

transformando los ruidos en indultos.













septiembre, 2023.





miércoles, 20 de septiembre de 2023

Calle de la sangre.

 


 

El crimen se había cometido. La sangre regabinaba por la cuesta del callejón hasta la puerta del Casino. Dejando un charco color negruzco y rojo muy asqueroso, que presentaba una imagen no vista jamás en aquel pueblo.

La mujer muerta, se la conocía con el nombre de Rita. Vecina del casco antiguo, hija de labradores muy honrados. Una mujerona muy guapa y llena de salud, que se reía de todo, y de todos, por lo campechano de su talante.

Una niña muy descarada, sin vestigios de vergüenza, que se atrevía a vivir la vida, con alegría. Salvando la poca libertad, que se gozaba en aquella época. 

El vecindario y los amigos la consideraban como una joven muy franca, descarada y con pocas manías. Tan sólo hacía dos años que se había casado con Fulgencio, un forastero de aquella tierra. Región tan separada de la urbe y tan aguerrida a las costumbres ancestrales, que parecía ser suelo de otra patria, completamente dispar al resto del continente.

El esposo, era un muchacho rudo y sencillo. Se encargaba del transporte de bultos en un carromato hasta la ciudad, con entregas por todos los pueblos que se encontraban en esa ruta. Un hombre muy descorazonado, aficionado a las borracheras de agua ardiente, que repetía muy a menudo. Con malos tratos a su esposa, sin llegar a ser mínimamente persona. Motivo por lo que Rita, estaba desesperada y harta del desgraciado que ultrajaba su cuerpo y manchaba su cama.

La encontraron muerta de varias cuchilladas en los pechos, medio desnuda. Enseñando parte de sus nalgas y vagina ensangrentadas. Un crimen indeseable. Sus ojos abiertos, ya sin vida permanecían mirando a un cielo desesperante. Los brazos y hombros desgajados, las piernas, abiertas y rígidas como desechos carnales. Las uñas llenas de piel de su agresor, al defenderse en el momento del ataque.

El río de sangre llegaba a la calle plana, perdiéndose por la cloaca que, frente al Casino, tragaba parsimoniosa el plasma llegado de la calle de arriba. Embarrando la acera, formando una hilera de insectos ávidos por el néctar de la muerta. 

Descubriéndose el crimen, al levantar las ultimas luces de la alborada, por el sereno que, en su recorrido de fin de trayecto, apagaba las farolas, mientras finalizaba su trabajo, camino a su casa. 

Sin perder tiempo alguno, dio aviso al alguacil y al secretario del ayuntamiento, para que éste a su vez hiciera llegar la noticia a la Guardia civil y al juez.

Pronto fueron apareciendo las críticas a la difunta. Saliendo los trapos sucios de la finada en ristre. Las relaciones brutales que decían, mantenían con Fulgencio, hacían pensar en lo peor. Aunque el recadero, hacía algo más de cuatro días que repartía bultos y paquetes por esos caminos entre el pueblo y la ciudad más alejada. Sin saber nada del presente acaecido, ni del futuro agrio que le esperaba. Ni siquiera imaginar, que su mujer nunca más, le volvería a abuchear llamándole “borracho”, por levantar demasiadas veces, el codo con el vaso de licor de nueces. 

Ella, ya en otro mundo, no podría incordiarle más.

Todas las envidias del barrio, salieron a relucir de forma agresiva, por parte de las muchas vecinas que no podían soportar la alegría, la sensualidad y el tipo estilizado, de aquella zagala, tan diferente, que desenfrenaba a más de la mitad de los jóvenes y mozos del pueblo. 

Celos en las niñas y no tan niñas, porque les robaba el cuidado. Evadiendo sin más, la atención y las miradas furtivas de sus novios o sus maridos, prestándole más atención a la canalilla de los pechos de Rita, que al refajo de sus prometidas. 

En muchos casos y en muchas de las familias recelosas, celebraban aquella desgracia de la muerte de Rita, más de lo que representaban. Fingiendo como suelen hacer las gentes carentes de corazón. 

Por toda la comarca se hablaba del crimen de la calle de la sangre, y mucho más por el pueblo. 

La tachaban de descarada, de provocadora de pecados lujuriosos a sus hombres. De insinuadora de deseos sensuales, tan mal vistos de puertas para afuera. 

Aquellos que tenían trato o conocían a la muerta, exageraban con murmuraciones, por el episodio amoroso que tenía con el que era su amante. 

Personaje cercano a la población, con el que se encontraba algunas noches, de apasionado sofoco por el desenfreno en su voracidad sexual. Dejando abierto el grifo de la pasión y aprovechando que Fulgencio, entregaba sus paquetitos por esos pueblos de Dios, fuera de su casa, sin el menor conocimiento; que su catre estaba ocupado por el practicante, barbero, y matasanos de aquella villa. 

Un lío de faldas, con el hombre casado, que llegó al pueblo ocupando el cargo vacante del antiguo médico y que en una fiebre que tuvo Rita, quedó enloquecido por aquel cuerpo redondo, diferente al de su esposa. 

Quedando prendado el pobre matasanos, por los meneos atrayentes que aquella mujer le regaló y que le hicieron perder el norte al bisoño galeno por los placeres disfrutados encima del colchón.

Hacía unas horas que habían comenzado las labores de pesquisa. Los guardias estaban haciendo las averiguaciones por aquel caso tan cruel, y averiguar quién había sido el homicida de Rita, dejando aparte a su marido, que no se había enterado aún, de lo sucedido y no se imaginaba lo que le esperaba al llegar a su casa. Lo que le hacía inocente de la carnicería.

Pronto averiguaron los criminólogos venidos de la capital que, entre las uñas de la muerta, había restos de cutículas ensangrentadas, por arañazos previos al crimen, y unas manchas de carmín femenino, junto al estilete, que le atravesó el pecho. Un cacho de camisola azul desteñida, que daba muestra de una pelea sangrante entre mujeres.


La consulta del doctor, no estaba abierta a esas horas, al que fueron a despertar sin previo aviso por orden de las autoridades, para que pasara por el lugar del crimen y pudiera hacer el atestado del incidente.  

Descubriendo al clínico, compungido, desorientado y nervioso. Curando las muchas heridas en la espalda y la cara de su compañera, que lloraba desconsoladamente. 

Herida por los arañazos propinados por Rita, en defensa al ataque que estaba sufriendo, antes de ser asesinada.

Aquella mujer, la compañera del médico, fue claramente descubierta, y viendo la poca defensa que tenía, no tardó en confesar aquel delito, que cometió según sus manifestaciones por haber embrujado a su marido.

Desde entonces, se hizo famoso aquel callejón. La gente del lugar, lo bautizó con el sobre nombre de. La calle de la Sangre.



FIN


De este cuento, no hay nada, que sea, verdad, todo es inventado por el autor del relato, y si acaso, hubiere algo parecido, será por la pura coincidencia.

Autor: Emilio Moreno


viernes, 15 de septiembre de 2023

Café Literario de Sant Boi. Edición:14-09-2023.

Café Literario del día 14 de Septiembre 2023

lugar: Casal de Marianao de Sant Boi.

Artista invitada: Pepi Nieto.

Presentadores: Gustavo Latrecchiana y 

Emilio Moreno.

Escenas Literarias.


Agradecimientos a : José Gómez, Fotógrafo Oficial.

Producción de: Isa y de Carlos.

Invitados: Descritos en las Fotos.





















































tercer jueves del mes de Septiembre
del año de 2023
Lugar: Casal de Marianao
Localidad: Sant Boi
Barcelona.