jueves, 30 de noviembre de 2017

Ella, es así














Qué fácil es vivir calleja abajo,
cuando vibran sonrisas y te “quiero’s
Huérfanos en disgustos ¡Tan sinceros!
Al disfrutar de ti, siempre a destajo.

Dejándome ir sin frenos por mi atajo,
desnudando perfiles menos fieros,
confundiendo de risa, los “prefiero’s
escondido en tu piel como espantajo.

Mezclada muy disuelta con sonrisas,
Me quedo de tu gusto contemplando,
atado con tu hilo, a tantas prisas.

Así te amo, sin normas, volando.
Soñando como hueles ¡Flores, brisas!
Sensato te acaricio, paladeando.









miércoles, 29 de noviembre de 2017

Teñir sin tonalidad












Observo desde el quicio de mi abismo
van pasando recuerdos agradables
pensamientos ingratos detestables
y expresiones datadas por mi mismo.

Cuestiones vanas, llenas de cinismo,
actos y comentarios reprochables
que maldicen mis pálpitos deseables,
por las veces que erré con mi simplismo.

Enterrarlo sería algo más cómodo.
Tachar y juzgar brillos que existieron,
teñir mi realidad de cualquier modo.

Son mis remordimientos que trajeron
el malestar causal sin acomodo,
y absolver mis errores permitieron.



sábado, 25 de noviembre de 2017

Quería soñar contigo



















En el ultimo sueño, ¡Sí!, el de anoche
tuve una convulsión imperativa.
Ensoñar es usanza real, y viva,
más con la aparición, de un gran derroche.

Vistiendo yo, de un Ángel con mi broche
amonestando y dándome misiva.
me condené de forma persuasiva.
Incrédulo de tanto troche y moche

Que tu sepas, adujo el vellocino
te persigo por donde siempre expiras
Siendo el velo de tu quebranto albino.

Llevarás el mensaje que deliras
colmando la señal de lo que inclino
diciendo la verdad. ¡Sin más mentiras!





 




viernes, 24 de noviembre de 2017

Engreído





Se me nubla la vista al recordarte.
¿Éxito?, tus engaños tus extremos,
mis límites, tus miedos. Nos tememos
lo peor ¡Lo sabíamos en parte!

Hiciste del aplauso un estandarte,
un exceso de pálpitos supremos,
un viaje inmaculado y ¡Exclamamos!,
¡¿Somos todos esclavos de esa parte?!

Su clamor se confunde con hechizo,
tu embrujo disfrazado de fracaso.
¿Confianza? y además ¡Ruido plomizo!

Que nubla tu visión cuando es escaso,
innecesario aplauso y muy pajizo,
que os quita el dulzor a cada paso.







lunes, 20 de noviembre de 2017

Isla meridiano
















Bendición del cielo
en la tierra cabe
y en isla del Hierro
mi emoción se sale.

De América linda
me traen los alisios
amores y guindas
en sus intersticios

Yo sé que tú esperas
que un día aparezca
te arranque del suelo
para que me veas

Fui voz de volcán
durmiente que espera
soy magma de lava
que en el mar se siembra

Soy grito que aguarda
llamada serena
con cuerpo de fuego
y mucha condena

Perfil de otro palo
gajo sin racimo
árbol de otro huerto
por tu amor con mimo

Isla meridiano
en su tiempo fuiste
ahora en otro lado
Hierro, inconfundible.




Isla del Hierro, Canarias
15 noviembre 2017







viernes, 10 de noviembre de 2017

Resumen__ El espíritu se manifestaba



Habían quedado a una hora temprana de aquel miércoles de febrero, para acompañar a la casa de Serrer de Neres a Edwin. Con lo cual se presentó justo a la hora, para resolver aquel procedimiento tan nefasto.
Como lo era para aquel hombre, que de buenas a primeras; recibe una citación urgente y, además es de un familiar que han encontrado frito en la cama, por motivos que hasta la propia policía desconoce.


Si necesitas leer el relato completo, marca el link de más abajo y podrás
disfrutarlo. ¡Muchas gracias!




https://emiliomorenod.blogspot.com.es/2017/11/el-espiritu-se-manifestaba.html

El espíritu se manifestaba



Habían quedado a una hora temprana de aquel miércoles de febrero, para acompañar a la casa de Serrer de Neres a Edwin. Con lo cual se presentó justo a la hora, para resolver aquel procedimiento tan nefasto.

Como lo era para aquel hombre, que de buenas a primeras; recibe una citación urgente y, además es de un familiar que han encontrado frito en la cama, por motivos que hasta la propia policía desconoce.

No les hizo esperar y como le advirtieron aguardaba, con antelación para evitar esperas.
La caporal Esmirna le había entregado al pariente las llaves de la casa y esperó en el acceso de la comunidad, hasta que llegó un joven que nadie hubiera imaginado era policía.

Sin uniforme, con barba de dos días, vestido y calzado, como suelen hacerlo en la actualidad los hombres medio maduros de cualquier centro cívico. Más bien simulaba ser uno de esos estudiantes que se mezclan con cualquiera en el metro, escuchando la radio o la música desde su teléfono Smartphone.
Edwin observaba su reloj, apoyado en la esquina del portal, con los pensamientos fuera de compás, hasta que en aquel instante le abordó el agente que disimuladamente preguntó, desde una distancia más bien corta.

__ Por casualidad te llamas Edwin.

__ ¡Sin casualidad!, respondió absorbiendo su estampa de arriba abajo, ¿Tu eres…? Y enmudeció esperando respuesta por si acaso no era quien esperaba.

__ ¡Claro, soy el cabo Espinella, de los Mossos d’Escuadra. Mi colega Esmirna me ha comentado, que has de subir al piso de Irene Delapeire y querías ser acompañado por alguno de nosotros.

__ ¡Es cierto! No sé qué es lo que puedo encontrarme ahí dentro y como no quiero ningún tipo de responsabilidades, ni tener a posteriori problemas, prefiero sea de esta forma.
Lo que busco son los documentos para poder darle entierro y después imagino que alguna de sus hermanas se harán cargo de lo restante.

__ Pues si te parece subimos_ indicó Espinella.

Ascendieron por las escaleras, hasta el segundo piso sin dejar de mirarse y de recelar.
Era una situación que les tensaba los nervios, consiguiendo dejarles desubicados por no ser común, ni habitual.

La puerta la abrió el propio Edwin y en un gesto de educación o de miedo, dejó pasar por delante a Espiniella, que se adentró y lo dejó solo en el umbral.

Cuando penetró dentro del salón de la casa, ya traspasado un pequeño recibidor, el olor que le sobrevino, era el de una humedad notoria por el frescor del tiempo, al no tener calefacción aquel recinto y ademas una emanación que normalmente destilaba Irene. Con lo que se aferró a mirar sin detener la mirada en parte alguna, ya que la iluminación que prendieron al acceder al piso, era de escasa potencia y dificultaba el ver a simple vista los objetos.
La persiana que daba frontal al entrar, la subió Espiniella, manifestando a Edwin.

__ No se apures amigo, yo te guio. Fui uno de los agentes que hizo la intervención y sé como está casi todo. Inclusive si me preguntas por ella, en anónimo te diré como la encontramos. ¡Claro si te ves con fuerza de escucharlo!

__ Gracias, Espiniella yo te digo en cuanto me parezca. Ahora permite que tome frecuencia, o sea que atine en este lugar, que hace más de quince años no visitaba y como podrás comprender, fue de una forma tan distinta, que me confunde y me provoca una desorientación manifiesta.

__ Lo comprendo y vislumbro. Tú mismo y ya me preguntarás si crees pertinente.

Aquella sensación de ser abrazado por alguien que no se veía; no se dispersaba, diluyéndose en el espacio y el lugar. Como si un ser o espíritu fluyera por el ambiente, queriéndose hacer notar y en ocasiones estremecer al afligido Edwin
Todo lo contrario a no apercibir sucedía en aquel perímetro. Fue “in crecendo” a medida que los oídos le chirriaban de forma sutil, como un bordoneo de viento en calma que le iba exhortando donde debía poner la vista y llevar las manos.

En un principio fue pasando de estancia. De una a otra, sin control, queriendo tropezar con algo familiar, algo que fuera directo, que de una forma clara, le despertara de un sueño. Le dijera que es lo que había pasado en aquel habitáculo, en los últimos dos meses y de qué y como había perdido la vida.

El efluvio del ambiente, se fortalecía según donde se acercaba Edwin, denotando que de un momento a otro iba a aparecer Irene, y le iba a preguntar sin mas.
Una vez tuvo el norte de donde estaban situadas las estancias, comenzó a preguntarse para sus adentros que es lo primero que necesitaría para poder darle descanso a Irene.

Saber si tenía póliza de defunción, algún seguro de vida, la cartilla de la seguridad social, la libreta de ahorros de su banco.
Encontrar determinado teléfono de amigos que pudiera llamar para decirles sobre el suceso de Irene, y a la vez preguntar si es que sabían algo, tenían idea de sus últimos deseos. Conocer si era preciso dirigirse a alguna otra parte, para poder discernir algo mas de aquel completo y delicado crucigrama.

No sabía por donde empezar y al pronto fue a la mesilla de noche de la difunta. En el cajón esparcidas halló un sin fin de pastillas mezcladas y difíciles de denominar, ya que sueltas sin la caja estaban entre los pañuelos moqueros. Dando una sensación de ser ingeridas a pares, o cuando menos con frecuencia.

Sobre el respaldo de una silla de la habitación, pendían dos pechos de silicona muy reales, un viso transparente blanco encima de la cama y dos prendas íntimas que arrebujadas dibujaban una imagen bastante desconcertante.
La practica totalidad de la habitación revuelta, sin ni una joya, ni un reloj de pulsera, ni cualquier anillo de metal.

Siendo ella tan sumamente presumida y yendo casi siempre cargada de pulseras, cadenas, atavíos y medallas de primera calidad.
Entre sus cachivaches solo había desorden y desconsuelo.
La cama una moderna de esas que el somier es de los articulados eléctricos, que tanto alzan los pies, como el cabezal, extendiendo un badén profundo en la parte central del mismo, para que descansen de las caderas.
Con los ropajes medio caídos y dando una imagen de in pulcritud normal, después de tantos días como se habían sucedido con un cadáver inerte.

Dentro de un apartado de la librería, encontró la tarjeta de la seguridad social, unos informes de los últimos análisis que se había realizado, y en el margen derecho de la misma, los papeles del banco, detalles, cuentas corrientes y devengos en las diferentes entidades de la ciudad.

En cuanto a seguro de defunción no pudo encontrar absolutamente nada. Lo que hacía prever que darle descanso a la señora Irene, no iba a ser por lo menos cómodo, ni fácil, dadas las expectativas que demostraba una de sus hermanas.
Espiniella le ayudó a recoger, todos los efectos y carpetas necesarios y salieron del apartamento sin mediar palabra, hasta que llegaron a la puerta de la casa, donde el agente de la policía le dio idea de lo que debía hacer en principio y donde dirigirse, para que la pudieran incinerar.










miércoles, 8 de noviembre de 2017

Resumen_ ...De un tirón arrancó el escote

__ ¡Habla, que es lo que no nos has contado!

La atacó y golpeó de nuevo. Abusando desde el bajo vientre hasta el cuello con el cañón de un revólver smith-wesson. Presionándole con saña, para generar terror con la garganta del arma.


Germinando un dolor espasmódico irracional al pecho y estómago de la mujer, consiguiendo que se orinara. Precipitándole en su confesión inesperada, de forma brutal y salvaje.

Buscó los documentos, que encontró dentro de la caja fuerte, abierta en condiciones de premura por Mila, asestando a su vez, trato de extrema dureza.

Pulsar más abajo para leer todo el relato, al completo. Si os gustan las aventuras, no dejéis de leerlas, y por favor dejar comentarios, es una ayuda para nosotros los blogueros.

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De un tirón arrancó el escote


El ayudante del sommelier, les invitó a que decidieran que iban a tomar de la carta que tenían al abasto para poder satisfacer su apetito.

El vino que les recomendaba aquel empleado no era cualquier cosa.
Un Rioja de mucho prestigio y miga, cosecha de los sesenta. Servido unicamente a aquellos, que en principio poseían un paladar exigente, exquisito y en segundo orden, una cuenta corriente repleta de grandes dividendos.

Celebraron el encuentro, con una magnifica comida y, con una amena conversación ajena a negocios y entresijos burocráticos. Hasta quedar totalmente en acuerdo y cerrar la negociación, por estar finiquitada de antemano.

Desvinculando desde ese momento, al “Team catalán” del equipo de Miami.
Los tres que habían pertenecido desde los inicios en Barcelona. Nayim, Irene y de la propia Mila. Dejando el negocio en sus manos.
Pasando la propiedad, la administración y el desempeño a los residentes en Estados Unidos, representado por los señores; Rocco y Jason de la República Dominicana.

Una vez traspasados absolutamente todos los detalles, Jason entregó un atadijo, traído en aquel instante por el servicio del hotel a petición suya y que a su vez ellos guardaban. Etiquetado a nombre de Irene y se excusó con Mila, con su parla acompasada.

Notificándole que sería su compañero, Míster Rocco, el que recogería los documentos y el presente que Irene le había reservado.

__ Mila__ siguió diciéndole al secuaz__ Le participo que a partir de ahora mi socio Rocco, se hace cargo de todo__ Se miraron los tres al mismo tiempo y siguió declarando Jason.

__ Ha de excusarme, tengo una comprobación vital que hacer.
Un compromiso en la ciudad con una vieja amistad y no me será posible acompañarla. Un placer conocerla, apenándome no poder seguir en su entorno.

__ No se atolondre, lo comprendo__ apostilló Mila sonriendo a desgana.
__ Para esa gestión__ atosigó Jason, mostrando su dentadura__ y quizás alguna mas, perfectamente la hace Rocco ¡Vaya con su Diosito y que no la abandone!
Se despidieron desde la puerta del salón central del Ritz.
Jason partió en un taxi hacia sus quehaceres y Mila arrastró a Rocco sin demasiada insistencia, hasta la habitación once del piso sexto del hotel.
En el ascensor no se miraron a los ojos. Parecía cocerse algo insólito.

El botones del ascensor, sin quitar la mirada del escote de Milagros, pudo advertir que se mascaba algo más que una tragedia y al llegar a la planta les despidió, viéndoles partir hacia la izquierda buscando la seis once.
Milagros abrió la puerta, mediante su tarjeta magnética, y dejó atrás al amigo, que la seguía, aromatizado por el perfume bien oliente, sin mediar palabra.

__ Rocco, quieres una copa, ¿antes que te entregue los documentos?
__ ¡Quiero lo que me ofrezcas! … ¡A tu gusto!
No tengo prisa y ahora estoy en muy buena compañía a tu lado, como para que me mandes con excusas de mujer tímida, escaleras abajo, con un maletín y un paquete regalo ¿No crees, mijita?
Ella, sin responder a tanto palabreo, se limitó a decir__ ¿Bourbon?

__ Por favor, doble... veo es Jack Daniels, el que suelo beber__ le anunció Rocco, despojándose de la americana que dejó caer sobre el sofá de la suite. Al tiempo que le hacía una pregunta.

__ ¿A que te vas a dedicar ahora mi niña? ¿Te han dado la libertad esa pareja de ancianos?

__ Seguiré, en el mundo de la moda, por supuesto. Narciso, sabrá dónde situarme y si no es él, será su mujercita, que tampoco está falta de dólares.

__ ¿Su mujercita? Ni modo ¿Y tu protectora? Tu “Sirene”, ¡Vamos, Irene!, como tu sueles llamarle__ le inquirió Rocco, como si supiera algún detalle, o desconfiara de algo de pronóstico.

__ ¿¡Que pasa.. te olvido!? La mamacita.

__ ¡No es eso! ... pero ella... ¡Ya está frita!

Llevándose las manos a la boca instintivamente. Se delató así mismo
Se le había escapado a Milagros, aquello que Nayim, le había confesado y que de momento era privado. De dominio de muy poca gente y, que Rocco, un experto homicida, le había sonsacado de forma unilateral.
Comprendiendo ahora Rocco, “el cómo y el por qué” se deshacían de semejante chollo. Con tan pocas premisas a cambio y de un negocio tan “fabrica euros”.

__ ¿Frita Irene?, ¡Que me dices!

No dio tiempo a ninguna otra reacción. Se levantó de la butaca con un brinco espeluznante y atacó a Milagros sin más, con un chorro de tortazos. Arrancó de un tirón súbito el escote, dejando los pechos al aire de aquella asustada hembra.

__ ¡Habla, que es lo que no nos has contado!

La atacó y golpeó de nuevo. Abusando desde el bajo vientre hasta el cuello con el cañón de un revólver smith-wesson. Presionándole con saña, para generar terror con la garganta del arma.

Germinando un dolor espasmódico irracional al pecho y estómago de la mujer, consiguiendo que se orinara. Precipitandole en su confesión inesperada, de forma brutal y salvaje.

Buscó los documentos, que encontró dentro de la caja fuerte, abierta en condiciones de premura por Mila, asestando a su vez, trato de extrema dureza.
La acarreó hasta el baño de la habitación mientras le arrancaba la ropa de cuajo, sin desabotonar quedando aquel vestido ancho y largo, hecho jirones.

Los pómulos de su cara, ahora desfigurada de los dos ganchos secos que le anticipó, manaban sangre a barullo desde la nariz herida y rota.

Tirando de la cabellera la arrastró hasta el interior del amplio lavabo y desnuda, le anudó las dos muñecas con el raso del vestido, para colgarla, por ellas en el arrecife de un toallero de la pared, cual vaca preparada para ser sacrificada.

Rocco, marcó desde su teléfono móvil, un número y cuando descolgó se limitó a decir__ ¡Saben que está muerta! Estoy haciéndole confesar para que me cuente y ver que más esconden. Actúa rápido y no falles ¡Sabes lo que hay que hacer!