El reloj de la plaza nos cambiaba
de año, de escena y de suerte
futura.
dejando muy atrás esa ruptura
de la normalidad cuando volaba.
Quien iba a imaginar lo que
llegaba
Nadie hubiese jurado con altura.
Desternillados de risa y holgura
Hubiésemos dudado del que hablaba
Doce uvas en mi plato. Yo apostaba
Tragarlas una a una, hasta la
hartura
Haciendo bola en mi boca y agrura
Dudando por saber, si las mascaba.
Recordando otros años, que no
estaba,
mas que por mi tendencia y postura.
Creyendo que no pasa y son maduras,
Las situaciones que paladeaba
Mientras tragaba granos, yo
pensaba.
Son todos míos, ¡Dios! Con tu
cordura,
Guárdamelos durante mi andadura
Que sea yo aquel que vislumbraba
El año saltó y el ruido chocaba
Las copas ya repletas de hermosura,
Ya todo es sueño. Nueva
singladura.
Nadie sabía, que se aproximaba.