Tu
viento daba en mi cara arrugada,
dejando
un bienestar acompasado,
y
muy tranquilo, por estar al lado...
izquierdo
del pecado, ¡que esperaba!
Debo
dar gracias a tu madrugada,
y
a tantas desventuras del pasado.
¡A
cuantos beneficios me han marcado!
Con
tu impronta, que la llevo impregnada.
Hogaño
en el ocaso, con el viento...
de
cara, y despeinándome celebro,
tu
cuerpo, y tu melena que presiento,
deshecha
y tropezando con mi enhebro,
que
no es más, que el amor que por ti siento.
El
que llevo prendado con mi quiebro.
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