jueves, 3 de octubre de 2019

La suerte invisible,




Sin embargo, la pareja feliz se emborrachada de placer, y por esas y otras calamidades, tuvo que huir de la localidad que los acogía. Tanto desprecio, y rechazo social, fue insoportable aguantar y más, viniendo de cuantos vecinos vivían en aquel pueblo. Cambiando a la fuerza, su residencia en un lugar donde no eran conocidos, eligiendo una ciudad de la costa.

Lugar que llegaron huyendo de madrugada por aquellos excesos cometidos, con los vecinos de donde residían. Más bien engaños y fraudes, por sus deudas impagadas, sin contar aquellos préstamos. Anticipos recibidos, que conseguían después de brindar una sesión de teatralidad, con la que vendían su pena, a los pobres infelices que picaban en su engaño. Sin conocer que serían inversiones sin retorno. Nadie podía prever que a estos dos «cantamañanas», les iba a cambiar tanto la suerte.
La mujer era una medio adelantada en previsiones futuras, que había estado en una cadena de televisión local en las madrugadas, embaucando a tantos y tantos infelices que les cuesta coger el sueño y se pegan a la pantalla, queriendo descubrir de donde les viene su desgracia.

Predicciones que les auguraban un mundo maravilloso, según los oráculos de la vidente, que a la postre invitaba a su clientela a apostar en tantas casas de apuestas como se anuncian y crecen como setas agarrando algún que otro cliente.
Abonados que no les buscaban las cosquillas, puesto que eran contactados por el hilo telefónico y una vez aconsejados, bien o mal, no había departamento de quejas en aquella cadena de recreo. No volvían a encontrarse con la misma benedictina presencia.

Un todopoderoso banquero gallego, solía veranear en el pueblo de donde tuvieron que huir la médium y su pareja, y antes este caballero mujeriego, se prendó de la lanzadora de destinos.
Destinos preciosos que llevado por aquel perfume embriagador que usaba Noelia, pudo cazar al grueso banquero, en uno de sus grotescos fraudes, sin saber con quien se “jugaba los cuartos”. Que después resulto ser un tipo, que dejó en la ruina a su familia y a sus empleados.
El depósito que ingresó Don Arquímides donde le indicó la quiromante, fue de los que se les denomina «millonario» Nadie sabe como le convenció, ni que trucos usó, para que obedeciera a la dama de la bola de cristal magenta.
Depósito que destinó, con los medios que él poseía, en una cuenta emergente panamericana, que tan solo era una tapadera de unos delincuentes de la mafia americana, instalada en la península, que como es natural, se le perdió la pista.
Don Arquímides, el bursátil gallego, más famoso de las Rías Baixas, había sido engatusado enormemente por Madame Noelia, en el último viaje, que hizo a la tierra donde encontraba la paz y el sosiego. Dónde la gente más que respetarle le temía y obedecía, por los canallas que le escoltaban y por las dádivas que destinaba a la iglesia y a los pobres de aquel pueblo.
Situación que tan solo un verano hizo falta, para que se destruyera.
Teniendo que cambiar Don Arquímides, el banco donde se sentaba a mandar por otro desconocido.
Aquel lugar que ocupaba en su Banco, como director del mismo, por otro, banco parecido, pero más incómodo, símil a una banqueta, de la bancada más severa del país. El banquillo de los acusados de la Dirección General de Seguridad.
Consecuencias graves, atenazaron a la firma, hasta que llegó a la bancarrota, para el negocio que le había confiado su familia, con una antigüedad de más de cien años. Dejando con una alegría y un efecto «Trompazo» a sus tres docenas de empleados, que de buenas a primeras estaban en la calle, sin oficio ni beneficio, gracias a los engaños de Noelia, que lo había vuelto medio lelo.
Despedidos, sin más liquidación que sus manguitos y los bolígrafos, que hubiesen podido quedar por despiste en el bolsillo.
Las avalanchas de comentarios, explican que Noelia, embrujó a Don Arquímides Cojontras y Ramírez, y lo dejó en calzoncillos de forma literal. Teniendo casi que empeñarlos para poderse pagar el billete de retorno.

Ahí comenzaron las atrocidades y la fama de Noelia y Críspulo, crueldad, tras atrocidad, juicio tras pleito, cárcel, y prisiones variadas. Con mil condenas y absoluciones, y sin pasar día que no hubiese engaño.
Así iban viviendo este par de truhanes que la sociedad en lugar de castigar, los ensalzó, cómo si fueran «Artistas salvadores» de los miserables del pueblo.

Asumiendo la sociedad, tanta barbaridad, como si fuese cosa natural, que los “sinvergüenzas triunfaran” y los demás les aplaudieran.
Dejando a Don Arquímides en la cárcel, pagando todo los pecados cometidos, como marca la ley, en busca de contrición, y a los dos engañadores, visionarios, con un contrato millonario, en una cadena de televisión por cable, que solía dar como noticias, todos los desmanes que les pasaban a los famosos.

Todo aquel gran follón, estaba rifado y la gente lo consumía con unas audiencias fenomenales, tanto que aquella cadena subió una barbaridad en la parrilla de espectáculos.
Era el programa más trillado de la franja horaria más vista. Noelia y Críspulo, dos mangantes de los bajos fondos, llegaron a situarse tan bien, que ahora, las gentes los ensalzan como dos autoridades.
Sentados cada tarde noche en el estudio de la «Agobiante Visión», haciendo cátedra. Ahora esperan ser galardonados con el Premio Nacional de los Despropósitos.













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