lunes, 28 de noviembre de 2011

Soplo a la vida

Había abierto el correo como de costumbre, esperando leer y como no; resolver todos los derivados del día a día, sin esperar una noticia tan dura y tan directa. En un principio y acostumbrado a las tantas bromas de Tomás, creí que se trataba de otra prueba más de su aguda forma de entender el humor. Cuando acabé de visionar el fichero que adjuntaba, para proporcionar aquel disimulo y que la noticia no fuese tan directa, volvi a leer su Post Data y tras leerlo dos o tres veces. ¡Adiviné!




ESPERO  QUE  TE GUSTE
Recibidos de: TOMAS  
18:42 (Hace 1 hora)
 Cargando…
TOMAS G….. H…….. maildedemostra@joteromail.com
18:42 (Hace 1 hora)  
Para destinatarios no revelados:

P.D: hoy he terminado las pruebas preoperatorias para operarme de un tumor en el colon. Este jueves sabré el día que me ingresan ... después de la operación QUE ES MUY FACIL con laparoscopia tener la seguridad que seguiré mandando mensajes y también recibir de tu persona tu correo que hasta hoy me llena de alegría.... si tardo un poquito en mandate algún mensaje ya sabéis porqué.
UN BESO MUY GRANDE Y UN FUERTE ABRAZO DE ESTE AMIGO 
TOMAS


A parte de quedar destrozado por la noticia, y a la vez confiado en que todo irá bíen, pude extender titubeante mi aprecio por el amigo que con su fuerza y su carácter, volverá a reir con todos y nos alegrará la vida como habitualmente lo ha hecho.


Querido amigo Tomás.
Hoy me he emocionado profundamente y no me da vergüenza en reconocerlo. He sentido tu amistad bastante más cerca que de costumbre. Sabía que te llevaba en un pespunte de mi corazón, por diversas razones que ahora no vienen a cuento explicarlas. Sin embargo cuando he leído tu mensaje, he repetido su lectura tres veces y se me han encharcado los ojos, recordando todas las ocasiones que nos hemos reído de la vida y de nosotros mismos. Cuando hemos tenido puntos de vista discordantes en el deporte, en la política y en las minucias. Todos se difuminaron sin más, haciendo gala de eso que le llaman: Amistad.
Estoy acostumbrado a recibir de tu parte mucha alegría, esos ficheros de vistas preciosas, chistes magníficos, estampas y fotos despampanantes que los dos sabemos y guardamos en semi secreto, (Secreto a voces), hemos compartido mesa y mantel, juegos de azar y tantas y tantas cosas.
Has querido darme esa información y has encontrado la forma más suave y más graciosa para hacerlo, para evitar que todos aquellos que la han conocido y te rodean a pesar de la distancia sufrieran y no hubiese ápice de padecer por ti.
Se que te todo va a ir muy bien, no tengo dudas. Estás en muy buenas manos médicas, que van a solucionar esa contingencia y muy pronto volveremos a la risa y al despliegue de los encuentros graciosos. A pesar de haber charlado contigo por teléfono hace menos de un cuarto de hora, quiero constatarlo para que cada vez que lo leas, sepas que todos tus amigos, que somos muchos estaremos pendientes y que no hace falta que exponga más detalles porque todos van contenidos en este abrazo que te mando y que quiero repetir en persona muy pronto.
Mi abrazo y mi amistad
Emilio.

sábado, 26 de noviembre de 2011

Erotismo veterano

Don Mendo: ve televisión, alternando cuatro programas a la vez, haciendo un zapping especial, intenta distraer el morbo que aún le queda a pesar de la edad. Sigue teniendo sueños eróticos de primavera. Imagina lo que “pudo haber sido y no fue”  A su cabeza le vienen historias que jamás vivió, pero que igual las había descubierto en el cine y las hizo suyas. Otras fantasías, se las explicaron hace muchos años los compañeros de oficina o, las pudo leer en esos libros de aventura, en novelas y tebeos; quizás;  las soñó con su particular agrado de “Especial Crack”.
La imaginaria de Mendo es tan amplia que todos apuestan por sus anécdotas y curiosidades, escuchándole siempre con una gran sonrisa en los labios. Cuando los domingos se sienta en el tercer banco de la iglesia del centro y canta aquellos salmos religiosos, se enorgullece de su persona y airea su voz entonando bastante bien, haciendo participar con su tributo a todos los indecisos que le rodean y le admiran.
Cuando está acomodado, ya con su bata de lana y sus babuchas acolchadas, no tiene problema por el contenido del programa de televisión que sintoniza, ni disimula con la familia que pueda rodearle. Es un tipo atrevido y sin exclusiones, aunque le puedan criticar o categorizar de “viejo verde”
Procura en su recorrido de zapping por las miles de emisoras a las que tiene opción, no ofender a los que le acompañan, al entrar en unos de esos programas de los llamados verdes o “X” (equis), salir con elegancia del mismo sin llamar demasiado la atención, por ello, gestiona ver esos telefilms a solas y a altas horas de la noche, cuando nadie le acompaña en su cruce virtual por los canales mundanos, en busca de emociones fuertes y voluptuosas.
Asegura categórico que más de cuatro emisiones o programas de televisión a la vez, no logra disfrutar,  ¡hasta cuatro!  Sin embargo, a todas pretende entender el argumento. ¿Realmente que busca?  ¿Que ansía?  ¿Que echa en falta? ¿Que desea o sueña?  Es acaso un cóctel de sueños inacabados o jamás comenzados los que ahora le llevan a semejante ilusión. ¿Son sueños de maduro impulsivo, creativo y belicoso? Entre todo el surtido de programación es lo que le pone tibio y ¿encanta ver a Don Mendo?
Cuando llegan los anuncios de un canal pasa al otro, cada cierto lapsus de su particular tiempo, juega con el mando a distancia del televisor y así de una sola estadía intenta ver y comprender todo lo que se emite frente a su butaca, disfrutando de todo lo que le da a entender la vida, el minuto y su apetencia.
Después, las historias, charlas, películas y consejos, los cuenta a su manera. Hace un guirlache, un batiburrillo con todo lo que ha visto y lo propaga a los que les escuchan. Es una forma de expandir una vivencia, es su recurso asistido. Nadie ha visto jamás lo que Mendo cuenta, porque es un revuelto de imágenes, palabras, ideas, anhelos y deseos que en la realidad no han sido emitidos en esa forma por emisora alguna. Constituye un episodio, con parte de todo lo que puede ver y comprender, imaginar  y describe flashes de cuantos asuntos le quedan en su memoria.
En la emisora  Sexy bond: pasan un film titulado: El suspiro de un Camión. Canal para Adultos; la cinta es fuerte, de sexo teatral, donde la actriz principal enamorada del camionero protagonista hace un alarde de movimientos sensuales que derivan a que Federichi, _ entrado en años y conductor de una camioneta de reparto de pollos asados_, atienda las progresiones lujuriosas y apetitos de su rubia amiga. Rímini, que está bailando una especie de lambada aflamencada, con exagerados movimientos ancestrales, enlatados y espectaculares, de caderas plexo petrales, a la vez que peinaba sus cabellos con un tenedor de helados y mientras comenzaba a desabrochar sus exiguas vestiduras, suavemente y al descuido con cuidado, disminuirle los taparrabos al artista principal, el conductor del furgón, un artista atlético de cuerpo “musculitos”  cercano a los setenta años que se peina estilo Marlon Blande. Un “abuelizado”  saltimbanqui y equilibrista._ Entiéndase por “abuelizado”, a un personaje añoso que protagoniza acciones de hombre potente y seductor con las mujeres de entre cuarenta y cincuenta y cinco años._ Mendo cerró los ojos por un instante y creyó estar en su pellejo, se vio por unos segundos bailando la rumbita flamenquil, con esa rubia de postín. Que en ese instante había dejado en “colitates” al camionero, que guardaba sus vergüenzas tras una bolsa de palomitas fritas, no demasiado grande.
¡Cambio de programa!
Antes de que le pillen en semejante espectáculo, se abre la puerta del salón y  ¡Ojo que entra la yaya!  Cambia de canal;  pasa del dial 69,  la llamada emisora del “sexy bond”  al  “Tele Trinco”.  Que finalizaba en aquel instante un debate de  los astronautas que fueron a la luna en el año 1969, donde plantaron la bandera, que ahora ya, es historia y ellos son unos auténticos héroes, donde vayan les hacen homenajes y recibimientos propios de embajadores dilectos. Ese programa de la cadena Tele Trinco, toca cada semana una historia diferente, de hecho el programa se titula: “Dónde la hinco”
_ ¿Qué estás viendo?  Preguntó la abuela, recién llegada de la cocina._ ¡Nada!  Busco algo que nos guste, _ respondió Mendo, el esposo, mientras seguía intentando encontrar película, o entretenimiento adecuado.
El nuevo debate de “Dónde la hinco” trataba del ascenso a la montaña más alta de la tierra, otros héroes que hincaron otra bandera, en la cima del sombrero del mundo, a más de ocho mil metros y en un ascenso sin oxigeno, noticia que dio la vuelta al mundo en su tiempo, por su espectacularidad. Un doctor decía “el pro” y contras del ascenso y que lo que quedaba de aquello era, el enclave de la bandera, que muy pronto, _ refería_ desde el Google Earth se divisaría.

_ ¿Esto estás viendo? _ Interrogó la esposa, con cara de incredulidad, conociendo de las aficiones del esposo, cada cuatro o cinco minutos, hacer el cambio de canal, como aquel, que no quiere la cosa.
_ Aquí me había quedado ahora. Quería tomar el pulso de la conversación._ Dijo Mendo a su señora esposa, mirándola por encima de las gafitas bifocales.
_ ¡No te creo!  Que estés interesado por las nieves perpetuas, ¡Menudo padecimiento! ¡Anda, quita eso!  Que ya nos llegará, estar a la intemperie y sin llamarlo. ¡Pareces bobo!  Si no lo veo, no lo creo, lo que estás viendo. No me dirás que con tanta cadena para sintonizar, nos vamos a poner nerviosos con las nieves, las incertidumbres de frío y las barbaridades varias, que pasan estos buscadores de lo que no tienen.
¡Cambio de programa!
Un nuevo cambio de emisión, pasa al canal  “Top”, donde está un prestigioso cocinero intentando hacer un par de huevos fritos con chorizo. El “guisandero” comentaba que el aceite ha de estar hirviendo antes de esclafar los huevos contra la sartén, que el tiempo no tiene que ir más allá de los dos minutos para conservar todos los recursos del alimento. Aquellos nutrientes se salían del plato, la cocción perfecta y el suculento plato preparado, que iba a ser devorado por los comensales que estaban en el estudio. Invitados tres señoritas delgadas como hilos, por no tener no tenían ni culito. ¡Eso sí!  Tetitas, si tenían, aunque fuesen de ferretería, o mejor dicho de silicona, pero marcaban pectorales diferenciándose la derecha de la izquierda. Parecía ser el mismo cirujano plástico,  las había operado, por repetición de pechos homologados.
Dicen los nutricionistas y estudiosos del esqueleto humano, que en el cuerpo tenemos órganos iguales y que ninguno tiene el mismo tamaño, grosor, color y textura. Quedaba explicado de forma fehaciente que la teta izquierda de las señoritas era algo más erizada que la derecha, estará más salida por estar ocupando el mismo espacio frontal que el corazón. Éste en su tic…taca, las levantaba de forma descarada.
_  ¡Umm!.. ¡Qué bueno! ¿Verdad? ¡No te comerías un huevo!  …María
_ ¿Ahora? Comerme un huevo, ¡Que dices! Son las doce de la noche ¡Estás loco!  Quieres que después tenga que llamar a la ambulancia para que te lleve al hospital de urgencias, por otro ataque de colesterol, o de glucosa alto. Si es que no te vas “patas abajo” en otra  ofensiva, de tus esfínteres flojos y te vuelven las cagarrinas marineras.  ¿Tú te escuchas, cuando hablas?
_ ¡Mujer! ¡A veces parezco loco! no es que lo vayamos a comer, pero si me viene de gusto, sabes que el ingenio especulativo es lo que nos hace imaginar sin pasar a la acción. ¡Ay de los sueños! Si no existieran, que sería de los que como yo, vivimos de ellos.
¡Cambio de programa!

La estación televisora  “Corazón Truncado”, es el canal de los enamorados, era el momento del desenlace del drama novelesco, donde Antonieta, muchacha joven, atractiva, compasiva con todo el mundo. Ella, la protagonista, ha tenido una vida muy cruel, con problemas de identidad, fue abandonada en las puertas de un hospicio y se ha criado sin apego, sin cariño. Por lo que en el capítulo de la semana,  estaba cometiendo un atraco a mano armada en una heladería. El dependiente, que es un joven, agraciado, que además está totalmente enamorado de ella, quiere disuadirla del hecho y trata de explicarle cuáles son sus sentimientos. Antonia, es una mujer alta, con unas piernas longas como las vías del tranvía del deseo, unas caderas amplísimas, con dos tiempos marcados, el va y el viene, morena de azabache oscuro, ojos de asesina del aburrimiento, con una pasión amatoria fuera de los corchetes de la convicción vecinal, orejas de medio giro, nariz chatita y respingona. Labios de gajo de mandarina y dientes de esquirlas de diamante. Los brazos poderosos, han tenido que ganarse la vida desde la juventud más temprana, cintura de botella de cava catalán, con etiqueta roja de prohibido bebérsela.
Tocaba, ya los minutos de expansión, habían llegado al límite y Mendo, quería, necesitaba cambiar de cadena. Le costaba, porque parecía que María se había quedado prendada del dependiente de la heladería que marcaba dos bíceps en los brazos propios de Rocky Balboa, o de “Chochonegre”. Arnold Schwarzenegger, el célebre actor de aventuras y conocido político americano.
_ ¡Lo siento!  Dijo Mendo y…
¡Cambio de programa!

_ ¡Anda, vamos a dormir!   Alegó María, ¡No hacen nada que valga la pena!  Es una bobada perder el sueño frente al televisor.
_ Ve tú._ Dijo el viejito, yo te alcanzo.
_ ¡Nada de eso!  ¡Vamos a la cama!  Que después me despiertas y no acabo de conciliar el sueño.
Tras hacer repaso por todo el panorama de la programación televisiva, Mendo decide irse a dormir, hacer caso a su esposa y ayudarla a ponerse la crema nutritiva en la frente y proponerle alguna aventura exótica, propia de los asaltantes de la diligencia del Far West Almeriense. Quedaron como dos angelitos, durmiendo, hasta que como cada noche, hacen turnos para levantarse y vaciar las vejigas respectivas.
Al día siguiente, Mendo tenía fisioterapeuta en el centro, gran oportunidad de salirse un poco de madre, más bien de madre esposa. Estar unas horas sin el influjo de la luna de María y decir y presumir, de todo aquello, que le viniera en gana. A parte de poderse mirar a las señoras ya cincuentonas, en bañador, que van al mismo recinto a practicar natación en persecución de erradicar la artrosis y la hinchazón que dan los kilos. Son los amigos de siempre, los de toda la vida, los que siguen imaginando que sus edades, no han modificado calendario, los que aún creen que,  de un salto hacen canasta en la portería de “lo que necesitas es amor”  aquellos, que como mínimo toman cinco pastillas recién levantados y para cosa que han de emprender han de tomar otra del color que corresponda. Sin contar con la clásica del “dime cuando…”, que esa aún y tragándola han de esperar cierto milagro muscular y tener concentrado mucho deseo fisiológico.
_ Mendo, ¿Viste televisión anoche? _ preguntó Jeremías, un amigo de la infancia y de su quinta. Esperando una conclusión de su amigo y poder soñar con algo irritante.
_ ¡Va…! _   Poca cosa, pero si pude tragarme los cuatro programas más vistos de la share y disfrutarlos a tope, hasta que llegó María. Ya sabes, la pobre, con sus achaques, ya no tiene paciencia para nada y al poco me hizo acompañarla a la cama._ Sentenció agradablemente Mendo.
_ ¡Anda! ¡Invitarte a la cama! _ Menuda oportunidad, para volverte loco, ¿Cuánto hacía que no te proponía semejante acción? _ Asombrado, interrogaba Jeremías, esperando una amplia contestación por parte de su amigo, mientras se sumaron, Nicasio y Bartolo, compañeros de paseos, de partidas de julepe y confesionario.
_ A la paz de Dios, ¡Señores! ¿Llegamos al loro para enterarnos de las ultimas batallas de Mendo?_ dijo Bartolo, uno de los recién llegados.
_ Eso decía Mendo, que María, anoche le obligó a ir a la cama, y estaba a punto de contestar cuando habéis llegado._ Volvió a relatar Jeremías
_ Pues ándele, ándele, don Mendo, que somos todo orejas, en cosa tan sensual y grande, déjenos disfrutar del comentario, sensato y sagaz habitual en su cháchara._ apuntó esta vez Nicasio.
_ No sean ustedes, tan desabrochados, que la cosa no iba por los derroteros, por los que ustedes quieren llevarlos. María, es una dama que solicitaba y  requería que le ayudara a estirar la crema reparadora y reconstituyente por sus facciones. Parece mentira que tengan esas mentes tan calenturientas y abrasadoras, otras cosas son las que competen y como es normal, quiero explicarles. A no ser que deseen ustedes que volvamos de nuevo a comentar sobre la clase política, sus sueldos, sus veleidades y la ya tan manida crisis monetaria._ explico  Mendo a los acompañantes.
_ No me diga Don Mendo, _ refutó Bartolo._ que además de repasar todos los periódicos nacionales, revisar todas las revistas del corazón en la peluquería del centro, mientras le arreglaban el cabello, hizo también el recorrido por las diferentes cadenas televisoras.
_ Ya sabéis, que tengo esa debilidad, es superior a mí y además con ese don que Dios me otorgó de poder atender a la vez tanta programación, me empapo de todo cuanto sucede.
_ Es una suerte, esa que mencionas. En casa la familia, me somete, viendo cada noche lo que a ellos, se les antoja.  Ahora es la moda, de ver esos cotilleos mundanos y no hay quien les saque de ese martirio_. Asentó nuevamente Jeremías _, incitando a su amigo a que prosiguiera, dando somera explicación.
_ ¡Ande usted tío Mendo! ¡Suerte cojonuda!_, apuntaba Nicasio_, como dice Jeremías, por la noche debo ver si me apetece, lo que mi esposa considera, en caso contrario me retiro a dormir y escuchar algo la radio hasta que me quedo frito. Ayer, le dio por seguir un programa médico y al final tuve que dejarla sola, con tanta sangre y tanto estiramiento de pieles. ¡En fin! que la dejé sola.
_ ¡Venga ya! Mendo, cuenta que viste tan interesante, no nos vayas a dejar con la miel en los labios. ¡Anda ya! no te hagas de rogar_. Sentenció incitándole a que hablara Bartolo, que lo tenía ya a su izquierda, con la intención de no perderse ni una coma del relato.
Mendo, sencillo y normal comenzó con su particular visión de lo visionado, no sin antes arreglarse el cuello de su camisa, aflojándolo para que fluyera mejor el aire por entre el cuello y su pectoral._ la verdad, que comencé viendo “El suspiro de un camión” un telefilm de la cadena Sexy Bond, me acomodé en la butaca creyendo que sería una fantasía de carretera. ¡Ya sabéis!  Un rollo macareno de esos de persecución de malhechores_. Forjó un alto en el planteamiento y miró a sus amigos que ya boquiabiertos, sentían como si estuvieran viviendo la narración_.   De pronto, salió una rubia despampanante, con un cabello largo que le llegaba por encima de las nalgas ¡Que cosita! Comenzó a bailar de una forma peculiar, como queriendo engatusar al chofer, que llevaba el camión cargado de pollos para la crianza, un revoloteo de plumas, y mientras va la niña y se pone a bailar. El tipo, no creáis, sería de mi edad. Un poco más calvo pero va…, se puso con el bailongo también, muy apretado a ella, con una rumbita que los pies se iban solos, y los ojos saltaban de las cuencas sin perderse vista, por la música y por las curvas. ¡Vamos que me vi en el cotarro!  Ya os he comentado en muchas ocasiones, que yo hace años bailaba muy bien.
¡Se movía la tía como Dios! Le provocaba peinándose con un tenedor de cocina, de esos con los garfios tan anchos,  de forma espectacular el aceite bajaba por sus piernas y subía el tenedor con unos meneos mostrosos y te ponía la piel peor que la de los gallos allí encerrados. Como sufrían aquellas gallinas, esos pobres pollos que se animaron al ver aquel festival y asustados no dejaban de piar. La rubia, no tenía bastante con la lambada y las coplas, que dejó al camionero más desnudo que un recién duchado, tanto es así que tuvo que taparse los bultos y las vergüenzas dentro de una bolsa de plástico, de esas de palomitas.
Allí se jodió todo, entró mi mujer y tuve que pegar el cambiazo a Tele Trinco.
_ ¡Para...! ¡Alto! No nos irás a dejar así de esas guisas_, dijo Bartolo, exaltado y sudando por debajo del peluquín, mientras los demás con los ojillos cerrados escuchaban aquella historia encantados.
_ ¡Cómo quieres que te deje! Pues como me quedé yo, sin saber cómo acababa el baile_. ¡Hay que joderse tu mujer!  También se podía haber retrasado algo más, ¡Vamos digo yo! _ habló Nicanor, lamentándose del hecho_. Dejarlo que siga, no le interrumpáis que como le entre aquella tos tan fea que le coge a veces, ya la hemos cagado con la historia, _ sentenció Jeremías dándole ánimos a Mendo para proseguir.
_ En Tele Trinco, unos montañeros, trataban de clavar una bandera en lo alto de un monte, el más alto del mundo. Como queriendo ser los artífices y dejar allí la firma de la proeza. Según dijeron ellos, más o menos, habían subido por casualidad, sin querer hacerlo, pero se encontraron en el pie del monte y pensaron ya que estamos aquí: “vamos p’arriba” Hay gente que no sabe cómo llamar la atención y hacen cosas raras. Fijaos, dicen que ni se llevaron el oxigeno, que subieron a pelo. Eso sí; muy abrigados. Se les veían los ojos con dificultad, tenías que fijarte mucho para poder verlos. Después el doctor que presentaba el programa, me daba la razón a mí._ Decía Mendo, volviendo a echar un vistazo a la parroquia que seguía en trance escuchando_. Les criticaba por haber subido sin avisar, les pilló la noche y allí les llegaron los problemas. Hasta María dijo: ¡Quita eso! Les llamó ¡bobos! por estar a la intemperie y tan tranquilos, con una irresponsabilidad manifiesta. Ir a las nieves sin que les llegue la hora, parecía que buscaban lo que no tenían. Hizo el comentario que, cuando sea el momento de ir de verdad, tendrán, alguna excusa para retrasar la partida.
_ ¿Se bajaron la bandera al volver? o la dejaron clavada_. Preguntó Bartolo con mucha curiosidad y sin haberle gustado demasiado el programa.
_ ¡Pues no lo sé! _ respondió Mendo, cambiamos al Canal Top. Un cocinero afamado, friendo dos huevos, a unas señoritas espectaculares y guapas que tenían unos pectorales muy raros_. ¿Cuándo dices pectorales te refieres a sus tetas?_. Preguntó Jeremías muy interesado_. ¡Sí! a eso me refiero! _, le respondió Mendo_, pues amplia eso que no lo pillamos ¿verdad? argumentó Jeremías de nuevo, mirando a los demás, que estaban hechos de una pieza.
_ Sencillamente, el pecho izquierdo, era más grande que el derecho, por eso decía que los tenían raros. El plato estaba para chuparse los dedos. Hasta María me dijo: ¡Cómete un huevo! y le respondí que no se hiciera la tonta, que ella sabía podía subirme el colesterol malo. Siguió insistiendo ¡Anda tonto cómetelo! y disfruta una vez. Tuve que responderle, que era muy tarde y a pesar de que insistía, no me convenció. Aquel plato quedó divino y las señoras, comenzaron a mojar pan al huevo y a decir: ¡a este huevo le falta sal!  Todos comenzaron a reír y se desternillaban de risa. La más graciosa llamada Toñi, se manchó. Parte de la yema del segundo huevo, le cayó dentro del corsé y para que más. El cocinero intento quitarle la clara con la espumadera, al estar caliente le abrasó uno de los músculos el que parecía tenía atrofiado y comenzó a erguirse aquello y a levantarse como si fuese un montacargas. Aquello en vez de ser tetas más bien parecía fuesen dos tentáculos de elefante. Las compañeras por camaradería intentaron sofocar aquel sobreseimiento de la espumadera del cocinero y se lio la marimorena. Al ver que aquello se envolvía cada vez más, cambié de emisora para que María no se pusiese nerviosa, viendo tantos huevos, tantas flemas y tanto desparpajo.
_ ¡Quietos! que no entendí_. Dijo Nicasio_, en mi pueblo, las damas tienen dos pechos iguales más o menos, pero ninguno se levanta para arriba, dejando al compañero sentado y equilibrado. Esas tetas serían de plástico, de esas que se implantan ahora las señoras; de “silicona” y a lo mejor fermentó y comenzó a hincharse como un globo ¿Sería eso? _, dejó la respuesta para que respondiera alguien. Nadie respondió. Todo lo contrario Bartolo dijo: _ lo que no he llegado a entender es;  lo de huevos, que hombre se presta a freírlos sin más. Ese programa debe ser de tres “rombos”  por lo menos, aunque sea como dices tú, un gran cocinero y en vez de meterme mano en el sujetador para quitarle las yemas ardientes, lo hace ayudándose de una espumadera de sartén. Ese tío es raro, como yo te lo diga. ¿Qué haces tú? _, dijo mirando a Jeremías con carácter de interrogatorio_.  ¿Si ves a una mujer se le quema una teta por el abrasamiento de un huevo?
_ Uso mis manos sin dudar, las meto en el fuego, pero a ella le evito se abrase, ¡pobrecilla!  _ Replicó Nicasio, dejando a Jeremías con la palabra en la boca.
_ Sigue Mendo con los huevos fritos._ Impuso su onda Bartolo, tratando de darle nuevamente la voz a Mendo.
_ ¡Nada! Cambiamos de emisora, fuimos a la de Corazón Truncado_. Continuó aquel hombre con su explicación_. Estaban dando un nuevo capítulo de la Huertana del Castillejo. Versado en una historia de una huérfana, abandonada en la Casa Cuna de la ciudad, que tiene la pobre una vida atropellada por las inclemencias del destino. Tanto ha padecido que en este episodio intenta atracar a una heladería y el empleado del negocio, le insta a que lo deje todo y se fugue con él que está muy enamorado de Antonieta.
Corazón Truncado, es el canal de los enamorados, era el momento de máxima audiencia, donde Antonieta, atractiva, compasiva con todo el mundo le da el sí y un beso a Mikel el dependiente, cayendo tras el mostrador y rompiéndose el frasquito de perfume corporal, dejando al aire ciertas partes que emocionaron a los espectadores. Ellos atados a su destino, hacen una demostración de lo que debe ser un beso de tendero, con una bonita muchacha atracadora arrepentida. Ella, hace un papel que lo borda, es una actriz estupenda y emociona verla trabajar sobre todo en escenas difíciles, sobre los mostradores o tras los paquetes de pescado frito.
_ Resumiendo_. Dijo Nicasio, atraca la heladería o se liga al nene dependiente. Lo digo porque, mi hija se llama también Antonieta, no fue a atracar una heladería, fue a comprarse un cucurucho de nata y se ligó al dependiente que se llama Miguel Rosal,  lo lió de tal manera, que allí mismo se rompió una costilla. Dice ella, que Miguel intentó besarla al descuido, cayeron dentro de una de esas cámaras de hielo y se dieron un tozolón morrocotudo, tanto que él tuvo que ir escayolado de sálvese la parte.  Más de medio mes y ella como digo, no valía más que para engullir helados de nata, con las costillas hechas pedazos. De ahí estamos preparando rápidamente la boda. Ahora que me cuentas estas letrillas tan ajustadas, parece que se trate de la historia de mi Antoñita. Lo digo por si quieres seguir contando y me dices ya lo que me espera en los próximos días y así no me llevo ninguna sorpresa.
_ Nicasio, no sé yo, si es la historia de tu Antoñita, lo que si te cuento es que fueron las cuatro historias que pude ver anoche en los veinte minutos que van desde las nueve y media a las diez menos diez de la noche.
Fue entonces cuando entró la enfermera jefe a la gran sala de reuniones del Psiquiátrico Complutense pasando lista a todos los que estaban sentados en las largas mesas tras haber degustado su desayuno y haber sido visitados por Don Jacobo Bochos, el gran médico especialista en psiquiatra, sobre casos graves del Centro.
_ Atención que las visitas están esperando fuera, y el que no se porte como mandan las leyes del centro se queda sin visitas y sin recreo._ Alertó Gertrudis la enfermera recién entrada.
_ Bartolo, ha venido tu hija a verte, quiero ver como tienes las orejas de limpias antes de que puedas recibir a tu familia. _ Hizo un gesto a una de sus ayudantes para que fuese a repasar esos pabellones auditivos de Bartolomé Grijalbo.
_ Jeremías Lamín,  tu hermano Jonás está en la puerta, ¿Te lavaste bien esas manos y te dejaste cortar las uñas en un tamaño decente? También lo repasaremos antes de la visita.
_ Nicasio, ¿Estas por ahí? ¡Que no te veo!  ¡Ah sí ya te diviso!  Bueno a ti nada, aflojarle_, hizo un gesto para que otro auxiliar se le acercara_,  algo la camisa de fuerza y que pasen a verle sus familiares a su celda.
_ Aurelio Mendoza, tú no tienes visita, Sonsoles tu esposa no ha venido aún, pero puedes salir si quieres al patio a tomar un poco el sol y procura estar tranquilito y no contar batallitas a nadie, que después sueñan por las noches y necesitan más tranquilizantes.
_ A ver todos juntos _. Instó Gertrudis  a toda la Sala, con voz altisonante ¡Ave María Purísima!
Contestaron absolutamente todos_. ¡Sin pecados concebida!

viernes, 25 de noviembre de 2011

¡ Celos !



 
Esos  celos enfermizos
lo padecen los sumisos,
que no pueden entender.

Dicen que es enfermedad,
sin alivio y sin recetas,
patología no exenta
en crear desolación.

Dolencia, no contagiosa,
no se expande ni se extiende,
no se vende, ni se adquiere
con ella se nacerá.

Si la tratas cuando emerge,
igual su maleficio extingues,
para no dejarla brotar,
no es adicción alcohólica,
es una multa sobria
difícil de soportar.


No hay médico que la trate
la combata y la mate
sin secuelas aportar.

Aburre al sujeto opuesto
el que es objeto de celos,
al que quieren controlar,
sin comerlo ni beberlo,
y lo tiene que aguantar,
mientras los celos atacan
con escenas que no agradan
creyendo ser, la verdad.

Rompedor de relaciones
sin atender a razones
solo por querer saldar.

Esa duda existencial
que acaba con la paciencia
dejando la incontinencia
colocada en su lugar.

Sentimientos de temor,
disimula el que recela,
en perder su prenda  amada,
quedándose casi a dos velas.
sin dejarle resquemor


Es un enigma intenso
arranca  pudriendo  el alma,
infelicidad completa
quien lo padece lamenta,
quien lo sufre, no escarmienta.

Hechos infundados,
escenas grotescas,
imaginaciones raras
dan ingratas respuestas.

Temor al abandono
miedo al desequilibrio,
creerse menos valioso,
secuelas de confundido.
Arroja unas consecuencias,
que los celos no gobierna.

Sospecha de todo,
la mayoría de veces,
el miedo profundo,
casi ni se entiende.

El cielo nos libre
de tal desconsuelo,
hace que tu mente
vague por los suelos.

Dibujos de reflexión,
imaginacion  y dudas,
creen  que les engañan
sus temores fluctúan.

Todo es carencia,
no creen en su valía,
dejan de sentirse
aptos cada día. 

Es una condena,
ver celosos tus ojos,
el alma hecha un cerrojo,
que no te deja vivir,
haciendo daño al sumiso,
aguantando los lamentos
de tu forma de sufrir

No consigues sosegar
ni aparcar trabas del alma,
nadie te sustrae la calma,
ni a tu amor, va a confundir,
los celos traen esas mechas,
esos recelos con merma,
muchas discusiones sordas
que siempre suelen herir.


No te dejes extinguir
los años buenos que quedan
de derroche y de brega.

Sabes que con la fuerza
poco se puede adquirir,
atrae para ti el cariño
y no lo quieras herir,
sobreponte de supuestos,
que siempre fueron esquivos
infelices de por sí.

Confía en quien tú elijas,
no dejes lo que imaginas
haga camino del mal.

Si ha de ser. ¡Será tuyo!
La mecha perdurará,
nada  dura  para siempre,
caduca la eternidad.

Por mucho que apriete el yugo,
si no es para ti ese jugo
no lo podrás controlar.

A la fuerza ajustician
por ser infiel.
Es preferible amor auténtico
y que siente bien.
Respetando,
libertades al cien por cien.

Si has de confiar en mí
hazlo y en buena lid,
el que ha nacido honesto
debe seguir así.

El que quiere ser feliz
procura ser muy cordial.
Lo que no interesa a uno
tampoco a los demás.

Los celos no son amigos
ni traen la cordialidad,
destiérralos para siempre
¡Viva la sinceridad!