martes, 29 de septiembre de 2015

Abrázame antes de partir

Viene del capítulo anterior: 


Hasta que llegó el momento de la verdad, justo a la hora del café, cuando Caterina, dirigiéndose a Javier le preguntó con cierta nostalgia y con voz entrecortada.

_ ¿Javier, tu eres mi papá? ¡¿Lo sabes?!, estoy segura, Cecilia, mi madre, creo que te lo ha confesado no hace mucho. Han pasado los días y aún no te has acercado a mí para abrazarme, como un padre normal abraza a una hija querida. ¿Lo harás antes de marchar?, ¿querrás darme un abrazo?
No tardó ni un impulso en levantarse de su butaca y se acercó a la niña, rodeándola con sus brazos, mientras pronunciaba unas palabras que le salieron de lo más profundo.

_ Por supuesto, que lo hago y lo haré siempre. No lo dudes, y si no lo he hecho antes es porque no conocía ni tenía referencia de esa honrada paternidad, lo desconocía, hasta que mamá me lo contó, hace unas fechas.
Creí que no estabas al corriente, que desconocías que yo fuese padre tuyo, que no tenías noción de mi progenitura por parte tuya_ dejó fluir Javier a su corazón para que surgieran las torpes palabras que él mismo eligiera sin disfraces ni tapadillos, mientras la seguía estrechando hacia su pecho con firmeza, sin dejar de pronunciar aquello que igual, no era capaz de decirle mirándola a los ojos.

_ Estoy seguro que Cecilia, tu madre_ continuó ahora sí mirándole a la cara_, te ha explicado en la forma que sucedieron los acontecimientos en aquellos días, cuando nosotros vivíamos unas fechas de amor intensas y tan bonitas.
Miró a todas las jovencitas que embobadas escuchaban el relato y prosiguió_, fue un sueño, tan precioso y tierno como podáis imaginar en vuestros mejores ilusiones.
Tu madre; vuestra madre _ Volvió a matizar con agrado_ Era y es una mujer preciosa, y además una persona entrañable, que no hablaba por no ofender y calló por completo aquel detalle, silenció su estado, no dijo ni una sola palabra al respecto y yo jamás sospeché nada, que de haberlo sabido, de haber conocido la noticia del embarazo, no la hubiese dejado marchar_ gesticuló con energía y añadió algún mohíno de desaprobación, siguiendo con su explicación_ Lo ratifico con toda mi integridad. Las cosas hubieran sido de otra forma y ahora estoy convencido que tampoco yo mismo, como lo ha hecho vuestra mamá, hubiésemos padecido tanto como lo hicimos alejados el uno de la otra, sin saberlo. Primero por perder_ puntualizó llorando_ el  cariño de Cecilia, por no saber frenar a tu madre en que no se viniera de nuevo a Costa Rica y después, por la falta de comunicación que mantuvimos_ respiró hasta llenarse los pulmones aquel Javier compungido, volviendo a enfilar aquella cantinela_ Tampoco quedamos enfadados, como para que me ocultara la buena nueva, quizás no quiso obligarme a zanjar una decisión que debí tomar sin más. La distancia y el tiempo borra el recuerdo y quedé solo como antes de conocerla. Por lo que mi vida fue ciertamente bastante nefasta, llena de errores, obstáculos y de no haber venido por motivos profesionales, o por el destino implacable de cada cual al país;  jamás hubiera sabido que tenía una hija tan guapa y tan preciosa.

No le vuelco la culpa a nadie, porque el primero que la tiene soy yo mismo_.  Aseguró convencido de lo que decía y con unos lagrimones en las cuencas de los ojos que no dejaban duda de lo que estaba comentando, era cierto.

_ Os pido perdón a todas_ Gimió entre un llanto penoso que no se entendía con claridad por lo compungido que estaba, el acceso de tos le pudo y el moqueo emanado por el lloro acabó de romperlo en pedazos; pidiendo excusas y retirándose al lavabo para arreglase un poco y mantener el tipo.

No se escondió Javier, y en pocos minutos salió de nuevo, con una mirada serena y los párpados algo enrojecidos, pidiendo otro café bien cargado, para intentar animar aquella sobremesa, que se había venido abajo con su relato.
Caterina le esperaba derecha, junto al lugar que había ocupado en el sofá antes de salir disparado para el retrete, y cuando estuvo a su altura, abrazó a Javier, fundiéndose los dos en un gemido, que no pudo detener nadie.

_ Papá, cuantas veces había imaginado este momento, que por fin puedo disfrutar abrazándote además en compañía de mamá.
Gracias por hacerme tan feliz. No te culpo de nada y todas te queremos mucho_ Musitó Caterina, volviendo a abrazar a su padre y colmándole de besos.
Solo te pido_ siguió argumentando Caterina_ que no nos dejes otra vez, te necesitamos y creo que mamá te sigue anhelando aunque no lo diga y por lo que hemos visto hoy aquí todas nosotras; no has dejado de seducirla, tu también la deseas a tu lado.
Cecilia, Natalia y Soraya, también lloraban en silencio abrazadas las tres, por aquel acto de amor que estaban presenciando, sin que estuviera previsto.
La calma llegó y el lamento se truncó por una alegría tímida que no acababa de manifestarse a lo ancho del salón. Todos tenían preguntas y las respuestas podían responderse solas, sin necesidad de escarbar en los sentimientos, solo hacía falta mirar a los ojos a aquellas personas, que habían desatado en un instante una pesadumbre que llevaban cargando hacía unos lustros.

_ Cuando vuestra madre decidió volver a Costa Rica_ apuntó afligido Javier_, tendría motivos para hacerlo, ya que imagino, no se planteó el quedarse conmigo por mi falta de seriedad y compromiso_ siguió argumentando y mirando con arrepentimiento a Cecilia.

Vuestra mamá; sabía de mis andanzas y de mi promiscuidad, del abandono cruel que infringí a Margarite, mi novia de toda la vida, la hija del tendero del pueblo, con la que me habían prometido mucho antes de que fuésemos al colegio__ "una costumbre ancestral y retrógrada, "__  pensó y maldijo Javier, a la vez que relataba pasajes de su memoria.  La chica del compromiso de la infancia, la esclava del pacto entre padres, por aquello de la dote de cada cual y los intereses creados entre las conveniencias de nuestros mayores, que jamás me quiso porque ella estaba enamorada ciegamente de un primo mío, mucho más formal que yo, me esperaba en Zaragoza sin ilusión,  para casarnos algún  día.
Se incomodó conmigo y me olvidó hace años, gracias a Dios, cansada de esperar y de aguantar todas las infidelidades que le regalaba_ retomó su charla después de sorber otro trago del torrefacto café de su taza, para añadir _ tantos adulterios regalados a la pobre Margarite y el que colmó el vaso por su enjundia y destacando por importancia: esperarme en el aeropuerto durante horas por consejo paterno cuando retornaba de México, y al llegar a la recogida de maletas; verme abrazado con Ximena, sin que nadie lo entendiera_ quedó por un instante callado para continuar con su dolor, mientras Cecilia se deshacía de llanto por aquellos recuerdos.
Todo eso que Cecilia conocía de buena tinta, creo yo fue motivo para que dudara de mi cariño y amor por ella y decidiera largarse de mi lado. Estoy seguro que no estuve a la altura, para por lo menos intentar que se quedara conmigo, nos casáramos, y viviéramos nuestras vidas en Barcelona, donde yo por aquel entonces pululaba.
El silencio en el salón, por parte de Cecilia y de sus hijas, era sepulcral, nadie interrumpió los argumentos que planteaba Javier, dejando que su arrepentimiento aflorara a la altura de la comprensión de las niñas.
Con mucha lentitud y con palabras que ellas pudieran entender, explicaba sus razones.
_ Si pudiera dar marcha atrás, todo sería diferente. Quizás Cecilia, no hubiera padecido tanto, o quién sabe, lo que nos hubiera planteado la vida si nos hubiésemos quedado juntos en Barcelona.
Eso jamás lo sabremos. Una cosa es cierta, yo me arrepentí en cuanto se fue, cuando ya era demasiado tarde.
Comenzaron las dificultades, y los dilemas, llegando a ser mi vida un desastre.

Hizo una pausa para seguir tomando de aquel café amargo y prosiguió_ He ido de mal en peor, de un lio a otro, de una relación a otra como si fuese un desalmado, cuando creo que aún no he comenzado a pagar mi tributo a tantas personas como ofendí.
Prosiguió exponiendo sus delirios aquel hombre, mientras aquellas niñas, acompañadas de la madre, escuchaban como si fuesen personas mayores, y  tuvieran que darle un veredicto a un procesado, que declaraba sus faltas y pedía clemencia.



contionuará
to be continued....


domingo, 27 de septiembre de 2015

Matutino

            
           Sensacional amanecer
            neto y profundo,
            lluvioso,  gris y tan nublado

            Tras los cristales
            las gotas de agua golpean muy leve...
            la protección diáfana.                                                          
            Sintiendo tras el cristal fino      
            la transparencia de mis días,
            mi ingenuidad reflejada en el rostro
            reconocida en el espejo
            del ventanal fulgente,
            que humedecido, a la lluvia se rinde

            Tranquilidad, la dicha sigue
            mi corazón palpita,
            sin más preámbulo, suspiro                                 
            saboreando la aurora indeleble










viernes, 25 de septiembre de 2015

Los esposos de mamá


Prosigue del capítulo anterior:


_ ¡Como dices eso Soraya! Yo no quiero traicionar a nadie, vengo a veros, porque tu mama, es amiga de hace muchos años_ se miraron Cecilia y Javier furtivamente_ y me ha invitado a comer, con vosotras para que os conozca
.
No transcurrió ni el segundo de espera necesario para que Javier pudiera llenarse los pulmones de aire, cuando incidió Natalia,  la mediana de las hermanas, con una interpelación aguda_ Aunque no lo crea usted señor Javier, le conocemos bastante. Madre, nos ha contado una y mil veces la historia de nuestras vidas, y en ella apareces tu mismo; no quedando demasiado bien parado. Por ese motivo mi hermana pequeña, que es la más miedosa, se lo advierte. Me gustaría que le hiciera caso. _ pensó Javier, mirando a Cecilia y no comprendiendo como unas crías tan jóvenes podían expresarse como unas resabiadas cotorras entrenadas.

Cecilia, intervino al momento, sin dejar que las manifestaciones de sus hijas se escaparan del lugar de donde habían previsto, interviniendo al momento.

_ Bueno, permitamos que este pobre hombre entre en la casa, le ofrezcamos un refresco y un plato de comida y podamos tolerar con educación, que se exprese como quiera, sin que le tengamos que hacer pasar un mal rato. ¿no es ese nuestro cometido? Como os he dicho muchas veces, la vida, es muy enmarañada y no vamos a ser nosotras, las que con mala inquina tratemos a un convidado, el cual en su día, estuvo muy ligado a mí, que soy vuestra madre.

_ Por favor tenga la bondad de acompañarme dentro_ dijo Caterina, la mayor de las hijas que le indicó a Javier por dónde debía conducirle.
Con su aplomo y seguridad, Caterina miro a Javier, dándole la preferencia de paso y a éste de la agitación le sobrevinieron repentinos, dos lagrimones en su vista que nadie detectó por estar camino a la sala recibidor de aquella casa.

Dominando la situación la joven, se miró a su madre y le dijo_: Que guapas estás mamá. Lo tengo todo preparado, como convinimos y creo que te gustará, me han ayudado mucho Natalia y Soraya y no creo que nos falte detalle para ofrecérselo a Javier.

Cecilia, le tocó el cabello a su hija mayor, en señal de amor hacia ella y con la mirada se dijeron cosas importantes que tendrían tiempo de sacarlas a la luz si era necesario, porque aquella comida y sobre todo la sobremesa prometía ser de las trascendentes habidas en las vidas de todos cuantos participaban.

Le ofrecieron acomodo al invitado, mientras este, disimuladamente con su pañuelo impoluto de popelín, secaba sus párpados que húmedos estaban de las últimas turbaciones surgidas en aquel pasillo del departamento.
Las cuatro mujeres se sentaron alrededor de Javier. Un hombre apuesto con mucho mundo, que ahora se las tenía que ver con aquellas señoritas y su madre que le iban a coser a preguntas y que las respuestas no podían ser fútiles, ya que no se trataba de un negocio de ventas, ni de la exposición de ningún artilugio por sofisticado que fuera.

_ ¿Qué te apetece degustar Javi?_ preguntó con cariño Cecilia_, ¡estás en tu casa, siéntete cómodo!_, que a pesar de ser cuatro contra uno, no somos fieras, ni nos almorzamos a nadie.
La tensión era palpable, aún no se había roto el hielo sepulcral del comienzo de las aclaraciones y las muchachas esperaban que se dirimieran unas explicaciones sencillas de la historia, sin que corrieran falsas lágrimas, ni que nadie se rompiera las vestiduras por ser culpable de lo sucedido.
Javier se acomodó y miró al espacio sin ver más que a Caterina, que con unos ojos grandes azulados, le miraba con admiración, y también con sosiego.

_ No estoy incómodo ¡para nada! tomaré un refresco, si hemos de comer a continuación.

_ ¿No prefieres un Jerez seco?_ dijo Caterina, tratando de no sonreír y consiguiéndolo, a la vez que se iluminaba su precioso rostro juvenil, arrancando una felicidad declarada en la cara de Cecilia, que se hizo extensiva a Natalia y Soraya.

_ ¿Cómo me has leído el pensamiento Caterina?,_ dijo Javier_ ¿Cómo sabes que me apetece un vino español? Que no he pedido, porque imaginaba no teníais en casa.
_ Pues, igual como dices, sabemos lo que piensas, cuáles son tus gustos y disgustos, manías, tus excentricidades y algo más que igual me alcanza por vínculo de genes y sin que nadie me lo diga, igual estoy capacitada para expresarlo, por parecernos_. Sentenció Caterina con una gran calma.

_ Ya veo, que estoy en un laberinto difícil de salir indemne. Si no soy sincero y hablo con el corazón y con la verdad  ¡Pues sí!  Por favor sírveme un Jerez bien frío que lo degustaré con vosotras, explicando o justificando aquello que queráis. Veo que estoy sometido a una contrición de esas que no te libras aunque lleves las excusas aprendidas y quizás llevéis razón; todo hombre se ha de enfrentar en algún momento a la realidad de su vida y purgar sus lacras.
El mío, mi momento ha llegado y creo que podré dar mi versión de todo aquello de cuanto debo arrepentirme, que por cierto es demasiado y de lo que a posteriori me ha contraído desgracia y sufrimiento.

_ ¡Cheleé! _ Una onomatopeya aguda por lo gárrula; salió de la boca de Cecilia y quiso interrumpir aquello que se desbocaba, como si comprendiera que estaban empezando la casa por la chimenea, sin apenas dejar respirar a Javier, ni plantear  con cordura hechos pretéritos; aquello que ocurrió hacía ya, tantos años.
No habían ni siquiera sosegado el instante de la alegría y la bienvenida de Javier. Ya habría tiempo para todo y la boticaria propuso con mucha energía

_ Primero, nos calmamos todas, después somos agradecidas porque Dios nos concede este día que puede ser divino para todas, y disfrutar con una comida entre amigos, muy buenos, casi de familia que lo somos. Cuando estos pasos hayan sido andados o recorridos, vendrán las preguntas y las explicaciones_  Concluyó la farmacéutica, con aquella sonrisa que usaba ella y que normalmente prendaba a quien podía comprobarlo.

_ Toma Javier, tu Jerez fresquito_ Se lo sirvió Caterina con agrado mientras el invitado estaba ya reclinado en una butaca de piel de caimán con unas grandes orejas negras zainas, que presidía aquel salón majestuoso y amplio.

Natalia le pasó una bandeja con unos mariscos raros de la tierra, de la cual Javier no se sirvió ninguno excusándose con una sonrisa y con una caricia a la mediana de las hijas. Mientras en la cocina Cecilia con Soraya ya disponían los suculentos platitos preparados para degustar.
Nada extraordinario, una comida muy española, que habían preparado las cuatro mujeres de aquella casa, imaginando le llegaría al estómago de mil amores al invitado, sin la necesidad de hacer grandes dispendios y a la vez extraordinarias recetas para poder quedar bien.

Una tortilla de patatas con cebolla y unas aceitunas muertas de Aragón, primer plato, para continuar con unas setas a la brasa con unas piadosas rebanadas de pan con tomate y unas lonchas de jamón importado desde la Ibérica.
La mesa estaba preparada y todos pasaron al salón comedor, donde pudieron disfrutar de aquel manjar que lo es y que hizo recrearse al huésped, por alimentarse con suministros de su propia tierra que tanto echaba en falta desde hacía ya unos días que había recalado en el país de la “Pura Vida”, en la preciosa Costa Rica.

La conversación mientras comían, se derivó por los estudios de cada una de ellas, que clase de emociones les eran más alegres, por la cantidad de amigos y compañeras tenía cada cual, y por las creencias religiosas que también estaban presentes en las cuatro mujeres.
Las cuales sin llegar a ser beatas, ¡sí!; creían en algo que no podían del todo orillar, pero que algo en el cielo, siempre les había protegido de todos los males que pudieron sufrir en alguna temporada. Resolviendo sus opresiones ante los imponderables y por las creencias que ellas guardaban en lo profundo de su corazón.

Cecilia explicó las ayudas que tuvo con Don Cirilo y la gente que trabaja con ella en el laboratorio, que más que compañeros habían llegado a ser aliados. Algunos confidentes y muy arrimados; de los que la licenciada guardaba mucha fe y mucha gratitud.
Relató las penurias que padeció con sus dos últimos amigos, que fueron pareja y que son los papás de Natalia y de Soraya, que llegaron a estar dentro de aquella vivienda que ahora disfrutaban, compartiéndolo todo.

Aquellas señoritas, como si tuviesen más edad de la que realmente les correspondía, comentaban detalles que a Javier, no le pasaron desapercibidos y comprendió que su educación era pulida y dedicada. Ninguna de ellas hizo malos gestos, ni pronunciaron palabras obscenas en contra de quienes habían sido en su momento esposos de su mamá, y como progenitores que fueron de ellas, todos ellos respetados con una elegancia y un cariño tan pulcro como sus pensamientos.



to be continued
continuará




jueves, 24 de septiembre de 2015

Trance


La muerte paseaba
gastando la salud de un enfermo desolado
flácido contagiado
que se despide harto
del horroroso miedo transparente
que se debe sufrir en ese instante.

En aquel tiempo fue mi luz y norte,          
por su gran comprensión
hasta que se rompió por distinta moral.
Era la divergencia del punto de partida.

Recuerdos todos son, algunos crueles
la imagen me quedó, para los tiempos
con las manos atadas y mi semblante yerto
resistí  el sufrimiento           

Una vivencia así te marca.
Así comienza el fin,                        
por ello terminamos. Morimos.
¿Vale la pena ser tan consecuente?
La vida nos la dan para vivirla                  
y así es realmente.

No querría volver a padecer
aquel febrero tan doloso.              
Despedida que siempre vuelve a mi
y que por mucho que duerma no cesa.
Nada tiene que ver                                    
con la felicidad que necesito y quiero
obtener de mi paso por la vida     

Creo que fue un miedo contagioso         
aquella turbación que arrastrábamos
no nos dejó ni ver las consecuencias.           
El orgullo maligno evitó dar las razones,
para querernos más, y perdonar
sin estrechar los lazos necesarios
antes de que la muerte le arribara         








                                                           

martes, 22 de septiembre de 2015

Quieres engañar a mamá

Viene del capítulo anterior:

Como un clavo a las trece horas estaba Javier Martos, frente a la botica cerca de la calle siete de Coronado, en la capital San José, Cecilia, salía en aquel instante de la farmacia y vio a Javier que esperaba en un taxi a que ella arribara. Al llegar, Javier fue a abrazarla y ella, evitó la caricia por motivos evidentes, sabía que Don Cirilo, estaba tras los cristales y observaba todo el devenir, Cecilia se excusó y evadió de forma simpática el pico en los labios que pretendía conseguir Javier. Sin dar más explicaciones pudo quitarse de encima al solicitante, quedando este algo confuso por una acción que no esperaba
_ Como estás Cecilia, te veo distante_ preguntó Javier una vez despedía al taxi, después de abonar la carrera y quedar solos en la acera de la esquina siete.
_ ¡Bien!, estoy muy a gusto, pero nos miran desde la botica, todos están expectantes con nuestro lio, saben que eres el de Barcelona, y todos mis compañeros, incluido mi jefe Don Cirilo, me dan consejos, y pócimas para saber tratarte y que no te escapes de nuevo. ¡Anda vamos!
_ Como es que me has hecho despedir el taxi  ¿Almorzamos cerca quizás?
_ ¡No; sígueme! Vamos a por mi auto, que hoy: soy yo la que llevo a mi amigo Javier a comer, donde me plazca además no vamos solos, esta vez tendremos compañía.
_ ¡¿Como que no vamos solos?! A quien has invitado que perturbe nuestro almuerzo.
Cecilia, se miró a Javier, mientras se acomodaban en el coche utilitario de la boticaria, y ésta en lugar de aclarar dudas; le interrogaba, sin descifrar el misterio_ ¿Dónde te gustaría comer hoy?_ Javier, no contestó enseguida, se quedó pensativo, y respondió taxativo y muy serio.
_  En un lugar tranquilo, que no nos molesten y que podamos disfrutar de la tarde, sin prisas, tengo tantas cosas que debo explicar, que necesitaría un mundo para poder aclararlas todas.
_ No eres un poco exagerado, tanto tiempo crees que es necesario para corregir una trayectoria errónea, o es que te sientes culpable de algo, y no sabes cómo aderezarlo para que parezca más suave.
Javier no quiso aclarar asintió con un gesto y no continuó con el tema, se limitó a preguntar_, ¿con quién comemos hoy preciosa? Donde me llevas a comer ¿admirable Cecilia?_.  No recibió contestación inmediata.
Observó con mucha ternura a Cecilia mientras manejaba y esta; le hizo un mohín de cariño, dándole idea, que debía ser paciente y esperar alguna sorpresa.
Ya hacía unos minutos que circulaban por el centro de Coronado, el tráfico no parecía estar demasiado revuelto, y la música de un compacto disco de un tal:  Feliciano, daba oídos desde la radio del vehículo. , interpretaba magistralmente con esa onda rota, que impone el intérprete ciego, que venía muy a tono aquella pena explícita del bolero, con el ánimo de Javier.
Cecilia siempre llevaba ese tipo de concierto en sus traslados y viajes.
José Feliciano, su referente romántico y su rapsoda fascinante; como imperativo y trovador influyente, que ejercía sensaciones palpitantes para la guapa Cecilia.
Al que recurría en instantes necesarios, para recobrar el tono y señal, cuando necesitaba evadirse o esconderse para profundas reflexiones porque sin duda aquella música la trasbordaba fortuita, sin que a ella le urgiera imaginar la bienandanza, o que los sueños insostenibles la invadieran sin pedir permiso de acceso en el país de la ilusoria.
Javier volvió a preguntar esta vez con mucho énfasis _ ¿Quieres responder a mi pregunta?_ y repitió con premura al ver que ella sonreía y disfrutaba.
_  ¿Quién come con nosotros hoy?
Cecilia, súbitamente le respondió sin mirarle a los ojos_: Hoy comemos con las niñas; en casa. Supongo que no tienes ningún problema por ello, ¿verdad?
Un silencio sobrecogedor entró por las rendijas de la escotilla del coche y únicamente se percibía el gimo del estribillo del bolero,  lamentando  quejumbroso < Ay barrio de Santa Cruz> _, del cantante portorriqueño y la respiración jadeante de un Javier Martos, alegre, que esperaba el momento para solicitar precisamente ese encuentro a Cecilia.  
Transcurrieron tres segundos. Lo que tardó en henchirse el pecho de aire fresco cuando Javier emocionado respondió_ No sabes la alegría que me acabas de regalar. Había pensado yo mismo, en pedirte esa opción algún día y mira por donde me la acabas de facilitar como si ya iniciaras a leerme el pensamiento como lo hacías en Barcelona.
Cecilia, siguió argumentando tras sus palabras, otro mensaje muy directo, para quizás tranquilidad de Javier_ Mis padres no participaran en la comida.
Hoy han preparado un suculento menú las nenas. Capitaneadas por Caterina, nuestra hija.
Creo que será mejor para todos, si hemos de hablar de temas que pueden ser delicados; mejor estar los que realmente estamos concernidos ¿No crees Javier?
_ Sí; es muy buena idea, y para mi será emocionante, además, igual me derrumbo en cualquier momento. No sé cómo resolveré ese trance. Aunque no lo parezca, estoy tocado y espero comportarme con dignidad. Ni siquiera sé cómo justificarme de todo lo que he provocado. No puedes imaginarte lo que daría por retroceder y cambiar alguna de las consecuencias nefastas en las que he sido actor protagonista, que a su vez, han llevado a padecer aquellas personas que me importan. Sin embargo quiero que sepas que lo he pensado y no tengo dudas en cuanto a lo que voy a hacer desde mañana, en el futuro inmediato.
_ Vamos a alegrarnos, y cuando te vea Caterina, que sea en perfecto estado de alegría y de paz, después ya si es viable y llegado el caso hablaremos de todo lo que concierne a esos deseos que tienes tan urgentes, que no solo afectan a Caterina, sino a las tres hermanas. Caterina, Natalia y Soraya, también son hijas mías y por supuesto todas son igual para mí.
_ Lo entiendo perfectamente Cecilia, y además es justo, las debes querer a todas ellas por igual.
No sabes la cantidad de veces, que pienso en estos dilemas._ prosiguió diciendo, mientras miraba por la ventanilla pensando a la vez << el problema ahora era de cuatro niñas en realidad>>  _ para seguir exponiendo_. En mi caso añadir al padecimiento a mi Estela, que también es una niña preciosa, ¿cómo podría olvidarla?, jamás a pesar de las dificultades que estoy teniendo con Ximena, su madre. Sería incapaz de dejarla a su suerte.
_ Lo entiendo Javi, reconozco que al no saber que Caterina es tu hija, evitó que tus decisiones vinieran en este sentido, ahora comprendo que debes hacer algo que es tan difícil de aconsejar que yo sería incapaz de decidir_ le advirtió Cecilia con cariño y preocupación.
El utilitario de la farmacéutica se apeó en una esquina del Barrio María Auxiliadora en Coronado, a no mucha distancia de las calles ocho y diez.  Apartamento donde vivía desde que se emancipó Cecilia de sus padres.
Era un lugar agradable perfecto para disfrutar de la vida en familia y con acceso fácil a todos los comercios del centro.
Al descender del coche fue cuando Cecilia besó a Javier, de forma bonita, para relajarle y darle esa confianza que a veces se necesita incluso para las cosas más fáciles.
Las niñas estaban esperando con todo preparado, al llegar al domicilio y abrir la puerta, las jovencitas ilusionadas saludaron a su madre, y a la persona que venía con ella.
Muy recatadas quedaron en el umbral del pasillo, mientras la madre, fue presentando a cada una de ellas, por orden de nacimiento.
_ Mira Javier, esta niña tan preciosa, es Caterina, aquí está Natalia, y ésta más jovencita es Soraya, mis tres hijitas queridas, que nos van a acompañar en la comida del día de hoy.
_ Que guapas y simpáticas sois, os parecéis mucho a mamá, y supongo que además también sois igual de listas e inteligentes que ella, porque un pajarito me ha dicho, que vais muy bien en la escuela.
_ Mi abuelito dice que las tres somos más listas que mamá, que ella se deja engañar de lo buena que es y a nosotras nos enseñan para que las que engañemos seamos nosotras, por eso mi abuelo, nos prepara que seamos las más avispadas_ lanzó Soraya, la más descarada de las tres. Que se quedó esperando con una respuesta preparada, a que Javier aportara alguna excusa.
_ Pues no creas que tu abuelito, tiene mucha razón en lo que dice, y si lo comenta es porque cuenta con alguna realidad, así que veo que vuestro abuelo es listo y hace bien en adiestraros. Eres muy mona _siguió diciendo Javier_ a la niña que como una charlatana, parecía tener cuerda para rato, con tal de llamar la atención al grupo apostado en el portal de la vivienda _Tu nos querrás engañar a nosotras, o a mamá; te lo pregunto por si debo llamar al abuelo ¡sabes! Qué me dices. Disparó la niña, todo aquello que posiblemente, pensaban sus hermanas y la propia madre, y que de momento nadie quería afrontar.


continuará
to be continued





jueves, 17 de septiembre de 2015

Lamiendo sus cuajadas

Nueva entrega: viene del capítulo anterior.


_ No te sientas presionado _ dijo Malena_, en esta familia somos así, asustamos al primero que llega con nuestros argumentos sin sentido y luego, verdaderamente florecemos como los demás, tan vulgares y tan raros como la mayoría de los millonarios poco humanos y menos generosos.

Espero conocerte de verdad, tratarte en profundidad. No como en estos últimos tiempos, que me ha presentado mi sobrina a más pretendientes de lo que imaginas y con ninguno ha llegado a buen puerto. Unos porque no eran; otros porque les sobraba, o les faltaba, en fin suerte y que seas feliz.

Malena se le acercó y le soltó dos besos auténticos, y un apretón en el antebrazo significando que iba a tener que lidiar el toro solito.
Aquel abrazo que se intercambiaron Manuel y Malena, les auguraba adrenalina positiva y bienestar; un contacto sincero de dos personas que se iban a entender.

Mechthild tras escuchar las palabras que había dejado caer su madrina, tomó del brazo a Manuel y se lo achuchó hacia sí, con cariño, preguntándole sin apocamiento y sin ambages _ ¿Estás bien cielo?
Sin esperar a que contestara, siguió argumentando ahora ya más tranquila y despreocupándose de miradas y comentarios agrios.

 _ Esto es normal_ dijo Miche. Aquí en este nuestro jodido entorno es habitual, tanta pregunta, tanta trascendencia urgente. Se trata de la parte de la familia más cercana y la más impertinente. Aquella que tardas en visitar de modo habitual.

Los presentes no abrieron la boca y se mostraron despistados al escuchar las palabras de la ofendida Mechthild, que ya estaba asumiendo un color morado por tanta falta de hospitalidad. Tomó cariñosamente a Manuel de su mano izquierda y arrastrándole, lo llevó frente al personaje de las finanzas de la familia.

_ Lizardo, te presento a mi querido Manuel_ expuso la mujer dirigiéndose al orondo caballero, a la vez que miró a su novio y argumentó con sequedad_ este señor es el experto, que nos ha llevado la contabilidad desde no sé ni cuándo. Al que mi papá le tenía una fe y una estima por encima de predisposiciones y mandatos. El apoderado de todo lo nuestro. Inclusive de mi propia madre, que desde hace un tiempo, creo y según lo que demuestra mamá, es para ella en su alcoba algo más que su asistente particular.
  
El saludo de Lucas Lizardo fue más aparatoso que otra cosa, a Manolo le repateaba lo que el buen administrador pensara sobre él, y sabiendo que no venía a engañar a nadie, estaba más seguro en aquella hacienda que el mono en la etiqueta del anís.

_ ¿Es usted de Valencia Manuel?_ indagó muy cortés Don Lucas, apretándole fuertemente la mano derecha; sin soltarla mirándole a los ojos, a ver que signos externos proveía el recién llegado y sin escuchar, formuló la segunda intriga sin dejar de estrechar su mano derecha aseverando_ Tengo familia en Beniparrell _ siguió Lucas obcecado sin dejar hablar a nadie_ Muy cerca de la capital del Turia y sé que es buena tierra. ¡Se come bien, y se vive mejor!

Viendo que estaba haciendo el ridículo y un tercer grado inadecuado con tanto interrogatorio. Finalizó el apretón de manos y llenándose la inmensa barriga de aquel aire que por lo cargado ya estaba infecto esperó la respuesta atisbando de reojo a Doña Clara y a René que lo miraban con un desprecio amaestrado.

_ Pues no señor, no soy de ahí, ni de allá ¡Soy Cartagenero! De la ciudad portuaria. La bella Cartagena, y a pesar de que no estamos demasiado lejos de donde usted menciona, que es ¡buena tierra!, como la mía. Conquistadores de esperanzas, marinos de mentes abiertas al mundo y al prójimo. Gente fenomenal, como en muchos lugares. También los tenemos que se les ha de echar de comer a parte, pero por lo general, personas educadas y de buen talante.

_ Me alegro_ dijo Lucas _ Sepa usted, que aquí es bienvenido, y con el tiempo nos irá conociendo. ¿Me han dicho que usted es vendedor? Que ha venido a Managua a presentar un artilugio bastante innovador que promete, ¿Qué me puede decir al respecto?

_ ¡Cierto!, a las personas tiendo a conocerlas a primera vista, en cuanto les estrecho la mano al presentármelas, o cuando se acercan a besarme cuando me dan su bienvenida. Es como un don que mi Dios me ha dado desde siempre. Mis vaticinios internos poco difieren de la realidad, y casi en nada me equivoco en mi primera apreciación. Será por mi preparación, por mi adiestramiento y naturalmente por la educación que he recibido desde jovencito.
Así con esta razón y claridad refutó a la primera parte a la pregunta del grueso secretario, prosiguiendo sin pausa a dejar claridad en sus detalles.

_ Por supuesto agradecer de antemano sus deseos de bienvenida personal. Es cierto soy vendedor, ¡mercante!, lo que en mi país se le denomina comercial, pero que al efecto es lo mismo.

Todos los allí cercanos, estaban interesados por las explicaciones del competente Manuel, que continuó dándose algo de crédito_ Pertenezco a una firma muy bien posicionada en el mercado de utensilios para la higiene personal. Mi empresa; la firma a la que represento, ha elegido este país junto con otros tres más, para exhibir en América, el Wáter Cósmico, un accesorio que pronto tendremos en las casas por su garantía, higiene y servicio, pero de ello ya nos iremos enterando en su momento. Permítame que guarde alguna reserva ya que pretendemos sea una sorpresa en este su precioso territorio.

Lizardo quedó poco satisfecho con la réplica, ratificándose así mismo que no había estado a la altura de lo que de él se esperaba, evidenciando que el recién llegado le había descubierto su juego anómalo y su falta de sinceridad. Abandonando repentinamente aquel parloteo penoso y sin sentido que no despertaba interés alguno en Manuel, ni tampoco en los allí reunidos. Revelando  de forma clara, que no le importaban absolutamente las bienvenidas ni los actos sociales de aquella familia.  


La dama, Doña Pajarita invitó a sentarse a su hija y al amigo, ofreciéndoles una amalgama de néctares entre ellas, limonada recién exprimida, como bebida más floja, y para elegir entre mil aguardientes y licores, contando con la popular cerveza de la zona la famosa: Toña, acompañada de multitud de canapés escogidos y deliciosos, quedando al antojo de cada cual.


Todo fue discurriendo en la normalidad anormal de una gente adinerada que pretendía ser más educada, destacada e importante de lo que realmente eran.
La visita fue de las que apremian, e incitan a la prisa por salir volando hacia donde sea. Cuando lo tenían todo previsto para decir al patio de visitas: "Au revoir", que significa en el idioma de Cristóbal Colón: hasta la vista, llegó Doña Clara más esclarecida por todo lo que había resistido con indignación y le dijo a su hija con bastante más afecto que hasta entonces.

_ No se te ocurrirá marcharte, como un lagarto huidizo del lago Xolotlán sin almorzar y sin celebrar esta bendita nueva buena, ¿verdad? Sería incomprensible ¡Vamos! ¡No serías tú! La digna heredera de los Sröeder, la mujer fría y calculadora de siempre, la mandamás. Sabías que esto te iba a pasar, no lo niegues, porque tú no eres nada tonta y todo te lo imaginas con pre antelación_ la madre siguió diciendo_ Manuel me gusta, más de lo que he reflejado.


Es un tipo audaz, valiente y sobre todo machote. Podrá con todo y con todos. A nosotros sabrá ponernos donde corresponde.

Ahora lo que deseo es que también pueda contigo. ¡Cuídalo hija, no los hay a pares! _ advirtió Doña Clara_ No te confundas con nadie, todos te tienen celos, rencor y sobre todo se les ha acabado la murmuración. Haz lo que debas y pronto.
De tu hijo y de tu ex marido ya nos ocuparemos cuando llegue el momento; ahora, seduce, ama y entrégate como lo que eres y como lo que sientes. Si de veras te gusta hazlo tuyo como sea y no dejes que nadie te lo quite.


Anoche_ continuó diciendo mientras miraba a los ojos a su hija que no pronunciaba palabra, por  no dar bola al escuchar de voz de su madre, aducir todo aquello que tanto le embargaba_ Lo probaste en la cama, te hizo las mil maravillas, te fornicó hasta la extenuación, y tú te lo comiste como el mejor de tus bocados. Se nota a cien leguas que te enamora y que le has succionado hasta sus cuajadas y si has venido con él, es porque te deja complacida, satisfecha y requetebién engrasada.

Se fundieron en un abrazo madre e hija y a las dos se les escapó un sonido gutural por la agitación que contenían.
_ Es mi hombre; mamá_ dijo la licenciada. Ha soportado por mí, lo indecible esta misma mañana, él mismo me lo advirtió que quizás no era el momento y no le creí, advirtiéndome esperáramos_. Dejaron de hablar y se quedaron sin palabras.
Alrededor de aquella gente no se encuentra a gusto ni siquiera los mosquitos tigre, ya que podrían infectarse con tanta insipidez y quedar inválidos para transmitir por medio de sus aguijonazos las enfermedades de reciente hallazgo que regalan.
Durante el almuerzo el grueso de los comentarios fue en torno a los negocios y el dinero, las joyas y a la futilidad de una gente nimia y banal.
Cuando se quedaron solos Manuel y Mechthild, fue al retorno a la ciudad, ya de vuelta en el Mercedes verdoso, conducido por la propia niña Miche.










To be continued
Continuará