lunes, 29 de mayo de 2017

La anciana, olía a sexo.




Tampoco quiso oír las amenazas de sus hermanas, que bajo esa protección falsa, desdecían mil cosas para desorientarla, y hacerla flaquear en sus intenciones y si ellas hubieran podido disponer del affaire y capricho de Nayim; para ellas se lo hubieran quedado sin dudar.

La decisión estaba tomada y decidida, cuantos más improperios le acentuaban, más ganas tenia de abrazar aquella posibilidad de marcharse de aquella casa de inmediato.

Desterró el desasosiego de ambas y cortó de cuajo las conversaciones dejándolas patidifusas para ir a vivir una nueva etapa.
Su trabajo le daba suficiente para mantenerse, con lo que se arregló, acompañando y participando en los gastos de la vivienda, con una amiga de su infancia, que tenia espacio para realquilarle una habitación con derecho al uso comunal de cocina, baño y demás.

En un diminuto apartamento. Un entresuelo muy acogedor, arrendado muy cerca de la Diagonal. Compartiendo gastos y comenzando su nueva singladura.
Nadie se rasgó las vestiduras, en la familia Delapeire, pero comenzaron a lucir aquellas envidias insanas, que llevaban en su propia sangre y que brotaban ciertos malestares en momentos puntuales.

En la casa del Turó, sus hermanas, se repartieron las habitaciones rápidamente, ya que las dos mas jóvenes, dormían en la misma estancia y ahora Mari Pili, tenía un espacio añadido que quería apropiarse sin demora. Debían modificar los muebles para evitar que la desertora que se había marchado, pudiera volver fracasada a ocupar sus antiguas pertenencias y lugares de asiento, por lo que, aquellas dos fieras que tenía por hermanas, comenzaron a crear ambiente entre la madre y ellas.

En cuanto al terreno que habían comprado con casa adosada, en la Urbanización del Valle del Sol, Irene también tenía su parte, de la propiedad que hacía unos años la madre, Xarme, ya viuda de Antoine desde hacía cinco años, había adquirido con el sueldo de todos ellos, incluidos en el testamento a Thiago, por ser también hijo primogénito y heredero de los bienes de la madre. Una adquisición interesante que realizó la matriarca, en pro de pasar los últimos años en compañía de todos sus hijos en una zona preciosa y que sería usada, en principio como segunda residencia, o chalet de veraneo.

Si ahora Irene no correspondía con los gastos comunales de aquella propiedad, al haberse emancipado y ya no entregar la totalidad del sueldo, proponían a su madre, que le pusiera un canon para seguir sufragando cuantías y devengos.
Nuevo mobiliario se instaló en aquella recamara quedando la estancia al completo para la insatisfecha Mari Pili, que con su escasa educación y su envidia insana, instaba a todos los componentes familiares.

De las tres hermanas de Irene, Mari Pili destacaba por su inconformidad y sus celos, a todo lo que fuera superior a ella, no importaba si de dentro de la familia o de fuera, ya en su infancia había protagonizado escenas que le habían repercutido en buenas reprimendas por parte de Xarme y de Antoine, sus padres, ya que incluso con sus primas no era capaz de mantener una relación infantil normalizada.

El mundo la conocía y la evitaba, conforme se hacía mayor, llegaron a asustarse incluso alguno de los amigos y acompañantes de su peña, que siempre le evitaban por tener ese color de carácter tan agrio y tan desalmado. El que se mantuviera soltera durante toda la vida, podría obedecer a que nadie la soportaba y era inviable aventurarse a emprender con ella, semejante navegación, o por el contrario, que sufriera de alguna anomalía en su psiquis.
Lo que siempre había desarrollado como enfermedad, era la envidia hacia su hermana Irene, la pequeña de la familia, que jamás había tenido para con ella un detalle fraterno, de compasión o de cariño.

Xita, era mayor que Mari Pili, e Irene , y por aquellos tiempos ya andaba liada con un taxista, que hacía los viajes familiares necesarios de aquella casa que se estaban construyendo en la urbanización Valle del Sol.
Silverio, el taxista era el padre de una amiga del trabajo de Pilarin y que conoció en una de las muchas salidas que por entonces hacían hacia Mallorca o Benidorm, al ir a recogerlas y llevarlas, cuando la fiebre del turismo comenzaba en España a principios de los años sesenta.

Habían tomado mucha confianza, sobre todo Xita y Silverio, muchas risitas sensibles, tantos viajes, y mucho en entrar y salir de aquí para allá, con favores y calores, miradas furtivas, demasiados chistes eróticos.
Una tarde de viernes de aquel ardiente verano, Silverio transportó a la mamá Xarme y a Xita a la urbanización, desde Horta al pueblito, cuando finalizó su turno habitual.
Nadie lo esperaba cuando saltó el deseo y se encontraron las pasiones carnales súbitamente.

Habían hecho el viaje normal, entre ellos se habían rozado las manos, sin querer, viajaban uno al lado del otro, Xarme en los asientos de atrás viéndolo todo, sin perder el hilo de ninguna canción, notando la influencia del olor que despiden los cuerpos cuando buscan la gresca, derivada del sexo.
La llevaron dentro de la casa, la acomodaron y, dejaron descansar a la anciana en el salón distraída, con su televisión, concentrada con sus novelas, creyendo que la abuela no olía a sexo entre ellos y no imaginaba que su hija se lo iba a fornicar aquella tarde sin más miramiento.

Los tocamientos fueron brutales entre aquella mujer madura, tan ardiente y el casado corrido, con ganas de tirarse aquella reliquia, para iniciar una constante.
Xita, sabiendo que en aquel santiamén, estarían solos, sin pérdida de tiempo, sin la sombra de su hermana y, con la excusa de enseñarle unos cuadros en el garaje, lo llevó al aparcamiento, intentando seducirlo, en un subidón de libido salvaje incontenible que tuvo y, en una acción de valentía ella misma se abrió la blusa, saltándole del sujetador dos tetas vivas, en la cara de Silverio.

__ Estaba vergonzosa, pero he notado tu deseo, una mirada a la canal de mis tetas me ha puesto en guardia y, no quiero dejarlo pasar, quiero ese polvo ¡es mio!__ le dijo Xita a Silverio__ ¿Tienes ganas de retozar un rato verdad?










sábado, 27 de mayo de 2017

La influencia sexy de Irene



Acabó en la cama, en el hotel donde se alojaba Narciso, pasando una frenética noche, sin sueño y con un desatado sexo, olvidándose del mundo.
Él de su mujer y ella de sus dos hermanas, profundizando en los placeres de un encuentro inesperado y a la vez sensitivo.

Narciso recibió las mejores carantoñas que existen en los manuales de sensualidad, esas que aunque no se expliquen, las mujeres conocen solo por su intuición fisiológica, clarividencia y grado de arquitectura de sus cuerpos.
Dejando al rompe corazones de Nayim, ensimismado y con ganas de volver a enredarla.

Esos momentos de pasión les mantuvieron a los dos, alejados del tumulto por mas de dos jornadas. Sin salir de la habitación del Hotel Saratoga, a base de sales minerales, ensaladas, agua y mucho ritmo, para volver a interpretar aquel conocido meneo estelar.

Detalle, que las hermanas sabían, al descubrir una nota aclaratoria, en la almohada de su cama, que les informaba que no la esperasen, que volvería pronto.
Comenzaban a estar histéricas por la tardanza o prolongación de aquel sexo que imaginaban iba a descubrir Irene. La hermana mediana, muy envidiosa, desde nació le tenía ojeriza.

No lo superó y la mantuvo fuera de la educación y de las normas.
No pudo soportar aquella influencia sexy de Irene, no le sentó nada bien, ya que ella misma le había echado el ojo al empresario para ser, la que se lo follara y comenzar con él, un bascoso cambalache desmedido.

Enamorarle y sujetarlo como ella acostumbraba a retener a todo el que se le acercaba sin conseguirlo.
Nayim estaba ya demasiado embebido por los frutos que Irene, le había dispensado. Proyectando los deseos de Mari Pili, de nuevo al cubo de los detritos; como casi siempre que pugnaba con Irene por un hombre. Sin remisión y fuera de las posibilidades de éxito.
En el retorno de aquellas vacaciones, Irene ya propuso de forma imperativa, su emancipación, su inminente desvinculamiento radical y sin demoras del hogar maternal.

Entonces ya, el enredo con Narciso tiraba con fuerza y no pretendía en ningún modo echar la marcha atrás. Imposible.
Cuando ella comenzó a trabajar en su inicio, se colocó en la Feria de Muestras de Barcelona y hacía sesiones publicitarias, de calzado, alimentos, productos de belleza. Empleo que sustentaba hasta que encontrara uno nuevo, que le supusiera mejoras susceptibles y el que en un principio le permitiría hacer su vida independiente.

Era una mujer con luz propia, una hembra lucida y hermosa que atraía a la gente con su atractiva impronta luminaria, teniendo que observarla sin cejar, para quedar satisfecho.
Entonces decidió seguir hacia adelante y cerrar la puerta del pasado. Siempre pensó <>.

Había dejado su casa maternal, con sus hermanas y sus padres, en una barriada muy agradecida de Horta, en unas viviendas muy entrañables. Las del Turó de la Peira. Donde transcurrió toda su infancia.

El hábitat con su familia, se hizo del todo imposible.
Irene no le podía poner cadenas a su futuro, aunque este fuera incierto, debía ser ella la que se enfrentara a su destino.

No escuchó los consejos de su madre, que le advertía que se trataba de un hombre casado y le podía pasar de todo.

Su padre, Antoine, ya vivía en otro mundo hacia años, sin participar activamente en las predicciones de aquella familia, aunque por dentro, no paraba de sentir aquel dolor que sufren los que intentan fingir que nada les importa. Sus disconformidades las solucionaba jurando en hebreo y mentando de forma soez a la Virgen.





viernes, 26 de mayo de 2017

El permiso de joder



Los agentes de la brigada, estaban tirando de una prueba, que de momento no les llevaba a ninguna parte, poniéndole una especie de cariño y atención inusual a la persona de Narciso, sin que este se pudiera percatar, que lo estaban vigilando desde una distancia prudencial.

Por su parte Nayim acojonado por la calma y por como se desarrollaban los acontecimientos, no dejaba el perímetro para observar si después de su denuncia, alguien tomaba interés y comenzaban a venir al domicilio de Ferrer de Blanes, autoridades para subsanar y rescatar ese cadáver que cada día que pasaba, más le dolía. Familiares de la finada, una vez enterados de la muerte y de todo el asunto pudieran haberse compadecido de ella. Amigos, colegas de sus viajes, gentes apegadas del gimnasio, y vecindad. Nadie, según criterio de Nayim, parecía estar dispuesto a actuar.

Detalle que a los policías no se les había pasado por alto, sumado a unas cuantas incongruencias habladas o dichas en el momento de la denuncia, que la propia comandante de puesto, creyó oportuno averiguarlas, o por lo menos investigarlas con un poquito más de atención.

Unas fotos impresionantes se habían hallado tras un cuadro del comedor, que tenían unos datos, que la propia policía de Barcelona, los investigaba desde un tiempo, no lejano pero si, relativo a unos movimientos criminales, de rutas fantásticas de personas desaparecidas, drogas de diseño, cultivo en los aledaños de la ciudad y sendas denuncias y relaciones con dos capos ingresados en la cárcel modelo de Barcelona.

Datos que relacionaban unas cuentas opacas en la Banca de Marsella, a nombre del matrimonio de Narciso y Palmira su mujer, fuera de la frontera, que contemplaban unos capitales descomunales con unos movimientos sospechosos, no acordes ni con la propia facturación que él generaba con su negocio, ni siquiera añadiendo los sumandos de Palmira, su mujer, la cual tampoco estaba descalza de posesiones, misterios trampas y dinero.

Nayim conoció a Irene, en el año 1978, en la Majórica Factory Shop del Municipio de Manacor, Mallorca. En unas vacaciones, más que de recreo, en unos momentos de esconder capital como fuera, casi huyendo de la justicia, por la acusación de fraude en una de las firmas de su cooperativa de viviendas, la cual había quebrado dejando a más de doscientos cooperativistas, sin dinero y sin piso. La culpa del amaño recayó en el entonces socio de Narciso, que es el que encarcelaron y se comió todo el marrón, mientras él paseaba por Mallorca, presumiendo de tipo, de posibles y de resultón, con su BMW coupé descapotable.

Él ya casado con Palmira, que aparentaba ser muy piadosa y frígida, voluntaria a todas las causas perdidas que hubiere en la ciudad. Aunque casi todos los meneos que se daba, los usaba para generar negocio, aparentando ser una persona mística.

Muy parecida a los flirteos de su postizo y amado esposo, joven, dispuesto con una carrera estupenda, guaperas y con un talento exquisito para las tías perdonavidas, con ganas de mucha juerga y de dar rienda suelta a su imaginación erótica.
Comenzó a cortejar a Irene, solo por diversión y aquel sustrato acabó en un amancebamiento de nueva usanza. En aquel tiempo, en la España libertada por la reciente democracia.

La gente comenzaba a abrirse en sus meneos sensuales e iniciaba una tímida querencia y anhelo, de expresar aquello que estaba dentro de sus preferencias sexuales.

El destape, el divorcio, el engaño consentido, el desnudo en las playas, la liberación de la mujer, el permiso de joder allá donde fuera, los estupefacientes, el diseño de las anfetaminas.
Irene, pasaba unas vacaciones con sus hermanas, cuando el buen ambiente reinaba entre ellas puesto que la joven Irene, pasaba por donde le indicaban sus queridas “tatas” sin rechistar.


Hasta que una noche de calentura, y de fogosidad, aprovechando que sus dos hermanas mayores bailaban con dos torneros de Cuenca, que habían conocido y que pretendían llevar a sus camas. Se fue a la playa sola y allí comenzaron los movimientos eróticos de Irene, abriéndose poco la blusa y enseñando tan solo aquella carnosidad, sin llegar a extender la teta entera, y aquel descenso de faldas, dejando la braga medio al aire, enseñando la zona, donde se recala para verter las ultimas fuerzas machistas. 








miércoles, 24 de mayo de 2017

¡La mataste tú! Nayim







La boca deforme, contrahecha, descompuesta, le trajeron a su memoria aquellos labios tan hermosos que tenia en vida Irene y que con tal gracia los batía para contar emociones y surcar cuando los estrechaba para conseguir imposibles.
Sin joyas en las orejas, ni en el cuello. Raro en Irene; sus pulseras tampoco las llevaba en las muñecas. El único detalle que brillaba en demasía a diferencia de, cuando tenía vida, era aquel angioma en forma de peca, que situado no muy por encima del labio superior a su izquierda, lo resaltaba adrede, como detalle genésico.


Milagros hacía días había recibido un mensaje en su whats, que no contestó, por estar muy ocupada y recién llegada de unas vacaciones por Miami y La Habana, periodo de tiempo que aprovechó, pasadas las fechas navideñas para ir a sus ciudades preferidas, lugares que antaño habían disfrutado con Irene, en el esplendor de sus cuerpos y sus emociones.

Era de Nayim, parecía ser muy urgente, hablar con ella en privado. Ahora que parecía comenzaba a sacar la cabeza y resolver los asuntos más agobiantes, Mila, la morena mujer espigada, le contestó muy simpática con un dibujito de esos, llamados emoticonos, que ahora se estilan por las redes y que significan “estoy medio muerta”.
Desde la terraza del Hotel Ritz de Barcelona, donde esperaba a unos amigos procedentes de Santo Domingo, con los cuales debía cerrar un negocio boyante, que les estaba repercutiendo en buenos beneficios.

No tardó casi nada en tener respuesta de su amigo Nayim, que marcó su numero de celular para hablar con urgencia con la “trotaconventos” de Milagros. Muy relajada, descansando en un cheslong de la recepción del Ritz, con una copa de ginger ale, fresca y apetecible, se dispuso a responder, no sin antes imaginar cierto mal presagio.

Milagros leyó de quien era la llamada entrante y la atendió con una voz provocativa y muy cachonda__ sabía que contestando al whats, no tardabas en marcar mi número. Eres incorregible. No tienes bastante con las caricias de Irene, o es que te ocurre un vahído de esos chungos que le dan a mi papito.
Desde el otro punto de la llamada, Nayim apresurado y con un saludo de los escuetos, sin pretensión de contestar a la punzada que le había regalado Milagros, sobre la suficiencia sensual de Irene y forzado exigió de aquella mujer una respuesta inmediata__ ¿cuanto hace que no hablas con Irene? __ piensa y contesta por favor.

__ Oye tío, que pasa, el que te la montas eres tú, que me dices, yo que sé. Después de tantos días de desconexión y playa, no he sabido nada de nadie en estas fechas que anduve ausente.
__ Por favor piensa y dime, desde cuando no hablas con ella, y desde donde comunicasteis, es muy importante para todos__ dijo Nayim
__ ¡Pero que es esto! Te ha dado el cantazo, o ha llamado a tu mujercita para decirle que hace mil años que le engañas__ ¡Joder con el menda!__ dio un respingo aquella mujer, en un tono ya no tan agradable. ¿¡A ver si recuerdo!?... Pues mira yo me fui para Miami, el día de los Santos Inocentes, que es veintiocho de diciembre, ¡ese mismo día!, desde la terminal de Barajas, nos despedimos y nos deseamos que el año nuevo fuera mejor. ¡Ese día fue! ¡¿Por qué?!

__ Sencillamente, la han encontrado muerta en su casa, hace nada y menos, habiendo estado muerta sobre su cama mas de cuarenta y tantos días. Por eso te lo pregunto, y porque tu has estado en “standby” o sea, en la puta Bábia mas de un mes sin dar señales de vida y he tenido que jugármela demasiado.
__ ¡No es posible! Mi niña querida, que le han hecho… ¡contesta depravado, dónde nos metiste hijo de tu madre. ¡Que les has hecho! Explica porque si es así, yo la sigo, ¡Verdad!

__ ¡No sigas! Por teléfono no. Nos hemos de ver, esta tarde, ¿estás en el Ritz?, pues allí me personaré disimuladamente, ¿En que habitación estás?
__ Estoy en la 611, sexto piso, pero hoy recibo a los Borinque, ya me dirás que plan ¿Como lo arreglo?
__ No lo sé, pero he de verte, y ver que hacemos al respecto de todo lo que se nos viene encima__ Adujo Nayim exigente.
__ La policía, ya sabe lo que ha ¿pasado? __ preguntó Milagros__ Tú tienes un juego de llaves ¿No? Has mirado en su casa, para ver si ha dejado pistas, documentos, fotos, grabaciones.

__ Si estuve al ver que no contestaba al teléfono, durante tantos días, y sin verla por el Seven Dir, fui a su apartamento y me la encontré muerta sobre la cama, desnuda, con un montón de pastillas desparramadas sobre su mesilla de noche, sin indicios de violencia, ni brutalidad.
__ Nayim__ exigió Milagros aterrorizada__ dime la verdad. Seguro que no la has matado tú.

__ Ni se te ocurra pensar eso. ¡Estás loca! O te han dado por allí en Miami y has perdido la vertical. Pareces mema, el que nos hayamos enrollado alguna vez tu y yo, no quiere decir que Irene, me sobrara y tuviera que desembarazarme de ella.
__ Júramelo Nayim, que no has tenido nada que ver con el asesinato de Irene.
__ ¡Asesinato! ¿Porque dices eso? Como sabes que la han eliminado. ¡Tú eres la que sabes algo más! ¿Tú ya sabes que es un crimen?, si aún están averiguando. Es que antes de marcharte a ese viaje tan casual y reservado de tantos días desaparecida, te pasaste por Ferrer de Blanes y le diste matarile fácil y cariñoso. Dándole una dulce muerte a tu amiga, dejando las huellas fuera del alcance de los de la Brigada. ¡Eso quieres decir ¡Milagros!


__ Como puedes ser tan cabrón, y tan sumamente desquiciado__ le dijo Milagros a Narciso, con asco__ ven esta tarde que ya me arreglaré con los de la República Dominicana para que me dejen libre y poder arreglar o concretar que es lo que vamos a hacer, para salir de este suceso.










sábado, 20 de mayo de 2017

Allí estaba Irene, muy muerta




El cuidado al descender por las escalinatas del metro tuvo que ser de concentración, puesto que los charcos abundaban y mezclados con la basura y los detritos hacían aquellos pasillos fueran pistas de patinaje, sin agarraderos y con un solo destino, el romperse la crisma en el mínimo despiste.

__< Pensaba Edwin, en sus adentros… encima que he de reconocerla, ya muerta, de no sé cuantos días. No sé como me sentará.
Solo y con esa pena que no me deja tranquilo, será un colapso para mi. He de reponerme, no tiene a nadie más, ha de ser una desgracia morir tan solo y tan despreciado> __ volvió a la realidad, para comprobar donde se encontraba y volvió a bucear por los pensamientos en solitario__
Además en un día triste, gris, y lluvioso, de los que valdría la pena, no intentar aventuras, por lo despiadado de la realidad>.

Al poco llegaba de nuevo a la puerta de acceso de las dependencias de la Morgue, yendo directamente al departamento de información de los sótanos y dirigiéndose a una persona, que ya de entrada al verle penetrar temeroso en el luengo pasillo, le sonrió amablemente, y con mucha educación, desde la distancia.
Antes de llegar al lugar, en el soportal, se dio cuenta del paseo habido en aquellas dependencias. El fenomenal tráfico de muertos, que peregrinaban en sus respectivas yacijas, con uno de los pies fuera de la sábana y en el dedo anular una etiqueta colgante, con una inscripción.

Todos ellos arrastrados por empleados, con una bata verde transparente, un dogal y un gorrito de nailon, en evitación de cualquier bacteria suspendida y para no tragarse nada que no fuera menester por los accesos de la garganta.
Un estremecimiento agalludo le sobrevino, antes de preguntar al conserje amable, que le hizo fonetizar su voz antes de dirigirse al informador, que todavía le miraba con aquel agrado__ Mire usted, vengo de la Ciudad de la Justicia y voy buscando a una familiar que murió sola en su domicilio, para reconocerla.

__ Lleva usted algún documento de ese difunto__ preguntó el celador y corrigió de inmediato__ o difunta, creo me ha dicho, ¿verdad?
__ Por supuesto, aquí lo tiene usted__ Acercándoselo y depositándolo encima del mostrador sin llegar a tocar el mármol, por la cantidad de barreduras inmundas y por el yuyo, que le dio al mirar aquel cristal transparente, que reflejaba debajo del propio aparador. Un manojo de etiquetas de las que van colgadas y atadas con un cordoncillo, en los dedos de los pies de los muertos.

El simpático empleado, pidiendo disculpas se ausentó del mostrador y entró en uno de los accesos de la izquierda, apareciendo de nuevo con un uniformado en verde, con gorro de plástico y protección bucal.

__ Buenas tardes tenga usted__ saludó aquel disfrazado__Soy el doctor Jacobo Merino, jefe de planta.
__ Hola doctor buenas tardes__ contestó Edwin, para seguir dando explicaciones de su causa, sin necesidad, ya que Merino le cortó para decirle unas palabras.
__ Mire usted, yo solo quiero saber si de verdad, está preparado para ver a Irene.
__ ¿Por qué dice usted eso?, no le entiendo. ¡Lo siento!
__ Pues porque Irene, ya no es Irene, a ver si me entiende. Quisiera ser muy claro, para que usted, no se lleve un disgusto, o se desplome de inmediato. En las limitaciones que se encuentra, es duro, no crea. Nosotros porque lo tenemos por la mano, pero hasta ahí podemos decir__ siguió argumentando__. Ha de pensar que lleva muchos días muerta, ya no tiene boca, ni ojos, las cejas le han caído. Toda ella es carne putrefacta.
__ Entonces doctor, para que me llaman a reconocimiento.
He de pasar por ese trance. Aunque no sea completamente encima de ella, con una distancia prudencial que la pueda reconocer y dar este trámite por hecho.
__ ¡Bueno pues! ¡Andando! __ asintió el doctor Merino. Introduciéndolo en la sala dónde estaban dispuestas las piltras, con todos los fallecidos, los de hacía poco tiempo y los que esperan actuación y diagnostico de certificación visual. Las fresqueras herméticas con los cuerpos yertos, sumamente rígidos y tiesos en demora por las diligencias para reconocerles y, los que han de ser incinerados en breve.


Todos ellos marcados con el grueso cartoncillo etiquetado, sujeto del dedo indice del pie siniestro, designando su procedencia, y descripción.
El olor era anormal para las pituitarias de los no acostumbrados y el desasosiego temeroso se adosaba al blando lienzo de la dermis, semejando un cuento del famoso Dickens.

De forma húmeda, adhesiva y pegajosa, se impregnaba abrasivo en la piel. La vista no sabía donde ir a depositarse para no tropezar con nada no esperado y de pronto, se detuvo el doctor Merino, el forense acreditado de la morgue y, desde una distancia de unos cinco metros, le indicó a Edwin, haciéndole gestos expresivos para que intentara reconocer a Irene y que le dispensara el número del tálamo que estaba amortajada, para así certificar y comprender, si la visita, realmente reconocía a quien venía buscando.
Tuvo que mirar dos veces, escrutar realmente a la media docena de muertos situados en preferente, para la autenticación visual. Estaban más que muertos, pero jamás se había enfrentado a semejante comité asambleario tan carentes y faltos de vida.

Menuda prueba para una partida, para un decir adiós a un ser querido, que no imaginaba hubiese tenido que despedirse en la forma que estaba sucediendo.
Allí estaba Irene, muy muerta. Con su conocida media sonrisa, y su cabello claro, muy cuidado, sin canas, tapaba parte de de la frente descompuesta y la juntura de lo que fue el bonito arqueo de sus cejas, ahora desfigurado, igual que los párpados desencerrados, sin dejar ver aquellos ojos tan cálidos, que Edwin recordaba y dejando entre sus pieles aquel resquicio que dibuja un sueño perdido sin retorno.







martes, 16 de mayo de 2017

Crímenes salvajes



En la primera ventana de atención al público le preguntaron mientras veían su documentación y comparaban con su persona.

__ Que necesita usted señor, quien le manda, a que se debe su visita y prestó atención para escuchar la respuesta a todo lo que había requerido.
__ Vengo de la mortuoria de Marina, Los Mossos, me llamaron la otra noche, diciendo que una familiar, la encontraron cadáver y está pendiente que la reconozcamos y a eso venía.

__ ¿Le han hecho autopsia? Los Forenses, ¿ cuando la encontraron?
__ No tengo idea, vengo de donde le digo, aunque la verdad es que la Brigada, me dijeron que estaba esperando en Marina, sin embargo; los empleados de Sancho de Ávila, han negado esa posibilidad y me envían hacia aquí, sin más preparación.
Aquella mujer policía, se levantó de su asiento y se ausentó yendo a la parte anterior, donde estaban todos los requisitos y mandos para preguntar por ese condicionante.
No tardó nada en salir, y con un movimiento de cabeza expresivo queriendo decir, __“La han cagado los de la Morgue”. Lo observó con algo de pena y le conminó, con sus grandes ojos, que la mitad de los humanos hacemos mal o a medias nuestro trabajo.

__ Vamos a ver señor__ preguntó la agente. Su familiar era una indigente, o murió fuera de su domicilio, en una situación de violencia o fuerza no natural, que tuviera que intervenir la policía local, o participó en alguna reyerta donde le dieron muerte, y ¿quedó sin identificación posible?

__ No, para nada. La hallaron tras haber permanecido muerta durante mas de cuarenta días en su lecho. Eso es lo que ha redactado el forense en su pliego de trabajo.
__ Pues me temo que habrá de volver al mismo lugar de donde viene__. Afirmó con toda seguridad, antes de despedirse y le comunicó con mucha educación y diligencia__ Espere un segundo, si es tan amable que haré una llamada de teléfono, para conformar esa certidumbre.

Siguió diciendo la mujer policía de la cabellera roja, mientras marcaba un número de la Comandancia y le conformaba acertivamente__ No es normal, que esté aquí habiendo fallecido en su domicilio, documentada y habiendo intervenido el Juez de Guardia, lo veo descabellado, pero creo que le han engañado. Hay mucha gente que no aprenderá jamás__ siguió diciendo__ Aquí solo llegan los cuerpos que encuentran abandonados en la calle, o son accidentados de tráfico sin el responsable de la causa, por muertes violentas, con sobre dosis, crímenes salvajes.

Al momento dejó de dirigirse a Edwin para hablar con su comunicante.
__ Oye sargento, el cadáver de una tal Irene Delapeire, que vienen a reconocer, igual está despistado en Marina, pues mandan al familiar a nuestras dependencias y ya sabemos que siempre hay jaleos con estas informaciones.
La muerta, la encontraron en su propia cama y… __ fue interrumpida por la voz procedente del teléfono__ Escuchó lo que le comentaban por línea interna y daba afirmaciones con la cabeza, mirando a Edwin, como afirmando lo que ya se veía venir.
Al colgar el teléfono, lo miró y no dijo ni palabra.

Ha de volver como le dije, y vaya aquí donde le indico. No se deje convencer por el primer chiquilicuatre de turno, y si es necesario imponga su verdad__ Mirándole, con cierta piedad le comenzó a instruir.

__ En los sótanos del edificio, haga hincapié en que no hay estudio realizado, por haber fallecido de muerte natural y le llevaran ante ella. Otra cosa es que después de tanto día pueda usted reconocerla. Estará completamente amomiada.
La cara de Edwin, reflejaba la totalidad del cansancio y del terror a enfrentarse con según que imágenes y consecuencias, derivadas de la poca profesionalidad de según que personas.

Hubiera dado por bueno, el doble viaje, si con esas evitara el tener que personarse frente a la difunda de tantos días, cuando él realmente la recordaba llena de vida y con el brillo de sus dientes al reír.
Agradeció el esfuerzo de la policía nacional, y confiando en que esa, era la buena, que aquella sería la definitiva, con un gesto incomplaciente volvió a la salida, por un portón diferente al que había accedido a las instalaciones del instituto forense de la Ciudad de la Justicia.


Llovía con fuerza, el paraguas aguantaba el envite de las gotas y el mojarse por completo, con ese sonido grave que emite el golpeo del agua al tropezar con la tela negra. Demostrando lo vigorosas y cargadas que llegaban desde el cielo.