viernes, 6 de septiembre de 2019

No es sorpresa













Empiezas a extraviar la gran paciencia,
y aquel control normal, que dominabas.
Pierdes el cuajo de cuando mandabas,
sin embargo, responde tu experiencia.


Disimulando con toda tu ciencia,
fingida tan a cuestas, explicabas,
tus líos; los de faldas, y encantabas,
al declararlos, en la residencia.


Los años galoparon, sin notarlo.
¡Eso dicen, los qué todo lo saben!
Huella; que se fundió sin aclararlo.


Un día; dejas que ¡adoren, y alaben!
Oyes la voz, no alcanzas a explicarlo.
Es un rugido feo, otros no caben. 





1 comentarios:

carlos oyague pasara dijo...

¡Bravo, Emilio! Excelente soneto.

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