miércoles, 25 de septiembre de 2019

Mojando
















Ya no me aguantas, y es una gran pena,
le dijo un viejo a su mujer, anciana.
¡Y tanto! Respondió, con su desgana,
aquella dama y dueña tan serena.

¡Apechugo contigo, hasta la cena!
Intentando entender de buena gana,
tu lenguaje gestual, por la mañana,
y te enfades por ser zurda o morena.

¿Aun quieres conocer porque te aguanto?
O prefieres seguir disimulando.
Entretanto demuestro con espanto,

¡Cómo sigo en la brecha!, soportando,
mientras te quejas de tu suerte y canto.
A la vez; que te meas. Me estás mojando





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