domingo, 3 de noviembre de 2019

Paternal




Recuerdo que cavamos un gran hoyo
en el jardín trasero de la casa,
con la alegría que brilla y traspasa.
Lo situamos al fondo, en el escollo.

Fue cuando percibí con mucho embrollo
la voz de papa, con su fuerza escasa,
que gruñía tan serio y sin su guasa.
«Tu árbol ya está plantado en el arroyo»

Escribir tu novela y ser buen padre,
es lo que aún te falta, para hombre.
Esa es tu misión y el fin de tu encuadre.

Nos lo decía a todos por costumbre
dando importancia, a ser buen padre, o madre
y adaptando el refrán con certidumbre.








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