viernes, 13 de diciembre de 2019

Ha llegado a su destino



Arrancó el automóvil, después de disponer la dirección en el nuevo orientador vial, que le habían regalado para su onomástica. Ni tan siquiera lo había desencintado desde que lo recibió como regalo, para que no se perdiera, y de aquello, habían pasado muy bien, más de dos años.
No le costo nada colocarlo en la guantera del auto y darle corriente, al ser nuevo, el propio cacharro, se iba auto alimentando y gestionando hasta el momento que fuese, dar el servicio que debía prestar.
Todo dispuesto antes de la marcha, con un vistazo a los retrovisores y salpicadero, supo que no dejaba nada a la casualidad y dejó que aquella tecnología fuese activando desde el satélite, la situación de donde se encontraba y pusiera en marcha su funcionamiento. Abandonando su confianza en el accesorio inteligente.
Anduvo por la carretera de la costa y en un momento preciso, se escuchó una voz que le decía—, gire a la izquierda, sentido contrario al mar. Y no se detenga hasta encontrar el stop final de esta vía.
El conductor no hizo ni caso, tan siquiera pensó, ya comenzaba a dar instrucciones de llegada el nuevo navegador y Nestor, sin quitar la vista de la carretera dio por buena la activación de la aplicación, que a medida que transcurría el tiempo, se auto generaba, con la versión final recibida por la red.
No habían recorrido trescientos metros, cuando aquella voz volvía a apercibirle, con aquel agrado—reduzca la velocidad y a cien metros encontrará el desvío que busca, el que le llevará directamente a su destino.
Fue entonces cuando Nestor se alertó, ya que en ningún momento había indicado al navegador punto inicial, ni tan siquiera final de trayecto. Ya que aquel artilugio, que se estaba instalando era de reciente uso y no tenía parámetros de ninguna clase donde cobijarse. Además, se percató que le estaba llevando por un camino rupestre, que jamás lo había recorrido, ni conocía.
Miró al “Tom-Tom” y estaba parado. No se había instalado, aún estaba esperando la clase del idioma que usaría aquella aplicación y Nestor, el usuario, no le había indicado absolutamente nada. Echó un vistazo al asiento trasero y vio una especie de brillo conocido por él. Un albor que asimilaba y que hacía muchos años, dejó de visitarle con aquella frecuencia tan familiar. Sin detener la marcha del vehículo y con mucha confianza preguntó—¿Que quieres recriminarme, después de tanto tiempo? He dejado de incumplir alguna de las promesas hechas—dijo Nestor con agrado. La Voz del Navegador, que usada por aquel «ampo» que pululaba tras los asientos vacíos, le indicó— ¡Tienes muy mala memoria, cuando quieres!, pero el que promete ha de cumplir y tú lo sabes.
Al llegar al numero quince, aquella ingeniería indicó «Ha llegado a su destino», y Nestor, detuvo el sedan, esperando alguna indicación, de aquel angelical blancor, que levitaba en el asiento del copiloto; mientras el mensaje se repitió por tres veces, hasta que intentó desconectarlo, sin poder. Aquella dirección correspondía con un desconocido y lujoso Geriátrico, que le refrescó la memoria y que volviéndose a disparar el sonido, se escuchó «Tome la próxima salida y a cien metros, la carretera comarcal hasta llegar a la población donde pararás para…... »








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