Se
levantó de la cama, tras un período corto e inesperado por una
gripe seca, dura y amarga, que le diagnosticó la doctora, sin que
Spencer lo intuyera.
Enrabietado
por el tiempo que había pasado en «off», desconectado del mundo y
por tantas cosas que había dejado de hacer en esa semana y media que
le duró la afección, tuvo que desistir de lamentaciones y
afrontarlo, al ser imponderable.
«Pensaba»
que cada vez que iba a la consulta del médico, le encontraban alguna
dolencia y estaba en su derecho, porque la realidad era aquella.
Sin
embargo, Spencer hacía días se notaba extraño, con alguna reacción
que le proponía su fisiología
interna. Detalles anormales que en un principio no daban
alertas en el mecanismo de su persona. Hasta que cayó con las
molestias y las fiebres. Por lo que aprovechando, la coyuntura de los
bronquios cargados, fue a visitarse y le mandaron aquel descanso
forzado, y la desconexión de cuanto influyera en su psiquis.
Medicinas
inadecuadas por aquello del recorte en Sanidad, que no damos
importancia, y nos esquilman en silencio, sin dejar pruebas, a la par
que nosotros todo lo vemos bien y por no molestarnos, lo aceptamos
todo, venga de donde venga.
Esperando
recomponer en pocas fechas su desbarajuste pulmonar tomó paciencia y
quedo en “standby”. En un principio se dejó llevar por las
experiencias, pero pronto se dio cuenta que si se metía un par de
fechas en cama, podría acelerar su reposición y su falta de
optimismo y su mejoría física.
Asintió,
en uno de los arrebatos de tos que soportó, y claudicó entrando en
las sábanas de su colchón. Tapado y abrigado por aquello de las
corrientes de aire, que siempre las había temido y tenido en cuenta,
gracias a los consejos y previsiones que por costumbre, le enseñaba
su abuela y se cuidó de todo aquello que perjudicial, pudiera serle.
Hasta que el sueño provocado por las décimas de fiebre, le pudo
entrando en aquel recinto inesperado y tan desconocido, que dejándole
desnudo de todo cuanto poseía le hizo vivir en sueños una tragedia,
que con seguridad ahora ya ni recuerda.
No
sabía quien era Spencer, ni de donde venía, tan solo se veía
atrofiado sin poder andar, y los movimientos que hacía era
arrastrándose moribundo y agarrotado por la acera de aquella ciudad,
que tampoco conocía.
Acompañado
de un grupo de criaturas disformes, como él, que todas impedidas por
deformaciones físicas, parasitaban en la encrucijada de la esquina,
solicitaban abrigo, viandas y atención del resto del mundo. Siendo
despreciados e insultados por cuantos se cruzaban con ellos.
Aquella
vivencia ficticia, duró demasiado en el tiempo, «en el sueño
pesado», hasta que agotado, quiso morir sin asirse a nada, ni exigir
reclamo ni conciencia, todo por no tener, que sufrir más de aquel
mal que le sometía, su propio subconsciente.
Ni
tan siquiera prestó atención, por carecer de remordimientos, ni
pudo comprobar, que no estaba preparado como tantos otros, al
sufrimiento ni a las calamidades que otros seres sufren, a espaldas
nuestras sin que nadie ni tan siquiera intente remediar. Quedando
claro, que solo nos interesa lo viable, y cuando vienen malas trazas,
entonces, ya no sabemos que hacer y nos encontramos muy desgraciados
y, que no merecemos lo que nos pasa.
Se
despertó en un arranque de su tos, medio ahogado sudoroso y
completamente coherente, reclamando en silencio volviera la calma en
su soledad gripal, y comprendiendo que nos podemos ir sin más en el
minuto menos esperado, menos propicio y menos increíble.
Nos
aferramos al teatro que tenemos, aunque sepamos como es, seguimos
pretenciosos y fanfarrones, hartos de ínfulas y apariencias, y
aunque nos lo han repetido muchas veces aquello de «Que aunque
creamos que somos algo», y que todos pecamos de eso.
No
somos absolutamente nada, ni le importamos a nadie, quitando los que
nos quieren de verdad, que podríamos contarlos y guardarlos en un
guante.
Sonrió
mientras se desquitaba de los estornudos y quedó convencido, que una
vez se repusiera, volvería a intentar olvidarse de todo aquel cuento
que sufrió durante la fiebre, sabiendo a ciencia cierta que no
cambiaría jamas.
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