sábado, 13 de julio de 2019

Advertencia final ¡Fantástica!



¡El teléfono suena! Parece que nadie quiere atender esa llamada—dijo Fernando—Como si todos supieran quien llamaba, y huyeran todos de la quema. Al final, el concejal se acerca y levanta el aparato.
¡Perdona buenos días! ¿Hablo con el propietario de la casa?
¡Buenos días!;Que curioso, ¡Me tuteas! Debes conocerme, y sin esperar a la respuesta, enlazó con su charla—¡Sí soy de esta casa, pero no me interesan las ofertas.
Vaya al grano y dime que mierda quieres, antes de que me cabree y cuelgue el aparato.
Perdona Fernando, te llamo de parte de la “Calaca”, Soy tu muerte, la que pronto, te va a liberar de tu propia existencia. Aunque realmente, «digo tu vida», y jamás ha sido tuya.
¿Quién dices que eres?, ¡Mi muerte!—y como se come eso. No entiendo nada, sabes ¿Qué es lo que quieres?
¡Disimula, porque pronto va a preguntarte, esa infeliz que está contigo.
No se hizo esperar, lo que había anunciado aquella voz extraña que salía del parlante del teléfono, se cumplió.
En aquel instante su amante la señorita Saturna Mejías—preguntó alterada, como le habían adelantado instantes antes.
¡Con quien hablas! No recibió respuesta de Fernando, que siguió al pie de la letra, aquel misterio, que siguió dictando.
y no creo que al decirle la verdad, ella te crea, porque es una situación la tuya, muy especial—y siguió indicando mientras Fernando no sabía que pensar, pero le era imposible colgar el receptor.
Has vivido dedicado—siguió la Flaca—,con sacrificios para los demás y fíjate para lo que te ha valido—Hizo un receso y continuó con la palabra, aquella voz tétrica, que salía del plástico del teléfono fijo.
Ahora si quieres colgar el teléfono, puedes hacerlo. ¡Me va a importar un “huevo”, como los humanos; decís, vulgarmente cuando queréis ser graciosos—Ya estas avisado, y si quieres más información atiende.
Quiso interrumpir, pero no pudo, iba quedándose poco a poco, paralizado de miedo.
Aquel bramido, siguió informando—no es tan duro.
Digamos, que te hablo de parte de la Compañía de decesos: El Último Suspiro Empleado. A fin de cuentas es la funeraria que te atenderá en tus últimos momentos. Quiso acentuar y matizar—Díselo a tu amante, que te lo preguntará ahora.
Como si fuese un acto de brujería, su desnuda amante muy nerviosa, interrumpió mientras se abrigaba con un taparrabos.

¿Quién llama, amor, es tu mujer?, ¡Dale una excusa y después del coito! Vuelves a su lado, para que no se preocupe.
Fernando, calló intentando comprender, todo aquel santiamén.
Oye tío, ¡Dime quien llama, que me estás quitando las ganas de joder, no creo que sea para tanto—exigió la libidinosa.
Espera, no me distraigas ahora, es importante ¡Coño!—dijo Fernando sin amabilidad, dejando muy parada a la desenvainada.
El rasgueo del aullido que salía del auricular, siguió informando
Me llaman «Defun, viene de Defunción».
Es horrible, con lo claro que es apellidarme ¡Mortis!—Muy serena, viendo que Fernando, ya le comprendía, le manifestó con mucho papo.
A la gente le sigo dando miedo, y lo bueno, es que todos saben que los iré a buscar, pero “Dale que te pego, ni puto caso” siguen huyendo.
Por eso he venido. A cascarte en privado, que tan sólo te quedan cuatro días de vida, ¡Que digo, cuatro, ni tan siquiera eso!
Realmente son tres jornadas, bien contadas y quiero informarle, en que manera te llevaran hasta el crematorio y como se repartirán tus parientes todos lo que te ha costado tanto esfuerzo reunir.
Una risotada por parte de Fernando, sonó y quiso compartir todo aquello con Saturna. Mire señorita. Perdone mi mal carácter.
Imagino que usted se ha de ganar la vida de esta forma, pero se hacen ustedes odiosos, no hay un solo día que no me llamen para ofrecerme alguna ganga, y ya no les quiero atender. Permita que con mucha educación le cuelgue el teléfono y le diga a mi amiga, para que se ría como yo; que estoy hablando con mi muerte.
Perdonado estás Fernando; ¡Claro que sí! ¡Faltaría más! Dile a Saturna, que siga con las instrucciones que ella sabe
Oye tía, pero tú cómo coño, conoces el nombre de mi amiga, y cómo sabes que la tengo desnuda a mi lado. ¡Que negocio es este! ¡Quien eres y quien te manda! Quizás Asunción mi mujer, que se ha enterado y nos quiere asustar.
No creo que me hayas escuchado con atención—Largó, Defun algo desorientada—precisamente te llamo para que te de tiempo y puedas preparar tu ruta en paz, y sin prisas.
Te vuelvo a repetir, que has sido elegido, para hacer el viaje al más allá, en breve.
Encima de todo eres una impúdica—anunció enojado Fernando.
Sigues ofreciéndome algo que no me interesa, quieres que te lo deletree, y muy agitado, repitió con cierto temblor y bloqueo, a la vez que su pareja le miraba con estupor, sin saber demasiado bien, con quien estaba hablando.
No me interesa, nada de lo que vendas”—Repetía Fernando; os dan una lista de clientes potenciales y a machacar. ¿Alguno caerá verdad?
Qué importa si molestáis, no os interesa un rábano, a por la comisión.
¡Ha dicho sí; venta cerrada!

Me vas a hacer creer ahora, a mí, a estas alturas de la vida, que este rollo que te marcas, es para regalarme un viaje al… ¡Cómo, le has llamado al: no volverás!

Si quisieras escuchar, verías que te informo. ¡Morirás pronto!, no te llamo para atracarte. Comunico contigo para prepararte, que tienes muchos temas poco atados, y después vendrán los cuervos, a disponer de todo lo que tu querías fuera de otra forma.
Como le digo voy a colgarle el teléfono y si puede encontrar a otro ingenuo, atrápelo. No me convencerá, no me interesan sus tratos familiares como si me conociera de toda la vida, y se haga usted la agradable siendo una vulgar vendedora.
¿Me vas a decir que no me entiendes. Si te fijas; el teléfono en que llamas, está desconectado de la red.
Recuerdas, que anoche, antes de acostarte con Saturna, lo quitaste de la roseta de conexión, para que no molestara tu querida Asunción y, aún no lo has conectado.
¿Sabes que todo el mundo me teme y tú estás burlándote de tu propio final?
Fernando colgó aquel auricular que no estaba conectado. En el que había estado hablando todo ese tiempo.
Quedó absorto y sin entender qué; había ocurrido en el coloquio mantenido
Se reclinó en la butaca, mientras se interrogaba a sí mismo, exigiendo explicaciones lógicas. ¡Que le había ocurrido!, cuando su amiga Saturna le increpó.
¿Quién llamaba, que te ha desquiciado tanto, lo explicarás ¿Verdad?
Hablaba con un teléfono, desconectado. Ni cuenta me he dado, por eso que no me explico; cómo ha sonado, y el porqué, he estado escuchando una voz fea, y ronca, parecida a la muerte. ¿Cómo ha sido posible? Si el cable lo desconectamos ayer ¿Recuerdas?
¡Anda, ahora que lo dices, es verdad! Oye no me asustes, ¿quien te ha dicho que era? Que te ha sacado de norma.
Me ha dicho que era mi Muerte, que me quedan tan solo tres días en este mundo, pero ha debido ser un sueño. No había conexión no he podido hablar con nadie, todo ha sido una imaginación mía.
¿Te ha llamado por casualidad por tu nombre de pilay te ha preguntado si eres el dueño de la casa? Si estabas con tu amante, y me ha reconocido por mi nombre.
¡Sí; creo que sí, ahora que lo mencionas!
Es raro, pero a mí, me pasó ayer,confesó Saturna a Fernando—me dijo que me quedaban menos de tres días, y que moriría en tus brazos. Los dos escondidos en el pisito pequeño, alejados de todos y que nos encontraran, por la fuga de gas, que se producirá en el edificio, provocada por el del octavo segunda. Dejando varias victimas mortales, que será imposible evitarlo y que nos rescatarían sin vida los bomberos municipales. Desnudos abrazados y envenenados por la fuga.
¡Cómo no lo me lo dijiste!
¡Me pasó cómo a ti, creí que «Defun» era un espejismo, que era una broma pesada de alguien y era víctima de un truco o de una maldición, porque la voz de mi muerte, salía de entre la botella del perfume de mi tocador y supuse que me había sentado mal el cubata que me tomé con un tipo que me enrollé el martes después de despedirme de ti.






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