Nadie apareció en la Sala Victoria
en la entrega del premio al Gran Poeta.
Tanta alabanza, votos y saeta,
que al final sucedió, siendo una gloria.
Cuántas ausencias dentro de ésta historia,
celosos execrables sin careta,
envidiosos cruzaron la moqueta,
para significar su alma notoria.
Luego se quieren, se abrazan tan ruínes,
compartiendo mentiras deleznables.
Fingiendo que se aprecian, con mohines.
Recitan bellos poemas admirables,
demostrando así, su clase de afines
y cuando no les ves. ¡Son indeseables!
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