A ti te miento menos y; es casual,
le
dijo un embustero a su colega
advirtiéndole
¡Sí me paso alega!
Con
otro cuchicheo mas textual.
El
colega notó su ya inusual
forma
de mentir tan burda y tan ciega,
que
avergonzado quiso dar entrega
con
un final de engaño espiritual.
Si
mientes mal se nota por tus cejas,
dijo
raudo el colega al embustero,
y
tu; al mentir se unen tus orejas.
Son
las que mueves y vemos primero,
replicó
el embustero con sus quejas
dibujando
otro amaño no certero.
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