En
noche de verbena nos miramos,
te
buscaban mis ojos somnolientos.
Sin
descuido rondaron flujos lentos,
sin
lenguaje, ni gestos, nos mimamos.
No
preciso, los besos que gastamos.
trucando
mis pasiones por intentos
amanecimos
sin pudor, sedientos.
Disfrutando
del hecho. Nos gustamos.
De
ahí que mi recuerdo sempiterno,
vaya
a estrechar tu cuerpo en la memoria.
Desde
una fiesta del solsticio eterno.
Hoy
desde la ventana de mi historia,
todavía
percibo entre mi averno,
tu
ausencia marginada, fue notoria.
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