A
punto de perder los nervios pude
vislumbrar
mi luz dentro de mi miedo,
que
sin saber de que modo yo puedo
explicarlo
aquí, cuando nadie dude.
Mi
serenidad la perdí en un defraude
de
tus besos cobardes y me quedo,
con
el temor de ver el desenredo
que
le ofreces al cosmos que te aplaude.
Comprenderás
también que tu equivocas
al
mundo y, a tu mundo nada menos.
Así
lo purgarás cuando lo invocas.
No
me sobran ni faltan tus venenos.
Procura
no ser tu la que provocas,
el
perdón para ti no es. Seamos buenos
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