sábado, 17 de septiembre de 2022

Destreza marcada.







 

 





Aquella noche, me vi en la tiniebla.

El miedo esparció su nimbo imperfecto,

que me obligó, rotundo sin afecto,

a confundirme dentro de su niebla.

 

Furioso, intenté, ¡ya todo me tiembla!,

perdiendo toda fe, por mi defecto.

Me habló con un idioma, que es dialecto,

fingiendo un personaje de novela.

 

La he visto disfrazada de gacela,

inconfundible hechura, indeseada,

marcando muy tangible mi parcela.

 

Sufrí con mi recelo, en la alborada.

Soportando la luz de mi candela,

sin perder el enfoque en madrugada.




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