martes, 27 de septiembre de 2022

El laberinto del jardinero.

 

Acabo de recibir un nuevo trabajo de mi buen amigo Pedro Locubiche, novelista auténtico, trabajo que debéis llevar a vuestras bibliotecas y leerlo con esmero. Es un relato maravilloso, que os transportará dentro de la trama y lo disfrutaréis como obedece al interés que sueltan las buenas letras. Pedro, amigo un abrazo y buen trabajo.


 

Pedro Locubiche Ridao, es un personaje singular, ya que tiene una larga actividad como escritor, fruto de su entelequia, la que ha ido cosechando a lo largo de sus vivencias que, por cierto, en gran medida han sido de provecho, siempre para el beneficio del prójimo.

Hasta la publicación de la novela, El laberinto del Jardinero, el autor ha publicado varias parábolas a cuál de ellas más reveladora. Además de ensayos, cuentos y relatos, regalándonos su pluma y su buen hacer. Con divulgaciones explícitas en fábulas de su autoría, que nos abocaban a lecturas plenas de un meollo específico, donde siempre ha volcado su fuerza y enardecimiento.

Así es como hay que leer su novísima alegoría, fruto originario de su progreso, que sin duda pertenece a un prosista tan apasionado como juicioso, que no es fácil clasificarlo sin previo análisis dentro de tantos y tantos, de los géneros conocidos al uso. Ya que en este su último trabajo, refleja todo el talento personal, en un relato, en el que su estilo y ritmo narrativo resultan primordiales y por supuesto desbordan gratamente los márgenes de lo previsible o imaginable.

El laberinto donde te lleva con su habilidad y sutileza hace que vibres ante los acontecimientos descritos, que han de sobrevenir, sin que después se desarrollen con la coherencia, que el lector espera y como la mente del leyente, creía o imaginaba. Porque su tratamiento y planteamiento difiere con nuestras propias convicciones.

Entre muchos detalles, que no pasan desapercibidos, lo que nos hace pensar y recapacitar de esta novela es, ese pulso tan peculiar, distintivo suyo inalienable, que hace discurrir el relato deslizándolo entre la conciencia y el propósito; provocando adrede en su argumento, un torrente nivelado, en el que las descripciones de los personajes, las reflexiones sociológicas, sobre los mismos y la actitud de los protagonistas actuantes, normalmente femeninos, sean creíbles, quedando sus tesis reafirmadas. Presentándolas aderezadas con un sinfín de adjetivos, adverbios y frases subordinadas que no hacen sino reflejar el entusiasmo de Pedro Locubiche, al escribir el texto, en un ejercicio de espontaneidad literaria realmente notable.

 

                                                                                                                                  Emilio Moreno Delgado  


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