El mes que escapa; es
septiembre,
mi calentura ya es baja.
Quedó mi holganza, en migaja
con retorno de costumbre.
Lo afronto, sin
campanillas.
Fue el verano del
desmiembre,
del desmenuce en rodaja,
con sofoco y ya sin faja,
y aguantando por costumbre.
En mi ambiente “entrecomillas”
Quejarse sin certidumbre,
es querer rizar, y ultraja;
y por si acaso desgaja,
escondo mi pesadumbre.
Sin esperar maravillas.
Vuelvo a mis vicios de
siempre,
desayuno y zarandaja.
Con mi poesía que cuaja,
y en cuanto transmita y
siembre.
Te ofreceré mis semillas.
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