martes, 16 de mayo de 2017

Crímenes salvajes



En la primera ventana de atención al público le preguntaron mientras veían su documentación y comparaban con su persona.

__ Que necesita usted señor, quien le manda, a que se debe su visita y prestó atención para escuchar la respuesta a todo lo que había requerido.
__ Vengo de la mortuoria de Marina, Los Mossos, me llamaron la otra noche, diciendo que una familiar, la encontraron cadáver y está pendiente que la reconozcamos y a eso venía.

__ ¿Le han hecho autopsia? Los Forenses, ¿ cuando la encontraron?
__ No tengo idea, vengo de donde le digo, aunque la verdad es que la Brigada, me dijeron que estaba esperando en Marina, sin embargo; los empleados de Sancho de Ávila, han negado esa posibilidad y me envían hacia aquí, sin más preparación.
Aquella mujer policía, se levantó de su asiento y se ausentó yendo a la parte anterior, donde estaban todos los requisitos y mandos para preguntar por ese condicionante.
No tardó nada en salir, y con un movimiento de cabeza expresivo queriendo decir, __“La han cagado los de la Morgue”. Lo observó con algo de pena y le conminó, con sus grandes ojos, que la mitad de los humanos hacemos mal o a medias nuestro trabajo.

__ Vamos a ver señor__ preguntó la agente. Su familiar era una indigente, o murió fuera de su domicilio, en una situación de violencia o fuerza no natural, que tuviera que intervenir la policía local, o participó en alguna reyerta donde le dieron muerte, y ¿quedó sin identificación posible?

__ No, para nada. La hallaron tras haber permanecido muerta durante mas de cuarenta días en su lecho. Eso es lo que ha redactado el forense en su pliego de trabajo.
__ Pues me temo que habrá de volver al mismo lugar de donde viene__. Afirmó con toda seguridad, antes de despedirse y le comunicó con mucha educación y diligencia__ Espere un segundo, si es tan amable que haré una llamada de teléfono, para conformar esa certidumbre.

Siguió diciendo la mujer policía de la cabellera roja, mientras marcaba un número de la Comandancia y le conformaba acertivamente__ No es normal, que esté aquí habiendo fallecido en su domicilio, documentada y habiendo intervenido el Juez de Guardia, lo veo descabellado, pero creo que le han engañado. Hay mucha gente que no aprenderá jamás__ siguió diciendo__ Aquí solo llegan los cuerpos que encuentran abandonados en la calle, o son accidentados de tráfico sin el responsable de la causa, por muertes violentas, con sobre dosis, crímenes salvajes.

Al momento dejó de dirigirse a Edwin para hablar con su comunicante.
__ Oye sargento, el cadáver de una tal Irene Delapeire, que vienen a reconocer, igual está despistado en Marina, pues mandan al familiar a nuestras dependencias y ya sabemos que siempre hay jaleos con estas informaciones.
La muerta, la encontraron en su propia cama y… __ fue interrumpida por la voz procedente del teléfono__ Escuchó lo que le comentaban por línea interna y daba afirmaciones con la cabeza, mirando a Edwin, como afirmando lo que ya se veía venir.
Al colgar el teléfono, lo miró y no dijo ni palabra.

Ha de volver como le dije, y vaya aquí donde le indico. No se deje convencer por el primer chiquilicuatre de turno, y si es necesario imponga su verdad__ Mirándole, con cierta piedad le comenzó a instruir.

__ En los sótanos del edificio, haga hincapié en que no hay estudio realizado, por haber fallecido de muerte natural y le llevaran ante ella. Otra cosa es que después de tanto día pueda usted reconocerla. Estará completamente amomiada.
La cara de Edwin, reflejaba la totalidad del cansancio y del terror a enfrentarse con según que imágenes y consecuencias, derivadas de la poca profesionalidad de según que personas.

Hubiera dado por bueno, el doble viaje, si con esas evitara el tener que personarse frente a la difunda de tantos días, cuando él realmente la recordaba llena de vida y con el brillo de sus dientes al reír.
Agradeció el esfuerzo de la policía nacional, y confiando en que esa, era la buena, que aquella sería la definitiva, con un gesto incomplaciente volvió a la salida, por un portón diferente al que había accedido a las instalaciones del instituto forense de la Ciudad de la Justicia.


Llovía con fuerza, el paraguas aguantaba el envite de las gotas y el mojarse por completo, con ese sonido grave que emite el golpeo del agua al tropezar con la tela negra. Demostrando lo vigorosas y cargadas que llegaban desde el cielo. 






0 comentarios:

Publicar un comentario