Los
agentes de la brigada, estaban tirando de una prueba, que de momento
no les llevaba a ninguna parte, poniéndole una especie de cariño y
atención inusual a la persona de Narciso, sin que este se pudiera
percatar, que lo estaban vigilando desde una distancia prudencial.
Por
su parte Nayim acojonado por la calma y por como se desarrollaban los
acontecimientos, no dejaba el perímetro para observar si después de
su denuncia, alguien tomaba interés y comenzaban a venir al
domicilio de Ferrer de Blanes, autoridades para subsanar y rescatar
ese cadáver que cada día que pasaba, más le dolía. Familiares de
la finada, una vez enterados de la muerte y de todo el asunto
pudieran haberse compadecido de ella. Amigos, colegas de sus viajes,
gentes apegadas del gimnasio, y vecindad. Nadie, según criterio de
Nayim, parecía estar dispuesto a actuar.
Detalle
que a los policías no se les había pasado por alto, sumado a unas
cuantas incongruencias habladas o dichas en el momento de la
denuncia, que la propia comandante de puesto, creyó oportuno
averiguarlas, o por lo menos investigarlas con un poquito más de
atención.
Unas
fotos impresionantes se habían hallado tras un cuadro del comedor,
que tenían unos datos, que la propia policía de Barcelona, los
investigaba desde un tiempo, no lejano pero si, relativo a unos
movimientos criminales, de rutas fantásticas de personas
desaparecidas, drogas de diseño, cultivo en los aledaños de la
ciudad y sendas denuncias y relaciones con dos capos ingresados en la
cárcel modelo de Barcelona.
Datos
que relacionaban unas cuentas opacas en la Banca de Marsella, a
nombre del matrimonio de Narciso y Palmira su mujer, fuera de la
frontera, que contemplaban unos capitales descomunales con unos
movimientos sospechosos, no acordes ni con la propia facturación que
él generaba con su negocio, ni siquiera añadiendo los sumandos de
Palmira, su mujer, la cual tampoco estaba descalza de posesiones,
misterios trampas y dinero.
Nayim
conoció a Irene, en el año 1978, en la
Majórica Factory Shop del Municipio de Manacor,
Mallorca.
En
unas vacaciones, más que de
recreo,
en unos momentos de esconder capital como fuera, casi huyendo de la
justicia, por la
acusación de fraude en una de las firmas de su cooperativa de
viviendas, la cual había quebrado dejando a más de doscientos
cooperativistas, sin dinero y sin piso. La culpa del amaño recayó
en el entonces socio de Narciso, que es el que encarcelaron y se
comió todo el marrón, mientras él paseaba por Mallorca,
presumiendo de tipo, de posibles y de resultón, con su BMW
coupé
descapotable.
Él
ya casado con Palmira,
que
aparentaba ser muy
piadosa y frígida, voluntaria a todas las causas perdidas que
hubiere en la ciudad. Aunque
casi todos los meneos que se daba, los usaba para generar negocio,
aparentando ser una persona mística.
Muy
parecida a los flirteos de
su postizo
y amado
esposo, joven, dispuesto con una carrera estupenda, guaperas
y con un talento exquisito para las tías perdonavidas,
con ganas de mucha juerga y de dar rienda suelta a su imaginación
erótica.
Comenzó
a cortejar a
Irene,
solo por
diversión y aquel sustrato acabó en un amancebamiento de nueva
usanza. En aquel tiempo, en la España libertada por la reciente
democracia.
La
gente comenzaba a abrirse en sus meneos sensuales e iniciaba una
tímida querencia y anhelo, de expresar aquello que estaba dentro de
sus preferencias sexuales.
El
destape, el divorcio, el engaño consentido, el desnudo en las
playas, la liberación de la mujer, el permiso de joder allá donde
fuera, los estupefacientes, el diseño de las anfetaminas.
Irene,
pasaba unas vacaciones con sus hermanas, cuando el buen ambiente
reinaba entre ellas puesto que la joven Irene, pasaba por donde le
indicaban sus queridas “tatas” sin rechistar.
Hasta
que una noche de calentura, y de fogosidad, aprovechando que sus dos
hermanas mayores bailaban con dos torneros de Cuenca, que habían
conocido y que pretendían llevar a sus camas. Se fue a la playa sola
y allí comenzaron los movimientos eróticos de Irene, abriéndose
poco la blusa y enseñando tan solo aquella carnosidad, sin llegar a
extender la teta entera, y aquel descenso de faldas, dejando la braga
medio al aire, enseñando la zona, donde se recala para verter las
ultimas fuerzas machistas.
0 comentarios:
Publicar un comentario