Cuando finalizó la conversación de Edwin con la Comandante Esmirna, quedó pensativo intentando cuajar algunas de las cosas que aquella policía le había comentado y que a él personalmente no le cuadraban, u otras que al volver a repasar en modo memoria, le volvieron a reproducir recuerdos que ya estaban del todo enterrados, por el paso del tiempo y porque los detalles vividos, llegan a perder importancia desde el transcurso de los años. Con todo y sin el menor esfuerzo le explicó a su compañera Eliana, las opiniones personales y los comentarios hablados con la oficiala, con referencia a Irene.
Ya
eran altas horas de la madrugada, cuando se desconectaron para poder
conciliar el sueño habiendo decidido, no dejar hacerse eterno aquel
asunto.
A
la mañana siguiente, después de acicalarse, se apresuró a llegar
al tanatorio, donde le habían dicho que estaba el cuerpo de Irene,
ya lívido y putrefacto.
Aquella
mañana no era precisamente soleada, ni agradecida en temperatura,
unos nubarrones grises azulados, los clásicos cumulonimbos mammatus,
gruesos y enjundiosos, con una enorme mezcolanza entre masa de
oxigeno e hidrógeno. En definitiva agua, que a la postre se
avecinaba desde el este. Donde radica el mediterráneo.
Ya
dispuesto para propinar de un instante a otro, aquella entraña
mojada, descargando con su violencia arrojadiza, que se hizo presente
sin tardar, vomitando unas gotas de agua enormes y poderosas que
hacían temblar el paraguas.
En
el metropolitano, Edwin pensaba, que es lo que debía hacer. Nunca
jamas se había enfrentado a tal cosa.
En
el devenir de su vida, con ya tantas situaciones enojosas pasadas y
al comparar observó, que ninguna de ellas, comparables a la que se
avecinaba.
De
hecho no podía creerse todavía, que Irene, estuviera muerta, cuando
__<
rebuscaba en su pensar más profundo, tan solo hacia un mes y medio,
bromeaba en época de navidad, que ella se marchaba fuera a disfrutar
de esas fechas, que no quería estar con la familia, que siempre, hay
algún trapito que te lanzan, o surge alguna discrepancia de lo ya
vivido, con gente que ya no está>__.
Pues ahora, debía reconocer su cadáver, le tocaba enfrentarse con
el lado opuesto, con temas de muertos, asuntos policiales, gestiones
desagradables, abogados quizás, o médicos forenses tal vez, en
principio pensó __<
para poder descansar su ingenio, en dejarse llevar y cuando llegara
el momento poder ir improvisando>>.
La
lluvia, llevaba cayendo sin parar desde hacia veinte minutos, aunque
a él no le mojaba por el recorrido en el suburbano que realizó,
hasta apearse en la estación de Marina y salir al exterior.
Con
la ayuda del paraguas y durante aquel breve recorrido de espacio, se
cubrió de las inclemencias, Llegando a la puerta de la morgue. No le
supuso demasiado tiempo aquel trayecto, caminando desde la estación
del metropolitano a Sancho de Ávila, es un escueto peregrinar hasta
llegar al tanatorio del sector.
Los
despachos, las colas de gentes arremolinadas, las preguntas, los... y
la de cosas y nervios que tienes que tragarte, para que algún
funcionario de los buenos, que los hay, te informe en condiciones
oportunas y no te hagan perder el tiempo como a Edwin le estaba
sucediendo.
__
Entonces usted dice__ comentaba aquella informadora __ que Irene
Delapeire, familiar suyo, la encontraron muerta en su casa hace mas
de un mes y viene a este lugar, para reconocerla ¿verdad?
__
Así es señora, me han dirigido hacia aquí, para que ustedes me
indiquen donde debo resolver el asunto. Como le digo, este familiar
mio ha fallecido hace no se cuantos días, y son los Mossos de
Escuadra, los que me remiten aquí, para que yo pueda hacer la
necroidentificación, o sea reconocer si es ella. Si es mi tía. La
que está muerta y validarlo.
No
comprendiendo absolutamente nada, aquella empleada, se levantó de su
lugar y fue a buscar una mejor respuesta, para darme, cuando la
averiguara.
__
Bien espere un segundo__ Aquella señora se levantó de su espacio y
se prolongó la espera en trece minutos de reloj, con lo que ya veía
que la jornada estaba entera dedicada a la búsqueda de Irene.
La
de veces que habrán ido al mismo lugar a preguntar por la misma
cosa, pero a los funcionarios los cambian a menudo de sitio y nunca
llegan a saber de forma eficaz, como darnos las señas y dirigirnos
hacia los lugares que pretendemos__ <
volvía a pensar Edwin, ya un poco harto>, cuando veía doblar a
la señora de información, con nueva y clara solución para
ofrecerle, por el semblante de agrado que llevaba y muy amable se le
acercó y casi en secreto por lo bajo que entonó la voz dijo con
agrado y siempre observándole las manos__ Ha
de ir a la Ciudad de la Justicia, al ser una muerte súbita, y haber
estado tantos días en el domicilio, sin atención seguro que le han
hecho la autopsia en el Instituto de Forenses, que está como le digo
allá en el Paseo de la Zona Franca, en la Ciudad de la Justicia.
¿Sabe ir usted?
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