jueves, 11 de mayo de 2017

Levantamiento del cadaver








Cuando finalizó la conversación de Edwin con la Comandante Esmirna, quedó pensativo intentando cuajar algunas de las cosas que aquella policía le había comentado y que a él personalmente no le cuadraban, u otras que al volver a repasar en modo memoria, le volvieron a reproducir recuerdos que ya estaban del todo enterrados, por el paso del tiempo y porque los detalles vividos, llegan a perder importancia desde el transcurso de los años. Con todo y sin el menor esfuerzo le explicó a su compañera Eliana, las opiniones personales y los comentarios hablados con la oficiala, con referencia a Irene.

Ya eran altas horas de la madrugada, cuando se desconectaron para poder conciliar el sueño habiendo decidido, no dejar hacerse eterno aquel asunto.
A la mañana siguiente, después de acicalarse, se apresuró a llegar al tanatorio, donde le habían dicho que estaba el cuerpo de Irene, ya lívido y putrefacto.

Aquella mañana no era precisamente soleada, ni agradecida en temperatura, unos nubarrones grises azulados, los clásicos cumulonimbos mammatus, gruesos y enjundiosos, con una enorme mezcolanza entre masa de oxigeno e hidrógeno. En definitiva agua, que a la postre se avecinaba desde el este. Donde radica el mediterráneo.

Ya dispuesto para propinar de un instante a otro, aquella entraña mojada, descargando con su violencia arrojadiza, que se hizo presente sin tardar, vomitando unas gotas de agua enormes y poderosas que hacían temblar el paraguas.
En el metropolitano, Edwin pensaba, que es lo que debía hacer. Nunca jamas se había enfrentado a tal cosa.

En el devenir de su vida, con ya tantas situaciones enojosas pasadas y al comparar observó, que ninguna de ellas, comparables a la que se avecinaba.
De hecho no podía creerse todavía, que Irene, estuviera muerta, cuando __< rebuscaba en su pensar más profundo, tan solo hacia un mes y medio, bromeaba en época de navidad, que ella se marchaba fuera a disfrutar de esas fechas, que no quería estar con la familia, que siempre, hay algún trapito que te lanzan, o surge alguna discrepancia de lo ya vivido, con gente que ya no está>__. Pues ahora, debía reconocer su cadáver, le tocaba enfrentarse con el lado opuesto, con temas de muertos, asuntos policiales, gestiones desagradables, abogados quizás, o médicos forenses tal vez, en principio pensó __< para poder descansar su ingenio, en dejarse llevar y cuando llegara el momento poder ir improvisando>>.
La lluvia, llevaba cayendo sin parar desde hacia veinte minutos, aunque a él no le mojaba por el recorrido en el suburbano que realizó, hasta apearse en la estación de Marina y salir al exterior.

Con la ayuda del paraguas y durante aquel breve recorrido de espacio, se cubrió de las inclemencias, Llegando a la puerta de la morgue. No le supuso demasiado tiempo aquel trayecto, caminando desde la estación del metropolitano a Sancho de Ávila, es un escueto peregrinar hasta llegar al tanatorio del sector.
Los despachos, las colas de gentes arremolinadas, las preguntas, los... y la de cosas y nervios que tienes que tragarte, para que algún funcionario de los buenos, que los hay, te informe en condiciones oportunas y no te hagan perder el tiempo como a Edwin le estaba sucediendo.

__ Entonces usted dice__ comentaba aquella informadora __ que Irene Delapeire, familiar suyo, la encontraron muerta en su casa hace mas de un mes y viene a este lugar, para reconocerla ¿verdad?

__ Así es señora, me han dirigido hacia aquí, para que ustedes me indiquen donde debo resolver el asunto. Como le digo, este familiar mio ha fallecido hace no se cuantos días, y son los Mossos de Escuadra, los que me remiten aquí, para que yo pueda hacer la necroidentificación, o sea reconocer si es ella. Si es mi tía. La que está muerta y validarlo.
No comprendiendo absolutamente nada, aquella empleada, se levantó de su lugar y fue a buscar una mejor respuesta, para darme, cuando la averiguara.

__ Bien espere un segundo__ Aquella señora se levantó de su espacio y se prolongó la espera en trece minutos de reloj, con lo que ya veía que la jornada estaba entera dedicada a la búsqueda de Irene.

La de veces que habrán ido al mismo lugar a preguntar por la misma cosa, pero a los funcionarios los cambian a menudo de sitio y nunca llegan a saber de forma eficaz, como darnos las señas y dirigirnos hacia los lugares que pretendemos__ < volvía a pensar Edwin, ya un poco harto>, cuando veía doblar a la señora de información, con nueva y clara solución para ofrecerle, por el semblante de agrado que llevaba y muy amable se le acercó y casi en secreto por lo bajo que entonó la voz dijo con agrado y siempre observándole las manos__ Ha de ir a la Ciudad de la Justicia, al ser una muerte súbita, y haber estado tantos días en el domicilio, sin atención seguro que le han hecho la autopsia en el Instituto de Forenses, que está como le digo allá en el Paseo de la Zona Franca, en la Ciudad de la Justicia. ¿Sabe ir usted?




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