lunes, 26 de octubre de 2015

El estetoscopio del yesero



Proviene del capítulo anterior de la serie: El Gallo más gallo


Todo cuanto necesite la sociedad o un paisano de la capital y de la periferia, lo puede encontrar en la superficie de tiendas "El Gallo más Gallo" en Managua, muy cerca de Rotonda Bello Horizonte 11/2C arriba dentro del Parque Comercial Bello Horizonte.
El guión lo había preparado Cheo Callejas, a petición de Manuel García de la Serrana, tras ver la forma de fingir las bromas y los chistes en el Teatro principal de la capital el: Rubén Darío.

Zona donde cosecharon un éxito rotundo y la prorroga de sus días de revista, ahora compartidas con la puesta en escena del “retrete sideral”.
A su vez el interesado y capitalista don Fulgencio, daba y solicitaba detalles del próximo evento por estar muy interesado.
Venido expresamente desde Tacna y responsable entre mil detalles de la grabación del patrocinio del Schissen Lecker y de unas difusiones publicitarias llevadas de forma privada, para la emisión en todas las televisoras del cono sur. Dinamizando así el producto y su propaganda, por su interés futuro llegado el momento de realizarlo en Tacna, contactaba con sus empresarios de Argentina, Uruguay, Chile, incluyendo Perú y Colombia para una distribución equitativa y con el impacto publicitario como a este personaje y magnate Tacneño le gustaba hacer sus negocios.
Equipo de filmación y edición cinematográfica contratado en la propia Nicaragua, para la creación de las mencionadas proclamas televisivas y todo el boato necesario para darle una difusión extraordinaria, trabajo que llevaba a cabo él y sus adláteres que habían llegado de su ciudad.
De las que por lo menos media docena ya se habían realizado bajo la dirección de uno de los directores publicitarios más destacados del mundo promocional. El insigne Moncho Iñárritu, llegado desde California.
Fulgencio el empresario Peruano, esposo de Glenda Romero de Sástago, había confiado en Cheo Callejas, el que le había  dejado un sabor profesional y personal sobresaliente, en su último encuentro de negocios.
Dado que este negociante no tenía por costumbre dejar las cosas para hacerlas más tarde o, mañana; ultimaba detalles y puntos indispensables para la buena propaganda del accesorio junto con su equipo de profesionales.
Se conocieron Fulgencio, Cheo y Cinta, una noche en los salones del hotel Los Robles, presentados por Manuel García de la Serrana, responsable comercial del equipamiento y por mediación exclusiva para ese encuentro entre ellos de Javier Martos Díaz, su compañero y amigo, destacado en Costa Rica, donde ya se había presentado el producto en cuestión con la colaboración de la vedette Vergaray.
La guapa modelo y actriz que le dio vida al wáter cósmico en aquel Convento de las Hermanas Trinitarias.
En su recordatorio Javier había aconsejado a Manuel, que se conocieran los protagonistas que habían de desempeñar el cometido de la “demo”, por lo que este aprovechó una noche, para que se vieran y dándose la circunstancia que todos ellos residían en el mismo hotel, los instó a conocerse y ya de paso disfrutar de una cena copiosa y una mejor velada, con los chistes de Cheo, los desaires de Cándido y las muestras de humanidad precisa de la guapa actriz porno.
Así fue como Fulgencio entró en contacto especialmente con las dulzuras de la modelo Vergaray y con el talento de Cheo, del que pretende aprovecharse una vez este negocio haya finalizado, por su carisma, por su preparación exquisita y por su cultura extraordinaria. De ella, de la actriz Costarricense, el magnate consiguió lo que pretendía, tras las risas y los néctares afrodisiacos, una noche de placer en su habitación con cargo al wáter cósmico y mil promesas futuribles adeudadas.
Cheo Callejas, un doctor en medicina venido a menos en España, por haber llegado después que la crisis se destapara y no hubiese lugar para encontrar un empleo fijo que le permitiera establecerse en la ciudad que él siempre había soñado. Madrid preferencialmente o,  Barcelona y su perímetro, sus  costas y playas y como no su cultura. En busca de un futuro profesional destacado.
Aún recogió los restos de las iniciativas, antes del gran Crack económico y pudo emplearse como médico pasante sin plaza fija en un centro de la ciudad dormitorio de: La Satélite, que secunda la gran urbe catalana. Sumado a las suplencias médicas que iba ejerciendo esporádicamente en los diversos ambulatorios de la zona del Maresme y el Bajo Llobregat de la provincia de la ciudad Condal.
Eran en definitiva los que le permitían mal vivir, con estrecheces pero sobrevivía. Ocupación interina que desarrollaba en fines de semana y fechas de guardar.
Todas ellas festejadas, en las que los galenos con plaza fija de la zona preferían disfrutar del festivo y el asueto del día libre. Captando guardias y haciendo horarios extraordinarios con el fin de no perder la onda y estar metido dentro del mundo de la Seguridad Social Española.
Aprobó tras su preparación y sus estudios el examen del conocido entonces como "MIR" donde pasó con aprobado el examen, pero con una nota relativamente baja. Dado que Cheo era extranjero y como criterio y patrón tienen preferencia los clínicos del país a igual preparación y conocimientos.
Por intentar ganar un asiento oficial más ventajoso en otra ciudad más grande que la que le fue a recaer en un principio: Castellón, para desarrollar su labor con más coyunturas, dejó pasar la oportunidad y desestimó la opción, para presentarse a un nuevo examen al año siguiente y conseguir aquello que se le resistía.
Su especialidad médica es la Psiquiatría y estaba ilusionado en conquistar una vacante en Madrid o Barcelona, que son las dos ciudades punteras donde se dirimen las mayores infraestructuras de esta especialidad.
Por méritos de examen Cheo, había conseguido disponible, para ir a ocuparla de inmediato, opción que desestimó y cuando reaccionó, ya no había vuelta atrás, la “crisis” entraba por el ancho umbral de las vidas de los españoles, quedando el bueno de Cheo sin trabajo momentáneo.
Pasados unos meses interminables en los cuales debía comer, pagarse la pensión y vivir para mantenerse, tuvo que echar mano de lo que primero surgiera, que por cierto ya no era demasiado. La bolsa caía y los bancos cerraban sus créditos, el desánimo cercó la economía y todo daba señales de endeudamiento. El paro creció y dejó de tener consistencia, sin pensar casi nadie las repercusiones nefastas que de ella se derivarían. Las cuales trajeron muchos contratiempos a personas y empresas, entre ellos Cheo que no imaginaba lo que se le avecinaba.
Entre tanto le surgió un trabajo para suplencias en una Mutua de accidentes de trabajo, empresa adjunta a una importante firma de seguros globales de capital español, delegación situada en la ciudad de Caspe. Por esa razón tuvo que modificar su padrón de residencia y trasladarse a la villa zaragozana caspolina, encontrando una vivienda diminuta pero que dadas las cuantías dinerarias que ganaba, es la que le venía de perillas al doctor.
Trabajo que impartía con plena solvencia en guardias y reemplazos médicos. Hasta que se agravó la crisis y se finiquitó el miserable contrato que le hicieron. Siendo despedido y sin trabajo quedó en la calle. Mucho recorrió por el mundo de la medicina en la provincia de Zaragoza y los aledaños ya pertenecientes a Teruel, sin procurarse la oportunidad de ser asalariado como médico suplente, enfermero, asistente, aun y necesitando tanto, cubrir esos oficios por carencia de mano de obra titulada.
Nunca llegó a desmoralizarse. José Trinidad Callejas Martínez Recadero, un licenciado competente, con unas ideas amplias y una moral de león, supo adaptarse a los tiempos y a las dificultades.
Fue entonces cuando cambió las recetas y el estetoscopio, la bata blanca y las interminables guardias en los ambulatorios, por el pico, la carretilla, el tablón y el cajón de yesero y fue donde tuvo que echar mano y engancharse en labores para la construcción y chapuzas varias.
Conociendo en aquellas fechas a su gran amigo Cándido, que con el devenir de las fechas y siguiendo depauperándose el trabajo en Aragón y España entera, también fueron despedidos de forma improcedente de la compañía de construcciones donde trabajaban.
Aquella crisis se quedaría en el país por un periodo indefinido.
Tampoco se arrugaron y se echaron ambos al espectáculo,  no quisieron esperar como borregos en las colas del desempleo, ni pedir caridad a la salida de los mercados de abastos. Así que se presentaron al concurso de Aragón Televisión, llegando a ganarlo, para desde entonces dedicar su esfuerzo artístico por baratos pubs de copas, espectáculos en teatrillos, restaurantes y casas de putas de las carreteras. Hasta que el empresario mexicano con descendencia del bajo Aragón les vio actuar en el Teatro Principal de Alcañiz y les contrató para cruzar el charco y llegar a Managua.



Continuará

To be continued...








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