Cuando
ya no esté presente,
en
el calendario nuevo,
nadie
me recordará
como
un poeta egregio.
No
pretendo que derrames
una
lágrima en recuerdo,
ni
tampoco que te aflijas
porque
ya no exista el cuerpo.
y
si al releer mis versos
como
ahora estás haciendo
tuvieras
un cosquilleo,
como
el que estás sufriendo.
Sin
dudar será mi afecto,
el
que te acompaña pleno
y
desde donde me encuentre
agasajarte
contento.
Agradeceré
tu gesto
por
seguirme descubriendo,
seguirás
dándome aliento
aunque
yo; ya esté muy muerto.
Sabiendo
que uno se muere
cuando
el eco pierde estrépito
si
tu declamas mis cuentos
¡Vivo
estaré! No habré muerto.
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