Le abrieron como de costumbre la puerta del
ascensor y al iniciar la salida del elevador tropezó con Tucson. Así le llamaban al hombre, que frente a ella se
detuvo conociéndola de inmediato. Intentando, pasar desapercibida o
haciendo quizás la pose de no reconocerle, situación inesperada que frenó por
unos instantes el segundero del reloj. El ascensorista, pudo ver que la
situación se tornó rara, al despedirse de la mujer, y ésta comenzar a
tartamudear súbitamente, mirando al suelo e intentando escapar.
El mozo la sujetó y llamó al orden antes de rasgarse el abrigo al intentar
pasar por el límite del cubículo, sorteando al caballero que impertérrito aguantaba su posición.
__ Doña Nadia __ Espetó el empleado, y siguió perdone señora Kinterbwole, permítame que haga paso para que pueda usted pasar tranquilamente y haciendo cuerpo frontal, se encaró con el caballero que no permitía el paso, obligándola a que abriera la boca. Fueron segundos los transcurridos los que se normalizaron sin más, para la salida de aquella nerviosa señora del montacargas, rogándole el botones al hombre, dejara el paso libre para despachar a los usuarios.
Aquel cuerpo se echó hacia la
izquierda, sin quitarle la vista de encima a la guapa mujer que abandonaba el lugar por
el pasillo, en el recorrido hasta la calle. Quedando Tucson, perplejo y sin palabras, y permaneciendo
mudo brevemente a la vez que emprendía el ascenso, en aquel cubículo modernísimo en dirección a las plantas superiores, con el mismo
empleado que instantes antes le solicitó se apartara de la puerta de acceso y,
pudieran salir sin riesgos.
__ A que piso le llevo señor, preguntó
el subalterno, con mucha educación y con un acento muy parecido al pasajero que
conducía.
__ Al noveno, por favor__ le
respondió el hombre, que de repente se echó mano a la cartera y sacó doscientos
dólares, mostrándoselos al empleado descaradamente, y con un gesto de ofrenda
para que los guardara, le preguntaba, sin miramientos ni cortapisas, en que
planta residía la señora, a la que había facilitado el paso con tanta
gentileza.
__ La señora Kinterbwole, es la paciente
de la Psiquiatra García__ siguió informando y dudando en recoger los billetes,
hasta que prosiguió y ejerció.
__ La doctora tiene su consulta en la planta catorce en el departamento catorce setenta y tres al catorce setenta y ocho, y tan solo pasa consultas a personas como Nadia, que son de muy alto standing y con cita previa. Le contestó el empleado sin haber perdido tiempo en alargar la mano que recogía los dos billetes de cien pavos que aquel caballero le dispensaba.
__ ¿No se llama Thaison? __ la guapa señora, insistió el caballero. No teniendo respuesta por parte del asistente, insistiendo con otra pregunta
__ Entonces dónde puedo recabar
información de esa belleza, sin levantar sospechas y sin que ella pudiera enterarse
para evitar molestias.
__ Pues bien, seguro no lo se__ asentó
el ascensorista__ porque según tengo entendido la dama en cuestión está del todo,
y la recogen en la puerta y la traen desde el Manicomio de la ciudad.
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