Puedo darte unos consejos
gratuitos y sentidos.
No te perjudicaran
Ni acometen ofendidos.
Aunque sean admoniciones,
de regalo y coherentes,
y siempre que, los aceptes,
te convengan. Te valdrán.
Tampoco soy adivino,
y quizás yo, no debiera,
ser quien esa luz prendiera
que apagada imagino.
Provocándote esas dudas
que te arrojan vulnerable,
nerviosa, por honorable,
en circunstancias bien crudas.
Tratando con disimulo,
y aparentar ser graciosa,
no engañas por ser dichosa
ni tu entorno cree tu bulo.
Riendo por nerviosismo
cuando sin venir a cuento
apareces en el centro
mostrando tu escepticismo.
Ahora en la última fase,
creyendo perdiste el mapa
tu ilusión ya no me grapa,
por tu cordura en desfase.
Privilegiada creíste
Ser la dueña del encanto
y al tropezar con tu espanto
con tu lloro te reíste.
Tu que todo lo tuviste
que no te faltó belleza,
dejaste que tu destreza
finalizara muy triste
Mujer que el tono, eligiera,
tan pronto satisfacían,
y en sus plantas lo ponían
por si gastarlo pudiera.
Con tu planta y tus lindezas
te deleitaban a cuadros
y en tu cuerpo y sus meandros,
tu guardabas las sorpresas
y… un día, todo acabó
cuando menos esperabas
se aflojaron tus rebabas
y tu espejo delató.
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