Son
como el gran silencio y en la noche,
aparecen
tan sórdidos y turbios
como
el fracaso negro de los nervios.
Siendo
la fobia del sucio reproche.
Miedo
a la confusión del feo broche,
del
suceso y el pánico de rubios
demonios,
que no dan mas que disturbios.
Dentro
del sobresalto y el derroche.
Que
ofrece mi inquietud mientras te sueño.
No
quiero abrazar sustos, que estén lejos,
aborrezco
su séquito en mi empeño.
Huyo
de la ilusión de tus espejos,
que
ansían convencer cuando desdeño.
En
mi arrebato odioso sin cortejos
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