Me
resisto a estar nervioso,
el
premio está repartido.
Se
han presentado cincuenta,
no
soy de los elegidos.
Otra
vez con esa piedra
tropieza
mi cometido,
sin
esperar grandes logros
participo
sin atino.
No
me asustan los artistas,
participo
con alivio.
Si
algún día soplan mi gaita
me
encontraré muy perdido
Mi
nombre está dentro el bombo,
sin
embargo no confío,
por
nunca tener la suerte
en
ser de los distinguidos.
La
calidad siempre cuenta
y
la mía está en mi atino,
será
lo que yo esperaba
con
versos tan aguerridos.
Dicen
que algunos superan,
por
tener un mejor trino.
Conozco
de buena tinta,
cual
será siempre mi sino.
Confieso
me haría gracia
participar
en el ruido,
por
eso fui trabajando
para
comerme el cocido.
Como
todos los poetas
argumentamos
sentido,
aunque
alguno de nosotros
somos
un poco engreídos.
En
esta viña hay de todo,
copleros
muy atrevidos.
Les
apetece lucirse
con
su egoísmo lascivo.
Tal
de agudo fue el presagio
que
antes de escoger latido,
ya
eligieron al premiado
siendo
lo más divertido.
El
mérito al candidato
como
siempre decidido,
es
el que más lo merece
aunque
sea un afligido.
La
cara que se nos queda
y
el ruido de los suspiros,
supera
la fantasía
y
el tono de los destinos.
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