lunes, 27 de agosto de 2018

Antes del yerro.











Me resisto a estar nervioso,
el premio está repartido.
Se han presentado cincuenta,
no soy de los elegidos.

Otra vez con esa piedra
tropieza mi cometido,
sin esperar grandes logros
participo sin atino.

No me asustan los artistas,
participo con alivio.
Si algún día soplan mi gaita
me encontraré muy perdido

Mi nombre está dentro el bombo,
sin embargo no confío,
por nunca tener la suerte
en ser de los distinguidos.

La calidad siempre cuenta
y la mía está en mi atino,
será lo que yo esperaba
con versos tan aguerridos.

Dicen que algunos superan,
por tener un mejor trino.
Conozco de buena tinta,
cual será siempre mi sino.

Confieso me haría gracia
participar en el ruido,
por eso fui trabajando
para comerme el cocido.

Como todos los poetas
argumentamos sentido,
aunque alguno de nosotros
somos un poco engreídos.

En esta viña hay de todo,
copleros muy atrevidos.
Les apetece lucirse
con su egoísmo lascivo.

Tal de agudo fue el presagio
que antes de escoger latido,
ya eligieron al premiado
siendo lo más divertido.

El mérito al candidato
como siempre decidido,
es el que más lo merece
aunque sea un afligido.

La cara que se nos queda
y el ruido de los suspiros,
supera la fantasía
y el tono de los destinos.












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