Déjame
recorrerte con mis manos,
hallando
todas tus adversidades.
Esas
que ocultas, siendo realidades
descifrándolas
como chabacanos.
Permite
descubrir anhelos sanos
dándole
gozo a tus curiosidades,
expectantes
por mis proximidades
con
nuestros caracteres campechanos.
No
finjas como estás acostumbrada,
deja
a la parentela que pregone.
Afronta
tu premura exagerada.
Y
si eso es vicio por qué, dios dispone.
Bienvenido
sea el fango y morada
del
llamado delito que propone
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