lunes, 2 de julio de 2018

Otra vez, amor












No había ocupación real en mi mente
más que pensar en ti cada minuto
sembrando casi todo mi tributo
despertando en tu cuerpo transparente.

No existía más en mi el sugerente
placer de repetir con tu absoluto
cuerpo que se mostraba disoluto,
por toda despedida consecuente.

Te ibas cada septiembre esperanzada
que al llegar el verano me tendrías
solícito tan digno en tu enramada.

Solo cartas y atrasos y más días
ponían en un riesgo la cruzada,
pero ganó el amor. ¡Cómo decías!







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