martes, 10 de julio de 2018

Enredo





No me provoques tía, que sabes lo que nos estamos jugando. Cuando esto salga a la luz, que me temo no tardará demasiado, se montara una de pelotas y ya veremos qué y como nos excusamos.
A lo tonto pero, ya nos metemos mano en tu propia casa a unos metros escasos de tu vieja. 

¡No, no puedo quedarme!, ¡me voy ya!, quiero hacer algún viaje y aprovechar el turno de noche.

Hoy preveo buenos servicios y a lugares variados de la ciudad. ¡Vamos buenas cifras de taxímetro! 

En el Tívolisiguió argumentando, pasan una revista musical, con Paco Moran y su cuadrilla, buenos actores y comediantes, que atrae a muchos de los posicionados de la ciudad y esos van y vienen a sus casas y donde sea, en taxi, ya ni se cansan en conducir, ni de presumir de grandes coches, buscan comodidad y pasar desapercibidos. Además dan buenas propinas.

Me vas a abandonar esta nochele dijo la satisfecha Solecon voz chunga de gata erizadapodríamos pasarlo tan a gusto, sin que nos moleste nadie, en un ambiente sosegado y tan ricamente placentero.

Lo siento pero no me es posible, tengo otras obligaciones que no puedo dejar de cumplir y me espera una larga carrera de viajes con clientes que me aportan buena facturación.

Entonces me dejas así; cachonda perdida le suplicó sin éxito, insistiendo.

¿Cuándo volverás a por nosotras?, bajamos el domingo por la noche, pero cuenta, por si no has caído, que para entonces Piedad ya estará aquí en la urbanización.

Vendré a buscaros a media tarde, os bajo a vuestra casa, sin prisas cuando todos los domingueros se preparan para retornar. Sin retenciones de tráfico y sin colas y ya veremos entonces.

Abrieron el portón de aquel garaje, y lo cerraron tras ellos. Se detuvieron frente al sauce frondoso, que tenían plantado frente a la entrada del jardín de la vivienda y bajo la tenue luz de los farolillos se besaron furtivamente y subieron las escalinatas, arreglándose los cuellos y abotonándose la camisa.

Silverio acompañaba a Soledad cogida por la cintura, cuando llegaron al portal ambos ya predispuestos entraron separados, como aquellos que no habían roto un plato al salón donde estaba la madre para despedirse, con la educación que le caracterizaba.

Bueno Xarme, me marcho al trabajo, que ésta tarde no he hecho nada de provecho.

¡¿Estas seguro que no has aprovechado nada?!— ¡Menudo truhan estás hecho tú! Detrás de esas gafas de culo de botella ¡Decirme así tan alegremente que no has dejado a nadie que se aprovechara de ti! —dijo la anciana mirándose a su hija Sole, de forma imperativa y asintiendo de nuevo lo antedicho—Es una falacia enorme — Replicó de nuevo y esperó contestación

 ¿Sabes que quiere decir falacia? 

El hombre no contestó, fue la hija la que reprobó los modos de la madre y quiso enmendar aquel diálogo con una ayuda para su amigo, y mirándole intentó aclararle.

—Ella, mi madre quiere decir, que todo es prácticamente una falsedad y realmente no has hecho nada esta tarde, solo traernos hasta la urbanización.
Silverio, quiso rizar más el comentario y con una carcajada sospechosa de esas que hacen consecuentes a los desinformados, le respondió a Xarme, que se los miraba con naturalidad.

¡No sé, doña Xarme, eso pregúnteselo a su hija!— No supo ni repetir la palabra, ni contestar a la pregunta—A ver que le contesta, que Soledad tiene respuestas siempredijo con mucha seguridad el hombre, riendo y creyendo que no sería paralizado en su chiste.

Hasta que fue entrecortado de forma agradable pero un tanto brusca por lo inesperado. Anunciando pausadamente con voz liviana y trémula, aquella mujer que cerraba en aquellos instantes, su novela de aventuras y la depositaba sobre la mesilla.

Crees que soy tonta, o es que piensas que me he dormido mientras te follabas a mi hija, ahí abajo entre el coche y la oscuridad. Como si fueseis dos perros callejeros, pudiendo joderla encima de su cama, que siempre hay mas higiene y comodidadcontinuó la anciana refutando.

¿De quien ha sido la idea?, porque a ella, la vengo oliendo desde hace horas que está encendida y, hace días tenía previsto hacerte una encerrona para que la abordaras. 

Se quedaron los dos mudos, sin saber que decir.

La madre, siguió mirándoles con pena ya para sus adentros y viendo que no abrían la boca, continuo hablando, que sepáis que parezco ciega, muda y sorda, sin serlo.

¡Así qué!, cuando aprieten las ganas y os entre el anhelo por ese retozar, usar la cama sin esconderos.

Vosotros ya no engañáis a nadie, ni tampoco sois niños para disimular cuando se está fuera de juego, cuando se perfila un engaño y cuando se han de tener asumidas todas las consecuencias.

Porque consecuencias os vendrán.







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