lunes, 30 de octubre de 2017

Sucedió en el burdel



Calixto si se atrevió a pedirle relaciones a la joven Xarme Ruzin, encontrando una frialdad extrema.
Empalizada, que entre ellos puso la joven, con argumentos formales que distanciaba a los dos definitivamente.
Con una sencillez diáfana. Cuando le dijo:

__ No siento nada por ti. Ni antes tuve la mínima atracción y con seguridad tampoco la tendré en el futuro__ apremió aquella joven, intentando quitarse de encima a semejante intrigante, que tan solo pretendía conseguir el favor de la hija de Saturio, para hacerse de un afianzado unilateral, sin importarle otra cosa. Dado que Xarme, no buscaba en un hombre.
Aquello que se alude como, “un poco más de lo mismo”. Del percal que tuvo que soportar en su infancia aunque fuera dirigido hacia su madre. El desprecio, el olvido, la infidelidad. De aquella mentira e inseguridad que había aguantado siempre en su padre.

La bondad y la timidez engañosa que Calixto simulaba al mundo siendo mentira. Disfrazando una apariencia amable, cuando era brutal.
Pretendiendo demostrar ser un cordero, cuando era un desviado.
Xarme volvía de muchas batallas acaecidas en la oscuridad del silencio, experimentadas en el rincón de los invisibles, sufridas por sus progenitores y soportadas por su empeño.

__ Olvídame__ le dijo Xarme a Calixto, una tarde que tomaban una horchata juntos en la avenida del río, para matizar ampliamente, sobre la seducción que decía tenia el joven por la hija del boticario.

__ Eres un conocido del pueblo y un tipo escrupuloso, siempre me has perseguido sin dar la cara. Dejando huella para que supiera que se trataba de ti, pero hasta ahí.
No te hagas ilusiones en conseguir una relación íntima conmigo.
Somos muy diferentes y no eres mi tipo.

__ Tu camino está fuera de mi entorno. Es mejor que no intentes traspasar la línea que te impone mi padre. Sabes muy bien como las gasta__ asintió de nuevo Xarme.

__ Respeta la fina frontera entre la razón y tus conveniencias, que nuestra familia es especial y Don Saturio resuelve los asuntos de su casta y de su incumbencia con el sable que tiene colgado tras la mesa de su despacho__ matizando además__ Si te pasas, se las pagarás.

El joven quiso encandilarla, con detalles varoniles de mucha enjundia y Xarme, le paró en seco la conversación con referencia a algún detalle que le había contado su padre, sobre una visita que hizo Calixto al prostíbulo de la Madame Rosalinde.

__ En este pueblo se sabe todo y no quisiera referirte, que es lo que te ocurrió cuando tuviste relaciones con la veterana ramera, en el congal de Doña Rosalinde, ¿Verdad? __ Una servidora que se hacía llamar Rafatella de Lelos. La prostituta que te atendió y a la que agrediste, ¿Vas recordando, ahora?

__ Fui porque tu padre, me preparó y me regaló la visita__ que lo sepas le dijo Calixto.

__ ¡Si claro que lo sabía! Todo andaba urdido para pillarte y para que yo; me enterara y supiera con quien me jugaba el futuro. ¡Lo hizo para que picaras! y tener un “as” en la manga, por si te atrevías a pedirme relaciones serias, a mi, o a mis hermanas, que padre padecía más por esa opción que por la primera__ siguió alumbrando la papeleta al joven.

__ Además de querer que te engatusaran aquellas mujeres de la vida, para conocer tus gustos y preferencias. Mujeres agradecidas, que le informaban de todo a Don Saturio y de todos los clientes que pasaban por sus sábanas.

__ Puedo contarte lo que ocurrió, aquella noche en aquel burdel, no tengo ningún reparo en hacerlo_ dijo un Calixto, desorientado.

__ No es preciso que lo hagas. Es más; si tienes algo de caballero, omítelo y yo te lo agradeceré. Sabes que conozco los hechos y ahora no vamos a discutir si fueron falsos__ siguió reaccionando Xarme ante aquella situación para acabar diciéndole.
__ Toma otro camino y olvidate de mi y mis hermanas. No pretendas encuentros, sensuales, bailes exóticos, enamoramientos pasionales, ni nada que luego te pese.
Te repito que no eres mi tipo, nunca lo fuiste.

Acabó la charla amistosa, dicho en la más estricta educación para que Calixto no entrara en venganzas, complejos, amenazas, ni traumas y pudiera buscarse la vida sin fastidiar a nadie.

Una mañana de abril, la señorita Constancia desapareció, sin dejar más rastro que el haberse marchado el mismo día que el meritorio de la tienda de tejidos y pieles para la exportación.

El padre cuando se enteró de la noticia, no quiso dar parte a nadie, creyó que Constancia, ya tenía la mayoría de edad.
Pasaba de los veintiuno y prefería que se fuera, antes de tener que despacharla él, por disconformidades continuas.
Por informaciones creíbles, que Saturio siempre poseía de buen grado, la niña había recalado también en Zaragoza, en la casa de la familia del fulano con el que se marchó. Parientes todos de su difunta Concha y con ello siguieron adelante.
Fue entonces, cuando Xarme, viendo la parsimonia de su padre y notando que hasta la hermana menor, podía arreglárselas sola.

Cuando le participó, que ella también decidía bisecar, hacia una gran ciudad, para comenzar su vida desde el principio, sin tener que soportar tareas que a ella no le agradaban.
Evitar a personas insufribles de las cuales se encontraba insatisfecha y evadirse completamente de una localidad, donde todo se reprochaba y se malvertía por el capricho de hacer daño.

Se acercó a la puerta de su despacho, la abrió menos de un palmo y sin más suplicó la atendiera.








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