El
revoloteo de la muerte, se desobstruía, y Xarme lo percibió en el
mismo humus de llegada__Doña
Defunción, la auténtica muerte hacía acto de presencia y
disimulada e invisible, aguardaba en aquella gran habitación
decorada con muebles de caoba, reposando inquieta, esperando que
pudieran despedirse aquellas mujeres que tenían tanto en común.
__
¡Madre! Por Dios, has un esfuerzo y quédate. No sabes lo que te
necesitamos__ gimió Xarme, viendo que aquello era imposible.
La
madre, le apretaba las manos a su hija, y ésta estimó el descenso
brutal de la temperatura de forma notable, instantes previos al
fallecimiento.
La
despedida se fraguaba con el gesto de un beso desde sus labios,
intentando adelantar todo lo que pretendía decirle a continuación.
__
Hija, sé que harás lo que puedas. Procura, organizar la vida de tus
hermanas. Aunque dudo, de todas formas que lo consigas, tan solo
inténtalo y tu conciencia pueda quedar tranquila.
El
mero hecho de semejante sacrificio, te valdrá como ensayo entre tu
padre, hermanas y la cruda realidad.
No
será nada fácil puesto que ninguno de los tres, tienen buenos
sentimientos ni se compadecen de nadie. Si lo consigues tu conciencia
te lo agradecerá, en caso contrario, tampoco pierdas demasiado
tiempo y huye, pon distancia entre ellos y haz tu vida __le dijo con
apuros Xon ahogándose, e intentando declarar por último.
__
No creas que no he analizado lo que de abuso te pido. Es difícil de
lograrlo, sin embargo ofréceles otra oportunidad.
Si
no puedes, no agotes tus esfuerzos por ello. Guarda capacidad, que la
existencia aún te reserva mucho más desencanto.
Se
llenó los pulmones del poco oxígeno que le cabía en el tórax y
apostilló con desánimo.
__¡Huye
en cuanto puedas de aquí! ¡Se feliz! Haz tu vida lejos de este
ambiente; es la única forma de conseguirlo y lograrlo.
Olvídalo
todo, incluso al mozo ese que te ronda. No es para ti, es una buena
persona y decente, pero tiene en contra que no te hará feliz, es muy
timorato y tú necesitas alguien que te mueva el agua turbulenta, que
sea indómito y te ponga en el cenit del gozo, que te haga feliz
incluso, con sus mimos y muecas y sobre todo, que te haga dichosa en
tu hazaña carnal, que a fin de cuentas es la que prevalece.
Márchate
lejos del granuja de padre y de las envidias y recelos de tus dos
hermanas. Que no son malvadas, pero se han criado en la ociosidad,
en la holganza y en el descuido de lo que merece la pena.
Os
he inducido mucho y tu siempre has sido mi lazarillo, mi hija
querida, mi continuación en la pena, el espejo de mis intenciones no
conclusas__ Acabó la frase ya muy grave.
Un
acceso final le sobrevino a Xon quedando difusa en el momento. La
fiebre había desaparecido y el rictus de su cara se volvió de
repente en terso y en lucido.
Dejó
de sudar y de oxigenarse y el corazón le desatendió en la costumbre
del latir y, con un áspero respiro insondable y afónico saltó la
frontera. Muriendo sin remedio.
Xarme
con lágrimas en los ojos se volvió gimiendo amargamente y
desatándose y abandonando las manos de su madre, las entrelazó
ambas para situárselas sobre el busto cruzadas. Una sobre la otra y,
salió de la amplia cámara matrimonial para desaparecer del lugar.
El
padre, se acercó a los pies de la cama, cuando ya no había nada que
hacer. Mucho que decir, que justificar, pero a la vez imposible de
corregir y menos de excusar.
Le
cerró los ojos a la esposa, tosió pausadamente sin perder la
compostura, se arregló el flequillo y su bigote y después de dar
una contemplación general a su difunta salió compungido.
Las
campanas comenzaron sus vuelcos imparables, tañendo a muerte, a
difunto.
En
aquella población casi se detuvo el tiempo.
Muerta
la esposa del boticario, sin poderla salvar de esas fiebres tan
dolosas. Se enfrentaban a lo que el destino les deparara.
La
noticia corrió como chorro de lluvia, entre las calles acanaladas de
la villa.
Todos
los vecinos esperaban sobre la enfermedad de Doña Cocha, un prodigio
de sanación. En su defecto el peor desenlace de un momento a otro.
A
la vez, apostaban como milagro y último recurso que las pócimas del
boticario, sanasen de una vez por todas a su mujer.
Aquellas
que habían sacado a tantos enfermos y, en tantas ocasiones diversas
y complicadas de la zona de la muerte. Restableciendo la salud y
salvando por fin a su esposa, a la madre de sus hijos.
La
emprendedora mujer piadosa, aquella que fue su benefactora en sus
años de iniciación.
Doña
Concha Puig, era muy apreciada en Arnedillo y la comarca, por su gran
bondad y por la de satisfacciones y viandas que daba a las gentes no
pudientes, las verdaderamente necesitadas.
Las
que ella personalmente atendía, sin dejarse engañar por mujeres de
su círculo, aquellas amigas de Concha, que la acompañaban y
secundaban en su comedia particular.
Simulando
con el mismo sufrimiento que la señora Xon, la autora de los
beneficios dados a los dejados de la mano de Dios.
Con
un sigilo sacerdotal, ayudaba a los hambrientos de urgencia, los que
ella veía que lo necesitaban, ya que los controlaba desde muy cerca.
Enseres,
comida, medicinas e incluso algunas monedas y ropas acercaba a
cuantos famélicos, necesitados llamaban a su puerta.
Dejando
a otras familias no necesitadas de lado, que también pedían aporte,
cuando en la realidad, lo usaban si les llegaba por los enredos que
aducían, aquellas estupendas señoras, amigas falsas de Doña
Concha, que visitaban a Saturio privadamente en su consultorio y se
dejaban tocar, besar y follar tan solo por el capricho del sexo y
para mercar con los pobres y revenderlo en el mercado de la trampa y
engaño.
Los
dimes y diretes del pueblo fueron y se levantaron en contra de Don
Saturio Ruwi, el otrora salvador.
Interpretaciones
de su comportamiento, entre los habitantes de aquella población,
queriendo comprender y saber como es que no pudo salvar a Doña
Concha, su mujer y que clase de remedios iba a suministrar para los
que ya, estaban padeciendo aquel virus y los que le seguirían detrás
que; por los visos y lastres diezmaría aquella urbe en bastantes
vidas.
Agregándose
el luctuoso hecho a la reciente muerte de Segismundo Lacalle, que
todavía no se habían acallado todas los enjuiciamientos y
comentarios desleales, que a hurtadillas se hacían en Arnedillo.
Aldea
con mucho litigio, que era desde hacía unos años donde estaban
empadronados la familia Ruwi Puig.
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