lunes, 2 de octubre de 2017

Hazaña carnal






El revoloteo de la muerte, se desobstruía, y Xarme lo percibió en el mismo humus de llegada__Doña Defunción, la auténtica muerte hacía acto de presencia y disimulada e invisible, aguardaba en aquella gran habitación decorada con muebles de caoba, reposando inquieta, esperando que pudieran despedirse aquellas mujeres que tenían tanto en común.

__ ¡Madre! Por Dios, has un esfuerzo y quédate. No sabes lo que te necesitamos__ gimió Xarme, viendo que aquello era imposible.
La madre, le apretaba las manos a su hija, y ésta estimó el descenso brutal de la temperatura de forma notable, instantes previos al fallecimiento.
La despedida se fraguaba con el gesto de un beso desde sus labios, intentando adelantar todo lo que pretendía decirle a continuación.

__ Hija, sé que harás lo que puedas. Procura, organizar la vida de tus hermanas. Aunque dudo, de todas formas que lo consigas, tan solo inténtalo y tu conciencia pueda quedar tranquila.

El mero hecho de semejante sacrificio, te valdrá como ensayo entre tu padre, hermanas y la cruda realidad.

No será nada fácil puesto que ninguno de los tres, tienen buenos sentimientos ni se compadecen de nadie. Si lo consigues tu conciencia te lo agradecerá, en caso contrario, tampoco pierdas demasiado tiempo y huye, pon distancia entre ellos y haz tu vida __le dijo con apuros Xon ahogándose, e intentando declarar por último.
__ No creas que no he analizado lo que de abuso te pido. Es difícil de lograrlo, sin embargo ofréceles otra oportunidad.
Si no puedes, no agotes tus esfuerzos por ello. Guarda capacidad, que la existencia aún te reserva mucho más desencanto.

Se llenó los pulmones del poco oxígeno que le cabía en el tórax y apostilló con desánimo.

__¡Huye en cuanto puedas de aquí! ¡Se feliz! Haz tu vida lejos de este ambiente; es la única forma de conseguirlo y lograrlo.
Olvídalo todo, incluso al mozo ese que te ronda. No es para ti, es una buena persona y decente, pero tiene en contra que no te hará feliz, es muy timorato y tú necesitas alguien que te mueva el agua turbulenta, que sea indómito y te ponga en el cenit del gozo, que te haga feliz incluso, con sus mimos y muecas y sobre todo, que te haga dichosa en tu hazaña carnal, que a fin de cuentas es la que prevalece.
Márchate lejos del granuja de padre y de las envidias y recelos de tus dos hermanas. Que no son malvadas, pero se han criado en la ociosidad, en la holganza y en el descuido de lo que merece la pena.

Os he inducido mucho y tu siempre has sido mi lazarillo, mi hija querida, mi continuación en la pena, el espejo de mis intenciones no conclusas__ Acabó la frase ya muy grave.
Un acceso final le sobrevino a Xon quedando difusa en el momento. La fiebre había desaparecido y el rictus de su cara se volvió de repente en terso y en lucido.
Dejó de sudar y de oxigenarse y el corazón le desatendió en la costumbre del latir y, con un áspero respiro insondable y afónico saltó la frontera. Muriendo sin remedio.

Xarme con lágrimas en los ojos se volvió gimiendo amargamente y desatándose y abandonando las manos de su madre, las entrelazó ambas para situárselas sobre el busto cruzadas. Una sobre la otra y, salió de la amplia cámara matrimonial para desaparecer del lugar.

El padre, se acercó a los pies de la cama, cuando ya no había nada que hacer. Mucho que decir, que justificar, pero a la vez imposible de corregir y menos de excusar.
Le cerró los ojos a la esposa, tosió pausadamente sin perder la compostura, se arregló el flequillo y su bigote y después de dar una contemplación general a su difunta salió compungido.
Las campanas comenzaron sus vuelcos imparables, tañendo a muerte, a difunto.
En aquella población casi se detuvo el tiempo.

Muerta la esposa del boticario, sin poderla salvar de esas fiebres tan dolosas. Se enfrentaban a lo que el destino les deparara.
La noticia corrió como chorro de lluvia, entre las calles acanaladas de la villa.
Todos los vecinos esperaban sobre la enfermedad de Doña Cocha, un prodigio de sanación. En su defecto el peor desenlace de un momento a otro.
A la vez, apostaban como milagro y último recurso que las pócimas del boticario, sanasen de una vez por todas a su mujer.
Aquellas que habían sacado a tantos enfermos y, en tantas ocasiones diversas y complicadas de la zona de la muerte. Restableciendo la salud y salvando por fin a su esposa, a la madre de sus hijos.

La emprendedora mujer piadosa, aquella que fue su benefactora en sus años de iniciación.
Doña Concha Puig, era muy apreciada en Arnedillo y la comarca, por su gran bondad y por la de satisfacciones y viandas que daba a las gentes no pudientes, las verdaderamente necesitadas.
Las que ella personalmente atendía, sin dejarse engañar por mujeres de su círculo, aquellas amigas de Concha, que la acompañaban y secundaban en su comedia particular.
Simulando con el mismo sufrimiento que la señora Xon, la autora de los beneficios dados a los dejados de la mano de Dios.
Con un sigilo sacerdotal, ayudaba a los hambrientos de urgencia, los que ella veía que lo necesitaban, ya que los controlaba desde muy cerca.
Enseres, comida, medicinas e incluso algunas monedas y ropas acercaba a cuantos famélicos, necesitados llamaban a su puerta.

Dejando a otras familias no necesitadas de lado, que también pedían aporte, cuando en la realidad, lo usaban si les llegaba por los enredos que aducían, aquellas estupendas señoras, amigas falsas de Doña Concha, que visitaban a Saturio privadamente en su consultorio y se dejaban tocar, besar y follar tan solo por el capricho del sexo y para mercar con los pobres y revenderlo en el mercado de la trampa y engaño.

Los dimes y diretes del pueblo fueron y se levantaron en contra de Don Saturio Ruwi, el otrora salvador.
Interpretaciones de su comportamiento, entre los habitantes de aquella población, queriendo comprender y saber como es que no pudo salvar a Doña Concha, su mujer y que clase de remedios iba a suministrar para los que ya, estaban padeciendo aquel virus y los que le seguirían detrás que; por los visos y lastres diezmaría aquella urbe en bastantes vidas.

Agregándose el luctuoso hecho a la reciente muerte de Segismundo Lacalle, que todavía no se habían acallado todas los enjuiciamientos y comentarios desleales, que a hurtadillas se hacían en Arnedillo.
Aldea con mucho litigio, que era desde hacía unos años donde estaban empadronados la familia Ruwi Puig.




























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