jueves, 12 de octubre de 2017

La presumida y su trato




Expuso con decisión, la caporal de los mossos, al abnegado Edwin, que atendía muy cordial y ya comenzando a no dar crédito a tanta bajeza venida desde la actitud vejatoria de la hermana de Irene.
Por el poco afecto y el escaso amparo, que ésta le negó en sus últimas necesidades, en esta tierra.

Estando ya muerta su hermana menor, en condiciones poco claras y con un lapso de varias semanas, a la espera que algún familiar quisiera hacerse cargo de sus restos mortales.

Ruindad mostrada por Soledad, que parece increíble y que es veraz, dándose como real en familias ordinarias, que se han criado bajo un mismo techo y una misma batuta.

Por unos padres muy normales, que amamantaron a sus hijos a la vez y que nadie hubiese imaginado, llegaran a nutrirse como hermanos carnales, con tanto odio, desprecio y desarraigo, como se daban en los componentes de aquella saga.
La mujer policía retomó de nuevo el relato y siguió narrando aquel episodio a un hombre, que no sabía ni tan siquiera donde mirar, para disimular sin embozos la vergüenza que sentía al admitir aquellas manifestaciones.

Haciendo un gesto venial para que Edwin prosiguiera atento a lo manifestado, tras un acceso de tos inoportuno.
Siguió arguyendo amablemente la caporal, mirándole a los ojos sin pestañear.

__ Personados en la mencionada dirección, llegaron nuestros agentes para informar de la situación.
Ella misma Soledad Delapeire, les atendió con desfachatez y desvergüenza. No queriendo en ningún momento de la exposición; saber absolutamente nada de lo ocurrido ni como sucedió.
Ni de la muerte, ni de todo lo que pudiera repercutir o representara a la ya occisa Irene.

Con claros efectos de repudia y fastidio, sin querer admitir desasosiego, ni amparar a su propia hermana en la última hora. La de su muerte.
Notándose mucha aspereza hacia la difunta, cuando menos indiferencia y desdoro.

Detalle que nos causó hilaridad y desconcierto__ comentó la agente__ sin que nos diera ella misma, una excusa aceptable, ni cuando menos defendible.
Solo afirmaciones y negaciones, sin disponer de un fluido argumento con nosotros, con una sensación de amargura que no era propio en una mujer de su edad.

Usando el más pobre de los diálogos, que pudiera esclarecer los motivos, por los que negaba la atención a su hermana.
Al final después de mucho rogar y mantenerse en sus convicciones, nos ofreció un teléfono, que corresponde al de uno de los dos sobrinos, que a la vez; uno de nuestros equipos de investigación habían descubierto con antelación en el registro, de una parroquia de Horta. La Iglesia de San Francisco Javier. De donde averiguaron los datos que después nos hubieran valido para proseguir con las pesquisas.

El primer ítem hallado fue el de Ambruas, apadrinado y bautizado por Soledad, siendo ésta su madrina, según constaba en el censo del iglesia.
Dato que ya, nos había dispensado la hermana de la difunta. El de su sobrino Ambruas__ respiró la caporal Esmirna Custó, para seguir exponiendo, con una sonrisa astuta y nociva.

__ Un año antes, y en el mismo índice de la misma Parroquia, reflejaba la anotación del oto sobrino, que acristianado también en la misma diócesis, constaba con detalles revelando a un tal Edwin.
Sacramentado por poderes, de sus padrinos afincados en la Ciudad de México, y que Soledad fue una de las autorizadas para tales fundamentos eclesiásticos.
Ya teníamos suficiente base para proseguir__ dijo contundente la agente de los mossos__ y como más allegado, por ser ahijado decidimos, fuera Ambruas el primero, en darle aviso.

Asimismo coincidía con el que fue designado en primera instancia por la propia Soledad, para que fueran a resolver el asunto.
Agentes de la policía autonómica, viendo el poco arrebato que provocaba aquella noticia y además imaginando el percal de lo que sucedía entre todos ustedes__ añadió mirando al desencantado Edwin.

__ En lugar de visitarles la patrulla en persona y en su domicilio, le llamaron al número de teléfono móvil, que Soledad nos había suministrado.
Evitando en tal caso, hacer un viaje sin respuestas o fuera sin efecto el éxito de la visita__ respiró la señora Esmirna Custó.

Refiriendo con una negación visible de su cabeza, el anuncio que tampoco, el sobrino de Irene y Soledad, el señor Ambruas, quisiera atender a la llamada de cooperación para que fuese el tutor, que se ocupara de los despojos y detalles de su tía Irene.

Sin atender en modo alguno, el planteamiento y la urgencia propuesta por la policía, Ambruas, directamente nos desviaba la causa con excusas indolentes sin enjundia citando__ la nula relación que mantenía con Irene, desde hacía muchos años.

No teniendo relación ni contacto familiar y que no sabía, ni quería nada de ella.
Sin tener relación personal, ni familiar en los últimos veinte años, por lo que declinaba absolutamente el hacerse cargo del aviso, de las costas y de los menesteres que derivaran de tal concepto__ Se detuvo la caporal, riendo y diciendo descarada a Edwin, aquí es donde entra usted como concreto responsable.

El que realmente iba a asumir los efectos y el que tomara las decisiones para darle incineración.
Hizo la caporal un gesto gracioso con las cejas que servía para solicitar la continuación del relato sin interrupciones.

__Dándonos el teléfono y dirección de usted, y diciéndonos de forma literal__: con este sobrino, ¡Mi hermano Edwin! Era con el único que esa presumida tenía tratos.
Se veían de cuando en vez, celebraban alguna fiesta de familia y solían llamarse muy a menudo para departir alegrías y comer en familia.










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