viernes, 1 de julio de 2016

El wáter cósmico _ La camarada lo desnudó sobre el tapiz

Viene del capítulo anterior: Corriéndose el fuego del deseo  
 Título de esta entrega:  La camarada lo desnudó sobre el tapiz


_ Ah por supuesto_ dijo Natalio,. no dándole importancia a lo que argumentaba su yerno, muy lejos de saber, la clase de relación que había mantenido Ángel con ellas dos.
_ Y el resto de actores, aparte de escuchártelo a ti, también me lo comentó con pelos y señales Fulgencio, que como te decía hace un momento sobre el tema que nos ocupa el propio "Geniocan", que así le denominan, como "Un súper"  hombre al tal Fulgencio; los dos humoristas españoles hicieron un papelón de mucha categoría. Es lo que tiene llevar gente preparada y profesional.

Ángel, hablaba sin demasiado control, produciendo en voz alta, parte de lo que tenía previsto hacer en su debut del wáter cósmico en la plaza que le habían asignado_, comentando de nuevo puntos de vista con Natalio.

_ El que me corroboró lo que hablamos, es Manolo, fue el que me propuso traerlos al Perú, a Tacna concretamente, para que también ellos se encargaran de toda la "chicha" del espectáculo, asegurándome me harían quedar estupendamente.

 _ El grupo Caniche, Cándido y Cheo, son dos grandes actores, y nos están haciendo una labor muy positiva_ dijo Natalio _, con ello la gente pierde el miedo, y ve cómo ha de afrontar y usar en definitiva, las nuevas tecnologías higiénicas.  Añadiendo Natalio a su comentario, un último pensar muy particular, dado que estaba como si fuera en familia.
Suspiró creyendo tenerlo todo atado al respecto con su yerno, y para darle la guinda al tema, asintió nuevamente con veracidad mirando a los ojos de Ángel y legitimando lo antedicho confirmó.

_ ¡Te han dicho la verdad!, a cuál de ellos, más cojonudo. Los tíos, se quedaron en "colitates", o sea desnudos, como la madre que los parió; cuando se les puso a tiro, enseñando "Verga" y dándose de un pisto que te cagas.
Menuda la traza de los dos cipoteros. Hay que tener cojones, para ser tan natural, frente a tanta gente desconocida, que lo único que buscaban era pasar desapercibidos, como si a ellos no les fuera en nada el tema de la higiene, otros mofarse, reírse o ve tú a saber. Pusieron a las tías a subirse por las paredes, enseñando el pijo con el pájaro incluido y tan membrudo, que parecía se estuviera proyectando una porno de las vulgares. ¡Lo que te decía muy bien!

_ Los curas igual son los que echaron las campanas al vuelo, con las quejas_, apeló Ángel_, queriendo reír y saber la opinión de Natalio, a pesar de no pecar de ignorancia en lo que sucedió por lo que ya le habían contado, _ lo que hicieron aquellos confesores mientras veían el espectáculo fue dantesco y muy normal en ellos, que siempre quieren quedar bien, por aquello de los pecados de la carne. Tan calladitos y religiosos_ añadió Natalio_, "Más calientes que el rabo de un cazo", en silencio, y con muchos apuros para no correrse y aguantar enteros y secos.

Estaban muy salidos los prelados y no era paras menos, con lo que se estaba presenciando; no podían disimularlo_ siguió sumando reseñas Natalio_, hubiera sido para ellos un pasatiempo fenomenal, de haber estado en sus dependencias privadas. Sus rabos estaban a punto de reventar _ entre dientes dijo Ángel, y casi interrumpiendo al suegro: (ya conocemos, como nos lo definió Javier), cuando le tocó hacer su representación en Costa Rica.

Siguió con el uso de la palabra Ángel y recordó nuevamente lo apuntado por Javier_: en el público de San José había muchas representación con sotanas, sentados entre los espectadores, todos parte del clero, acompañando a la monja malagueña, y se pusieron gallitos, por representar y escenificar el pecado mortal desde el escenario.

_ Por la falta de respeto _(dijeron esos curas descastados) _ pensaba mientras hablaba Ángel, y al final de la actuación, solo al final_ no se perdieron ni una escena de las realizadas_, como descargo de sus pecados, y conciencias, quedando todo en agua de borrajas.
Han hecho una cantidad de pedidos que sobrepasan las expectativas iniciales,  para sus seminarios y sus hospitales.
El camarero, aproximó su presencia para que solicitaran lo que les apetecía de la carta que hacía unos minutos dormía sobre el tapete esperando atención.
Eligieron el menú mientras saboreaban un exquisito bocado, detalle del hotel Princess, a la vez que Ángel le preguntaba detalles a Natalio de como fue el rollo entre él, y la delegada de negocio:  “frau” Anguela krönen Müller Ruiz.

_ Usted Natalio, ¡permita que le sea franco!, es lo más parecido a un rompe bragas vintage. ¡Vamos!  eso es lo que se escucha entre el foro de la Schissen. Como debe saber, lleva las noticias personales de todo los bichos que pertenecemos a ella.
_ ¡Sí, no sé quién! ¡lo desconozco!, algún “hijo de puta espía”  debe ser el que filtra las noticias_ Indicó Natalio, convencido que su yerno derivaría el tema y no le preguntaría detalles complejos de sus últimas relaciones con Anguela.

_ Es verdad: sobre todo ¡ Noticias tuyas!  _ Le dijo Natalio a Ángel, por si lo podía disuadir en el interrogatorio_: escucho cada día nuevas aventuras_, volvió a puntualizar el suegro_ alguna bravata nueva.
Sonrió, dudando de sí podían ser infundadas, porque de no ser así_, siguió mirando Natalio a su yerno con ojos de pez_: mi hija, tu novia Demetria, llevaría más cuernos que el toro “Avispado”, el que mató a Paquirri en la plaza de toros de Pozoblanco, en la Córdoba de los Omellas en España.

_ Natalio, no me tire usted balones fuera, y confiese; volvió a desterrar las confianzas y dejó de tutearle_ en confianza debe contarme que le hizo a la alemana, porque he oído_ incitó al suegro, para hacerlo saltar_, que la dejó a medias, que no pudo empitonarla como ella pretendía y la dejó sin poder hacerle llegar orgasmo alguno; más insatisfecha que la esposa del Moro Muza, y ella la frau Angelita, lo ha comentado con alguien de su confianza y se ha filtrado..

_ Me extraña mucho de ella y por mi parte decir que un hombre jamás, explica a otro, si se precia de caballero, de sus affaires con las damas, pero tratándose de ti, que casi somos familia y en la espera que tú me confieses otras dudas que tengo, te pondré al corriente, casi con puntos y comas.
Digo casi porque alguna cosilla me callaré para mis adentros, por motivos personales y de mi condición humana. ¿Te parece justo?

_ ¡Ah! Eso usted mismo. Lo que si le digo, no me gustan las ficciones, y además su hija Demetria, ya sabe de sus andanzas, por lo que no soy yo quien deba ponerla al corriente. Además ¡Usted lo ha dicho claro! Los hombres dejan de serlo cuando juegan y mienten con historias baratas referentes a líos de cama con respetables mujeres comprometidas, que no se pueden contrastar ni comprobar.

_ Todo fue una especie de sueño provocado y a traición por parte de Anguela _ anunció sin ruborizarse Natalio _. Parece ser que a Angelita, como tú la llamas, había sido despreciada una y tantas veces por su Jürgen que andaba más caliente que el “cucharón del churrero” y con sus maestrías, imagino que aprendidas en tiempos de guerra, cuando las mujeres nazis tenían que sobrevivir, las empleó magistralmente y me sedujo de manera total.

La camarada, comenzó a declararse de forma directa, y yo no le hacía puto caso, no porque no me apeteciera, sino porque, primero es empleada de la empresa y después y lo más crucial; su pareja lo tenía sentado en el mismo sofá y eso me era duro y muy complicado.

Siguió con sus diplomacias de apego y tocamientos, hasta que el tipo duro de Jürgen, se marchó con cajas destempladas del lugar. Imagino que resentido, ardoroso y burlado, huyó de la butaca con malos modos.
Eso sí; en el silencio ario que usan entre ellos, cuando algo no les place y no pueden gritarlo a los vientos, dan el portazo, se beben de un trago la copa de licor que normalmente llevan entre manos y como seres sin educación te dejan colgado como una morcilla.

Se marchó sin dar explicaciones, sin corregir a su mujer, ni llamarla al orden, intentar sofocarla y llevarla con él. ¡Nada!  se esfumó como un cobarde empalmado a desahogarse; quien sabe dónde. Imaginé que a beber y a cascarla con alguna meretriz suministrada por el propio hotel.
Ella, hizo suyo, el perímetro del reservado de la sala, sin nadie que la molestase, libre de miradas y suspiros del marido, lo concretó en ir al grano, y para ello usó de un plan coqueto e íntimo. Parecía estudiado, pero lo confieso, fue espectacular. Me estaba poniendo extrafino y lubricado; más inflexible y más empalmado que un recluta con una revista porno. Deliciosos momentos que tardaré en olvidar.
Algo había bebido; vamos algo habíamos bebido su marido y yo, pocos minutos antes, _(eso lo pensé después)_, pero alguna mierda nos suministró. Fue Anguela la que preparó los "San Francisco", cargaditos de grosella y de vodka, hasta que hicieron efecto.

Por lo visto ella quería follar aquella noche con alguien y pensó: preparo a estos dos "angelillos" y el más potente, caliente y temerario, que me joda. El otro que ponga los pies en polvorosa, y se evapore a cascarla.

Así notaba yo las venas de mi garfio, a punto de detonar, sobre todo las del glande y las arterias que cruzan el cuello, sin contar claro con las embestidas que provocaba mi rabo contra el deficitario calzoncillo, que no se rompió porque no demoré en quitármelos para darle gusto a la Anguela.

Los mejunjes fantásticos que me habían llevado al estado de potencia máxima para mi eran totalmente desconocidos. Por ello, no era dueño de mis actos, y ella me gobernaba como quería, sin dificultad, me embobó con brujería y le hice la del chino, las posturas del Kama Sutra espacial, los pasodobles milongueros y las jotas de la Dolores, adaptadas en alemán para capricho de Ángüela, que por lo visto la llevaron a un estado de bondad inimaginable_. Con el sentido desbocado, relataba Natalio, aquella vivencia, que igual jamás había complacido y con certeza, no se volvería a reproducir en sus anodinos días.

Se detuvo para ver el entusiasmo de Ángel y prosiguió sin ataduras verbales_ La Aria riojana, me masturbaba a la berlinesa, interrumpiendo la trayectoria de salida, para comenzar una y otra vez y no dejaba sosegarme, mal traía sus deseos y órdenes, sin dejarme pensar, esclavo de la germana, sin que me pudiera escapar de ella por algún remordimiento falso y sin dejar de gozar de un sueño inacabable e infinito.

Ensimismado por el placer extraordinario jamás vivido, debajo de su hábito soberbio y de maravillosa función, me hacía disfrutar  de los destellos de aquellos inmensos pechos de piedra, duros y lecheros, cuasi descolgados por su gramaje, pero lácteos y hermosísimos de la teutona, de su soberbio culo, y sus nalgas tensas, de sus movimientos estudiados y milimétricos, que me llevaban al limbo sin quererlo.
Me regaló un rato inolvidable, un polvazón alemán de campeonato.




Continuará
To be Continued



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