Viene de la entrega anterior: El escote de la reverenda
nueva entrega: Catre y zarandeo de la venerable
nueva entrega: Catre y zarandeo de la venerable
_ Tú tampoco te quedas atrás con tus opiniones,
por eso me has venido esta tarde como anillo al dedo, ¡Como te digo, no te
extrañes! _, le conminó Javier a Marianela; haciendo un gesto de convicción
para seguir con la perorata_, porque si hay alguien en estas latitudes que me
puede ayudar eres tú_. Volvió a argumentar, con su opinión en voz muy alta,
para que no cupieran dudas.
_Te lo digo porque te conozco muy bien y eres el
tipo de mujer que pocos comprenden, porque no demuestras lo que eres. Monja que
enseña las piernas, que habla como si fuera la vecina de la esquina, sientes
sin remilgos y lo expresas y si se tercia pues echas tu cana al aire sin dar
explicaciones a nadie
_ ¡Eres un bobo! o has perdido el juicio, porque
idiota sé que no eres, ¡Que estás diciendo capullo! _ le frenó Marianela
molesta por la cobardía de Javier_ parece que estés borracho o que hables sin
pensar en lo que pronuncias, debes estar muy jodido Javier. Anda cuenta sin
perder el tiempo lo que tienes, que dentro de un rato me vienen a recoger y me
marcho_. Recuerda, que con mis votos,
estoy tan casada como cualquiera, ¡Más sacrificio aún! y no lo demostramos con
la falsedad que se hacía antes.
_ ¡Sí!... muy casada ! _ interrumpió Javier,
para decir de manera graciosa_: ¡Casada con Jesús! El de Arimatea, ¡nada menos! y rieron los dos de
forma espectacular acabando así su puesta en escena de la situación.
_ Perdona Marianela, ahora muy en serio; eres
una gran ayuda para mí, además por el socorro que me ofreciste para la venta de
tantos equipos del cósmico, en tantos Conventos y lugares de culto y por tus
atenciones tan exquisitas.
Fue en esta ocasión la monja la que interrumpió
a Javier, para decirle_: Por cierto, ya me han liquidado todas las comisiones y
no os habéis portado nada mal. Con ello quiero seguir adelante en el trazado de
mis planes eclesiásticos.
Javier sonrió
con agrado por el detalle del comentario, pero sin que aquella algazara se
hiciera perceptible en el tiempo ni en su sonido, para proseguir sonsacando
directamente a Marianela, sin que ella,
esperase la pregunta.
_ Qué me
dices de Prudencio, ¿qué te solicitó? de forma íntima, que no me quisiste decir
por teléfono la última vez que contactamos, y
si se lo concedías_ me indicaste_, era porque te venía en gana, mimarlo
o machacarlo.
_ ¡Ah! Pero
quieres saberlo. Te importa más que el problema que ¿llevas tú? antes de
recibir tu consejo. ¡No te entiendo!
_ ¡Sí!
Marianela, igual tu decisión o tu conveniencia me enseñan de una vez por todas
y me hacen más concienzudo para discernir en mis asuntos
Además _
siguió comentando _ quiero estar seguro,
que nadie se aprovecha de ti, después de los favores que nos dispensaste.
¡Claro! Explica hasta donde puedas, siempre que no
sea un tema privado que por sensibilidad no quieras comentar.
La monjita
maquillada y preciosa, ya con medio coctel consumido, se dispuso sin cobardía a
referirle el trato que había hecho en su momento con Prudencio. Aquel
presbítero tan mujeriego y sinvergüenza de su convento.
Dadas las
presiones que Javier, le requería, y sin retroceso habló para decir:
_ Prudencio,
como sabes se folla a la novicia Remedios, y a ésta parece que le va la marcha.
Por lo menos calla y lo disfruta. Además está convencida que le darán los votos
en un par de años y seguirá mamándosela cada noche al descastado párroco.
_ Hasta ahí,
lo sabemos_ dijo Javier Martos, esperando que la reverenda se abriera, y no de
piernas, que ya bastante ancha estaba. Necesitaba conocer toda la historia sin
melindres.
_ Pues nada,
sencillamente_ expresó Marianela_ acomodándose en la butaca y quitándose los
zapatos_ Propuso, que fuera yo quien le sirviera de amante. Así de sencillo.
_ Tuvo la
cara dura de proponértelo así sin más y
¿Eso le pidió al Obispo? _ preguntó Javier, desconcertado.
_ ¡No a él no
se le pueden pedir esas concesiones! Tuvo la valentía de pedírmelo a mí, con
toda su cara. Pensaba que como soy monja me iba a callar y a limitarme a
santiguarme y rezar unas cuantas Aves María, bajarles los calzones y hacerle
las succiones.
_ Y como lo
resolviste, porque ese tipejo, no es de los que no manda_ volvió a interrogar
Javier.
_ El muy
gilipollas recibió un ostión de campeonato. Le metí un puñetazo que casi lo
doblo, primero porque no es lo que hacen las reverendas madres, y después
porque creo que hasta le gustó a muy putero. ¡Como imaginaras, se quedó con la
ostia, y además no me pudo denunciar por desacato ni por abuso, ¿Quién se iba a
creer que una monja tan frágil como Sor Marianela agrede a su confesor? Con ello, tuvimos una conversación de órdago y
decisoria, ya sabes que todo tiene un precio.
_ ¿Un precio
Marianela?
_ ¡Sí Javier!
No sé porque haces esa pregunta, cuando tú lo sabes de sobras, que te has
arrimado y follado a todas las que vinieron en el viaje. Excepto a mi; y es
porque no me lo pediste en su momento. No querrás que te cite las ocasiones ni
las damas atropelladas ¿verdad?
_ Bueno pero
vosotros sois religiosos, y eso tiene unos compromisos, ¿no?
_ ¡Ah! Es que
vosotros, estáis exentos de tales compromisos y no vale la fidelidad, la
decencia y el decoro.
_ Tienes
razón. ¿Entonces qué precio te puso el muy bribón? Porque el trance ya nos lo
imaginamos, catre y zarandeo.
_ ¡Pues eso
mismo! Aquella noche lo desvirgué oficialmente hasta romperlo, pero le saqué lo
que pretendía, sin que imaginara que además, de la empresa del wáter cósmico,
me iban a dar una suculenta comisión. ¡Lo que yo proyectaba!
Asimismo de
la excedencia de cinco años, en Zihuatanejo, con el fin de abrir allí un
Convento de las Trinitarias, y yo como Madre Superiora, que a mis treinta y
seis años, es lo mejor que me podía pasar dentro de mi Congregación y mi
vocación.
Prudencio, no
aguantó dos rounds, me quiso derrochar demasiado a prisa, cuando yo soy un todo
terreno. Simulé como lo hacía en el tugurio donde trabajaba en mi inicio. El
cabaret del Labio Vertical, en mi Málaga natal, ya sabes. ¿Te lo conté
recuerdas?_ matizó muy integra en su papel_
quise hacerle ver, que era un "Tío abultado de pelotas" un
brillante don Juan barato, y otro
"mil hombres" ya sabes un "rompe bragas de Kentucky".
Cuando realmente es un auténtico "mierda seca", otro despiadado
abusador y un ardiente impotente y fanático del vicio y de la palpadura. Un
onanista barato y putrefacto.
Lo dejé cao
en la mitad del primer round, se durmió como un ternero joven, sin haber
disfrutado de mí. Casi ni me tocó la piel, cuando comenzó a babear le di de lo
que necesitaba, y un poco de perfume y aire y cayó a mis pies como un asqueroso
detrito sensible, hecho una piltrafa.
Soy demasiada
monja para un ungido sin potencia como él_ finalizó riéndose a mandíbula
batiente, para acabar dándole un trago al ron de la copa.
Después de
una profunda reflexión de Javier, al escuchar aquel relato crudo y despectivo
sobre los intríngulis de los religiosos que no sienten su vocación, quiso
reaccionar y volver a la realidad más próxima, dejando de lado y no haciendo
más preguntas ni comentarios sobre lo que había escuchado de labios de la mujer
metida a monja: Manuela Pinote, conocida como Sor Marianela.
_ Así
quedamos en nuestra última charla, Manuela; ¿te suena?_ expresó Javier haciendo
una pausa e intentando cambiar de nexo_: Espero consigas tus propósitos, que
para ello has trabajado y rezado y verte en otro momento como ahora mismo, tan
guapa, con esta ropa tan guay, y esa figura esbelta, que bien podrías pasar por
modelo, en lugar de adherirte a los votos de las Trinitarias y dejarlos para
personas sin tantas ganas de vivir como las tuyas.
_ Lo
recuerdo, eso me lo dijiste, en la última charla telefónica, que mantuvimos y
es verdad, ahora viene la verdadera cuestión de tu preocupación. Mejor será
comiences, por si necesitas demasiada contrición.
Javier sin
más preámbulos, abordó destacando lo primordial de su pena y directo y sin
reservas comenzó a compartir con su reverenda amiga, sus tribulaciones.
_ He visto a
Cecilia, y a sus hijas, Caterina, Natalia y Soraya_ quedó callado, como si
estuviera petrificado.
Marianela
tomó la palabra, y sin demasiado énfasis le dijo a Javier, después de suspirar
y de chasquear los labios_ Caterina es hija tuya; ¿verdad?
_ Como lo has
sabido_ Preguntó Javier, sin demasiada
sorpresa.
_ Soy monja,
pero también soy mujer, y ya sabes que antes fui vedette de alterne en mi
tierra. Imaginaba que tenías algún hijo desperdigado y no reconocido.
To be continued
Continuará
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