viernes, 15 de julio de 2016

El wáter cósmico_Trato sexual con la dama teutona



Viene del capítulo anterior: La camarada lo desnudo sobre el tapiz

capítulo actual: Trato sexual, con la dama teutona





Trastornada estaba Anguela_ siguió departiendo Natalio Rupérez_  se movía haciendo gesticulaciones nada escrupulosas y placenteras, que le llevaron al éxtasis, denotándose en su cara que le llegaba el morboso placer de una eyaculación majestuosa que le regalaba un placer y un sentido a todo aquel festival de narcóticos que había preparado para aquellos dos hombres  y acabar disfrutando ella misma de un polvo efusivo conmigo_ dijo casi con vergüenza Natalio mirando a su yerno, que le escuchaba atónito.

_ Tanto placer obtuvo en su orgasmo_ continuó Natalio explicando_, que yo creo, retornó con su imaginación, muy lentamente y de forma mimética, a su “ País, el de de las Maravillas” su zona particular de origen.
Cuando se acabó su gozo, me besó como si nunca antes hubiera besado a mortal, haciéndome sentir un cielo no tan difícil de conseguir.

Fue un placer estar con ella, me dejó muy a gusto y no he de decir nada en contra de los procedimientos que usó para quedar en paz con sus necesidades fisiológicas naturales.
Me acarició hasta  la extenuación y tanto fue el placer recibido y entregado que nos duchamos juntos, como si estas prácticas las hubiéramos realizado en más de una ocasión, como si llevásemos años liados, jodiendo en los momentos de asueto sin que nadie lo hubiera descubierto, amándonos a granel por las esquinas con ese ansia que tan solo poseen los advenedizos.

Sabíamos en todo momento los pasos que debíamos seguir, y hasta casi lo que pensábamos el uno del otro, como si fuera algo común que teníamos aprendido.
Es una tía bandera, dura y corpulenta como una atleta de triatlón, sin quejas, ni complejos, sin manías persecutorias, sin escusas y sobre todo sin cobardías, tan completa, muy apetecible y entera, a pesar de su edad.

Después al cabo de unos días, me enteré que toda aquella pericia conyugal, todo el amaestramiento que sufrimos tanto Jürgen_ el marido_, como yo, fue derivada de una específica preparación que ella misma, con sus conocimientos de enfermería había preparado. Nada de aquello fue casual, ni espontáneo por su parte, creo que lo llevaba tramando desde hacía semanas, hasta que se dio el instante preciso.

Una seducción dada en mi persona_ asentó convencido con sus ojos_,  por los herbajes que me había hecho aspirar y por la intravenosa de Tadalafilo, que no es, ni más ni menos; que un fármaco utilizado para evitar los impedimentos eréctiles.
Una maquinación de ingeniería alemana, que nos había suministrado tanto a su toro el Jürgen borrachín, como a mí; para que no perdiéramos la pujanza sexual. Ni aquella falta de tensión y erección en el pene, cuando se tiene miedo o te falta la confianza, y sobre todo estar sumiso por ella en todo momento, seducido por sus carnes y con una extraordinaria sensatez dándole todo el capricho y la necesidad que ella solicitara en acaricias placenteras y en el anhelo por amarla una y otra vez.

Su compañero siguió narrando Natalio, aquella peripecia frente a Ángel, que le miraba no dando crédito a las palabras verídicas del suegro_, como siempre anda rebozado de alcohol, es algo que le puede y lo lleva en la sangre y es lástima porque es un tipo inteligente y frío como nadie.
Posiblemente y sin tan posible; nota que su mujer, no le hace puto caso, que lo usa como marido para las ocasiones oficiales, pero a mí me da que en casa, se dan la espalda con frecuencia, pues ni con la inyección suministrada, ni con las hierbas opiáceas que nos trató, ni con la madre que lo parió, fue capaz de levantarle el ánimo pendular.

Por decirlo de forma elegante; vamos que no lo puso caprichoso y si lo estaba su pluma no se llenó de tinta y él mismo_, asentía Natalio, con una piedad extraordinaria, hacia el colega que mentaba, y marido de la frau_, se quitó del encuadre de los hechos. Desapareció de la escena, sabiendo que su mujer me iba a follar sin paliativos, en aquel mismo instante.

Sangre fría la de Jürgen, porque de haber sido al revés, hubiera montado allí un escándalo de cojones, por no permitir que se rieran a su costa y en su puta cara.

Quedaron en silencio, durante unos segundos, y sin más continuaron con la comida, levantando sus copas a modo de brindis, y sin poder enmascarar aquellas fachas de satisfacción, que ambos presentaban

_ ¡Por usted Natalio! _. Brindaron con un caldo de unas cosecha preferente, un vino de Rioja, un tinto denominado Ramón Bilbao_, y por su actuación espontánea y natural, frente a una señora_ dijo Ángel, manteniendo su copa en lo alto, al referirse a la frau berlinesa_, que no merece ninguna burla.
Todo lo contrario, un respeto. El que veo y comprendo que usted le dispensa_ anunció con voz más alta de lo normal,  su yerno_. Como puede comprender, de mi boca, _y eso se lo juro _ no ha de salir más intimación ni comentario a terceros. Aquí queda definitivamente enterrada su historia con la señora delegada.

_ ¡Sí! así lo espero y deseo _ dijo sonriente Natalio relamiéndose aquel sabor dejado por el buen Ramón Bilbao, un vino excelente y por el recuerdo dejado en él la dama teutona_, creo que es mucho mejor, que lo demos por olvidado, aunque para ser sincero, diré que: ¡Lo pasé genial!




Cecilia le volvió a situar a Javier el índice de su mano derecha tapándole los labios y con la izquierda colocó intempestivamente un bizcocho de hojaldre, para que no pudiese decir nada precipitado, evitando así se desbocara, por un calentón sin pensar en las consecuencias.
Su hija Caterina_, realmente la hija primogénita_ le había puesto los puntos sobre las guías y esperaba de su padre algo más que una declaración de buenas intenciones. Esperaba sin más que le hiciera cargo de todas ellas, sin olvidar a la hermana que estaba en España, esperándole.
Por lo que Javier cedió ante las presiones de la madre de aquellas niñas, sus hijas y dejó el último comentario para cuando lo tuviera bien resuelto.

Las observaciones y la atención cambiaron de tercio de inmediato, y todas las niñas rodearon a Javier, dándole una lección fraternal de educación.

La armonía del momento se había interrumpido de una forma fragosa, por lo que en aquel momento ya nada se desarrollaría igual, a como había empezado.
La dinámica de los sucesos se había transformado y todos debían pensar muy bien en lo que sería, lo conveniente, lo aceptable y sobre todo lo deseado por todos ellos.

Salió de la casa de Cecilia y antes, se despidieron amorosamente, sin enfados. Más que eso, con un cariño que no imaginaban ninguno de los protagonistas, pero con un fin. Si se volvían a ver, Javier debía llevar una decisión tomada para ejecutarla. Sin prefacios ni exordios, quedarse con Cecilia y las niñas o, desaparecer para siempre jamás.

Al pisar la calle estaba casi desierta, parecía que el poco movimiento y la ausencia de gente acompañaban a la tristeza que embargaba a Javier desde que le inquietaba la obligación de decidir el futuro inmediato de su vida.

El lío de Jimena Cuervo, su ex esposa_. Le sobrevino el pensamiento como un rayo flagrante y cargado de la fuerza eléctrica de la peor tormenta.
Mientras buscaba su mejor decisión en el paseo que le llevaba cabizbajo al circular por aquella avenida amplia y clara, sin poder quitárselo de la mente, machacón seguía reflexionando, al respecto de la situación de su hija Estela

Su nuevo embarazo y el desprecio de esa madre, al pretender inhibirse de la niña en todo momento y ahora aún más, n el periodo de gestación y mientras dé a luz. Sigue intentando pelar la pava y embaucar al padre de su nuevo alumbramiento para que no la abandone como suelen hacer todos los arropes y parejas que tiene desde que la puse en la calle_ se prolongó cavilando_ Desde ya, Ximena quiere despejar de su alrededor, todo aquello que la distraiga de sus nuevos enredos y flirteos; cuando aún le faltan más de seis meses para el parto se quita de encima a nuestra hija, sin remordimientos allegados y filiales, como tienen normalmente las madres desapegadas, las que no se sienten tales.
Abandonar a nuestra hija_ no lo entiendo, pensaba preocupado_ tan pequeña sin más, quitársela de encima, para dejarla sin ningún tipo de aprecio materno. Soltarla con quien sea, en este caso menos mal tener a los abuelos.
Se queda tan tranquila y sin mediar fechas para verla, momentos para estar juntas y detalles para quererla, mimarla con risas y arrumacos.



Continuará
To be continued







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